Historias de cuarentena: Cuidando al chico rebelde en pandemia – Parte 3
Sigo con la historia del adolescente maleante, que ahora sabiendo que es virgen lo tentare a hacer cosas más allá de lo que alguna vez imaginó….
Demás nos corremos otra en la semana, porque mañana quiero que me cuentes que cosas hacías con tu ex, ese femboy que dijiste. Esas palabras me dijo antes de ir a dormir. Dentro de mi pensaba como intentar motivarlo al punto de que se atreviera hacer algo, ya que era hetero, yo bisexual, pero ambos nos gustaba el tema de penetrar. Entonces para ir de paso a paso hasta que cayera, se me ocurrió contarle mis historias con mucho morbo que tuve con mi ex, Diego, el femboy. Despertamos algo tarde, ya que la paja no hizo descansar plenamente. Nos reímos al acordarnos de anoche y nos tirnamos para irnos a bañar. Pese a la masturbación conjunta, aún no estaba la suficiente confianza para bañarse juntos o esperar al otro dentro del baño. Pero por ahora.
– Oye tanto atado de estar ordenando la ropa que llevaremos al baño para cambiarnos alla – le dije en todo molesto, pero fingido – anoche ya nos vimos y hasta tocamos la verga, dejemos de pendejadas si ambos somos hombres y tenemos pene si o no?
– Sabi, tení toda la razón, no deberíamos hacer tanto trámite si ya sabemos que ambos somos vergones – me respondió justamente lo que quería.
Entonces fue el primero al baño y yo esperé en el cuarto. Se duchó muy rápido y salió y dándome el paso a mi. Igual me demoré poco tiempo y entre a la habitación. Se estaba arreglando las uñas de los pies y aún envuelto en la toalla. No sé había cambiado aún, pensé que se debía a querer algo de morbo o simplemente el pacto de vernos no hizo que tuviera apuros. Pronto me saque la duda.
– Oye y que tal, estoy esperando la historia con tu ex, ese femboy que parecía una mujer – me lanza sin mirarme y continuando con su pedicura.
– Bueno si quieres te cuento lo que nos pasó en la playa una vez con tipo hetero (relato dentro de este mismo universo de historias, que dejó link para que la lean con detalles: https://sexosintabues30.com/relatos-eroticos/gays/vacaciones-morbo-con-mi-novio-femboy-parte-1-la-playa/ ).
La curiosidad lo iba matando. Me preguntaba cómo me di cuenta que el hetero miraba el culo de mi ex, como me atreví a decirle que podía cojer con mi novio así tan fácil y si miraba lo que estaban haciendo en las rocas. Luego las preguntas iban a como yo veía que se lo metían por el ano, si me masturbe y todo lo demás que lo puso durísimo.
– Parece que la historia hizo efecto – le dije apuntando al bulto que se le hizo en la toalla – parece que te hubieras follado a mi femboy tu.
– La verdad, para probar, demás lo hubiera hecho – me respondió sacándose la verga afuera – acaso no le hubiera gustado un pene adolescente como esté de grande?
– Si, yo creo que no hubiera tenido problemas, porque le gustaban todas las vergas – le dije sacándome el pene también – en especial las grandes como está.
– Buena, también te prendiste, masturbemonos de nuevo, ando muy caliente hermanito – me dijo corriéndose la paja rápido. Yo le dije que lo tenía muy seco, y se tiró un poco de saliva a su dedo índice y lo esparció sobre mi glande. Me sorprendió gratamente ese gesto tan amable y lleno de morbo, que hice lo mismo para generar más confianza entre nosotros. Le gustó, lo noté por la cara que puso de placer cuando le roce la cabeza de su pene con mis dedos. Acabamos, cada uno con su pene en la mano (a diferencia de anoche que fue mano cambiada). Luego nos levantamos, tomamos desayuno y empezamos a ordenar el cuarto, el sacando las cosas de su bolso y yo haciendo la cama. Se puso a jugar un rato en la consola mientras yo chateaba en mis redes. De pronto ingresé a Grindr, aplicación para buscar sexo y otras tantas cosas más. En eso veo que una «vecina» aparece a pocos metros de mí. En el perfil era Pancha, pero yo lo reconocí: era Francisco, un chico que siempre se supo de pequeño que sería gay, pero no trans como ahora. Tenía unas fotos donde se veía un par de pequeñas tetas (quizás por las hormonas) y un buen culo lampiño. Usaba el pelo hasta un poco más abajo de los hombros y estaba posando en ropa interior sensual. Le hablé por si me respondía (cosa que dude, porque al estar cerca podría asustarse). Me respondió. No sabía que decirle, mi foto no aparecía en el perfil y me la pidió. Se la mandé y espere que me dijera.
