HOMBRE LOBO VI – EL PRINCIPE PHILIP
Historia gay de ciencia ficción con criaturas y bestias de leyenda. Contenido explícito de sexo, acción, incesto, aventura y más…
HOMBRE LOBO VI – EL PRINCIPE PHILIP
Cuando los licántropos llegaron a valle de Reyes no pudieron contener su asombro, el lugar era igual de majestuoso que Gardeno; los muros eran enormes, de varios pies de altura que rodeaban todo el reino protegiéndolo, era una fortaleza casi impenetrable para fuerzas humanas.
El pequeñísimo percance inicial con los guardias fue inteligentemente persuadido, y pudieron seguir su camino, cruzando el largo puente de piedra que llevaba al castillo principal que era el más grande de todos y el que más torres tenía; los otros dos castillos que estaban ubicados a muchísimos metros de distancia eran de menor tamaño y el número de torres no pasaban de dos.
Al terminar de cruzar por el puente los recibió el consejero real quien amablemente les explico el protocolo a seguir para poder entrevistarse con el monarca, claramente no podían llegar impresentables ante la presencia del rey, es por ello que se les pidió cambiarse las vestiduras por trajes adecuados para la ocasión.
A regañadientes el macho alfa y su sobrino aceptaron y solo así el consejero los llevo ante el rey; el lugar estaba lleno de cosas de oro; seguridad por todos lados adentro en el salón del trono, mientras los licántropos pasaban varios miembros de la guardia resguardaban al soberano; dos en la entrada, y varios formando filas de lado a lado, y otros tres quienes estaban repartidos al costado de cada miembro de la familia real, aproximadamente eran 30 personas resguardando a su majestad.
El rey les pidió avanzar y cada uno se presentó, posteriormente lo hizo el gobernante con su familia, surgiendo después de la presentación gestos entre Italec y el príncipe.
EL príncipe Philip esbozó una sonrisa cuando cruzó la mirada con Italec, este último se estremeció y una electricidad recorrió su cuerpo que nunca, en sus dieciséis años de vida había sentido.
Rey: _Sean bienvenidos a mi reino queridos amigos.
Roderick tomó la palabra pues era el alfa supremo de la pequeña manada.
_ Muchas gracias señor, para nosotros es un honor estar aquí.
Rey: _ Gracias por venir hasta acá y recurrir a nuestro llamado.
Roderick: _ No nos podíamos negar, ante los últimos acontecimientos es importante su seguridad y la de toda la familia real.
Rey: _ Fuerzas oscuras como nunca antes vistas amenazan la seguridad del reino, y sumado a ello las noticias de que nos quieren invadir.
Roderick: _ Comprendemos su intranquilidad a nosotros también nos preocupa.
Rey: Es preocupante sí, pero estando ustedes en el reino, nos sentiremos un poco más seguros.
Roderick: _ Protegeremos el reino con nuestra propia vida, su majestad.
Todo el tiempo de los intercambios de palabra, Italec y el príncipe intercambiaban miradas, haciendo que ambos se sonrojes y agachen la mirada por momentos.
¿Qué me está pasando? – se preguntaba Italec.
Reina: _ Señores siento interrumpir, pero me veo en la necesidad de preguntar ¿Comó ustedes siendo simples mortales podrán defender al reino de esas criaturas?
Rey: _ Calma querida, se de muy buena fuente que ellos son muy buenos guerreros
Reina: _ Lo se mi señor, pero son humanos comunes, pensé mandaría a llamar a hechiceros o brujas.
Rey: No te preocupes, déjalos en sus manos.
Reina: _ no puedo evitar no preocuparme, si la vida del príncipe, tu hijo y heredero está en riesgo.
Señora si me permite decirle que …..
A ella no le tienen que informar nada, no necesita saber de más – dijo el rey Interrumpiendo a Roderick.
Lo siento señor – respondió el hombre.
Rey: _Por favor déjenme solo con nuestros amigos, váyanse todos fuera.
Todos acataron la orden del rey incluso la reina y el príncipe que se iba sin quitarle la mirada a Italec.
Una vez que todos se fueron, el rey siguió la conversación.
_ Ahora podemos hablar todos como amigos y disculpen a mi esposa.
_ No se preocupe.
_ Ahora, es importante que no revelen lo que son realmente, nadie en el reino lo sabe, ni mi esposa, ni mi hijo.
_ ¿Y usted señor? ¿Cuándo sabe de nosotros?
_ Yo lo sé absolutamente todo; y se también cómo se relacionan entre ustedes, y es por ello que les pido encarecidamente que tengan cuidado que alguien del reino los vea; las relaciones entre varones están muy mal vistas y son castigadas con la muerte.
Como si fuese fácil asesinarnos – dijo irónicamente Italec.
_ Lo se joven Italec, sé que no es fácil mataros, pero les pido ese favor.
¿Usted no tiene ningún problema con nosotros señor? – preguntó Dariel.
_ Yo no tengo ningún problema con ello y me siento alegre de tenerlos aquí como mis invitados.
Para nosotros sus palabras son un honor señor – le dijo Roderick.
_ Les mande a construir una amplia cabaña en el bosque cerca al reino, tengo entendido que a ustedes les gusta estar ahí.
_ No se equivoca su majestad.
_ Al caer el sol, se pueden quedar ahí, mientras que en el día tendrán que venir y si desean pueden entrenar con los soldados, pero claro sin transformarse.
_ Estamos de acuerdo.
_ ¿No tienen alguna petición que hacerme?
Pues tal vez sería buena idea si le dijera a su gente que no se acerquen al bosque durante la noche – sugirió Roderick
_ Es una estupenda idea así se hará.
_ Yo creo que eso sería todo – comentó Roderick.
_ mmm A ver, déjame ver mmm Ah si, lo olvidaba, por sus servicios cada uno de ustedes obtendrán un muy buen pago.
_ No es necesario señor.
_ Ni más faltaba, es lo mínimo que puedo hacer.
El rey después de esto se puso de pie y estrechó las manos de cada uno los lobos, así los mando a que se instalaran en su casa y ordeno a todos en el reino que no se acerquen de noche al bosque.
