Historia de un chico desubicado: 3 Primer meco
Algunas experiencias de mi preadolescencia y mi segunda vez con mi primo Miguel.
Después de mi primera experiencia sexual com mi Primo Miguel, pasaron meses para volver a encontrarnos en casa de mis abuelos, las siguientes pocas veces que coincidíamos, o no lo dejaban quedarse a dormir o había algún otro pariente con nosotros en el cuarto de huespedes, de esas pocas veces que que lo dejaban quedarse pero teníamos compañía, esperábamos a que los demás se durmieran y después Miguel llegaba a acostarse junto a mí, aunque solo nos limitabamos a tocarnos bajo las cobijas, el manoseada mi pene y yo le metía mano a sus nalguitas hasta quedarnos dormidos.
En el transcurso de esos meses sin tener sexo del bueno, yo aún con 11 años seguía en sexto de primaria, en una ocasión invitaron a toda la escuela a un campamento, fue una muy grata experiencia, pero lo mejor era en las noches, antes de ir a dormir nos mandaban a todos a ducharnos, cuál sería mi sorpresa, las regaderas eran compartidas y no había divisiones, pude ver desnudos a todos mis compañeros de salón y demás chicos de la escuela, para mi fue como estar en el paraíso, pero la primera noche tuve un problema.
Como mencioné en el relato anterior, mi pene es circuncidado, entonces me dio mucha pena que los otros chicos se dieran cuenta, esperé a que quedarán pocos chicos en la ducha y entre ocultando mi pene todo el tiempo, después de salir mientras iba rumbo a mi cama para vestirme, noté que alrededor de una de las camas estaban la mayoría de los chicos, me acerqué para ver que sucedía, en la cama estaba sentado un chico de unos 10 años aún desnudo, el chico estaba llorando mientras los otros niños se burlaban de él, decían que el niño no tenía pene porque sus papás se lo habían cortado para que no tuviera hijos.
Resulta que ese chico también tenía el penecito circuncidado, pero él al estar gordito y sentado, su penecito se le ocultaba completamente, pensé no decir nada, pero ver a un niño llorando siempre ha sido mi debilidad, además ese chico ya lo había visto antes y siempre me llamó la atención, era un chico pelirrojo de cabello rizado, muy blanquito lleno de pecas, como era gordito también estaba nalgoncito (algo que me encantaba, además creo que ha sido el único chico pelirrojo que he conocido)
Me armé de valor para tratar de defenderlo, les dije a los otros chicos que no le habían cortado el pene, que en realidad solo le habían quitado la piel de su cabecita porque la tenía muy grande, les dije que yo sabía eso porque a mi también me habían hecho lo mismo y me baje la toalla para mostrar mi pene, por el miedo mi pene también se puso muy pequeño, le dije al chico pelirojo que se acercara junto a mi para comparar nuestros penecitos, todos se quedaron admirados, con cara de curiosidad viendo nuestros penecitos, esperaba que se burlaran, pero por suerte parece que quedaron convencidos y cambiamos de tema, empezamos a hablar sobre el pene del instructor (que curiosamente también se bañaba con nosotros) a todos nos sorprendío la gran cantidad de pelos y el tamaño que tenía, después empezamos a burlarnos del pene de otros chicos, algunos lo tenían chueco, otros gordito, al final el chico pelirojo también se estaba riendo con nosotros.
Esa explicación me liberó, y creo hasta subió un poco mi autoestima, las siguientes noches por fin pude disfrutar del paraíso de las duchas sin tener que ocultar mi pene, había unos chicos de los primeros niveles que se «molestaban» entre ellos tocandose los penecitos, aveces me acercaba para que también a mi me «molestaran», otros chicos bromeaban juntando el pene al tracero de los que se agachaban, yo buscaba bañarme junto a los chicos que más me gustaban para además de admirar sus cuerpos también hacerles esas «bromas», algo que me sorprendió fue con mi mejor amigo del salón, en una ocasión que arrimé mi pene a pompas, noté que tuvo una erección, después él en venganza trataba de agarrarme el pene (aunque me di vuelo con él, desafortunadamente no quise llegar a más, todavía seguía con la idea de pretender ser «normal» con chicos de mi edad)
Del chico pelirojo me hubiera encantado tener una amistad con el, pero después del campamento, como estábamos en diferentes grupos lo veía solo de vez en cuando en el recreo o a la salida de la escuela, y aunque a partir del campamento nos saludabamos como si fuéramos los mejores amigos, en realidad esa fue mi única interacción con él.
Los meses pasaron y terminé la primaria, para la secundaria me inscribieron en una escuela que quedaba muy retirada del barrio donde vivía, fui perdiendo contacto con los amigos que hice en la primaria, y comencé a hacer nuevas amistades en la secu, como siempre inconscientemente trataba de hacer amistad con chicos que me gustaban, para entonces ya tenía 12 años, con algunos compañeros de secundaria aprendí más cosas sexuales, de hecho pude haber tenido algo sexual con uno de ellos, pero aún seguía auto engañandome pretendiendo ser hetero con chicos de mi edad.
Recuerdo sentirme feliz a los 12, en especial los viernes porque ese día saliendo de la secundaria tomaba un autobús para ir a casa de mis abuelos, siempre con la ilusión de poder pasar una noche a solas con mi primo Miguel que para entonces ya tenía 9. Hasta que porfín se dió la oportunidad, siempre que coincidiamos en casa de mis abuelos yo me super emocionaba cuando me enteraba que se quedaría a dormir, el por el contrario parecía no importarle, supongo que para él lo que hacíamos en la noche era solo un juego o una travesura, de hecho durante el día actuabamos normal y nunca platicabamos de las cosas sexuales que llegamos a hacer.
