Hotel íkarus capítulo IV (Final)
Final de las aventuras de Bruno y Juan en el hotel íkarus donde han dado rienda suelta a sus perversiones más oscuras con los esclavos que les proporcionaba el hotel.
Juan abrió poco a poco los ojos, intentó frotárselos, pero se dio cuenta que tenía las muñecas esposadas a lo que parecía una silla de ginecología, estaba en un cuarto relativamente pequeño en comparación con su habitación de hotel, no más de 10 metros cuadrados, completamente pintado de rojo con luces alógenas colgando del techo, sus manos estaban esposadas al respaldo del sillón por encima de su cabeza y sus piernas atadas a los sujeta piernas, rodeando su cintura una banda elástica que le impedía elevar la cadera más de unos centímetros, cuando reaccionó empezó a intentar gritar pidiendo que le soltaran, pero difícilmente se le entendería debido al gag de bola que tenía atado a su boca. Bruno apareció justo detrás de él en cuestión de segundos mientras él se revolvía en la silla intentando zafarse de sus ataduras.
- Vaya, por fin despiertas…- Juan intentó pedirle explicaciones, pero una vez más lo único que consiguió fueron unos sonidos ahogados acompañados de babas que salían disparadas con fuerza de su gag rojo.
- Te mereces una explicación, supongo…-Bruno se puso a dar vueltas por la habitación lentamente mientras hablaba, sin dejar de mirar a Juan.
- Te advertí que tuvieras cuidado…, cuando te conocí por el chat me di cuenta de lo que eras capaz, por eso te dije que no pidieras servicios por tu cuenta, me alegra que al menos ahí me hicieras caso…- Prosiguió- Pero anoche te advertí que el esclavo tenía que salir de una pieza, ¡por si fuera poco te has cargado al camarero!
Juan intentó rebatirle, pero una vez más fue en vano.
- ¿Qué me vas a decir, que fue un accidente? Da igual, la cuestión es que me has metido en un buen lío con mi amigo… pero por suerte… pudimos llegar a un acuerdo rápidamente. Verás, te has cargado a un esclavo y el va a recuperar un esclavo.
Juan se volvió loco en su silla intentando hablar y zafarse zarandeándose como un loco por unos segundos, Bruno esperó a que Juan parara para continuar hablando. – No vas a ser tú, si es lo que estás pensando…, anoche intenté contactar con un amigo mío de Seattle, ahí está la mejor escuela de esclavos, iba a hacer un intercambio contigo para darle al nuevo esclavo a Arthit, pero la escuela ha sido descubierta y desmantelada, de hecho ardió con todos dentro…, pero no te preocupes, no es la única en el mundo, te voy a mandar a una en Brasil, que estoy seguro que allí vas a aprender mucho…
Juan entre asustado y confundido intentó zafarse una vez más sin obtener resultado alguno. – Pero mi amigo me ha dejado usar su “sala de juegos” para disfrutar de mis últimas horas aquí contigo, y sinceramente desde que vi tu perfil quise usarte a mi antojo, pero yo respeto los roles y los límites de cada uno, como debe ser, sin embargo, a partir de ahora no eres un esclavo BDSM, sino…, bueno, nada… no eres nada, no hay nada que respetar ya, voy a darte un aperitivo de lo que te espera a partir de ahora.
Juan empezó a llorar mientras intentaba suplicar que le soltara, empezó a temblar del miedo, Bruno, ante eso, se acercó a él y le sujetó de la mandíbula.
- Tranquilo, que vas a salir de una pieza de aquí, lo que pase más adelante ya no depende de mi, esas escuelas son más bien duras, te van a romper por dentro y si hace falta romperte por fuera tampoco van a dudar, si el esclavo no sirve, es descartado, tú sabrás…
Juan se desmayó del miedo, sólo para ser despertado con un cubo de agua fría en su cabeza.
Bruno se sentó en un taburete bajito entre las piernas de Juan y empezó a separar sus cachetes para lamerle el ano, se le escuchaba gemir de satisfacción mientras las bolas de Juan le caían sobre la nariz, la polla de Juan, que era bastante generosa incluso en estado de flaccidez se le había encogido del miedo y los huevos subían y bajaban con cada contacto con la cara de Bruno, el cual siguió deleitándose durante unos minutos mientras empezaba por introducir su dedo índice.