Al llegar a la cabaña se dieron cuenta lo grandiosa que era a pesar de ser de un diseño simple la madera era muy fina, el hogar temporal de los hombres lobo se encontraba frente a una hermosa laguna de aguas cristalinas.
No me gusta para nada lo que hace el rey, es decir, supuestamente nos recibe como amigos y después quiere restringir nuestro comportamiento – hablaba calmadamente Italec.
Nos guste o no él es el soberano e impone las leyes que quiera en su reino, y nosotros como cualquier súbdito tenemos que acatar y respetar sus decisiones – le contestó Dariel.
Ahí está el problema, que nosotros no somos cualquiera, nuestra raza es superior a la de los humanos ordinarios, y si queremos nosotros podríamos gobernarlos, y no al revés – recalcó Italec.
Tienes el mismo pensamiento de tu padre, a Alec tampoco le gustaba el hecho de que nosotros tengamos ciertas restricciones con los humanos – le contó Roderick a su sobrino.
Es que no tenemos que hacerlo, no podemos vivir escondidos eternamente – enfatizó Italec.
Y no vivimos escondidos, podemos salir y andar libremente como cualquiera, solo no podemos revelar lo que somos, hijo – dijo Roderick.
Desearía que todo fuera distinto – dijo Italec.
No te has puesto a pensar que si las personas descubren que somos hombres lobo tuvieran miedo, no podrían vivir tranquilos, pensarían que les haríamos daño, y ese no es nuestro propósito, ellos le tienen miedo a lo desconocido, y por más que lo sepan nunca lo entenderían – agregó Roderick.
Italec no sabía que responder ante lo argumentado por su tío.
Y bueno cambiando de tema, hoy el corazón de alguien estaba más acelerado que de costumbre – dijo Dariel mirando a Italec.
Italec se puso colorado.
Roderick: _ Es cierto, tú y el príncipe no se quitaban los ojos de encima.
Italec: _ Están locos, ni siquiera lo estaba mirando.
Dariel: _ ¿Y entonces porque sonreías como un bobo mientras el rey hablaba?
Italec, se vio acorralado, su nerviosismo lo delataba.
Roderick: _ Vamos hijo que se te nota en la cara, y nosotros no somos bueno para ocultar cuando nos atrae alguien, somos bien pasionales.
Italec: _ Si, nuestras miradas cruzaron y sonreímos, fue algo sin importancia.
Dariel: _ ¿Seguro?
Italec: _ Si, muy seguro, yo no siento nada por nadie, así que dejemos este tema aquí.
Italec un poco incómodo salió de la cabaña para relajarse.
¿Tú qué opinas? – preguntó Dariel a Roderick.
Que no sabe ocultarlo, es más, ambos se gustan, y creo que solo es cuestión de tiempo para que pase algo – dijo Dariel.
Eso me parecería genial – respondió.
No amor, no es genial, lamentablemente ellos no pueden estar juntos, él es heredero al trono y como es la costumbre en la monarquía a los 18 años el príncipe tiene que casarse – comentó Roderick.
Dariel quedó un tanto desilusionado por eso.
No pensé que Italec se podría interesarse en alguien a su corta edad – dijo Roderick.
Esperemos que lo pueda sobrellevar – agregó Dariel.
Ojalá que sí – le contentó Roderick acercándose a su pareja.
Los dos comenzaron a besarse aprovechando y aprovechando que su sobrino no estaba cerca se despojaron lentamente cada uno de sus incomodas ropas.
Mientras aquello pasaba dentro de la cabaña, Italec vagaba por el bosque, muy confundido, nunca se sentido así de atraído por una persona, el sentimiento que tenía era nueva y muy extraño, pero no le molestaba, es más, una sonrisa tonta se dibujaba en su rostro, acompañada de un corazón acelerado.
De un momento a otro, una fuerte punzada en la espalda lo detuvo en seco y cayó arrodillado al suelo, arrancándose la camisa del traje que aun llevaba puesto, el dolor calaba en todo su ser, lo hacía sentir mareado y casi los ojos querían salir de sus orbitas, intentaba tocarse la espalda, pero ni siquiera podía mover los brazos, felizmente luego fue menguando, abriéndose paso un fuerte ardor por todo el cuerpo que lo sofocaba, inmediatamente se puso de pie, y corrió lo más rápido que pudo a la laguna que se extendía desde su casa hasta lo más profundo del bosque.
El calor disminuyó y sé quedó flotando en el agua cristalina, aliviado de lo que le había pasado; aquellos minutos parecieron una eternidad, nunca le había sucedido algo como eso.
El sol comenzaba a ocultarse y en la cabaña el alfa y el omega terminaban de hacer el amor, Dariel recostado en el pecho de Roderick, después de haber sido preñado se sentía el más dichoso de los hombres.
Italec regresó a la cabaña, pero el mareo volvió y esta vez acompañado de fiebre.
Roderick y Dariel se levantaron del sofá de la época en el que se encontraban acostados, ayudando a su sobrino a sentarse.
Dariel: _ ¿Qué sucede Italec?
Italec: _ No lo sé, me comencé a sentir muy mal, y ahora enfermé de la nada.
El alfa se quedó un tanto pensativo.
Roderick: _ Hijo, nosotros no enfermamos.
Dariel: _ ¿entonces que le sucede? Yo lo veo y lo siento muy enfermo.
Roderick_ Está comenzando.
Italec: ¿Qué cosa?
Roderick: _ Sentiste un profundo dolor que comenzaba en la parte media de la espalda y se extendía a la nuca y a la espalda baja, como si se quisiera abrir.
Italec y Dariel escuchaban atentamente pero un tanto sorprendidos.
Roderick: _ Y también los ojos se querían salir de sus cuencas, y la piel comenzó a arder como si te estuvieras quemando vivo.
Italec: _ Si sabes que me sucede solo dímelo tío, no le des tantas vueltas.
Roderick: _ Eso significa que falta poco para tu transformación.
El muchacho se emocionó al escuchar eso, lo que había deseado toda su vida por fin estaba comenzando a hacerse realidad.
