Gustos inolvidables
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Soy Julio, les describo lo que pasó cuando yo vivía con mi familia en las afueras de la ciudad, mi casa junto con otras linderaban cerca de un parque y terrenos baldíos lleno de cerramientos de cañas, zinc, estacas con alambres, brotes de maleza y alta vegetación, mi vida era sencilla con mis vecinos, en esos terrenos jugábamos a la pelota, carreritas, guerritas, cometas, escondidas, canicas, trompos y cuerdas pero todo cambió cuando los padres de Roberto construyeron su casa cerca de la mia.
Roberto era mayor a todos nosotros los chiquillos del lugar era muy aspierto y astuto venido de la capital de la provincia en contraste a nosotros que nos caracterizaba nuestra inocencia campestre, eso hizo que fácilmente adquiriera un liderazgo sobre todos nosotros, de carácter dominante, de piel blanca, labios finos rosados siempre acompañados de una simple sonrisa delicada, mirada entrecortada, dedos delgados alargados, mejillas algo rosadas, aliento profundo y a veces pausado que lo sentía al acercarse a mis mejillas, brazos y cuello, sus ojos color miel, pelo castaño claro, tenia como ademán estirarse el pene vestido,cuando ya estaba bien estirado en punta me abrazaba por detrás a mi en pocas veces y más veces seguidas le hacía a mi hermano Fabricio poniendo el pene vestido en el trasero de mi hermano los dos graciosamente se agachaban abrazados quedándose de rodillas, se acostaban sobre el piso del terreno baldío, Roberto terminaba encima de la espalda de mi hermano Fabricio pero rápido se quitaba por los pujes de mi hermano ante tamaño peso de Roberto, me parecía un juego inocente porque todos nos reíamos, esto también lo hacía cada dia con el pretexto de jugar a los caballitos montando a los chiquillos en su espalda para después tumbarlos y montándose sobre ellos haciendo un movimiento rápido del pene vestido sobre sus traseros, a mi también me lo hacía pero pocas veces seguramente por ser el segundo que le seguía en porte y en edad, las veces que me lo hizo me sentía muy bien, me quedaba quieto sintiendo el peso de su cuerpo sobre el mio y al terminar de sobarse sobre mi trasero siempre me lamia la oreja al principio me incomodaba pero después con el tiempo algo me gustaba.
Recuerdo un día que llegaba a casa con mi mamá haciendo compras del centro, saliendo a la carrera alegremente a nuestro encuentro mi hermanita Eloísa a ayudarnos, pero noté a mi hermano Fabricio que había quedado a cargo de la custodia de la casa y de mi hermana que salía cabizbajo con alegría forzada en su carita algo acomodándose su interior, mamá le preguntó si ya llegó papá del trabajo le dijo que no todavía, el semblante de mi hermano cambió alegremente cuando le mostré la golosina que le trajimos, la mano sobaba su trasero estirándose el interior que estaba chupado por sus nalgas y estaba más alto apenas sobresalido de la pantaloneta, al entrar, fue grata mi sorpresa saludarme con Roberto que estaba sentado en la sala su cara enrojecida con una sonrisa simple, aprovechaba de que mamá estaba de espaldas para meterse las manos por dentro de su pantaloneta arreglandose su interior, me dijo que un par de horas antes llegó para invitarme a jugar pelota pero al ver a mis hermanos muy solos decidió cuidarlos con la ayuda de sus hermanitos, mi mamá en agradecimiento le regaló una barra de chocolate, me di cuenta que las miradas de Fabricio y Roberto se cruzaban y las bajaban con recelo, después de comerse el chocolate se despide de nosotros.