- Vaya…, está bastante apretadito, es verdad que por aquí no han pasado muchas pollas…, por lo menos en mucho tiempo…
Bruno se puso de pie y movió el taburete justo detrás de la silla, para luego girarla 180 grados. Cuando Juan vio la pared que estaba oculta a su espalda estuvo a punto de desmayarse una vez más, colgando de la pared había todo tipo de objetos sexuales de todos los tamaños, dildos xxl, dildos normales, varas, palos, fustas, agujas, todo lo que pudieras imaginar estaba ahí, aunque Juan, que siempre presumía de ser cien por cien activo (de hecho no le gustaba ni chupar pollas, aunque alguna vez lo había hecho con tal de echar un polvo) lo que más miedo le dieron fueron los dildos.
- Te recomiendo que te relajes, pues cuando termine contigo esto tiene que entrar sin problemas- Dijo mientras señalaba un dildo con forma de brazo.
- Pero bueno, entiendo que a lo mejor con ese gag es difícil, te lo voy a quitar.
Bruno se acercó y le quitó el gag, Juan sintió un dolor agudo e intenso en la mandíbula al quedar libre debido al rato que había estado forzado a llevarla.
- ¿Qué coño haces? ¡Suéltame joder! ¿Cómo coño me has traído aquí!
- Anoche, después de la primera copa te metí un par de somníferos y cuando te quedaste dormido llamé para que te trajeran, esto no estaba planeado… hoy nos volvíamos los dos, pero no me has dejado más remedio y como comprenderás, no voy a perder la oportunidad de usar a un tío como tú…, pero… ahora que lo pienso, de poco me sirves si no eres capaz de empalmarte, fíjate, con lo grande que la tienes se te ha quedado bien pequeñita.
Bruno le agarró de la polla firmemente y se la metió en la boca empezando a chupar con todas sus fuerzas mientras bajaba la piel del frenillo para que el glande quedara expuesto, pero no consiguió reacción alguna, más allá de la lista de improperios y amenazas que soltó Juan.
- Puto marica, que me sueltes, ¡no tienes derecho a hacerme esto!
- Juan, yo no soy como tú, tú necesitas darle algo a alguien para follártelo, en este caso , tu físico… yo tengo poder, dinero… soy un hombre libre y poderos, mientras tú ahora eres menos que un eslcavo normal, si me apetece puedo comprar un esclavo cualquiera y acabar contigo en un momento, así que va a ser mejor que colabores y seas un buen esclavo… mis esclavos son míos para usarlos como me apetezca, si quiero que me rellenen el culo, así lo harán y por las próximas horas, eres mi esclavo y me vas a dar el placer que me merezco, ¿entendido?
En ese momento la mirada de Juan pareció quedarse sin vida, fue el momento en el que entendió que no tenía salida, ni voz, ni opinión y tras unos segundos de silencio asintió.
- Eso está mejor…
Bruno cogió una bomba de succión y metió la polla de Juan que por el momento parecía haber cesado en sus intentos de escape. La polla de Juan fue creciendo hasta rellenar el tubo, adquiriendo una tonalidad rojo oscuro con tintes morados, era, probablemente la erección más grande que había tenido en su vida, Bruno le quitó la bomba y le ató un lazo de silicona para evitar que fluyera la sangre, entonces se puso a masturbarle mientras le chupaba y lamía los huevos, Bruno salivaba bastante y no tardaron en caerle chorros de babas que bajaban desde los huevos hasta el ano, intercalaba los huevos con lamidas desde la base hasta el glande, de vez en cuando se metía el glande entero en la boca y sorbía como un polo al que quieres quitarle el sabor dejando sólo el agua congelada mientras con la otra mano apretaba aun más la base de la polla, de vez en cuando se la metía hasta la mitad, siempre acompañando el movimiento con la mano.
Juan gemía de placer, por un momento parecía olvidarse de la situación y se estaba entregando por completo, los huevos de Juan se subían hasta acoplarse en la base cada vez que Bruno apretaba y chupaba el glande.
- Sabes Juan…, se me ocurre una idea…, ¿que te parecería ser mi esclavo en vez de ir a la escuela? Siempre puedo comprar un esclavo para que se quede aquí, seguro que Arthit lo aceptaría.