Italec: _ Pero es lo más doloroso del mundo.
Roderick: _ Es indescriptible, todos hemos pasado por lo mismo.
Italec: _ ¿Cuándo me transformaré completamente?
Roderick: _No te sabría decir, el tiempo es distinto para todos, pero ya que tuviste este “signo” pues podría ser en los próximos días o tal vez en los próximos meses, pero de lo que te aseguro que falta menos de un año, al fin y al cabo, ya tienes 16 años.
Dariel: _ Esto es estupendo, ya te estas convirtiendo en un hombre lobo adulto.
Roderick: _ Así es, aunque lo que no es estupendo es que de ahora en adelante los signos que has presentado serán mucho más constantes, y deberás aprender a controlarlo, tómalo como parte de tu entrenamiento.
Italec: _ No importa, esto es todo lo que he querido desde que tengo uso de razón, desde cuando los veía a ustedes transformarse, mis deseos y emoción amortiguan estos dolores.
Roderick: Bueno será mejor que descanses.
A la mañana siguiente Italec ya se sentía mucho mejor y a primera hora los tres se presentaron al castillo y se entrevistaron nuevamente con el rey, este último les permitió hacer lo que quieran por el reino, así que sin pensarlo comenzaron a recorrerlo para conocerlo.
No terminaron de hacer el recorrido cuando llegaron a la zona de entrenamientos. Los soldados bajo los rayos del sol practicaban cuerpo a cuerpo, o con espada, inmediatamente nuestros guerreros se interesaron por ello y sin dudarlo se integraron al equipo para impartir sus conocimientos en combate que obviamente eran mucho más avanzados, despojándose de sus camisas dieron inicio al entrenamiento.
Algunos soldados como Cirlo, Emerico y Mauro que de hecho eran los mejores del ejército, no tomaron para nada bien la intención de los tres hombres y rápidamente surgieron los comentarios.
¿Estos son los valientes guerreros que nos vendrían a ayudar? – dijo Cirlo burlándose.
Se nota que en su vida han usado una espada – agregó Emérico
Y si las han usado será para cortarse las uñas – finalizó Mauro.
Dichas esas ofensas los tres y algunos más que los escucharon se echaron a reír a carcajadas.
Por muy bajo que lo hayan dicho los hombres lobo escucharon, Roderick e Italec fueron los más movidos por eso comentarios y no se quedaron atrás.
Roderick señalando a los que se habían burlado les habló:
_ Ustedes tres, ya que lanzaron esos comentarios, entonces consideran que no sabemos nada sobre batallas.
Emérico y Mauro se miraban entre ellos y miraban a Cirlo, se preguntaban como los había escuchado.
Dariel: _ Les gusta cuchichear, pero no les gusta hablar directamente.
Dejaron de mirarse y Cirlo el más corpulento de los tres les respondió
_ Pues nosotros somos los mejores hombres del ejercito del rey, y sí somos mejores.
Roderick: _ Entonces de ser así, los retamos a un duelo.
Italec se regocijaba en su sitio, estaba deseando usar los puños y darles la mejor paliza de sus vidas.
Emérico: _ Si no quieres recibir una buena golpiza mejor váyanse.
Italec: _¿O acaso tienen miedo?
Cirlo: Él que debería tener miedo eres tu mocoso, mírense no son más que caras bonitas que de batallas no deben saber nada.
Justo en ese momento llegaba el príncipe Philip.
_ ¿Y yo, Cirlo?, ¿consideras que no sé nada de batallas?
Cirlo se quedó helado ante las palabras del príncipe y volteo a verlo.
_ Su majestad, que honor tenerlo por aquí nuevamente.
Príncipe: _ Responde Cirlo, te hice una pregunta ¿Consideras que yo por tener una cara atractiva, no sé nada sobre batallas?
Cirlo: _ No señor, ¿Cómo puede creer eso? Usted a pesar de su corta edad a demostrado grandes dotes en peleas, incluso tiene más habilidad en la espada que su humilde servidor.
Príncipe: _ ¿Humilde? La forma en que te exaltas tus habilidades no son para nada humildes.
Cirlo: _ Lo siento señor, solo estaba respondiendo a la provocación de estos forasteros.
Príncipe: _ Estos hombres no son unos forasteros, estos hombres son amigos del reino y son invitados de mi padre y por lo tanto míos también; tratadlos con amabilidad y respeto.
El príncipe dijo eso último mirando a Italec.
Cirlo: _ Como usted mande señor
Bueno aclarado este asunto, creo que a ustedes tres los estaban retando a una batalla – les dijo El príncipe mirando a los soldados.
_ Si pero…
_ Y veo también que se están negando al reto.
_ No señor nosotros nunca…
_ Se bien lo que escuche, y se los diré por última vez. ¡En el ejercito del rey Ulises, conquistador de los tres imperios, no existe cabida para los cobardes!
_ De ninguna manera señor, jamás escaparíamos a un reto.
_ Perfecto entonces de ser así, yo decidiré quien pelea contra quien. Roderick contra Emérico, Dariel contra Mauro y Cirlo contra Italec.
Cirlo no podía creer lo que estaba escuchando, el príncipe lo estaba humillando en ponerlo a pelear contra un crio que no le iba a dar pelea; cuan equivocado estaba.
Italec sonreía por lo que estaba escuchando, él era el que disfrutaría más de todo esto
_ Pero señor …
_¿Qué pasa Cirlo? ¿tienes miedo?
_ No señor solo es que mire su contextura, lo acabare en un segundo, no es contrincante para mí.
La forma física de Italec si bien aún le faltaba para que sea la de sus tíos, tampoco se veía delgada pues al ser un hombre lobo tenía una buena condición física, solo que Cirlo era evidentemente más ancho.
_ Ya te darás cuenta de lo equivocado que estas, vamos que comiencen.
Las tres parejas de la pelea se colocaron en posición de lucha.
Vas a desear no haber venido hasta acá mocoso, te haré añicos – le dijo furiosamente Cirlo a Italec.
Veremos quien hará añicos a quien – respondió Italec.
