Humillación: con el gitano que robó a mi hijo.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Sissy18.
Hola, este relato llegó a mis manos de un amigo hace poco y me pone mucho, pienso que es una de las máximas humillaciones.
Hola, mi nombre es Pedro y vivo en las afueras de Barcelona, España. Tengo 52 años y estoy casado y tengo un hijo de 17. Años después de casarme empecé a tontear con el morbo gay. Al principio solo pollas, poco a poco más fuerte, y al final terminé adicto al sexo fuerte entre hombres, sobre todo al de esos tíos como yo que dedicaban su vida a servir a machos de verdad. Sin embargo, toda mi situación familiar y mis miedos me impidieron probar nunca esto.
Fue hacia la primavera del año pasado cuando los problemas se centraron en mi hijo. Él está en el instituto y dado que siempre ha sido un chaval reservado, no tenía amigos y a menudo era objetivo de matones, cosa que abundaba en el barrio. Un día, su madre le dio a mi hijo dinero para pagar una excursión a Francia, 100€. Esa misma mañana, mi hijo llamo a casa alarmado porque un gitano del barrio, compañero de clase, le había robado el dinero y amenazado con pegarle si intentaba algo. Ante esta situación, mi mujer y yo fuimos al instituto, pero como ocurre con la mayoría de los centros católicos, se quitaron el problema de encima.
Mi mujer decidió entonces que había que hacer algo, porque tampoco vamos sobrados de dinero, y me dijo que fuera a hablar con él. Yo obviamente tenía miedo, pero mi mujer me terminó obligando a hacerlo muy a mi pesar.
La tarde del día siguiente me encaminé hacia el taller donde el chaval pasaba el rato, ya que ya tenía 20 años y no sacaba nada de la escuela más de lo que conseguía roba. llegué, toqué a la puerta y pronto me abrió: era un tío alto, muy moreno, bastante delgado pero fibrado y que vestía camiseta de tirantes y aspecto bastante desaliñado. La verdad es que el tío me puso mucho.
-Quién eres tú?
+Soy el padre de Jordi, va a tu clase y le robaste dinero ayer.
-Y a mi qué, pavo?
+Pues que ese dinero era para…
No me dejó terminar cuando volvió para dentro y cerró la puerta. El tío tenía pelotas y pasaba de todo. Decido abrir la puerta y entrar haciéndome el enfadado.
+A ver, que quiero que me devuelvas el…
-Pero qué haces pavo? Pero qué coño haces, mierdas?!
El tío me agarra por la camisa y me tira contra la puerta, que se cierra, yo me intento defender, lo agarro por el pecho y noto todo el sudor. Cuando me doy cuenta me tiene una avaja puesta en la cara y yo le estoy tocando el pecho.
-Pero qué haces, bujarra? Reconozco que estaba empalmado.
Él se dio cuenta y en su cara apareció una risa sádica.
-Ya sé qué vamos a hacer ¿Quieres la pasta?
+Eh… sí
-Pues trabájala
Ma pega un empujón que me tira al suelo. No me creía loq ue estaba pasado: se bajó los pantalones y se sentó en una hamaca.
-Chupa mamona, dameplacer y ya veré si lo haces bien y me apetece devolverte el dinero.
No me lo pensé dos veces, tantos años de autocensura y control unidos a la situación de debilidad en la que me encontraba explotaron y corrí a meterme aquel aparato en la boca. Era larga y delgada, y tenía el prepucio intacto. La metí entera y pase la lengua, tenía un sabor salado y a sudor que siempre me imaginé. Empecé a cerorrerla y sacarla y meterla de la boca. El chaval estaba a tope, la tenía durísima.
-mmmmmh sí joder, puta, chupa más… eres tan marica como el bujarra de tu hijo mmmh
Ya me daba todo igual, en ese momento toda mi vida era mamar aquel trozo de carne. Miré al tío, se había quitado la camiseta y veía su pecho con algo de pelo, sus axilas peludas… era genial, era todo un hombre varonil, cosa que mi hijo no era. De repente su cara de placer me mira y de golpe me pega una hostia.
-Hostiaaa, para de mirarb maricona, que me da mal rollo
+perdón
Me seguí afanando en subir y bajar por aquella polla, ya me daba igual que gritara, me daba igual que nos escucharan, solo quería seguirle sacando sabor a la polla de aquel tío. Lamía la cabeza y la saliva empezaba a salirme de la boca y a a crear chorretones. De repente el tío se levanta y me agarra por la cabeza. Yo pensaba que iba a marcarme el ritmo, pero me equivocaba, empezó a usar mi boca como un coño y a follarme la garganta. Me asfixiaba, pero el morbo de que el tío que pegaa a mi hijo me estuviera follando la cara…
Me sentía usado, humillado por un chaval de su clase, me sentía una puta y me encantaba. Abrí más la garganta para que ese macho pudiera obtener más placer de mi garganta, quería que terminara, quería que me llenara de su corrida.
-JODEEEEEERRRR te voy a dar de merendar, puta
Yo no pude decir nada, sólo quedarme ahí disfrutando de lo que me estaba pasando. Yo tenía la polla a tope, y sin tocarme sentía un placer brutal que terminó en un orgasmo genial dentro de los pantalones, sin siquiera haberme tocado. Fue en ese momento en el que la excitación se me bajó y me di cuenta de la situación: el gitano que había robado a mi hijo me estaba usando para darse placer. Y justo en ese momento el tío empezó a gritar y a sufrir convulsiones mientras chorro a chorro, mi boca se iba llenando de su semilla, del fruto del placer que le había dado a aquel hombre de verdad, mucho más masculino de lo que yo sería jamás.
-Trága puta, y fuera de mi vista
Y sin más me levantó del suelo y me encaminó a la puerta. Notaba la cara empapada de mis babas y su corrida grumosa bajando por mi garganta. Me encantaba aquel olor, aquel sabor…
+Oye, me dijiste que me devolvías el dinero. -Acerté a decir casi en la puerta.
-Jajajajajaja vas buena maricona, dame gracias que no te quitara la cartera y que no cuente por ahí que te va el chupa chups de polla jajajajaja
+Pero…
-Nada, para casita a contarle al parguelas de tu hijo lo buena que está mi corrida.
Y si más cerró la puerta en mis narices. Rápido saqué el pañuelo y me limpié la cara, me recompuse y corrí apra casa. Cuando legué no había nadie y no pude hacer otra cosa que una paja pensando en lo bajoq ue había caíso, en lo que había hecho, en que un hombre de verdad me había puesto donde me merezco, donde me gustaba estar.
A mi mujer le dije que no pude recuperar el dinero porque estaba con gente peligrosa, aunque desde ese momento muchas pajas cayeron pensando en el gitano que me había humillado como padre y como hombre.
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