Hasta que me decidi a dar el paso
En esas noches se preguntas sin respuesta decidí dar un gran paso para finalmente saber quién realmente era yo..
Hasta que me decidí
No era la primera vez que sentía esas ganas enormes por querer sentir esa sensación de libertad, la brisa en la cara, el viento rozándome las piernas depiladas o simplemente llamar la atención de más de una mirada de algún macho en la calle cuando girará al verme.
Lo sabía perfectamente pues a mi madura edad no tenía en cuenta las innumerables veces que fui presa de esa sensación de feminidad excitable que te pone los pelos de puntas, era recién un adolescente cuando por primera vez me probé la ropa interior y prendas como faldas y blusas de mi hermana y aun a 5 décadas después no me he detenido en saciar esa sed de búsqueda por una identidad propia pero que he tenido que mantener oculta bajo muchos candados, algunos ya oxidados y llaves que ya no existen.
Te hace retorcer el estómago y te pone el rostro caliente, solo de pensar que puedes llegar a sentir lo que siente una mujer cada vez que te transformas en una de ellas, ayudada con maquillajes, vestimentas sensuales y lencerías de todo tipo y de colores excitantes para cumplir ese sueño fetichista.
Contornear la cintura, hacer gestos de coquetería al sentir la delicadeza de cada una de las prendas que llevas puestas para ser definitivamente quien crees ser en tu mente y corazón que en mi caso era una chica llamada Lorena.
Bueno entre mis tantas salidas fuera de la ciudad por condiciones de trabajo de sub gerente en una conocida empresa del país, no encontré nada mejor que de una vez por todas, desatar mis más bajos instintos y cumplir cada uno de mis deseos más íntimos pegados al lado más femenino que llevo en mi interior.
Tenía mi habitación privada con un baño solo para mí, una salida independiente a la calle por lo tanto tenía todas las condiciones para ser quien yo quisiera en mis momentos más solitarios, solo tenia que ser cuidadosa y fijarme en cada uno de los pasos que fuera dando para no causar sospechas en nadie, bueno como lo había hecho hasta hoy.
Cierto día me animé después del trabajo a salir hasta las tienda de ropa de mujer que estaban en el centro de la ciudad, una que otra vez les preguntaba a las vendedoras por tallas que se les pareciera a las de ellas mismas que me atendían, diciéndoles que las prendas eran para mi esposa, de esa manera me aseguraba de que me quedaran muy bien una vez que me las probará y ciñera a mi cuerpo una vez llegado a mi cuarto en el hotel donde me alojaba.
De la misma manera en tiendas más exclusivas a la hora de comprar la lencería y prendas mas intimas como calzones con encajes que le hicieran juego a los sostenes, algún baby doll de color rosado o fucsia que son de mis favoritos.
Les pedía ayuda con la compra de los maquillajes pues había visto ya muchos tutoriales de como maquillarme además de ser hermano de 4 mujeres en mi casa, a si es que ya casi podía manejar bastante bien esa parte. Para la peluca que era un gran detalle me metí a esos mall de los chinos donde prácticamente encuentras de todo e inclusive hasta zapatos de tacos que para mí es lo más complicado comprar en una tienda siendo un hombre al parecer de la vista de una vendedora, afortunadamente calzo 38 por lo que me es fácil encontrarlos en mi talla.
Ya en mi habitación y al amparo de mi intimidad, cada día mejoraba mis sesiones de maquillajes fijándome en cada detalle aunque a veces las delineación es de los ojos eran una montaña grande que había que saltar.
Cierto día me metí por curiosa a un chat de citas para ver que honda y solo por juego y hacerme la mujercita, total nadie me conocía y esa era la vez en que podía hablar libremente con chicas como yo o jugar de manera escrita con algún hombre de los muchos que hay en esas páginas.
Bueno resulta que conocí a un hombre de 35 años de nombre Lorenzo según me dijo, me decía que él también estaba en esa ciudad por trabajos y se sentía solo en esa hora y que le gustaría conocerme, me dijo… Se me revolvió el estómago de puros nervios pues al fin alguien me estaba proponiendo una cita real y ya no era solo un juego de los que tantos habían jugado encerrada en mi habitación con amigos imaginarios y solo observada por mi fiel amigo, mi espejo, era real y se llamaba Lorenzo.
Eran aproximadamente las 9 de la noche de un día miércoles en caluroso mes de noviembre por lo que me di prisa para darme una buena ducha, maquillarme y ponerme algo lindo que le causara una buena impresión a ese hombre que me había encontrado en aquel chat, habíamos quedado de encontrarnos mas tarde por lo que tenía el tiempo justo, tenía mis minutos contados para ponerme linda, femenina y muy llena de deseos por verlo y encontrarnos cerca de donde yo estaba viviendo.
Estaba saliendo casi volando para darme prisa pues por más que me apure no puede, entonces entendí el por qué las chicas nos demoramos tanto en salir.
Mientras caminaba por la calle seguíamos platicando por el chat a través de mi celular con Lorenzo de lo hermoso que sería en cuanto nos encontráramos, no le conté de cómo me había arreglado físicamente pues quería darle una sorpresa y así fue ya que en medio de una calle de esa ciudad me topo cara a cara con un hombre de casi 2 metros de alto que me dejo pasmada al momento de verlo pues era enorme comparada con mi estatura de solo 1.65, me dijo ¿tú eres Lorena?