No pasaron ni cinco minutos en el campo y el macho alfa derrotó a su contrincante, haciendo callar a todos quienes los estaban ovacionando, posteriormente fue Dariel. Por su lado Italec estaba jugando con su adversario pues aun no demostraba ni la cuarta parte de su fuerza, pues no la necesitaría ya que estaba peleando contra un humado.
Cirlo intentó encestarle un derechazo al muchacho, pero esté lo esquivo, Italec contraatacó con un golpe en la barbilla para terminarlo con una fuerte patada en la boca del estómago que lo arrojo unos pocos metros más atrás sin aire.
Todo el público se quedó anonadado, ante la vergonzosa derrota de aquellos tres soldados fanfarrones.
_ Esto les pasa por ser fanfarrones y subestimar a sus oponentes.
Muy buena pelea – les dijo el príncipe.
Muchas gracias señor – respondió Roderick.
Príncipe: _ Desde muy pequeño me ha interesado todo lo que tenga que ver con los combates, y cuando un contrincante es fuerte me dan ganas de pelear también.
Roderick: _ Eso es bueno señor, a pesar de su edad es muy valiente.
Príncipe : _ Gracias, pero es ello, que te reto a ti Italec a una batalla.
Italec no salía de su asombro cuando el príncipe lo retó, no se lo podía creer.
Príncipe: _¿Qué me dices?
Italec: _ Sería un honor para mí luchar contra usted señor.
_ Muy bien.
El príncipe se despojó parte de sus vestimentas reales y quedo con el torso descubierto al igual que los demás. Italec admiraba la belleza del Philip disimuladamente
Denle una espada a este hombre – ordenó.
Rápidamente un soldado le hizo caso.
_ ¿Cuántos años tienes?
_ Tengo 16 señor, ¿puedo preguntar cuántos años tiene usted?
_ 15 años.
_ Es genial que a su corta edad sea tan habilidoso.
_ Lo mismo digo de ti…. Pero ya no sigamos conversando, comencemos de verdad.
El primero en levantar su espada fue el príncipe, Italec interceptó el ataque y lo detuvo, haciendo sonar fuertemente la espada.
_ No tengas contemplaciones conmigo por ser el príncipe, aquí soy un adversario más.
El príncipe verdaderamente era muy audaz con el manejo de la espada, pero el hombre lobo lo sobrepasaba, pero por obvias razones no podía demostrar su verdadero poder.
Blandían las espadas con fuerza y elegancia, dando una buena demostración del estilo de cada uno, luego de unos minutos batallando de esa forma, llegaron los golpes cuerpo a cuerpo alternándose con las espadas, siendo el príncipe quien daría el primer paso.
Italec si bien es cierto estaba confundido respecto al príncipe, pero los golpes encendían su fuego interior y no pensaba dejarse ganar por nada del mundo, así que con dos rápidos movimientos combinados de espada y puño, lo derrotó.
Italec al ver tirado en el suelo al príncipe Philip sintió un poco de remordimiento, pero así eran las batallas, unos ganaban otros perdían, no importa si sea el príncipe o no.
Lo siento señor – se apresuró Italec a extenderle la mano para levantarlo.
Normalmente no aceptaría la ayuda, sin embargo, era un buen magnifico guerrero – respondió el príncipe tomando la mano de Italec.
Los ojos azules del príncipe y los ojos claros como la miel de Italec esta vez se miraron fijamente sin desviarse las miradas, se dieron las manos e instantáneamente la piel de ambos jóvenes se erizaron sintiendo una electricidad recorrer por todo el cuerpo, combinados con el palpitar de dos corazones acelerados.
Los tres soldados perdedores miraban con rabia como el príncipe felicitaba a los hombres, los demás soldados no se percataron de nada como si con ellos no fuese la cosa, en cambio Roderick y Dariel miraban sonrientes la escena, su sobrino Italec estaba comenzando a enamorarse por primera vez y aunque este lo negara ya no habría marcha atrás.
El príncipe se puso de pie sin despegar la mirada de Italec, sentía varios impulsos que decían que abrace al joven y hasta de besarlo, pero eso no podría ser almenos no en público.
Príncipe: _ Bueno yo me retirare e iré a limpiarme a limpiarme, ustedes deberían hacer lo mismo.
Roderick: _ Señor, si nos lo permite, desearíamos poder quedarnos aquí, ya que con todo respeto me parece que esta es la parte más interesante de todo el castillo, y además desearíamos enseñarles a los soldados nuevas técnicas de lucha.
Príncipe: _ Esta bien, hagan lo que ustedes quieran, siéntanse como en su casa.
Roderick: _ Gracias señor.
_ Escuchen todos, de ahora en adelante estos hombres estarán a cargo de su entrenamiento, como verán, tienen muchas más habilidades y son muy buenos elementos para nuestro ejército, reciban el entrenamiento sin rechistar, y el que se rehúse y sea irrespetuoso con ellos será castigados de una forma muy severa.
_ Sí Señor.
_ Nuevamente los felicito a los tres, muy buenas peleas – dijo el príncipe principalmente mirando a Italec.
Italec se giró para mirar a sus tíos y vio que estos sonreían.
A los demás soldados no les quedaba más remedio que obedecer las órdenes del príncipe, pero los que tenían mucho más coraje era Cirlo, Emérico y Mauro, sus egos estaban pisoteados por los suelos al ver que hombres aparentemente menores que ellos los hayan derrotado.
Esta no fue la primera, ni la única ocasión en que el príncipe se acercaba a observar y a ser parte de las batallas, desde aquel día comenzó a ir regularmente a entrenar también.
Pasaron los días y semanas, el sentimiento que tenían ambos jóvenes iba en aumento con tan solo estar cerca, ni siquiera hablaban más de la cuenta, tampoco eran amigos, pero era inevitable para ellos extrañarse cuando no se veían. Italec cuando estaba en el bosque no veía la hora de regresar al castillo y poder ver a Philip mientras que el príncipe esperaba con ansias el siguiente día para volver a entrenar con el lobo.
