HANSEL EL ALEMAN DE CUENTO QUE SEDUJE.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por EROFANTASIES.
De inmediato al verlo, me sentí con la respiración entre cortada y el corazón me latía más rápido, no pude dejar de imaginármelo sin ropa o anhelé verlo desnudo desde el principio, me había dado cuenta que tenía otro chico en mis sueños y prometía convertirse en toda una obsesión.
A primera vista su cuerpo estaba maravilloso y muy bien estructurado, seguramente por la práctica del deporte.
El chiste es que el vecino alemán estaba realmente rico y se veía muy prometedor.
Ese mismo día que llegaron lo pude conocer porque mi madre con tal de ser amable fue de inmediato a darles la bienvenida y me pidió que la acompañara, y como yo tenía especial interés en conocerlo, pues me armé de valor y me dirigí con ella a conocerles.
Mientras mi mamá hablaba con su mamá, yo me acerque lentamente a él y me senté a un lado de donde se encontraba y sin pensarlo mucho lo salude en inglés.
El pareció un poco sorprendido y en principio se me quedó mirando con sus hermosos ojos solo sonriendo, lo cual me inquieto mucho, pero finalmente me responde, “si quieres podemos hablar en español”.
resulta … que sabía perfecto español, aunque lo hablaba con acento, lo que lo hacía ver más interesante aún .
Mi vista a lo lejos no me había engañado, el muchacho estaba muy pero muy bien, y tenía un cuerpo y unos muslos musculosos y velluditos, simplemente deliciosos.
Sin saber que decir estaba muy impresionado y atiné a decirle que cuantos años tenía, cuando me dijo que tenía 17, yo francamente no le creí y le dije que: “estaba enorme para esa edad “, él con su sonrisa perfectamente blanca y picara, me dice que: “todos dicen lo mismo”.
Como mencione anteriormente, él llevaba puesto unos shorts de algodón y mi mirada no se podía apartar de su entrepierna, porque se le notaba un buen paquete.
Creo que le caí bien porque además de ayudarlo a desempacar, todo entre nosotros fueron charlas y risas.
Después de unas horas charlando, hasta nos invitaron a cenar.
Y fue así que descubrí que ese rubio de cuerpo atlético tiene debilidad por excursionar y la naturaleza.
El tiempo transcurrió pasaron dos meses y él y yo nos hicimos muy amigos, pero yo como lo había imaginado desde un principio, estaba obsesionado con él, para verlo de cerca y sentir su cuerpo al mío aprendí a jugar rugby, pero no porque me gustara el deporte, sino para tenerlo cerca y tocarlo, me excitaba mucho cuando él se tocaba su verga mientras hablaba o se la rascaba metiendo su mano bajo el elástico del short para tocarse, lo había conocido más a fondo y era un cínico, sin vergüenza, al cual perseguían todas las mujeres y le gustaba hablar todo el tiempo de sexo y las proposiciones que le hacían.
En una ocasión para fortuna mía, resulto que habían pintado el cuarto de Hans y todo olía a pintura por lo que su madre le pidió permiso a la mía para que le permitiera que su hijo durmiera un par de días con nosotros mientras su cuarto quedaba listo, aprovechando lo bien que nos llevábamos y lo bien que la pasábamos juntos.
Mi madre acepta y con ello una de mis fantasías mas anheladas estaba a punto de hacerse realidad.
El chico por el cual soñaba se quedaría a dormir en mi cuarto, el simple hecho de pensarlo me ponía sumamente nervioso.
Llegó a la casa con una pequeña maleta estaba vestido con unos pants y una camiseta roja con el escudo del hombre araña que se le ceñía muy bien a su cuerpo, la verdad su atuendo lo hacía lucir súper varonil y sexy, tal vez para los demás lucía normal, pero había algo que yo notaba y tal vez otros no, su enorme bulto, además de que yo ya estaba bastante obsesionado con Hansel y eso me tenía loco.
Después de los saludos de rigor nos fuimos al cuarto a dejar sus cosas y a que se instalara en la cama de a un lado a la mía.
