-Hotel Ikarus-
Juan y Bruno se conocen a través de una app, Bruno le propone que le acompañe a un viaje un tanto «especial» donde van a poder putear a todas las «perras» que quiera.
-Hotel Ikarus-
Aviso: no es vainilla y puede contener relaciones no consentidas y desde luego, no consensuadas
Esta historia comienza un día cualquiera en un punto de Madrid, Juan estaba mirando posibles contactos en una nueva aplicación gay, no una de las comunes, una en la que predominaba el fetichismo. Juan era un chico joven, de gimnasio, sin llegar a ser culturista, pero con un cuerpo envidiable y digno de admirar, ojos verdes, pestañas densas, pelo negro sujeto en un moño con los laterales rapados, no tardaron en llenarle de mensajes en cuanto subió su primera foto mostrando su torso desnudo vistiendo sólo un pantalón de chándal corto sujetándose el paquete, dejando entre ver una buena polla semierecta.
La mayoría de los mensajes comenzaban con un “hola amo”, “quiero ser tu esclavo” lo cual a Juan le excitaba al principio, pero según pasaban los días se daba cuenta de que esas conversaciones no tenían pretensiones de llegar a nada real.
Un día se encontró con un mensaje de un perfil relativamente nuevo con el nombre “amo diplomático”, la foto de perfil le llamó la atención, sólo se veía un pantalón de vestir azul marino, una correa marrón y una camisa blanca con rallas azules, y una mano sujetando el paquete que había en el pantalón, en el mensaje sólo ponía una invitación, “¿Te vienes de vacaciones a Tailandia? Pago yo.”
Juan, interesado respondió al mensaje y comenzaron una conversación.
-@amo_diplomático, no me va el rollo Cash, lo siento.
-No es cash, tengo que ir por trabajo y tengo hueco para un acompañante, he visto tu perfil y me mola.
-¿Y no conoces a nadie con quién ir?, he visto que eres activo dominante, igual que yo…
-No tío, sí que podría llevarme gente, pero voy a un hotel bastante “especial” y me apetecía compartir con alguien, para variar, allí hay bastantes perras para destrozar, ¿sabes?
-Joder, pues no sé que decir, me llama la idea, pero…
-Tío cada vez que voy me pongo morado, pero he visto tus fetiches y creo que nos lo podemos pasar de puta madre, pero como tú veas, tampoco voy a insistir.
-¿Cuándo sería?
-Este find, cogemos el avión por la tarde y llegamos allí por la noche, es un hotel cinco estrellas en plena ciudad, mientras yo esté en el trabajo puedes hacer lo que quieras y luego nos juntamos en el hotel otra vez.
Siguieron conversando un rato, Juan parecía bastante tentado por la oferta, aunque algo desconfiado, finalmente acabaron haciendo una videoconferencia donde Juan se autoconvenció de aceptar la oferta, a los pocos minutos Juan recibió su billete de avión en primera clase.
Llegó el viernes por la tarde y Juan se encontró con “amo_diplomático” que se presentó como Bruno, un hombre apuesto, algo más corpulento que Juan, el cual se sintió algo incómodo al comparar vestimentas, pues llevaba un baquero ceñido y una camiseta cubierta por una chaqueta de cuero marrón gastado, mientras que Bruno iba elegante con un traje de chaqueta azul cobalto, camisa blanca, y corbata rosa claro.
-¿Preparado para el viaje, Juan?
-Sí, claro- Respondió algo aturdido al comprobar que Bruno era todavía más guapo en persona y empezó a fantasear con hacer algo en el baño durante el vuelo con él.
Se dirigieron al control de seguridad, pues ya tenían sus billetes y viajaban sólo con equipaje de mano, cuando Juan se fue a poner a la cola, Bruno le indicó que le siguiera, finalmente, pasando por un arco de seguridad reservado para personal.
Bruno andaba con una seguridad envidiable, parecía que se creía rey del mundo y el personal con el que se encontraba parecía creerlo también.