Aconteció que una noche los tres hombres lobo fueron invitados a una cena dentro del castillo, para ello el rey les había obsequiado los más finos trajes que pudieran tener, regalo que si bien es cierto agradecieron, pero no les agradaba ponerse porque preferían andar con ropa mucho más ligera o sin nada cuando estaban solos en casa.
Con aquellas ropas aparentaban ser reyes o príncipes, mucho más bellos que otros hombres del imperio, en toda la cena Italec y Philip no se quitaban las miradas de encima, se sonreían como unos tontos enamorados avergonzados por la presencia de sus padres.
Philip: _ Padre, ¿puedo retirarme?, ya terminé la cena.
Rey: _ ¿Harás este desaire a nuestros invitados?
Roderick: _ Por nosotros no se preocupe su majestad.
Philip: _ Entonces de ser así, con permiso.
Rey: ¿Ustedes también quieren retirarse?
Roderick: _ Si el rey quiere que nos vayamos, entonces nos iremos señor.
Rey: _ La verdad no queremos que se vayan, la reina y yo estamos disfrutando con su compañía esta noche. ¿Verdad cariño?
Reina: _ Si, así es mi rey. Por favor quédense.
Dariel: _ Muchas gracias, es un honor para nosotros estar en su casa.
Rey: _ Ya que hemos terminado, pasemos al otro salón, queremos mostrarles algo.
Italec ante la ausencia de Philip estaba muy aburrido y eso no pasó desapercibido.
Reina: Italec por que no vas a distraerse un rato por el castillo, no creo que te interese una conversación de adultos.
El muchacho ni corto ni perezoso se puso de pie, agradeció y se disculpó.
Rey: _ Busca a mi hijo y conversa con él.
Eso no era necesario que se lo hayan dicho, puesto que Italec ese mismo día había decidido que le hablaría al príncipe, era ahora o nunca.
Lo buscó por medio de su olor y de esa manera lo encontró en las caballerizas. Estaba solo alumbrado por la luz de una lámpara acariciando a su caballo. Italec respiró y tomó un poco de valor y entró.
Señor, no pensé encontrarlo aquí – mintió haciéndose el sorprendido.
Descuida, no hay problema – respondió el príncipe.
Si desea me voy, no hay ningún problema – dijo Italec.
No como crees, para nada – afirmó Philip – Pero no te quedes en la entrada, pasa.
Italec se acercó hasta el príncipe y quedaron muy cerca mirándose a los ojos; el príncipe desvió la mirada y se giró otra vez a su caballo.
Italec: _ Por lo visto es su caballo favorito ¿Comó se llama?
Philip: Se llama Zeus, y ¿Cómo sabes que lo es?
_ Porque él me lo dijo.
_ Aparte de buen guerrero también hablas con los animales ¿Qué otro talento oculto tienes?
Italec rio.
_ Es broma, lo supe por la forma en que lo acaricia, en que lo mira.
_ Es verdad, le tengo bastante cariño a este caballo, siempre va conmigo a todos lados.
_ Es bueno siempre tener un compañero, señor.
_ No me digas así, llámame por mi nombre, además tu eres mayor que yo.
_ Como cree príncipe, es una falta de respeto tutear a su majestad.
_Por favor, dime Philip, no me sentiría como si me sigues diciendo “Señor”.
_ Está bien señ… Digo Philip.
_ ¿Puedo acariciarlo?
_ Si claro, adelante.
Italec posó sus manos en la cabeza del caballo, y este se dejaba acicalar.
_ Parece que le agradas.
_ Si eso veo, es un buen caballo.
Philip también se unió a las caricias que le estaba dando Italec al caballo y de un momento a otro sus manos se juntaron por unos segundos; avergonzado Philip retiró las suyas y miró al piso.
Italec: _ ¿Hasta cuándo vamos estar así?
Philip: _ A que te refieres.
_ Philip, desde que nos conocimos no hemos dejado de mirarnos, y sonreímos como bobos cada vez que nos vemos.
_ No entiendo lo que estás diciendo.
_ Si, lo entiendes, mírame por favor.
El príncipe levantó la vista, se encontró con la mirada tierna del chico.
_ Acaso crees que no me doy cuenta, como actúas cuando me ves.
_ Italec no sé qué decir.
_ Vamos dilo tú también, dime lo que sientes.
_ La verdad es que también es que sí, Italec, no he dejado de pensarte ni un solo día.
_ A mí también me pasa lo mismo, te pienso a cada momento, incluso cuando estoy en el bosque, quiero que se pasé rápido el tiempo para volver a verte.
¿puedo tomar tus manos? – Preguntó Italec.
Si – respondió el príncipe.
El muchacho llevó las manos del príncipe hasta su pecho, muy cerca de su corazón.
_ Mi corazón late así cada vez que estoy cerca de ti.
Philip hizo lo mismo con las manos de Italec y las llevó a su pecho para demostrarle los mismo.
Italec sonrió de felicidad porque a pesar que ya lo sabía por los gestos que se demostraban anteriormente, él quería confirmarlo.
De un momento a otro el semblante del príncipe cambió, tornándose un tanto triste y preocupado.
Italec: _¿Qué sucede?
Philip: _ Es que lo que nosotros sentimos está muy mal, dios no apoya esto, y además en el reino se prohíben las relaciones de dos varones, se paga con la muerte, y yo no quiero morir si se entera el resto.
Italec: _Hey, calma que eso no va a suceder, de ningún modo permitiría que algo malo te pase.
Philip: _ Creo que me estoy enamorando de ti Italec.
Italec: _ Yo también me estoy enamorando Philip, has logrado entrar en mi corazón como ninguna otra persona.
Ambos se miraron muy emocionados tocándose las manos, pero querían algo más.
Hasta que finalmente Italec se atrevió a preguntar.
_ ¿puedo darte un beso?
Y con una cara de felicidad única, el príncipe aceptó.
Lentamente fueron acercándose mucho más y unieron sus labios muy despacio. Italec tuvo que inclinar un poco la cabeza pues era unos centímetros más alto que Philip, aquel beso, fue el primero de ambos chicos, el más tierno, el más cariñoso, el que hizo detener el tiempo porque era tan romántico que no se dieron cuenta que ya llevaban besándose por varios minutos.