- Sí, claro…, seré tu esclavo…, por favor, no me mandes a ningún lado.
- Sí, ¿qué? -Dijo Bruno mientras le apretaba los huevos.
- Sí, amo, será un honor…- Respondió Juan retorciéndose de dolor.
- No entiendes muy bien cómo va la cosa…, tu vida ahora mismo está en mis manos…, eso es más que un amo, ¿no crees?
- Sí Dios…- Juan se tragó el orgullo aunque esas palabras pesaron sobre su alma más de lo que nunca pudiera haber imaginado, la humillación que sintió fue tal, que preferiría morir antes que volver a pronunciarlas.
- Bueno…, podemos valorar la idea, pero primero tengo que ver si cumples mis expectativas.
Bruno se volvió hacia la pared para coger un fleshjack, inmediatamente empezó a masturbarle introduciendo su polla hasta el fondo y sacándola casi por completo, estuvo un rato así mientras Juan se encogía de placer con cada puñalada que le daba en la polla con el masturbador, Bruno, excitado volvió a lamerle el culo mientras le iba introduciendo un dedo.
Ahora que estaba más relajado no le fue difícil empezar a meterle hasta tres dedos, Juan estaba disfrutando del trabajo que estaba haciendo Bruno tanto en su polla como en su ojete. Bruno se levantó dejando la polla de Juan completamente dentro del masturbador. – Comprenderás que no me fio todavía de ti. -Bruno le puso una mordaza metálica para mantenerle la boca abierta, Juan no opuso resistencia, entonces Bruno reclinó por completo el asiento haciendo que la cabeza de Juan quedase ligeramente inclinada y empezó a follarle la boca con el gag puesto, no tardaron en caerle chorros de babas que llenaban su cara por completo y discurrían hasta llegar al suelo, igualmente, tampoco tardó en devolver la cena de la noche anterior mientras Bruno seguía follando sin piedad la garganta de Juan, agarrando su cuello para poder sentir su polla con cada embestida, Juan hacía lo posible por intentar sacarse la polla de Bruno con cada arcada, pero lo único que conseguía era que Bruno agarrara el cuello con más fuerza y lo embistiera más violentamente, de vez en cuando Bruno se tumbaba sobre Juan consiguiendo aplastar sus huevos contra su cara para chuparle la polla amoratada y babeante a rebosar de líquido preseminal, tras diez minutos , que para Juan parecerían horas de torturas en los que las babas y los mocos le formaban pompas que se adherían a los huevos de Bruno, éste se corrió dentro de su garganta sin dejar de embestirle en ningún momento, para acto seguido mearle en la cara. – Ojalá pudieras verte ahora mismo, creo que ni en tus peores pesadillas hubieras pensado que un tío te podía dejar la cara así…
Y era cierto, ni en sus peores pesadillas su hubiera imaginado que nadie le violara la garganta así, sin descanso, que le hiciera vomitar y le formara una mascarilla de babas y mocos. – Bueno, ahora vamos por el otro agujero…, pero yo necesito un descanso para recuperarme…
Bruno fue hacia la puerta y entraron dos esclavos, los esclavos de las noches anteriores, según entraron le hicieron una reverencia y Bruno les dio un dildo con arnés a cada uno, sin tan siquiera hablar se lo pusieron y empezaron a follarle cada uno por un agujero.
Bruno se subió en la silla y ordenó al esclavo que estaba follándole el ojete a Juan a que le lamiera el culo, éste, sin dejar de embestir a Juan que intentaba gritar inútilmente, pues lo único que se escuchaban eran sonidos guturales y arcadas debido a las embestidas del esclavo que le estaba follando la garganta, sorbía y escupía como si fuera un manjar que le das a una persona que lleva días sin comer, tras unos minutos, Bruno se sentó sobre Juan clavándose la polla hasta el fondo y gimiendo de placer, contoneándose sujetándose las manos sobre la cabeza, de vez en cuando apoyándose y manoseando los pectorales de Juan, mientras él seguía siendo usado por los dos esclavos sin opción a réplica, Bruno pronto recuperó su erección, pero siguió durante al menos 20 minutos, el ojete de Bruno chorreaba liquido preseminal.