-Bruno…, ¿a qué te dedicas exactamente?
-Eso no te lo puedo decir…, pero bueno, soy “diplomático”, digamos que me dedico a relaciones internacionales, aunque son algo distintas a las que estamos acostumbrados a escuchar en la TV.
-Ahh… ok.
Juan se quedó todo el trayecto hasta el embarque dándole vueltas a la explicación que le había dado, intentando elucubrar posibles teorías sobre cuales serían esas “relaciones”; Llegaron a la puerta de embarque y les permitieron embarcar en seguida, el avión tenía reservada la parte delantera para los asientos de primera clase, a Juan le pareció el futuro, teniendo en cuenta que las pocas veces que había montado en avión se había topado con asientos estrechos en filas de 3 a ambos lados del avión, cada asiento era como un sillón relax, con una pantalla y todas las comodidades imaginables.
-Este es su asiento señor- La azafata indicó donde sentarnos cada uno y así lo hicimos.
-Juan, te va a encantar el hotel, ya verás.-Sacó un antifaz de la mesita del asiento y se lo colocó reclinándose hacia atrás.- Disculpa si no soy buena compañía durante el vuelo, pero me mareo con facilidad y me he tomado unas pastillas que me dan bastante sueño.
-No, sin problemas, no te preocupes, yo me he traído un libro.
El vuelo despegó y Juan intercalaba miradas entre el libro y el cuerpo de Bruno, fantaseando una vez más con acudir al baño con él.
-Le traigo su cena, señor. -La azafata trajo una bandeja con un trozo de carne, patatas y un pequeño cuenco con ensalada, para cada uno.
Cenaban tranquilamente mientras Bruno explicaba lo lujoso que era el hotel y que era amigo íntimo del dueño, que les daría una suit especialmente para ellos, en un momento dado Juan se levantó anunciando que iba al servicio colocándose el paquete delante de Bruno a modo de indirecta, por si le quería seguir…, transcurridos 10 minutos, Juan volvió sin haber consumado su deseo y con un buen calentón tras haber pasado todo el tiempo imaginándose en el baño del avión con él.
-Te he estado esperando…-Le dijo Juan al oído, algo impaciente por escuchar la excusa de Bruno.
-¿Para qué?-Le espetó con algo de dureza.
-Joder…, pensaba que a lo mejor querías probar en el baño. –Juan se sintió algo abochornado ante la situación.
-No me mal interpretes, estás muy bueno y me caes bien, pero en un rato vamos a estar en una habitación de hotel enorme donde vamos a poder hacer todo lo que queramos, y sinceramente prefiero llegar con las bolas llenas.
La contestación, sobre todo la última parte, no sólo convenció a Juan, sino que lo calentó aun más. El vuelo no tardó en llegar a su destino y de allí fueron directamente a un coche negro que les esperaba en la misma pista de aterrizaje, éste los llevo a su destino final; durante el trayecto Bruno hablaba por teléfono dando directrices, me imagino que a sus empleados, sobre cómo tenían que preparar un encuentro al día siguiente.
-¡Bienvenidos señores!- Un hombre bajito y calvo, de unos 60 años los recibió dando la mano primero a Juan y luego un abrazo a Bruno.
-¡Cuanto me alegro de verte por aquí otra vez!
-Arthit, siempre es un placer verte.
Bruno se desenvolvía en las relaciones sociales con una soltura inimaginable, conversaron durante unos minutos mientras un botones esperaba junto a ellos con el equipaje, poco después, Arthit se despidió deseándoles una encantadora estancia.
Cuando llegaron a la habitación guiados por el botones, Juan se sorprendió al descubrir el tamaño y lujo de ésta, nada más entrar había un salón a dos alturas, muy espacioso, presidido por una mesa de té redonda y un sofá circular rodeándola, con unos ventanales donde se veía toda la ciudad, el botones se despidió cerrando la puerta tras de sí.