El relincho del caballo los hizo entrar en el tiempo otra vez. Sus frentes aún seguían muy juntas.
_Gracias por este beso, fue la mejor experiencia que haya tenido en mi vida.
_ Gracias a ti Italec, este beso fue el primero para mí, y ha sido espectacular, nunca pensé sentir tantas emociones al mismo tiempo.
Italec: _ Quiero pedirte disculpas.
Philip_ ¿Por qué?
_ Porque te besé sin ser nada, no debí.
_ No tienes por qué disculparte, yo también lo deseaba, pero tienes razón no tenemos una relación.
Italec tomó de la barbilla a Philip y lo miró a los ojos fijamente y muy sincero y convencido, le preguntó:
_ ¿Philip quieres ser mi compañero y tener una relación sentimental conmigo?
Philip con la gran emoción que lo embargaba no dudó en decir que sí y nuevamente se dieron un romántico beso.
_ ¿Y ahora como vamos hacer para estar juntos? – preguntó el príncipe preocupado.
_ No te preocupes ya encontraremos el momento adecuado y sobre todo el lugar para que no salgas perjudicado, por tu seguridad lo mantendremos en secreto.
Y con ese acuerdo ambos jóvenes comenzaron su relación que no sería nada fácil por las condiciones de ambos.
****
Mientras la reunión con los reyes y sus invitados se desarrollaba y paralelo al momento romántico del príncipe e Italec, un apresurado pero sigiloso Cirlo entraba a uno de los tres castillos del reino, subía por una torre en la que casi nunca nadie entraba, al parecer iba a encontrarse con alguien, llego a una habitación, entro por la puerta y habló a la persona que estaba adentro.
Cirlo: _ Princesa Catarina, siento mucho la demora.
Catarina: _ Cirlo hasta que al fin llegas, sabes que no me gusta esperar.
Cirlo: Lo se princesa, lo siento nuevamente.
_ Ya suficiente, basta de disculpas.
_ Está bien princesa, dígame que me quería decir.
_ Necesito que me hagas un favor querido Cirlo.
_ El que usted desee princesa, soy su más fiel servidor.
_ Pero el favor que te voy a pedir no es un simple favor, de esto depende mi futuro y es muy peligroso.
_ ¿Qué favor es tan peligroso y complicado para que su majestad me hable con tanto misterio?
_ Tiene que ver con la muerte.
_ ¿Acaso yo en el pasado ya no hemos jugado con la muerte cuando me pidió matar a su marido?
_ Así es Cirlo, pero la persona que esta vez quiero que mates tiene mucho poder.
_ ¿De quién se trata princesa?
De mi hermano, el tonto príncipe Philip – confesó Catarina con una terrible crueldad en los ojos.
Cirlo quedó muy sorprendido con lo que le dijo la princesa.
Cirlo: _ ¿Pero princesa que le ha hecho el príncipe como para que lo quiera ver muerto?
Catarina: _ Nacer, eso ha hecho.
Cirlo: _ Señora no sé qué decir.
Catarina se acercó muy sugestivamente a Cirlo tratando de convencer al hombre.
_ Cirlo querido, tu sabes perfectamente que, si mi madre no hubiese muerto y mi padre no se hubiese vuelto a casar, el imbécil de mi hermano no existiría, y yo, nadie más que yo, sería la próxima en suceder el trono de mi padre.
_ Señora por políticas los varones son los preferenciales en la línea sucesoria y eso no se puede cambiar.
_ Efectivamente Cirlo, no se puede cambiar, pero tú me puedes ayudar a que no hayan obstáculos entre el trono y yo, ya que al no haber más varones, yo sería la próxima reina.
_ El rey puede volver a tener otro hijo.
_ Pues mi padre lamentablemente no podrá dejar más descendencia.
_ ¿Qué quieres decir princesa?
_ Que después que mates al príncipe, mataras a mi padre y a su esposa, de esa manera no habrá nadie quien se interponga en mi camino.
_ Señora lo que me pide es algo inaudito.
_ ¿Inaudito Cirlo? Inaudito es que te hayan dejado en ridículo esos hombres que mi papá trajo al reino y que el príncipe los haya apoyado, yo de ti tendría mucho coraje.
Esa ofensa aún era algo que Cirlo no podía olvidar y la tenía muy presente.
Como le pudieron hacer eso al buen Cirlo, al mejor soldado del ejército del rey, fuerte y aguerrido – decía la princesa tocándole los brazos y el cuerpo indecorosamente.
Princesa esa ofensa aun la tengo presente, tan solo recordar me dan ganas de….
Ganas de que Cirlo – interrumpió Catarina – ¿Ganas de vengarte acaso?
_Así es princesa, me dan ganas de matar a esos tres imbéciles, sobre todo al mocoso
_ Pero ellos no tienen culpa alguna, ellos solo seguían órdenes del rey, de quien tienes que vengarte es del príncipe por humillarte delante de tus hombres, y de mi padre por traerlos.
_ Princesa es demasiado lo que me pide.
_ Eso no es nada comparado a lo que te puedo dar Cirlo. Si tú haces lo que te ordeno, yo cuando sea la reina te nombrare mi primer ministro, y serás el segundo hombre con más poder en el reino, después de mi claro está.
La codicia de Cirlo fue tocada en ese momento y su ambición estaba a punto de aceptar la propuesta, pero faltaba un detalle, la cereza del pastel.
Además, Cirlo, no solo te daré riquezas, sino también esto – dijo la princesa sacándose la vestimenta que llevaba.
Catarina quedó completamente desnuda ante Cirlo, y el pene del hombre inmediatamente reaccionó.
Cirlo se desnudó también dejando su fornido torso al descubierto, el hombre no era para nada feo, se veía muy varonil y atractivo.
_ Como veras Cirlo podrás tenerme como siempre.
El hombre se acercó con su pene erecto a más no poder y tomo de la cintura a la princesa.
_ Princesa usted sabe siempre como convencerme.
_ No me digas princesa, hoy como todas las noches cuando me follas, soy tu perra.