Ya en la noche al retirarnos a dormir por fin tuvimos el cuarto de huéspedes para nosotros solos, puse seguro a la puerta y sin decir nada lo primero que hicimos fue desnudarnos, fuimos a la cama y mi primo Miguel tomó la iniciativa, enseñandome cosas nuevas, comenzó a pasar su lenguita por mi pecho, lamiendo en ratos mis pesones, después bajó y comenzó a lamer alrededor de mi pene sin tocarlo, en un momento cuando pasó su lenguita entre mi pierna y mis huevitos involuntariamente solté un gemido, se sentía super rico, en ese momento mi penecito ya estaba bien paradito, el comenzó a acariciarlo con una mano para luego acercarse y meterlo en su boca (solo lo metió a su boca, no le pasó la lengua ni lo chupó, en realidad no sentí nada) quedé sorprendido de todo lo que estaba haciendo, con el tiempo me contó quien le había enseñado todo eso.
Después fue mi turno, yo tenía muchas ganas de abrazarlo y sentir su cuerpo contra el mio, comencé a acariciarle todo el cuerpo mientras lo presionaba contra mi, no se si por vergüenza o porque todavía no sabía besar no recuerdo haberle dado besos, a lo más que llegaba era a pasarle mis labios por el cuello, mientras lo acariciaba el aprovechaba para manosearme el pene, después de un rato de manoseo me propuso algo muy curioso, me dijo -voy a intentar saltar a la otra cama, si lo logro me dejas meterte el pito, si no lo logro tu me metes el pito- me pareció muy rara su manera de pedirme las cosas pero acepté.
Después de un rato de estar brincando en la cama preparandose, logró hacer su salto, me dijo -ven acuéstate aca- fui y me acosté boca abajo en la otra cama, él se subió sobre mi e intentó meter su penecito entre mis nalgas, en ese tiempo no me fijaba mucho en su pene pero creo que nunca se lo vi completamente erecto, a lo mucho se le medio paraba, en ese momento el lo tenía flacido y no recuerdo sentir nada, después me dijo -date la vuelta-, quedé boca arriba y el acercó su penecito a mi boca, igual como él lo hizo conmigo yo solo metí su penecito flacido en mi boca pero no se la chupe (en ese momento no sabía hacerlo), después comencé a pasarle mi lengua alrededor de su penecito, como él había hecho conmigo, pero en vez de causarle placer le daban cosquillas.
Después me dijo, -voy a saltar de nuevo, si no lo logro ahora tu me metes el pito-, estuvo saltando un rato para luego arrojarse a la otra cama, quedando boca abajo con medio cuerpo en la cama (ahora que lo piendo, no se si fue a propósito pero prácticamente quedó empinadito a la orilla de la cama), yo me acerqué atrás de él, le abrí sus piernitas y comencé a empujar mi pene contra su colita, la posición ayudó mucho, podía sentir que mi pene llegaba a lo apretado de su culito, pero aún no entraba.
Sentir mi pene en su colita era lo maximo, me encantaba ver su espalda y como sus nalguitas se movían cada que empujaba mi cuerpo contra el, de pronto sentí algo extraño, era una especie de comenzón en la punta de mi penecito, comencé a moverme más rápido para tallar lo más posible mi pene contra el culito de mi primo, hasta que en un momento ya no pude parar, no tenía control sobre mi, empecé a sentir un placer muy fuerte, comenzó desde la punta de mi pene y se fue extendiendo por todo mi cuerpo, mi primo de pronto dijo -esperate! esperate! te estas miando!-, pero yo no podía parar, seguía empujando mi penecito con todas mis fuerzas hasta que el placer me dejó exhausto.
Me quedé en trance un momento, muy agitado y con la respiración entre cortada, en eso de pronto reaccioné, sentí mi pene mojado, me asusté mucho, pensé que tal vez me había lastimado, me revisé el pene y lo tenía cubierto de un liquido transparente, ví el culito de mi primo y también estaba todo mojadito, me tranquilicé al ver que no era sangre, pero tampoco era orina, fue hasta tocarlo y sentir que tenía una consistencia babosita que entendí que era semen, había tenido mi primera eyaculación en las nalguitas de mi primo.
Mi primo se tocó su colita y me dijo -cochino te miaste encima de mi- yo estaba apenas reaccionando sobre lo que había pasado, le dije -no pasa nada, no son miados, vámos al baño para lavarte-, fuimos al baño de la habitación y le limpie con jabón y agua su colita, mientras lo lavaba mi primo me preguntaba que era lo que me pasaba (supongo que me vio muy desconcertado), después nos pusimos nuestra ropa interior y dormimos abrazados de cucharita como ya lo habíamos hecho en otras ocaciones.
El día siguiente paso normal, para mi desgracia llegaron unas primas de vicita y esa noche tuve que conformarme solo con manoseos de mi primo Miguel.
A los pocos días ya en mi casa, fui relacionando la exitación con la masturbación, me puse a recordar todo lo que habíamos hecho mi primo y yo ese fin de semana, entonces comencé a frotar la cabecita de mi pene con los dedos índice y pulgar de ambas manos (era una manera muy incomoda de masturbarme pero funcionó) después de un rato frotandome, llegué al éxtasis y solté varios chorritos de semen transparente (desde entonces me volví adicto a las pajas), poco tiempo después un compañero de secundaria me enseñó a masturbarme más comodamente.
Creo que pocas veces he sentido un orgasmo tan intenso como esa primera eyaculación, recuerdo muchos detalles de esa experiencia porque fue muy especial para mi (además de ser la motivación de mis primeras pajas), las siguientes veces que tuve sexo con mi primo fueron pocas, fue hasta que cumplí 13 años y entonces un tío me ofreció vivir con él en su casa, en esa casa pude tener sexo más seguido con Miguel.
gran relato como sigue