-No exagerabas respecto al lujo de este sitio, ¿eh?- Le dijo Juan.
-Vamos a sentarnos un rato, que tengo un par de cosas que preguntarte-Le dijo indicándole que se sentara a su lado.
-Verás… hay mucha gente que va de duro, pero a la hora de la verdad… no hacen nada, es sólo una fantasía que se montan, espero que no seas de esos.
-Joder, ya te lo dije, yo soy muy cañero, pero siempre respeto los límites.
-Bueno, pero ¿qué pasa si no hay límites? -Dijo Bruno mientras se recostaba sobre el sofá agarrándose el paquete.
-Siempre se acuerdan límites, coño, imagínate que luego me denuncian.- Juan dijo entre risas sin saber que era justo la respuesta que Bruno buscaba.
Bruno se levantó y se dirigió hacia una habitación dejando a Juan sentado en el sofá para volver pocos segundos después tras mantener una corta conversación telefónica.
-¿Dónde has ido?– Preguntó Juan intrigado.
-A pedir servicio de habitaciones…
Pocos segundos más tardes pegaron a la puerta, entró el botones con un chico de no más de unos 18 años, aunque parecía mucho más joven por sus rasgos asiáticos, vestido sólo con un jock negro, este chico le llegaría por debajo del pecho a Bruno, Juan era algo menos alto que Bruno, pero no era una diferencia obvia. Bruno cogió al muchacho de la mandíbula haciéndole abrir la boca, inspeccionando meticulosamente sus dientes, comprobando hasta donde podía meter los dedos sin provocarle arcadas mientras el botones le explicaba que era un esclavo de la mejor calidad.
Bruno parecía ignorar al botones mientras seguía inspeccionando cada centímetro de su cuerpo, cuando se sintió convencido ordenó al botones marcharse y acto seguido agarró al esclavo de la nuca haciéndolo avanzar hasta Juan, el cual estaba completamente excitado ante lo que estaba presenciando.
-¿Qué te parece este? Está follable, ¿no? –Dijo Bruno mientras empujaba al esclavo para que se arrodillara ante Juan.
-Bueno…, un agujero es un agujero, ¿no? –Respondió Juan mientras se desabrochaba el baquero.
-Exacto…, como te iba diciendo, aquí nadie te va a denunciar, mi amigo coge la basura de la calle y la reutiliza, no sé si me entiendes.
Juan miraba a Bruno con cara de incredulidad, Bruno proseguía explicándole.
-Aquí, los chavales que se quedan en la calle, son considerados poco menos que escoria, y Arthir les de alojamiento y comida aquí, a cambio ellos se convierten en un objeto más del hotel, claro, sólo para uso de gente importante.
Bruno puso al esclavo a chupar la polla de Juan a la vez que se desvestía.
-Entenderás que a esta basura hay que tratarla como lo que son, productos desechables, de usar y tirar, una puta barata que te encuentres por la calle es una princesa a su lado.
Juan asentía mientras el esclavo le chupaba la polla ayudándose con las manos; Bruno agarró la cabeza del esclavo y la empujó contra la pelvis de Juan, mientras se acercaba e él y ponía su cara a 3 centímetros de la de Juan.
-¿Entiendes ahora a lo que me refiero?-Las babas del esclavo impregnaban la polla de Juan mientras bajaban por sus pelotas y mojaban el sofá y el suelo.
Bruno se sentó sobre la cabeza del muchacho sin dejar en ningún momento que se sacase la polla de la garganta, rodeó entre sus brazos a Juan y empezaron a enrollarse ignorando completamente los espasmos involuntarios que tenía el esclavo bajo ellos.
-Sabía que nos íbamos a llevar bien…- Bruno agarró al esclavo de los pelos haciendo que se incorporar dejando al descubierto la polla de Juan, de unos 20 centímetros y bastante gruesa, que estaba empapada de una baba blanca y viscosa, acto seguido empezó a follarle la boca al esclavo mientras Juan miraba y se masturbaba, pocos segundos pasaron hasta que Juan le dio una patada en la cadera al esclavo.