_ Entonces, arrodíllate puta y chupa la verga de tu macho.
Catarina se arrodillo bien sumisa y se un solo bocado se metió la verga hasta el fondo de la garganta. El soldado era quien controlaba el ritmo de la mamada sin dejarla respirar sosteniéndola fuertemente por su largo cabello, las arcadas eran fuertes y la abundante saliva que salía de la boca recorrían la quijada y los senos de la mujer.
Ponte en cuatro, perra – ordenó Cirlo.
La princesa solo obedecía, ahora los papeles habían cambiado el que mandaba era él.
La mujer se puso a cuatro patas en un viejo colchón que se encontraba entre todos los objetos olvidados de la habitación, el hombre fue detrás de ella, y tan solo con la ayuda de la lubricación natural de la vagina, metió su pene hasta la base, ella gimió fuertemente.
Las arremetidas eran brutales como si Cirlo se estuviera desquitando de todas sus iras y frustraciones, Catarina gemía fuertemente despreocupada pues nadie los escuchaba.
Luego de unos minutos el hombre descargo sus gordas bolas dentro de la vagina de la princesa, ella también alcanzó el orgasmo, quedando ambos muy satisfechos y se tumbaron al colchón.
Una vez recuperada la respiración siguieron con la conversación.
_ ¿Entonces querido Cirlo, cuento contigo?
_ Si princesa, haré lo que usted diga.
_ Perfecto Cirlo, eres muy leal, veras que conmigo tendrás todo, serás un hombre muy poderoso.
_Muy bien, pero necesito tiempo, tengo que ver el momento y lugar más adecuado.
_ Tómate el tiempo que pides, pero que no sea mucho, porque bien sabes que ya hay un matrimonio arreglado para mi hermano, y si el llegara a casarse y tener un heredero, la tendremos mucho más difícil.
_ No se preocupe princesa, tendrá muy pronto la cabeza de su hermano y la de su padre.
Catarina reía malvadamente por lo que estaba escuchando.
****
Italec y Philip caminaban en medio de los grandes jardines hacía palacio.
¿Entonces cuando podré verte? – Preguntaba Philip emocionado.
_Si deseas mañana mismo, me quedó la cabaña y podemos pasar el rato-
_Perfecto, entonces mañana.
Justo cuando se acercaban a las puertas de palacio, Roderick y Dariel salían despidiéndose de los reyes.
Roderick: _ Fue un placer cenar con usted y su familia, príncipe.
Dariel: _ Lo mismo pienso señor.
Philip: _ Gracias a ustedes por aceptar la invitación.
Italec: _ Jamás hubiésemos rechazado a personas tan ilustres como ustedes, príncipe.
Los muchachos sonrieron se manera cómplice.
****
Y como era de esperarse a la mañana siguiente los dos chicos enamorados concretaron su primera cita.
_ Así que aquí vives con tus hermanos – decía entrando el príncipe a la cabaña.
_ Así es, pero ellos no son mis hermanos – respondió Italec.
_ ¿ Entonces?
_ Son mis tíos.
_ O sea que son hermanos de tu papá.
_ Solo mi tío Roderick
_ Y ¿Dariel?
_ Dariel es la pareja de mi tío Roderick.
_ ¿ Quéeeeeee? – preguntó sorprendido.
_ Así como lo escuchas mi amor, mi tío Roderick y Dariel son novios, así como tú y como yo.
_ No sé que decir, creo que es genial.
_ Si, lo es.
Se besaron muy románticamente.
_Discúlpame por recibirte en un lugar que no es digno de ti.
_ No digas eso, a así sea en el desierto, a tu lado todo es perfecto.
Italec se enorgullecía por la calidad de persona que era Philip, eso hacía amarlo más, y tomándolo por la cintura lo acerco hacía el quedando sus cuerpos completamente pegados principalmente sus genitales.
Eres el mejor chico del mundo Philip – le dijo Italec y lo besó.
Los muchachos enamorados disfrutaban el tierno beso, pero algo pasó haciendo que Philip se separara bruscamente.
_¿Que pasó? ¿ hice algo mal?
Philip estaba volteado.
_No, no pasa nada, solo dame un momento.
_ Pero que tienes, me estas preocupando – dijo Italec rodeándolo para verle la cara.
_ ¿Hey que pasa?
_ No por favor Italec, no me veas así – dijo Philip tapándose la erección con sus manos.
Italec se dio cuenta y sonrió levemente, tomó las manos de Philip quien estaba muerto de la vergüenza.
_ Oye precioso, eso es normal, a mí también me ha pasado, y es lo más normal del mundo, cuando dos personas se quieren y se gustan.
_ Es que no quiero que pienses que solo quiero sexo y que ando de caliente.
_ Tranquilo yo no pienso eso, y si en algún momento tú y yo haremos el amor, será cuando tú lo decidas, y así no lo hagamos nunca, yo estaré a tu lado porque te amo.
_ Gracias mi amor – le dijo Philip besándolo.
_ Esta vez dejaron que sus erecciones chocaran mutuamente.
Y así después de esa primera cita, vinieron muchas más, incluso iban a la ciudad juntos a pasear, aunque simplemente como amigos, pero ya habían llevado su relación un poco más lejos; afortunadamente ante los ojos de los demás no levantaban sospechas, todos en el palacio pensaban que Italec se había convertido en el hombre de confianza del príncipe, pero la realidad era otra.
Pasaron los meses y si bien es cierto Italec cada vez estaba más cerca en convertirse en un hombre lobo por primera ya que los síntomas eran con más regularidad, ya podía controlarlos sin mayores complicaciones, lo cual era un alivio para él porque no quería hacer pasar un mal rato a Philip.
Un día cerca de agosto del año en curso (1906) caminaban Philip e Italec tomados de la mano por el bosque cerca de la cabaña, ese día Philip le había querido decir algo a su amado, pero no encontraba las palabras para decirlo, cada vez que lo intentaba se moría de la vergüenza.
Después de caminar, se sentaron encima de una manta a la orilla del lago.