Una trade saliendo de la escuela acompaño a mi madre a dejar una mercadería dejando a mis hermanos en casa, mamá me dijo que regresara pronto a casa a cuidar mis hermanos que ella todavía iba a pasar a visitar a mi papá al trabajo, mi amiguito Gonzalo que iba de pasada con su bicileta me deja frente a mi casa, al entrar solo encuentro a Eloisa jugando con los hermanitos de Roberto, Fabricio no estaba, con rabia le pregunté a Eloísa por Fabricio y me dijo que Roberto se lo llevó a ver juguetes a su casa, deje pasar un rato como no llegaban fui a buscarlo y pregunté a la mamá de Roberto por mi hermano y me dijo que mandó a comprar a la despensa de abarrotes a Roberto, seguramente Fabricio lo acompañó, fui hacia allá y me dijeron que no se habían acercado a comprar, me acordé de los matorrales de los terrenos baldíos y corri a buscarlos me meti por el hueco de un cerramiento de caña con montes altos y allí estaban lejos de mi.
Desde donde yo estaba se podía ver claramente esos cuerpos semidesnudos de la cadera para abajo en cada movimiento Roberto alzaba la cabeza mirando a los lados en alerta por si alguien los veía, yo me agachaba en los montes altos del cerramiento de caña para no ser descubierto.
El pene de Roberto pasándole por el estómago de Fabricio y llegando a unirse sus penes, después lo puso boca abajo, el pene erecto de Roberto pasó por la espalda de mi hermano le soba la rajita de su trasero con el glande y me sorprendi de ver la intención de penetrar el glande en el trasero de Fabricio, que tenia mucha calma y resignación de por todo lo que le hacía René, parecía que le gustaba lo que le hacía, el glande de Roberto algo le rozó al trasero de mi hermano.
Roberto se acostó sobre la tierra Fabricio se montó sobre Roberto que lo recibia abrazándolo, ambos unieron sus piernas, las manos de Roberto agarraban la espalda de Fabricio, la cara de mi hermano se posó sobre el pecho de Roberto que movia luego sus manos en el trasero de mi hermano, sus penes unidos, Roberto moviendose diciéndole a mi hermano culeame, culeame, culeame, la cadera de mi hermano subia y bajaba chocando ambos penes, ya se levantaban quitándose la tierra.
Salí de mi escondite con enojo, angustia y calentura cosa que al verme ambos se asustaron, nunca esperaron de mi presencia la cara de Roberto tenia una expresión de sorpresa y torpeza al decirme que estaban orinando, no le dije nada, solo lo empujé cayendo al suelo le di un patazo en las nalgas descubiertas, agarré piedras en cada mano para lanzárselas, Roberto se alejó un tanto de nosotros a coger su ropa, observé a mi hermano, lo limpié, lo vestí y lo llevé a casa dejando a Roberto que se vestía y salía corriendo por el monte alto.
Llegando a casa le dije a mi hermano que no quería que hablara con ese chico, tal vez por pena de mi hermano inocente no le conté nada a mis padres de lo sucedido para que no le dieran una paliza, durante las semanas que siguieron Roberto y yo no nos dirijimos palabra hasta cuando quedamos campeones de indor infantil de la ciudad nos dimos un abrazo y reiniciamos nuestra amistad, esas escenas sexuales de Roberto con mi hermano Fabricio rondaban mi cabeza haciendo que mi pene crezca y provoque mis primeras pajas en su nombre y la de otros chicos.
Mientras crecia, se me hacia grande la fijación por Roberto que seguía montándose sobre los chicos en los juegos nocturnos a las escondidas, dentro de mi sentía la necesidad de ser suyo. En mi pubertad me cogía en secreto a los chiquillos pero vestido, allí fueron mis primeras eyaculaciones, solo dos veces se lo hice desnudo a mi vecino Alex en un paseo por el rio y en una fiesta en su casa, y lo hicimos porque él me lo pidió, pero fueron roces en su pene y trasero quedándole una vez mi semen en su espalda, duró poco porque se mudaron después, mi inclinación sexual se iba definiendo, pero seguía pensando en el pene de Roberto y me ilusionaba.
Cuando tuve la mayoría de edad no tenia novia pese a ser bien parecido creo que mi espíritu y mi destino estaba para lo que a continuación les detallo.