-¿Qué pasa puta?, ¿no tienes manos?– El esclavo se retorció, pero siguió siendo el fleshjack de Bruno sin moverse para nada.
-Esta basura no habla más idioma que el de la violencia…, vas a tener que aprender a comunicarte mejor…- Bruno se rio escandalosamente.
Juan agarró al esclavo del pelo y lo volvió hacia él violentamente propinándole una buena bofetada que le dejó la mano marcada al instante, para, acto seguido escupirle en la cara y acercar su polla a la cara del esclavo, el esclavo intentaba metérsela en la boca, pero Juan lo tenía sujeto del pelo, cada dos segundos Juan le escupía mientras Bruno se reía y hacía lo mismo.
-Joder…, mira que me he follado putas sumisas…, pero esta no puede ser más patética…-Decía Juan entre risas.
-Créeme, se puede, ya verás cuando terminemos con ella…
El esclavo finalmente empezó a pajear a Juan y Bruno volvió a tomar control de su cabeza volviendo a follarle la boca mientras se formaba un charco a sus pies. Juan y Bruno se enrollaban apasionadamente mientras el esclavo pasaba de una polla a otra sin parar.
-Date un homenaje Juan, yo voy a ir preparándole el culo.
Juan se sentó en el sillón completamente abierto de piernas mientras el esclavo no paraba de tragarse la polla hasta el fondo, lengua fuera inundando la habitación con sus babas y vómito claro, el esclavo estaba a cuatro patas sobre el suelo frente al sofá, Bruno cogió su correa y la dobló, empezó a darle correazos cortos en cada cachete, los cuales, rápidamente se tornaron rojos, el esclavo no parecía quejarse, aunque se sobresaltaba con cada correazo.
Juan le tapó la nariz y le rodeó el cuello con la pierna sin que este pudiera sacarse su enorme polla de la tráquea, el esclavo aguantó bien durante unos segundos, pero pasados estos, intentó zafarse, provocando un cambio de actitud en Juan, ahora mucho más violento.
-¿Quién te ha dicho que puedas sacarte mi polla de la boca, zorra?-Le agarró de la mandíbula y le habló a un centímetro de su cara mientras su expresión detonaba una gran agresividad y enfado, lo llevó del pelo hacia un cristal y lo apoyó contra él.
-Te vamos a follar aquí, que toda la ciudad vea lo puta que eres, ¿me entiendes?- El esclavo estaba asustado, temblando sin entender ni una sóla palabra de lo que decía Juan.
-Tranquilo hombre, tranquilo… la noche está empezando.
Juan hizo que el esclavo se arrodillara y él se arrodilló justo detrás de él, sujetando los brazos del esclavo sobre su coronilla, mientras miraba lascivamente a Bruno, el cual posaba correa en mano con su cuerpo escultural y su torso lleno de vellos, luciendo una erección todavía más grande que la de Juan.
-Dale ahora, que aprenda que, si no nos complace, tiene castigo…
Bruno empezó a darle correazos en el torso provocando gritos que pasaron del dolor a la agonía con el pasar de los minutos ante la, no sólo indiferencia de sus amos, sino regocijo.
-Bueno, yo creo que esta puta ya habrá aprendido algo…-Dijo bruno enrollandole la correa en el cuello a modo de collar.
Volvieron a enrollarse mientras el esclavo volvía a comerle la polla a Bruno y pajear a Juan, Juan no tardó en arrodillarse y empezar a tantear el ojete del esclavo.
-Esta puta va a aprender lo que es un nabo español- Juan le metió dos dedos en el ojete de golpe y empezó a meterlos y sacarlos a gran velocidad.
-Rómpele el ojete, no te preocupes, que mañana nos dan otro.
Juan le metió la polla hasta el fondo haciendo que el esclavo diera un pequeño grito sacándose la polla de Bruno de la boca.