Nuevamente Philip le quiso decir lo que le inquietaba, pero no termino de articular palabra.
_ ¿Qué te pasa mi amor?
_ No, nada mi vida, no tengo nada.
_ Te llevo conociendo menos de un año, pero parece que te conozco de toda la vida, sé que algo te sucede, vamos dilo.
_ Es que no sé como decirlo, tengo mucha vergüenza y miedo.
_ Vamos dímelo, sea lo que sea.
_ Es que ya hace algún siento que ya estoy listo – dijo bajando la mirada y poniéndose rojo.
_ ¿listo para qué?
_ No mejor no olvídalo.
_ Amor no seas así solo dilo.
_ Listo para hacer el amor – le dijo Philip despacio en la oreja.
Italec se apartó un poco y mirándolo a los ojos le preguntó tiernamente.
_ ¿Estas completamente seguro que quieres hacerlo?
_ Si, ya hace un tiempo quiero ser completamente tuyo. ¿Acaso tú no quieres?
_ Me harías el hombre más feliz de mundo haciéndote el amor.
_ Entonces por favor Italec, hazme el amor, necesito que lo hagas.
_ Está bien, pero no aquí, tiene que ser un lugar a tu altura como el gran príncipe que eres.
_ No mi amor, no me importa, el lugar es lo de menos, como te dije en nuestra primera cita, así estuviéramos en el desierto, para mí todo es perfecto mientras este a tu lado.
_ ¿enserio no te importaría si lo hacemos aquí frente al lago?
_ No mi amor, te lo juro que no me importaría.
Es ahí cuando Italec toma a Philip y lo besa muy amorosamente, acostándose ambos en la manta en la que estaban sentados, le besaba hasta el cuello, desatando en ambos una electricidad que recorría todo su cuerpo.
Lentamente y sin prisas de deshicieron de todas sus ropas quedando completamente desnudos frente a frente, Philip estaba acostado e Italec encima de él observándolo y mirando sus facciones varoniles del rostro, los ojos azules y cabello castaño del príncipe.
_ Eres hermoso – le dijo Italec bajando su cabeza para besarlo.
Comenzaron a besarse cada centímetro de su piel, Italec quien era el dominante, recorría con sus labios todo el cuerpo de Philip, quien solo emitía sonidos placenteros debido a los impulsos eléctricos que recorría por su cuerpo.
Italec frotaba su miembro con el de su amado mojándose ambos con sus lubricaciones.
_ ¿Quiero hacerte completamente mio? ¿Estás listo?
_ Estoy más que listo mi amor, pero por favor no me lastimes – le dijo rogándole con ojitos de borrego.
_ Jamás en la vida, haría algo que te dañara mi vida – respondió Italec – Solo avísame si quieres que pare o te duele mucho.
_ Está bien – contestó Philip.
Acto seguido Italec hizo que Philip alzara un poco las piernas exponiendo su agujero virgen que estaba a punto de ser explorado por primera vez, uso como lubricante un poco de su saliva y comenzó a presionar.
Lógicamente Philip se quejó, pero no dijo nada.
No importa cuantos minutos tuviera que esperar, pero Italec sería muy paciente, entre los besos y las caricias, el pene del muchacho iba entrando muy pero muy despacio dentro del ano del príncipe, aunque este se quejaba un poquito por la incomodidad, más no por dolor.
Finalmente, tras varios minutos el pene del macho ya estaba completamente dentro de su chico.
Una pequeña lagrima caía por el rostro de Philip.
_ Amor, ¿Por qué lloras? ¿te duele mucho? ¿La saco?
_ No estoy llorando mi vida, y tampoco me duele, solo que salió esa lagrima por felicidad, porque me siento completamente feliz contigo, y principalmente porque te amo.
Esas palabras hicieron feliz a Italec quien lo besaba y se movía, penetrándolo suavemente arrancándole más de un suspiro de satisfacción.
Los cabellos rubios de Italec molestaban un poco la visión que tenia de Philip quien disfrutando con los ojos cerrados se mordía los labios.
No cambiaron de posición ni un solo minuto, y la penetración era lenta y muy suave, con el pasar de los minutos el ritmo iba en aumento hasta moderada, los jóvenes estaban disfrutando de su amor y de sus cuerpos adolescentes, aunque el cuerpo de Italec parecía ya de un chico adulto.
Las sensaciones que Philip tenía en el trasero era algo nuevo para él, nunca imagino que hacer el amor al principio le iba a causar incomodidad y después placer, sumado a ello, su pene que estaba aprisionado entre su abdomen y el de su joven enamorado lubricaba en grandes cantidades y ya se le estaba comenzando a poner más sensible el glande, lo que advertía una próxima eyaculación.
No Italec quien en todo momento fue considerado con su enamorado, ya estaba comenzando a eyacular dentro emitiendo sonidos que avisaban lo que estaba sucediendo, fueron varios segundos que el muchacho eyaculó, y en la última arremetida, Philip empezó a eyacular también sobre su abdomen, todo este suceso ocurrió mientras se besaban muy tiernos.
Mi amor nunca pensé sentir esto – dijo Philip separándole los cabellos dorados de la frente a su novio y jadeando.
Yo tampoco, esto fue lo mejor que me haya pasado – respondió Italec.
Te lo juro que nunca he sentido esto – dijo el príncipe.
_Yo tampoco amor, y te juro que ahora son el hombre más feliz del mundo, al haberte hecho mio por fin.
_Yo también me siento el más feliz del mundo, porque me has tomado.
_ Ahora ya somos uno –dijo Italec besándolo.
Metros más allá escondidos entre unos árboles un hombre de figura alta y con barba se masturbaba de manera frenética mientras los observaba, su pene grande arrojó una buena cantidad de semen, se subió el pantalón y se retiró del lugar por sin ser visto.
Los enamorados se quedaron acostados, Philip sobre el pecho se Italec jugaba con su vello púbico rubio.
Tras haber hecho el amor, se pusieron de pie y se metieron al lago donde siguieron besándose y abrazándose.
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GRACIAS POR ESPERAR EL NUEVO CAPITULO, ESPERO QUE LES GUSTE.
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