Yo estaba todo emocionado y moría e ganas porque fuéramos a dormir y cerrara la puerta de mi cuarto con él adentro, por lo que la cena traté de hacerla lo más rápido que pude.
Lo que pasó después fue como una fantasía hecha realidad, subimos al cuarto, me dijo que había ido al gym y que le gustaría tomar una ducha.
Le mostré el baño.
Le di una toalla y le enseñé cual eran las llaves de agua caliente y fría.
Me dijo que no se tardaría y yo le conteste que no había problema y él se metió al baño.
Pasaron alrededor de 15 minutos y por fin escuche la llave de la ducha apagarse.
Había terminado de bañarse.
Salió del baño con una toalla cubriéndole de la cintura para abajo.
Y en ese momento, ya no era mi imaginación sino la realidad la que empezó a dispararse para todos lados; estaba en verdad emocionado.
Me dijo que se cambiaría para ponerse algo cómodo y yo no podía apartar la mirada de su cuerpo y concentrarme en otra cosa.
Esa era una oportunidad única, pensaba que nunca volvería a tenerlo en esas mismas condiciones.
Él se acercó a su maletín y comenzó a buscar algo que ponerse para dormir.
Yo me senté en el suelo, mientras esperaba a que encontrara la ropa que quería.
No tardó mucho en sacar su ropa interior, una trusa color amarillo y negro, tiró la toalla al suelo y esa fue la primera vez que pude verlo, aunque sea por un breve momento, completamente desnudo.
La verdad es que Hans tenía un pene muy grande aun en reposo.
Asumí que erecto le mediría quizá 18 cm.
También tenía un escroto bastante grande y lleno de vellos güeros, en el cual eran perfectamente visibles sus testículos, sus nalgas eran redonditas y paradas y hacían juego con sus enormes y musculosas piernas.
El ajeno a mis observaciones, siguió cambiándose y colocándose el calzón, se puso una camiseta blanca con el escudo alemán de la águila que en verdad se le veía muy bien.
Así vestido, se acostó en la cama y se abrió de piernas dejando su delicioso bulto expuesto en todo su esplendor.
Yo me acerque al borde de la cama e hincado me le quede viendo sin poder ocultarlo pues ya estaba muy caliente.
Y sin pensarlo mucho le dije: “Se ve que la tienes muy grande y cuando se te para ha de estar más grande, ahora entiendo porque te siguen tanto las mujeres”.
Y su contestación me sorprendió, pues me dijo: “Quieres tocarla verdad, porque me la ves con mucho deseo” “¿te gusta mucho no es así ?”, yo asiento con la cabeza, y le respondo: “Claro si me dejas”.
“Va te dejo pero que nadie se entere”, y yo solo le respondí: “Como crees que le voy a decir a alguien “.
Ya con permiso, mi mano iba por la libre, deseaba intensamente tocar ese cuerpo y sin perder el tiempo deslicé mi mano por su bóxer donde por entonces ya se dibujaba una cierta erección, me estaba excitando mucho, y no pude evitar comenzar a masajear el pene y los testículos por encima de la tela de su ropa interior, primero suavemente y a medida que se le ponía dura pasaba mi mano con más fuerza.
Mientras hacía eso, Hans me dijo:” Quieres sacarme la verga, sácala, juega con ella, es tuya, haz lo quieras con ella.
” Entre el calor que ya hacía y semejante situación, no podía más, deslicé mis dedos por dentro de su ropa interior, quería sentir su piel, su pene caliente, y ver qué se escondía tras ese pequeño trozo de tela.
Y sin más ni más me voy sobre él, le bajo el elástico del calzón quedando al descubierto su verga que se encontraba atrapada bajo la tela.
Como había visto, era una verga grande y gruesa, blanca venosa y cabezona con el pellejo cubriéndola pues no estaba circuncidado, con un olor embriagante a hombre limpio en plena pubertad con la testosterona al tope.
