Hipnotizado
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Soy de Puerto Rico, gay, blanco, cuerpo de nadador, mido 5 pies con 11 pulgadas, sin vellos, buenas piernas, pinga de 7 pulgadas y media, nalgas redondas y firmes.
Trabajo en una agencia de viajes en la ciudad capital, San Juan.
Mi uniforme es vestimenta semiformal, camisa manga larga y pantalones de vestir, los cuales uso ajustados para marcar mis piernas y nalgas.
Frente a la agencia hay un estudio de tatuajes cuyo artista es un hombre de mi estatura aproximadamente, cuerpo normal, brazos fuertes, piel morena clara, barba de varios días, labios pronunciados y muy varonil.
La mayor parte del tiempo usaba uno pantalones de jugar baloncesto, donde se le marcaba tremendo paquete que me hacía temblar las rodillas.
Casi siempre nos cruzábamos en la cafetería que hay cerca.
Un saludo cordial, media sonrisa y nada más.
Ese hombre era mi obsesión, día tras día buscaba la manera de hacerme notar y nada ocurría.
Decidí hacerme un tatuaje, nunca me había hecho uno.
Solo debía hacerlo en algún lugar que lo pudiese provocar.
Que otro lugar mejor que cerca de mis nalgas.
Elegí un Cherry Blossom Tree, que fuese desde el costado, pasando por la nalga izquierda hasta el muslo.
Le explique lo que quería y coordiné la cita para ser el último turno, él sin mucha emoción de su parte y yo con el culo latiendo.
Llegó el día de la cita, me preparé bien externa e internamente, me rasuré todo y perfumé bien mi cuerpo con cremas delicadas.
Elegí una tanga que solo pasa por una pierna, dejando así el lado izquierdo totalmente disponible.
Llegué al estudio, ya estábamos solos.
Yo fui con un pantalón corto de gimnasio y en camisa sin manga.
El estaba con su usual pantalón corto de jugar baloncesto, marcando así su gran paquete Me saludo normal, me mostró varios diseños y al fin me dijo el tan esperado desvistete.
Yo solo procuré no mostrar mi semi erecto pene.
Mientras el terminaba de preparar su mesa yo me volteé lentamente y comencé a deslizar mi pantalón con las nalgas apuntando hacia él, por debajo de mi brazo pude ver como se quedó mirando algo embobado, era como la primera vez que se fijaba en mi.
Yo hice como si se hubiese encajado el pantalón en mi tenis y levante un poco el pie para que se abrieran un poco mis abundantes nalgas y poder embobarlo más.
Luego me puse derecho y voltee donde él, rápidamente intentó tapar lo que crecía entre sus piernas.
Me acosté primero de lado para trabajar el costado y según iba bajando su brazo se iba apoyando más en la nalga.
Íbamos hablando de cosas triviales, noticias, su estudio, la agencia, etc.
Luego llego al área de la nalga, casi toda sería cubierta por el tatuaje.
Ahí estaba yo semi en cuatro patas el trabajandome la nalga.
Yo con una erección de campeonato y el con un sube y baja entre su pantalón que me tenia nervioso.
Luego empezó a hablar sobre lo rico que yo olía, la firmeza de mis nalgas, lo suave que se sentían, todo esto con tono hipnotizado en su voz.
Cuando de repente siento su respiración entre mis nalgas, se había acercado a olerlas cual perro asecha a su perra.
Mientras movía su cabeza verticalmente, sus manos empezaron a masajear mis nalgas, las sobaba y apretaba con sus grandes manos.
Echó la tanga a un lado, las abrió y entró su cara en ellas y puso su lengua en mi ano.
Ufff, ese hombre estaba hipnotizado dándome un beso negro inolvidable.
Movía su lengua de arriba hacia abajo, en círculos, me taladraba con ella y volvía a hacer círculos.
me estaba llevando a la gloria.
Mientras su lengua me daba placer, sus manos no paraban de apretar, sobar, golpear mis nalgas.
