Guardias de una obra en construcción
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por morochouruguayo.
Hoy voy a contarles una historia real que me pasó hace pocos días.
Soy de Montevideo Uruguay pero por vacaciones de invierno viaje ala ciudad de Buenos Aires.
Ahí donde nadie me conoce me puedo liberar sexualmente como turista y no tengo que preocuparme por el que dirán.
En una página gay publique mi viaje, y recibí muchos mensajes para concretar algo, resolví atender el de un par de guardias de seguridad de una obra en construcción cerca del hotel donde me hospede.
Habiendo arreglado por chat con anterioridad, fui al lugar. Era una gran obra en construcción. Siempre había tenido la fantasía de hacerlo en un lugar así, sucio, improvisado.
Golpeé la puerta y me abrió la persona con la que había hablado. Su nombre era Ramón, y era el guardia de seguridad del lugar. Se trataba de un hombre de contextura grande, fornida. Era un tipo alto, pelo castaño oscuro, tez clara, que vestía su uniforme.
Nos dirigimos al interior de la obra y allí nos esperaba otro muchacho llamado Manuel, de unos 30 años, un poco más bajo que yo, y cuyo detalle que me gustó fue una colita lampiña muy linda.
Una vez adentro, nos metimos en la garita de Ramón. Los tres nos bajamos los pantalones en ese espacio pequeño y empezamos tocarnos nuestras pijas, masturbándonos. Esto lo alternábamos chupándonos las vergas unos a otros, tocándonos y dándonos besos negros.
Luego decidimos pasar a la acción, por lo que subimos por una escalera al 1º piso. Entramos a una pieza estrecha, que tenía lugar sólo para una mesa larga y un asiento empotrado a la pared.
Allí Manuel y yo nos desnudamos, mientras que Ramón conservó su uniforme.
Ramón se sentó en el asiento, con los pantalones bajos. Yo lo masturbaba lentamente. En ese momento él se paró y me preguntó si yo quería que me penetraran. Con la expresión llena de deseo le dije que sí.
Acto seguido, me puse sobre la mesa boca arriba, con las piernas levantadas y ofreciendo todo mi culo. Ramón empezó con el trabajo de lubricación, llenándome de saliva el ano, metiendo uno, dos, tres dedos…
Yo ya estaba re caliente y pedía más, por lo que Ramón me acercó su poronga, que no era muy larga pero sí gruesa, a mi orificio, y comenzó a meter y sacar. Al comienzo me dolió un poco, pero rápidamente el dolor dio paso al placer, ya que a la vez yo le estaba chupando la pija a Manuel.
Para estar más cómodos, me bajé de la mesa, y me agaché ofreciéndole mi cola a Ramón al mismo tiempo que yo le seguía chupando la pija a Manuel.
Me sentía la más puta del mundo, siendo cogido por esos dos machos.
Ramón me bombeaba con rapidez, hasta que acabó, con el forro puesto, claro está, pero con la pija dentro de mi cola.
Yo a esa altura estaba re caliente. Me senté sobre al asiento y Manuel se sentó arriba mío, permitiendo que introduzca mi poronga de 20×5, una pija gorda, cabezona, dentro de su culito lampiño divino. Empecé a bombear con celeridad, diciéndole que me encantaba su culito, hasta que acabé, totalmente extasiado.
Le tocaba el turno a Manuel de acabar, y el turno de Ramón en ser penetrado, así lo hicieron. Ramón se tumbó boca arriba sobre la mesa con las pernas para arriba, y Manuel de un solo saque lo enterró hasta los huevos, fue tan brutal la envestida que Ramón parecía que se le iban a salir los ojos, pero gozaba como un condenado, pedía más y más verga y así Manuel lo hizo. Pronto comenzó a acelerar sus embestidas saco la pija del culo de Ramón y acabo encima del pecho, chorros de leche que algunos dieron en la cara del cojido.
Resolvimos vestirnos, bajamos a la caseta de Ramón tomamos un cafecito y después seguimos en nuestro trío espectacular.
Si les gustó dejen comentarios que les cuento como sigue
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!