– Hola tu, tanto tiempo, como estas? – me respondió acordándose de mí pese a los años sin vernos. La última vez que lo vi tenía como 9 años, ahora tenía 15 años y era chica.
– Hola Panchita, yo bien y tu qué tal? – me animé a responder, sacando carcajadas de ella.
– Aún recuerdas como me llamabas cuando jugabas conmigo y los otros niños en el pasaje – me dijo haciéndome recordar hacía atrás cuando yo era el que armaba los juegos con los niños del barrio.
– Si te recuerdo, si vi la foto y sabía que eras tú, aunque cambiada y bien guapa – le dije coquetamente.
– Si, gracias, ahora soy Francisca, estoy en tratamiento hormonal (como lo supuse) y estoy feliz de ser quien soy – me dijo sin dejar de preguntar – y tu qué haces por acá en la aplicación? Incomoda pregunta, ya que en mi barrio nadie sabía mi condición bisexual, así que hice el juego mejor para mí.
– Solo entre a ver qué tal está aplicación, me dijeron que habría mujeres lindas – le conté pensando que eso podría disimular algo
– Bueno, me encontraste a mí – me dijo ya lanzando una directa – yo estare solita mañana si quieres venir a verme.
Eso me hizo pensar en pocos segundos un plan muy elaborado para visitar a mi vecinita adolescente, follarmela y además llevar al rebelde conmigo para que probará en un morboso trio con aquella hermosa chica trans. Así que le dije que si, que mañana intentaría ir porque quería verla después de años (no quise aventurarme a decirle nada comprometedor porque era menor y no se cuánta confianza habría aunque nos conociéramos).
– Oye, parece que mañana voy a salir por acá cerca, podrías acompañarme – le dije al chico rebelde – será entretenido.
– Bueno, yo te acompaño bro – me dijo con la vista pegada en su videojuego.
Paso la tarde, el almuerzo y lo acompañé a jugar unos partidos de fútbol en la consola. Estábamos jugando partidos amistosos y se me ocurrió una idea, para ponerle algo de salsa al juego.
– Juguemos enserio ahora – le dije de forma desafiante – el que pierde ahora deberá cumplir una penitencia (un castigo o una orden).
– Si quieres jugar enserio, entonces démosle – me dijo aceptando el desafío – ya empecemos ahora y decidamos que penitencia sería primero.
– Tu eres mi invitado, tu eliges primero – dándole la opción a que el decidiera y después yo – así que penitencia propones?
– El que pierde, tiene que traer un poco de postre del refrigerador con salsa de chocolate y crema batida – inocentemente decía y yo acepté. Me deje ganar el primer juego, así que fui por el postre a la cocina. El castigo era que yo no comería y el si lo haría. Pero me tocaría a mí ahora.
– En la segunda penitencia, el que pierde, tiene que pajiar al otro un rato – le dije sin dudar, y acepto sin dudar, pensando que me ganaría como antes.
– Bueno, prepara esa manito, porque tendrás que jalarme el ganso por buen rato – dijo seguro de si mismo. Terminó el partido y gane.
– Ya mi buen amigo, a pagar su penitencia – le dije enseñándole mi pene semi erecto, el llevo su mano y empezó el sube y baja del cuero. Era por 1 minuto, así que pasado el tiempo me dijo que quería apostar de nuevo lo mismo, pero esta vez me deje ganar, cosa que entrara en confianza y no pensara que yo solo disfrutaría. Así que me tocó masturbarlo por 1 minuto. Ahora era mi turno de escoger.
