Historia de un chico desubicado: 2 Mi primo Miguel
Relato del comienzo de mis experiencias con uno de mis primos..
Después de la mala experiencia con mi ex mejor amigo y su hermanito, me volví mas introvertido (aún así cuando había oportunidad miraba el traserito de algún vecinito). Pasaron un par de años y mi familia se mudó, comencé el sexto año de primaria en una nueva escuela y un nuevo barrio.
En ese nuevo comienzo, con los chicos de mi edad o mayores yo pretendía (o me auto engañaba) pretendiendo que me gustaban las niñas (algo que por más que intenté nunca logré), pero también hice amistad con chicos un par de años menos que yo, con ellos entre juegos satisfacía mi necesidad de excitación tratando de vez en cuando verles las nalguitas.
En ese tiempo ya con 11, comencé a conocer un poco mas de sexo, algunos chicos platicaban acerca de como se masturbaban, incluso alguno relataba como tenía sexo con alguna de sus primas. Todo eso lo aprendí en teoría, en la práctica aún era muy ingenuo, por más que intenté masturbarme no sentía ningún placer, aún no relacionaba la masturbación con lo que en verdad me excitaba.
Las cosas cambiaron un fin de semana cuando estaba de visita en casa de mis abuelos. Mi familia materna es algo grande, tengo muchos primos y en ese tiempo la mayoría nos reuníamos en casa de mis abuelos. Entre todos los nietos ordenados por edad yo era el tercero, después de mí seguía un primo que llamaremos Miguel que en ese tiempo tenía 8.
Miguel era el niño mas consentido de la familia, tal vez por ser el más atractivo, era muy flaquito, rubio, de ojos azules, solía ser muy sociable con los adultos y travieso con otros chicos.
Cuando coincidíamos en casa de mis abuelos Miguel solía pasar el tiempo conmigo, uno de esos fines de semana estábamos jugando en la calle con otros niños, entonces uno de ellos nos invitó a jugar videojuegos a su casa, al estar en su habitación como éramos varios chicos no había asiento para todos así que Miguel se sentó en mis piernas.
Nunca me había llamado la atención hacer algo que me excitara con un pariente y mucho menos me había fijado en Miguel, pero la sensación de sus nalguitas sobre mi pequeño bulto fue algo nuevo y rico. Había otro par de niños que estaban sentados uno sobre las piernas del otro, entonces empezaron a bromear simulando que tenían sexo, el niño de arriba comenzó a dar brinquitos sobre el pubis del niño de abajo, mientras el otro movía la cadera en círculos y le arrimaba el penecito. Mi primo al ver eso empezó a imitarlos y comenzó a brincar y pegar sus nalguitas en mi pene.
Aunque lo estábamos haciendo con ropa, sentir sus nalguitas presionando mi pene me encantó, yo le seguí el juego y comencé a simular que lo besaba y acariciaba, él seguía brincando y empujando su colita, todos reían, para los demás era una broma, pero yo lo estaba disfrutando en serio. Se armó un escándalo en la habitación del chico, sus familiares no tardaron en ir a regañarnos y ahí terminó el juego.
Mi primo y yo regresamos a casa de mis abuelos, el día siguió normal. Ese fin de semana sólo estábamos de visita mi primo Miguel y yo, así que teníamos el cuarto de huéspedes para nosotros solos, nunca lo había intentado antes, pero con lo excitado que quedé mis planes para esa noche eran manosearlo cuando llegara a dormirse, aunque lo que pasó después resultó mejor.
Ya por la noche estábamos jugando a las vencidas, todo iba normal, hasta que se me ocurrió decirle, -si te gano hacemos lo mismo que hicimos en la mañana-, pensé que se molestaría pero el fue mas directo, me dijo -si yo te gano me vas a dejar agarrarte el pito- en ambos casos yo tenía las de ganar, pero su propuesta me pareció mejor, me dio curiosidad saber que haría y me dejé ganar.
Fuimos a la cama y me bajé la ropa, mi pene aún no estaba muy desarrollado, en tamaño no había mucha diferencia con el de él. Se notaba que Miguel tenía una gran curiosidad (creo que era mas su curiosidad que si excitación), se quedó viendo mi pene de cerca y comenzó a tocarlo, lo apretaba y lo movía de un lado a otro, supongo que lo que más le llamaba la atención era que yo lo tenía circuncidado, empezó a tocarme la cabecita y eso me provocó una erección, movió mi penecito hacia arriba y se enfocó en mis huevitos, los empezó a tocar hasta que se le ocurrió apretarlos fuerte, yo lo aparté por el dolor que me causó. Le dije -ya fue mucho castigo, ahora si yo gano me vas a dejar tocarte la colita sin ropa-, nos levantamos nuevamente a jugar vencidas, no recuerdo cual fue su propuesta pero yo ya tenía muchas ganas de verle el traserito y esta vez no me dejé ganar.
Lo llevé a la cama, lo acosté boca abajo y le baje la ropa (Tantas colitas que había visto y nunca se me ocurrió ver la de mi primo), no eran los mejores glúteos pero eran los segundos que tenía a mi disposición, al ser flaquito las tenía muy planas, su culito tampoco era muy excitante, casi todo el tiempo apretaba las nalguitas y era difícil verlo. No había mucho que agarrar pero me concentré en disfrutar acariciar y apretar su par de nalgas. Después de un rato de manoseo, nuestro siguiente reto fue -el que pierda se quita toda la ropa-.
No recuerdo quién ganó, pero en ese punto los dos nos desnudamos juntos, fuimos a la cama y empezamos a manosearnos, el seguía obsesionado con tocar mi pene y yo con tocar su colita, nos acostamos cada quien cerca de la parte del cuerpo que le interesaba, para poder tocarnos los 2 a la vez. Después de un rato ya no fue necesario hacer otro reto, nos colocamos de lado, yo me puse detrás de él y acerque mi penecito a su colita, no tuve que decirle nada, el pegó su colita contra mi pene, fue la primera vez que sentí mi pene rosando las nalgas de un chico, así empezamos los 2 a chocar nuestros cuerpos, mientras lo hacíamos yo acariciaba su cuerpo, y él seguía intentando tocar mi pene y huevitos mientras chocaban con sus nalguitas, creí que yo era el único que estaba disfrutando pero mi primo en voz bajita empezó a decir -que rico- cada que mi pene chocaba con su culito, después de un momento comencé a sentir el cosquilleo de excitación en todo mi cuerpo, aún no lo sabía pero tuve un orgasmo en seco, mi penecito se puso muy sensible y deje de empujarlo en las nalguitas de mi primo, él seguía tocándome, pero le dije que ya me dolía, nos pusimos solo los calzoncitos y aunque cada quien tenía su cama, dormimos los 2 juntos abrazados. Al día siguiente cada quien se fue a su casa y no pudimos repetir.
Esa ocasión no lo penetre, fue mas el rose con su colita, pero aún así fue lo mejor que había experimentado hasta ese momento. A partir de ahí ver el trasero de chicos ya no era suficiente.
Pasaron meses para volver a coincidir en casa de mis abuelos, me ilusionaba mucho pasar otra noche con mi primo Miguel, pero en las siguientes ocasiones no pudimos estar solos, siempre había algún otro primo, aún así a la hora de dormir nos acostábamos juntos y nos manoseábamos debajo de las cobijas.
Fue hasta un año después que pudimos pasar una noche solos (yo ya tenía 12 y el 9), esa noche fue tal vez la mas especial para mi.
gran relato como sigue
Super rico