Gimiendo de placer a los 15 años (I)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Un día, en invierno, estando en el instituto, Dani me invitó a ir a su casa al salir, me dijo que sus padres no iban a estar, así que podíamos beber, ver porno, llamar a tías y hacer lo que quisiéramos. Yo acepté.
Al salir de clase fui directamente a su casa, estuvimos comiendo y después nos pusimos a jugar a la Play un rato.
Aunque fuera hacía frío, Dani tenía puesta la calefacción. Era un exagerado y hacía muchísimo calor, llegó a quitarse la camiseta. Aunque en aquel momento no sospeché nada, ahora pienso que lo hizo a propósito. Yo me excité un poco al verlo así, pero aún me excité más cuando me dijo: "Oye, la Play ya aburre, ¿vemos porno?".
Yo le dije que sí y nos pusimos a ver un vídeo en el que una mujer rubia era penetrada por un tío con una poya gigante hasta que se corría dentro de ella.
Eso nos puso muy cachondos y Dani, que siempre había sido más lanzado que yo, se la sacó y empezó a pajearse sin reparo.
La tenía morena y depilada, aunque con un poco de pelo en el pubis.
De repente me preguntó que si alguna vez había visto porno gay, yo le dije que no (aunque era mentira) y el puso uno. Dani decía que nunca lo había visto y tenía curiosidad, solo para reírse un rato. Pasó un rato, el seguía con la poya sacada y de repente empezó a frotársela.
De repente me miró con sus ojos marrones y yo supe perfectamente lo que quería decirme. Empezamos a besarnos con lengua y el frotó su poya con la mía.
Nos tiramos en su cama y el se quitó del todo los pantalones. Yo le pregunté si estaba seguro, el me dijo que si, que lo estaba deseando.
Cuando acerqué mi boca a su culo, no olía mal, no estaba sucio, pero el olor a orina y semen me excitó muchísimo. Empecé a lamérselo y el gimió y me pidió más, yo no podía parar de comerle el culo mientras me pajeaba, estábamos muy excitados.
Dani ya tenía el culo dilatado y me pidió que se la metiera, decía que no aguantaba más.
Yo se la metí muy despacio mientras lo besaba en la boca y a medida que pasaba el tiempo nos íbamos calentando más y más, yo le daba más fuerte y el no dejaba de gritar.
No pasó mucho tiempo hasta que se corrió y salpicó con su semen incluso su propia cara. Nos echamos a reír y yo se la limpié a lametazos.
Poco después de eso yo sentí que también me corría, pero me dijo que parase y empezó a mamármela, yo no había sentido tanto placer en mi vida.
No paraba de lamer la punta de mi poya y de besarla suavemente.
Sus labios goteaban mi líquido preseminal y eso me ponía aún más cachondo. Después de un rato me corrí. Fue la mejor corrida de mi vida, sentí un gran placer por todo mi cuerpo y me quedé paralizado unos segundos.
Cuando miré a Dani, sus labios goteaban mi semen, que contrastaba con su piel morena. Entonces me besó en la boca y sentí el semen entrar en ella.
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