En una de esas libaciones de ron solo Roberto y yo, saco a relucir accidentalmente la escena sexual que hizo con mi hermano Fabricio, yo sabía que Roberto era amanerado y que andaba con gays, un impulso hizo que sobe sus manos Roberto responde por debajo de la mesa frotando mis piernas y también lo hace con mis brazos acercando su aliento a mi cuello con intención de darme un beso, en verdad, mi piel era de gallina, mi pene hace rato erecto, y un incremento de calor recorrió mi cuerpo, tenia deseos de su cuerpo, la escena terminó porque llegaron otros amigos, durante mucho tiempo nos mirábamos y nos tocabámos.
Fue en una fiesta de quinceañera en la que Roberto y yo ya estábamos algo mareados, aprovechamos de la madrugada para subirme en su moto llevándome por un camino apartado hacia una cabaña abandonada que se conocía como el “matadero” después de darnos tantos besos nos desnudamos dejé que hiciera lo que quisiera conmigo quería sentir lo que mi hermano probó de ese pene, abri mi boca para recibir su pene con muchos pelos que al meterlo todo se pegabana a mi nariz, Roberto sentado sobre tucos de madera y yo en cuclillas mamaba y mamaba. Hicimos el 69 para terminar eyaculando casi los dos al mismo tiempo.
Cuando creía que todo estaba consumado me agarra de la cintura poniéndome en cuatro, escupió saliva a mi trasero paso la lengua metió dos dedos en la rajita sentía placer y dilatación sin palabras hacíamos todo eso, al ratito sentí su glande penetrar mi esfínter que por instinto lo apretaba sintiendo molestia pero a la vez irónicamente sentía placer Roberto me penetraba despacio quería quitármelo de encima pero algo que desde mi niñez sentía por él no me lo permitia, era el deseo de sentirlo dentro de mi, ahora sabia que me gustaba desde cuando lo conoci solo simplemente cerré mis ojos agarré aire y pujé como loco al botar el aire me salió un prolongado gemido fue cuando todo el pene entró para continuar después con el mete – saca que era delicioso con algo de molestia porque me abria el trasero, después de un largo rato y por efecto del alcohol el glande de Roberto mojaba mis posaderas el lugar semi oscuro me permitia ver la silueta desnuda de Roberto que se levantaba sacando de sus pantalones colgados unas serviletas que tomamos del bar pasándomelas por la rajita de mi trasero las hizo pelotas y las botó lejos, nos quedamos un ratito más tomando un cuarto de la botella de ron que sacamos del bar nos besamos muy rico volviéndome a mamar mi glande, ya de regreso a casa en su moto sentía dolor cuando brincaba los baches, unas cuadras antes de llegar a casa le pedi que me dejara, al caminar sentí incomodidad también la necesidad de defecar entré al baño botando escremento algo sanguinolento sabia que me había roto mi trasero, quería contener el deseo de vomitar pero no pude, me puse crema desinfectante en mi trasero me acosté durmiendo muchas horas soñé con René al despertar sobé mi trasero irritado por la faena sexual no dejaba de pensar en Roberto y su delicioso pene y lo que habíamos hecho, me sentí diferente, era el chico que había comido el trasero de dos hermanos, uno a medias y el otro completamente, esto ultimo lo razoné mucho tiempo después de aquella maravillosa noche.
Durante buen tiempo seguimos amandonos cada vez en lugares distantes, me converti en su esclavo, él era mi necesidad, yo estaba al pendiente desde mi casa de las señas que me hacia, él salía primero en su moto y yo después lo esperaba en el parque o en el bar para salir a amarnos, una vez lo hicimos en el lugar donde se lo hizo por ultima vez a mi hermano allí en ese monte Roberto me dio su trasero y lo penetré deliciosamente, actualmente en nuestra madurez lo seguimos haciendo, en nuestros 12 años de relaciones lo hacemos ahora más libremente ya que trabajamos en la capital de provincia como comerciantes.
Hace un año mi hermano Fabricio se casó con una linda adolescente menor que él, esperan un hijo, no fue Fabricio el amante de Roberto sino yo, por eso digo que el destino actúa con ironía.
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