De momentos me tomaba por los muslo y me atraía hacia el para poder meter más su lengua en mi.
De momento se detiene a tomar aire, en ese momento pude apreciar el gran tamaño de su miembro, aún bajo el pantalón.
Pero su cara cambió cuando se percató que era yo, un chico.
Se cuestionó así mismo que estaba haciendo y se puso de pie para irse.
Yo caí de rodillas y le bajé el pantalón liberando esa bestia de 9 pulgadas, gruesa dura y babeante.
Sin darle oportunidad a nada, me la introduje a la boca y comencé a mamar como becerro recién nacido.
lo agarré por las nalgas firmes que tiene y lo atraje a mi para lograr que su miembro me entrara más.
Seguí degustandolo desesperadamente hasta que se sentó.
Y estaba hipnotizado otra vez, con sus ojos cerrados disfrutando.
Ya sentado comienzo hacerle una mamada mas relajada, recorriendo todo su tronco de un lado a otro.
Concentrándome en su cabeza, la succionaba, le daba lengüetazos, le daba besos y de un rato a otro me lo introducía hasta el fondo.
Jugué con su bolas mientras lo pajeaba.
Un huevo primero, luego el otro y así mismo con los dos.
Solo se oía su agitada respiración.
Mientras le hacia el oral alcancé el gel que usan al terminar un tatuaje e iba dilantando mi ano.
Me puse de pies mientras lo pajeaba, coloqué mis piernas de lado a lado y fui bajando.
Cuando abrió los ojos y vio que lo estaba montando se quiso zafar al percatarse que era yo otra vez, un chico.
A pesar del leve dolor con tremenda estaca, lo agarré de los hombros y me fui hasta el fondo para inmovilizarlo.
Por el dolor, mi ano empezó a latir y luego yo empecé a apretarlo más y a mover la cintura.
Lo tenía acorralado, no podía ni quería que se zafara hasta no vaciarse entero en mi.
Ya superado el dolor comencé a moverme con más ganas.
Su agitación creció, ya tenia los ojos cerrado otra vez.
Me salia hasta la mitad y volvía enterrarmela toda.
Ese dolor mezclado de placer aumentado con la impresión de estar violando a un hetero, cuya tranca esta grande, gorda y muy dura!! Era sensacional sentirlo adentro y muy profundo.
No hay nada más excitante para mi, como sentir el miembro rozando las paredes de mis abundantes nalgas.
Como ya estaba hipnotizado otra vez comencé a subir hasta dejar la cabeza en la entrada de mi ano y a deslizarme suave hasta la base de su miembro.
Ufff, que divino, sentir su dureza y sus venas rozar por mis nalgas, estaba a punto de llegar al orgasmo, aunque me aguantaba, quería que él acabara primero.
Así que comencé a subir y a bajar con más rapidez a la vez que movía mi cintura de atrás hacia adelante.
El agarró mis nalgas con firmeza y comenzó a llevar el ritmo de mi cabalgata.
El transpiraba como un toro salvaje, aún con las ojos cerrados.
Comenzó a mover su cadera y a enterrarlo más, eso si dolía, pero quería más.
Cuando el subía la cadera yo hacía presión hacia abajo, una y otra vez, una y otra, y otra vez.
Ufff, que macho!!!
Sentí su abdomen contraerse, yo dejé salir mi semen en su pecho, las palpitaciones de mi culo expulsando mi leche hizo que él pegara un grito de fiera feroz y su pene comenzó a latir dentro de mi, derramando su abundante y caliente leche dentro de mi.
Yo no pare de moverme y el tenía sus manos aferradas a mis nalgas.
Nos quedamos ensartados varios segundos más.
Mi culo estaba inundado de su leche.
Me bajé de mi toro salvaje y me arrodillé a comerle la leche que cayó de mi culo sobre su miembro cuando me salí de él.
Su pene seguía erecto, yo le di una mamada muy suave y sutil.
Ya tenía los ojos abiertos y esta vez me miraba sin arrepentimientos.
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