– Ahora el que pierde, tendrá que oler el pene del otro, desde la cabeza hasta los huevos, colocando la nariz lo más cerca posible – dije y ante la duda inicial, acepto de forma no tan convencido. Como note su inseguridad, me deje ganar y le tuve que oler su pene y huevos. Como se había bañado en la mañana no olía feo así que no fue un castigo. Ahora le tocaba a el elegir, y volvió a elegir lo mismo, lo que me hizo pensar que quizás quería perder para hacerme lo mismo, cosa que ocurrió así.
– Ya, tendré que olerte la verga yo ahora, no hagas nada extraño – me dijo tomando el pene con una mano y acercando la nariz muy cerca de mi piel, haciendo contacto con mi glande por casualidad, lo que me puso durísimo – huele extraño tu pene, como te salió esa como baba recién cuando te masturbe, pero no es malo, es como extraño.
– Ese es el líquido preseminal, que sale antes de la eyaculación, que funciona como una especie de lubricante natural y que igual puede contener espermios – le dije explicándole oliendo con curiosidad.
– Hagamos algo, juguemos el partido ahora y el que pierde prueba un poco de ese líquido del otro – me propone, ansioso por saber si sería capaz de hacerlo.
– Bueno, acepto el reto – le dije desafiante – pero tendrás que tomarte todo el jugo.
Jugamos el mejor partido de todos, tan emocionante que empatamos a 2 goles. Como era empate, nadie ganaba y nadie perdía, así que propuse una cosa:
– Empatamos, así que ambos probaremos del otro su precum – le dije seguro para ver si se animaba.
– Lo encuentro justo, cada uno probará el del otro – me dijo sacándose su pene erecto. Tomé la iniciativa para que se animaré y le saqué un poco de líquido con el dedo índice, lo pasé por su agujero de la cabeza del pene y me lo llevé a la boca. Acto seguido, el se llevó su dedo a mi verga dura y saco lo que me había salido más un poco que había escurrido por el tronco de mi pene y se lo echo a su boca chupando su dedo.
– Es extraño cuero, como salado – le dije por el precum de él.
– El tuyo está algo dulce – me dijo, probando de nuevo sacando un poco más, algo que me dio mucho morbo – es extraño el sabor, nunca había visto eso.
Fue entonces que propuse terminar el juego, ya que estaba muy avanzado por hoy y necesitaba que fuera paso a paso, ya que cualquier prisa lo podría asustar y no querer hacer nada más el resto de los días. Guardamos la consola, se había hecho de noche, así que mis papás nos llamaron a cenar una exquisita comida china, quedándose en la mesa conversando de lo que habíamos hecho en el día para divertirnos encerrado sin mucho que hacer (aunque ya habíamos hecho mucho para ser recién 2 días compartiendo). Llegamos a la cama y vi que el chico rebelde estaba en su celular muy pegado y le pregunté que pasaba:
– Es mi novia, que esta escribiendome para saber cómo estaba – me dijo algo preocupado.
– No le dijiste nada de lo que pasó hoy, cierto? – le dije asustado de que comentará el juego de las penitencias.
– No, nada que ver, es que ella quiere hacer videollamada, de esas que tú sabes, me mostrará cosas y yo debo mostrarle – me dijo algo incómodo por no saber cómo hacerlo.
– Bueno, dile que lo harás – le dije sonriéndole, sabiendo que era la única forma que tenía él de tener sexo con su chica era virtualmente – algo se nos ocurrirá divertido… continuará
* Amigo seguidor, no olvides calificar mi relato, comenta que te pareció y que expectativas tienes de lo que pasará en la parte 4. Saludos.
que gans de leer el siguiente relato
Ya pronto escribiré la siguiente parte. Poco a poco está cediendo el zanahoria a los deseos más perversos. Gracias por tu comentario.
Paso a paso, muy bueno, no falta mucho para que se entregue por completo, continua👍
Así es. Es mejor ir paso a paso, para que tome confianza y pueda acceder a cosas cada vez más morbosas. Gracias por comentar.
Ojalá pronto sigas con las historias ya me quedé enganchado
Ufff me encanta este relato
Esta muy bueno. Pero sigo esperando la parte 4
Ya va casi un mes desde que subiste la parte 3 😭
Cuando vas a publicar la parte cuatro ???