Bruno se levantó y despachó a los esclavos, los cuales, una vez más hicieron una reverencia y se marcharon, entonces, le quitó la mordaza.
- Bueno…, te he dicho que te iba a poner a prueba…, ahora voy a follarte y voy a pajearte…, si consigues no correrte antes que yo, entonces serás mi esclavo.
- Lo haré, como usted quiera Dios. – Juan respondió desesperado y aliviado, primero por tener un descanso para respirar sin que un falo le estuviera perforando la garganta sin piedad, mientras otro lo hacía por el culo y segundo, por ver una opción distinta al ser vendido como un esclavo a otro país, al menos en España podría intentar escapar.
Bruno le volvió a poner el masturbador, pero ésta vez lo acopló a una máquina con la que él podía controlar la velocidad y la profundidad, automáticamente, Bruno le insertó la polla, la cual entró como si nada debido a que el dildo que habían usado era muy grueso y le habían dejado el ojete como un coño, Juan ahora, estaba disfrutando sin dolor de la follada de Bruno mientras él controlaba la velocidad de la masturbación, hacía que saliera casi del todo y al bajar se le clavara en la pelvis, primero a ritmo medio, después iba a ritmo rápido y luego bajaba a lento, este proceso lo repitió durante unos 20 minutos reduciendo cada vez más los tiempos de ritmos medios y lentos.
Juan estuvo varias veces al borde del orgasmo pero fue capaz de contenerse, de repente y a los 30 minutos de estar siendo masturbado y follado a la vez.
- Para, por favor, para… me corro…- Aulló desesperado por correrse y no poder controlarlo.
Bruno esperó unos segundos antes de quitarle el masturbador y comprobar que la polla estaba completamente morada e hinchada y palpitando, no dudó en agarrarle de la base con una mano y masturbarle con la otra mientras succionaba su glande, irremediablemente Juan se corrió en la boca de Bruno, quien degustó hasta la última gota de lefa que le quedaba en los huevos.
- Una pena…, me hubiera gustado compartirte con mis amigos…
Bruno se fue hacia la cara de Juan y se masturbo frente a él.
- Allá a donde vas ésto es costumbre, en la escuela se corren en los ojos de los esclavos, para que sean lo último que vean si no han estado a la altura.
Bruno se corrió en sus ojos mientras Juan estaba en shock, aun con el gag puesto y atado, sin mediar palabra Bruno se dio la vuelta y se fue, quedando Juan atado y sumido en sus pensamientos más oscuros imaginando lo que sería de él a partir de ahora.
Tras despedirse de su amigo Arthit se marchó al aeropuerto en su coche privado y volvió a España, con lo que no contaba Bruno es que Juan le había contado a su mejor amigo lo que estaba pasando en el hotel, le había pasado pantallazos de las conversaciones y contado con audios lo que había hecho la primera noche, su amigo al sospechar por no volver a tener contacto con él, denunció directamente en redes sociales, llegando hasta la prensa, pues sabía, por lo que le había contado Juan, que Bruno era alguien relacionado con el gobierno y probablemente una denuncia en la policía sin presión mediática no sólo no hubiera dado resultados, sino que además le podría haber traído consecuencias a él y a su familia.
Bruno fue arrestado por tráfico de humanos y por el camino acabó llegando a un acuerdo para reducir condena al dar información sobre las localizaciones de las “escuelas”, en unos meses desmantelaron la mayor parte de ellas, rescatando a Juan y repatriándolo, el cual tuvo que ingresar en prisión tras confesar el asesinato de Adrián, Juan, tras sobrevivir a la escuela, nunca volvió a ser el mismo, pero tras unos años en la cárcel y con la ayuda de varios psicólogos consiguió perdonarse a sí mismo y volver a hacer una vida normal una vez cumplió su condena, su relación con el sexo no volvió a ser la misma, se convirtió en esclavo en sus relaciones y buscaba siempre explorar sus límites y superarlos, pronto se convirtió en un ejemplo a seguir en su nuevo rol de sumiso.
El hotel Íkarus no cerró, pues al investigar y hablar con los esclavos, ellos se autodeclararon como “chicos de compañía” que ejercían libremente, durante un tiempo fue seguido de cerca por organismos oficiales, pero debido a la influencia de Arthit y a la falta de indicios pronto volvió a recobrar su actividad normal.
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