-Joder, tío… no aprendes…, no vales ni para ser un puto agujero.-Juan agarró la correa que rodeaba el cuello del esclavo y empezó a tirar, haciendo que éste se asfixiar mientras Bruno seguía usándolo de fleshjack.
-A ver si así aprendes que para comer polla no necesitas respirar, cerdo- Ambos seguían follándose sus respectivos agujeros mientras el esclavo se volvía azul y la cara, completamente bañada en babas y lágrimas, se le hinchaba.
-Vamos a darle entre los dos, que a mi me gusta que tengan el ojete bien apretado, y aunque esta puta ya está usada, entre los dos lo rellenamos bien, seguro.
Bruno se tiró al suelo y agarró la correa tirando suavemente de ella para que el esclavo que estaba recuperando su respiración se tumbara sobre él. Juan le cogió la polla a Bruno y la introdujo en el ojete del esclavo, para acto seguido agarrarle de las caderas y meter la suya también.
Dos hombres altos y musculosos follándose a un chaval menudo y bajito frente a una ventana de cuerpo entero a la vista de toda la ciudad, la situación a Juan le pereció de lo más excitante.
-Tío me voy a correr, no aguanto, llevo desde el avión con la calentura.
Juan agarró al esclavo del pelo y sin darle tiempo a reaccionar lo arrastró hacia el baño, allí se empezó a pajear junto al váter, ante la atenta mirada del esclavo que permanecía a cuatro patas frente a él, Juan se corrió en el váter soltando una generosa cantidad de lefa caliente y espesa, acto seguido y sólo con el gesto de un dedo, el esclavo comenzó a lamer el váter mientras Bruno llegaba y empezaba a follarle el culo por detrás.
-No pensarías que me iba a correr en una basura como esta, ¿no?
-Ahora está donde le corresponde, puto come mierdas…
Juan empezó a hundir la cabeza del esclavo mientras tiraba de la cisterna y el esclavo volvía a hacer gestos de incomodidad, Bruno estaba bombeando con más fuerza que antes cuando Juan decidió mearle en la cara al esclavo, una vez más tiró de la cisterna mientras le hundía la cabeza en el váter y decidió sentarse sobre su cuello ahorcándole con su propio peso sobre la taza del váter mientras Bruno estaba a punto de correrse.
El esclavo no intentaba zafarse, pero a duras penas conseguía crear algo de espacio con sus manos para poder coger algo de aire.
Bruno se levantó y se puso sobre el esclavo, quedando éste entre sus piernas y poniendo su polla frente a la cara de Juan, éste agarró la polla y empezó a pajearle a toda velocidad hasta que pudo recibir la tan esperada lefa de Bruno en su boca, entonces se levantó y cogió al esclavo por el cuello, haciendo que permaneciera de rodillas pero incorporado y dejó caer la lefa de su boca al váter, sabiendo este lo que le tocaba hacer, lamer toda la taza del váter mientras Juan seguía tirando de la cadena.
-Bueno Juan, este perra no da más de sí y yo estoy algo cansado, mañana cuando venga nos montamos una sesión más cañera, si te parece.
-Eso, eso.
Bruno hizo una señal al esclavo y este se levantó, hizo una reverencia a ambos y se marchó sin más.
PS: Esta historia no está escrita, más allá de lo que vaya publicando, estoy abierto a sugerencias para próximos capítulos, aunque va a ser previsiblemente corta (no más de 4/5), si tenéis sugerencias podéis dejarla en los comentarios y haré lo posible para integrarlas (zoo no, todo lo demás se itentará)
WOOW, yo me apunto a ese viaje!!!
Me flipa la humillacion y el abuso de los pobres!
Y estais en Tailandia, aprovecha y mete muuuuucho mas jovenes jj
Wow excelente relato, me calentó mucho espero las continuación.
El poder despierta el mejor morbo, nada como someter a los hijos delante de los padres, que por comida los entregan…