Historias de sauna.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por amantesecreto.
Fue un sábado por la tarde en que me decidí a viajar a Concepción.
Tenía mi objetivo claro.
Quería experimentar una tarde de placer para mis sentidos, probar mis límites y sentir en carne propia el cuerpo de otros hombres, que me llevaran al orgasmo.
Al entrar al sauna, como de costumbre pagué y pedí las llaves del casillero.
Poco a poco me fui desnudando, quitándome la camisa, los zapatos, los pantalones.
Estaba solo en bóxer, cuando entró al camarín un hombre de unos cuarenta años, me miró pícaramente y comenzó a sacarse la ropa junto a mí.
Quedó semidesnudo y en medio de la excitación, le agarré su miembro erecto, él reaccionó dándome una nalgada y nos dimos un apasionado beso.
Fuimos juntos a la ducha, solo con una toalla en nuestras piernas y nos desnudamos uno frente al otro besándonos y masajeando nuestros ardientes cuerpos.
Le mordí el labio, los pezones y bajé a su pene erguido de 20 centímetros y le hice una mamada de ensueño.
Me puso contra la pared y levantó mi trasero y me lo abrió con dos dedos, primero lento y luego más brusco y me penetró como una estocada que me partió hasta el alma.
Durante diez minutos estuvo entrando y sacando su descomunal miembro, grueso y velludo, mientras me besaba y me acariciaba las nalgas, las piernas y mi pecho.
Acabó con una energía electrizante y se quedó tras de mí unos minutos.
Después de aquella experiencia fui al sauna húmedo que me hizo transpirar todo el sudor de la experiencia previa.
Ahí vi cómo un grupo de hombres maduros masturbaban y penetraban a un joven que no debía tener más de veinte años.
Aquello excitó aún más mi cuerpo.
Luego me dirigí al sauna seco, al cuarto oscuro en lo que no podía ver absolutamente nada.
Solo percibí que habían muchos hombres desnudos, más de viente probablemente, rozándose unos con otros.
Apenas entré, tan solo unos segundos después, siento que alguien me toma por la cintura, me abre las piernas y me hace un beso negro.
Fue la mejor lamida anal de la vida.
Me llevó a una experiencia sublime.
Se sumó al encuentro un chico que me besaba con su lengua urgando los interiores de mi boca, mientras otro me acariciaba las tetillas.
Al rato otro hombre comenzó a masturbarme, mientras un quinto me succionaba las tetillas.
Fue increíble, entre cinco hombre me tenían tomado de todas las partes y ángulos.
Y al cabo de varios minutos en el clímax de sus manos y penetraciones acabé en la boca de unos de ellos, mientras el otro acababa en mi ano.
Besé a cada uno de ellos, les agarré su miembro viril y me di una ducha fría e inolvidable.
Salí del sauna ya sin estrés y con ganas de más.
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