La tomo con mi mano y la miro bien, no dejo de asombrarme por sus dimensiones que para un chico de 17 años era algo fenomenal, aunque a lo mejor común entre los alemanes.
Le bajo el cuero de la cabeza y sale ya mojada con sus líquidos pre seminales, la huelo, la paso por toda mi cara dándole lengüetazos a su glande e inmediatamente me la llevo a la boca, el sabor es delicioso.
Hago un movimiento y la sumo hasta mi garganta de solo un empujón, yo la sigo mamando, la sacaba de mi boca de vez en cuando para después meterla hasta el fondo de mi garganta de nuevo.
A veces, cuando me la metía hasta la garganta, me ahogaba un poco, con alguna que otra arcada.
Hubo un momento en el que se animó y me cogió la cabeza para que me la metiera en la boca mejor.
Prácticamente me lo estaba ya cogiendo por la boca.
Mientras se la mamaba Hans dudo en seguir, trató de apartarse, como para sacar su pene de mi boca.
Pero yo ya lo tenía, y no planeaba dejarlo ir.
Comencé a avanzar de rodillas hacia su dirección, con su glande aún en mi boca, y seguí lamiéndolo.
Mientras Hans me decía: “Por favor, no creo que debamos de estar haciendo esto y llevarlo tan lejos, creo que debemos parar.
” Yo seguía tragándome su verga, lamiéndola, lo cual la hizo crecer a toda su extensión y por lo cual, yo sabía que lo estaba disfrutando también.
Además me había dado ya su permiso, yo no me iba a contentar con solo acariciarla.
Sentía como se endurecía su miembro en mi boca, y esto me prendió aún más.
Las quejas de Hans fueron convirtiéndose en leves gemidos.
Podía notar como lo estaba disfrutando, cada vez que me la tragaba toda, llevando la punta hasta el final de mi garganta, Hans soltaba un gemido de placer total.
Lo tenía donde yo quería y ese hombre en ese momento iba a ser mío y no le iba a dar oportunidad para que dudara.
Yo seguía de rodillas, dándole placer a mi amigo alemán.
En intervalos me llevaba su escroto a mi boca, y se lo lamía todo, dándole todavía más placer.
Su placer era tanto que sus ojos se encontraban entreabiertos, disfrutando de mi mamada.
Fue aquí donde volví a tomar ventaja.
Aprovechándome de que estaba acostado en éxtasis, saque su verga de mi boca y decidí clavarme en ese pedazo de carne, me quite rápidamente mis pants y mis calzones.
Él al reaccionar, trató de levantarse pero yo fui más rápido, y antes de que él pudiera hacerlo, yo ya me le estaba montando a mi amigo heterosexual.
Hans se dio cuenta de lo que estaba pasando, y por un segundo trató de detenerme, pero rápidamente lo consumió el placer y nuevamente se dejó llevar.
Me aguante el dolor que sentía al sentir como esa verga enrome como me iba penetrando y seguía montándolo, sintiendo como su verga me tocaba hasta la próstata.
No pasaron ni tres minutos antes de que sintiera como todo el cuerpo y el pene de Hans se estremecía.
Hubo como cuatro disparos en su orgasmo.
Hans soltó un último grito de placer y se desplomó rendido en la cama.
Estuvimos callados como por cinco minutos, los dos reflexionando por lo que acababa de ocurrir.
Hans se levantó, agarro su ropa y se metió nuevamente al baño.
Al salir estaba un poco arrepentido y me dijo: “¿Lo siento no tenía que haber acabado dentro y sin condón, pero no sé qué me pasó?” Yo le dije: “No te preocupes yo quería que lo hicieras, Ambos lo disfrutamos y eso es lo que importa”.
“Si pero esto no se puede repetir otra vez y nadie se deberá enterar “, me respondió y yo solo le conteste “No te preocupes será nuestro secreto” Y nos acostamos a dormir plácidamente, yo estaba muy satisfecho de haber logrado seducir a Hansel mi amigo alemán de cuento.
Ahhh y por cierto, claro si se volvió a dar, pero eso se los cuento en otra ocasión.
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