Si, le respondí, y tú debes de ser Lorenzo le pregunte con voz bien femenina y un tanto tímida parada frente de él, recibiendo por respuesta un fuerte abrazo y un tierno beso en la mejilla. Estas muy linda, de hecho te imagine linda pero me he quedado corto al verte cara a cara me dijo, eso causo una reacción en cadena en todo mi ser pues era la primera vez que un hombre me decía tales cosas de manera tan hermosa a mis oídos,
me tomo de la mano como que si yo fuera su novia de muchos años a lo que asenté sin problemas pues me parecía muy bello todo eso, me dijo que nos fuéramos a mi habitación donde estaba viviendo que no era a mucha distancia de donde estábamos, solo nos demoramos dos cuadras en llegar y entramos.
Ya una vez dentro de mi habitación pensé rápidamente en tomar la iniciativa pues no quería caer en nervios por lo que le dije que se sentara un momento mientras ponía música suave y una luz tenue en un rincón de la habitación para tener un ambiente mas romántico, lo había pensado todo de manera que saliera bello aquel momento, se sentó y le dije si no le molestaba que le luciera mis prendas que llevaba puestas a lo que encantado me dijo que estaba a su entera merced y que hiciera como yo quisiera.
Luego de moverme para un lado y el otro me fui a su lado aprovechando que se había puesto de pies frente de mi, me arrodille justo quedando su bulto a pocos centímetros de mi cara pudiendo sentir el calor que emanaba de dentro de su pantalón , le desabroche su cinturón de cuero negro y baje muy delicadamente su bóxer de color similar al del cinturón dejando caer todo ese portento trozo de carne frente a mnarices y para ese entonces, todo mío.
En ningún momento mostré inseguridad o visión de no saber qué hacer, estaba segura de mi misma y de lo que estaba a punto de realizar, mire su rostro desde abajo donde me encontraba arrodillada con un semblante de una niña tímida y demasiado sumisa, puse mis manos una a cada lado de su cadera y me empine para lamer con mi lengua toda su hermosa verga de bellos 21 centímetros y 5 de diámetro, lo lamia con tanta pasión de un extremo al otro que rápidamente se vio erecto frente a mí, para luego sin darme cuenta tenerlo por completo dentro de mi boquita que en ese momento chorreaba bastante saliva y liquido pre seminal que se juntaba en un callejón sin salida como lo era mi boca.
Comencé luego de algunos minutos a sentir convulsiones y espasmos de parte de Lorenzo ese macho jadeante intentando el, sacarme de donde me estaba devorando su verga, como una leona enfurecida me negué a salir de ahí donde me encontraba tan a gusto saboreando cada espacio de su pubis y centímetro de su enorme trozo de verga, de pronto dio un fuerte quejido que lleno toda mi habitación.
Se había venido por completo en una eyaculación contenida por mucho tiempo, seguía moviéndose en el aire mientras llenaba con su semen cada espacio cubico de mi boca, podía sentir la tibieza de sus mocos que por la fuerza y el movimiento que producía Lorenzo, me chorreaba por la pera.
Mire hacia arriba para darme cuenta como aun gozaba aquel hombre con rostro de total calentura de su gran corrida, me ayudó a levantarme y con un apasionado beso, seco mi rostro húmedo por los resto de semen que quedaban.
Mientras me fui a lavar al baño y cambiar de ropa más cómoda, en este caso sería un hermoso conjunto transparente con encajes, el se estiró en mi cama quedando con su cara hacia arriba como mirando el cielo y pensando en lo que había pasado hace solo minutos.
Me tardé algunos minutos pues aproveche de darme un retoque en el maquillaje para estar tan bella como al principio, cuando entre nuevamente a la habitación Lorenzo recibió con su cara llena de felicidad y un elogio diciendo que estaba muy bella y que me quedaba de maravillas la lencería.
Aproveche entonces para darle un beso ahí donde se encontraba apoyado con su cabeza a la almohada para luego una vez más quedar hipnotizada por su erecta verga que sin pensarlo dos veces me invitó a tragarme la otra vez.
Quedé media doblada pues mi cuerpo estaba sobre el de él y en ese momento siento que me toma con sus grandes manos de mi cintura y lleva mi cola hasta su boca realizando una posición invertida en la cama, yo como era mas pequeña que el mientras el me comía mi culito, yo me alejaba de su verga por lo tanto espere algunos minutos a que me lubricara con su lengua y saliva todo mi ano y me gire luego para montarme sobre su estaca y dejarme caer a mi entera satisfacción.
Era simplemente exquisita aquella manera en la que copulábamos, hacia arriba y luego abajo, despacio sin prisa y con todo el tiempo a nuestra merced, cuando de un momento a otro sentí lo que hasta instante e encontrado la sensación más deliciosa de mi vida, Tenía mi primer orgasmo femenino y lo gozaba al máximo, mi rostro totalmente lleno de éxtasis y mis labios sacando gemidos de placer hacían más inolvidable aquella noche.
Lorenzo se levanta de su comodidad y me dice, eres toda una mujer y más ahora que has acabado sobre mi.
Luego que se levanto fue una seguidilla de posiciones hasta que pudiera terminar dentro de mi dejándome extasiada de guata acostada en mi cama tratando de buscar oxígeno para recuperar mi estado nuevamente.
Muy avanzada la madrugada y después de entregarnos mutuamente nos despedimos tiernamente en la puerta del hotel que daba a la calle en donde nos aviamos encontrado horas atrás.
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