I. Por un malentendido terminé masturbándome con mi concuñado.
En el edificio donde vivo también vive mi cuñada (hermana de mi pareja) y mi concuñado (su novio). Por un encuentro en el ascensor, mi concuñado termina experimentando la masturbación entre hombres conmigo. Sin que nuestras parejas se enteren. .
1- Un encuentro diferente
Salgo corriendo del departamento, ya iba 5 minutos tarde, y el autobús siempre sale puntual. Cierro la puerta de golpe y llamo al ascensor. Ding, suena el timbre del ascensor, se abre y a diferencia de los otros encuentros, esta vez estaba él, sólo, sin su novia (mi cuñada).
Él: ¡Hola!, ¡Hola! ¿Cómo estás? – me dice.
Yo: ¡Hola Alberto! Estoy muy bien, gracias. ¿Y tú, tan temprano? y… ¿Dónde está Alexandra?
E: Yo he cambiado mi horario de ir al box de crossfit, ella seguirá yendo en la tarde, por eso ando solo.
Al cabo de unos segundos, mientras llegaba el ascensor al primer piso procedemos a despedirnos, me abraza, una mano por encima de mi hombro y la otra por mi cintura, me desea un buen día mientras da un pequeño paso para darme un segundo abrazo. Es ahí cuando nuestras piernas se entrecruzan y siento su paquete (estaba en short de gimnasio él) sobre mi muslo, el calor empieza a sentirse sobre mi pierna. Yo no reaccioné, el abrazo duró unos instantes más de lo normal, lo suficiente para sentir el cosquilleo de la excitación corriendo por mi cuerpo.
E: Que tengas un feliz día -me dice
Y: Igualmente, que te vaya bien en el entreno.
Tomamos rumbos opuestos al salir del edificio. Sin embargo, mi mente queda pegada en el encuentro del ascensor mientras intentaba recordar detalles de nuestros previos encuentros y saludos ¿Habrá sido un roce accidental de su verga en mi pierna? ¿Habrá sido intencionalmente? de ser esto último ¿Por qué decidió dar ese paso de contacto físico después de 8 años de saludarnos semana tras semana?
Llega a mi mente otra idea, mi cuñada Alexandra. ¿Qué pensaría si se entera que a su novio Alberto le gusta apoyar la verga sobre la pierna de sus amigos?, o ¿lo hará solamente conmigo? Mientras caminaba rápidamente a la parada del autobús, la verga se me estaba poniendo dura de recordar como el paquete caliente de mi concuñado se apoyaba sobre mi pierna. Llegué a la parada del autobús con una erección ya más que evidente, algo que no tuve intenciones de ocultar hasta que volví al presente y me di cuenta que había mucha gente a mi alrededor.
2- Encuentro cercano
Pasaron los días, pero a diferencia de los últimos 8 años, estos últimos días sentía como Alberto pegaba más su cuerpo junto al mío al momento de saludar o despedirse, a veces le sentía la verga, a veces solo la barriga o el pecho, pero se había vuelto más cercano de lo acostumbrado, yo no me quejaba ni tampoco ponía el límite. A veces lo hace así disimuladamente frente a su pareja, y a veces frente a la mía.
Llegó el verano y con él el tiempo de piscina. Normalmente solemos ir los 4 a la piscina y después almorzamos juntos. Durante ese verano, estaba solo en la piscina cuando recibí una llamada de él.
E: Hola, ¿Cómo estás? Te molesto porque acabo de llegar al apartamento y he notado que me he quedado por fuera, no se donde dejé las llaves, quizás en la oficina. ¿Tu de casualidad estás en casa?
Y: Hola. Efectivamente estoy en la casa, pero arriba en la piscina, no estoy en el apartamento. Pero ven, te paso las llaves de mi apartamento, ya sabes donde dejamos todas las llaves, ahí están las copias de tu apto.
E: Perfecto, me has salvado el día.
Unos minutos después llega a la piscina, estaba tumbado boca abajo tomando el sol. Lo escucho hablarme,
E: ¡Ey! acá estás. -yo me doy vuelta para hablar frente a frente- se ve muy apetecible todo, creo que me quedaré tomando el sol un rato, a la piscina no podré entrar.
Y: Si, el sol está perfecto para tomar algo de color.
Mientras se sienta en el suelo para acomodarse a mi lado, posa una mano sobre mi pierna, muy arriba, más entrepierna que pierna en verdad.
E: No traje traje de baño, así que no me meteré, pero el rato de sol será suficiente.
Pasaron unos 30 minutos, a lo que decido irme a mi apartamento
Y: Alberto, me iré al departamento, te paso copia de la llave para que entres, yo no necesito para entrar, la chapa reconoce mi teléfono. Así puedes entrar a buscar la llave tranquilo cuando estés listo con el sol.
Bajé al departamento, me quedé acostado en la sala de estar, que está a la vista de la entrada, me quedé solamente en slip, acostado y esperando a mi concuñado que llegara. Empecé a ver porno para tener una erección evidente a su entrada. Pasaron los minutos cuando escuché pasos frente al apartamento y la llave entrando suavemente por la chapa de la puerta. Pongo mi teléfono en el suelo, me acomodo y aparento estar dormido con un brazo sobre la cabeza y el otro sobre el abdomen.
Escucho abrirse la puerta lentamente, pero no cerrarse. Observé ligeramente por el poco espacio que me quedaba de frente, ya que mi brazo obstruía casi todo. Unos segundos después Alberto decide cerrar la puerta, con él dentro del apartamento. Se acerca y se queda mirándome desde el comedor. No se cuanto tiempo pasó ahí, pero claramente estaba disfrutando la vista, no se si de mi cuerpo o de mi erección que quería escapar del slip. Esperaba que me tocara, pero decidió acercarse y poner una de sus manos en el muslo y moverme mientras llamaba mi nombre, todo sin las claras intenciones de despertarme, pero seguramente su conciencia le dictaba que debía intentarlo, aunque fuera con el más mínimo esfuerzo.
Luego de dos movimientos que balancearon menos que ligeramente mi pierna, y una voz más suave que un murmullo que recitaba mi nombre, se detuvo. Levanta su mano de mi muslo y la deposita justo donde empieza el slip, mientras, esta vez sin movimiento susurra mi nombre. Yo sigo sin dar respuesta. Él se yergue completamente, pierdo de vista su cara y sus manos, pero veo como duda en quedarse o en irse, da completamente media vuelta y empieza a caminar en dirección a la salida. Dos pasos después se detiene, vuelve a dar media vuelta, esta vez mirándome. Se mete la mano por debajo del short, se acomoda la verga, saca la mano en dirección a su cara y se la huele. Parece que su olor lo excitó ya que deshace los dos pasos que dió y se pone de nuevo frente a mi.
Posa su mano en el límite del slip y mi muslo, aguarda unos segundos y al no recibir respuesta decide que es hora de cambiar de posición. Con la punta de su dedo se acerca a mi erección, la cuál no se ha bajado en todos estos minutos, y me toca el tronco de la verga, empujando lentamente con su yema, da un par de toques, y decide probar su grosor. Tomando el índice y el pulgar decide tomarme la verga en todo su grosor y palpar de base a punta. Al terminar de explorar su largo y ancho decide reposar toda su mano sobre mi paquete, solo nos separaba el slip. Da un par de leves apretones, verificando la dureza de la verga y la esponjosidad de los huevos. Recapacita en su mente, se dispone a irse nuevamente, esta vez no dando dos pasos, sino caminando hasta la puerta hasta que decide abrirla.
3- El experimento
Y: Alberto, ¿No querrás desaprovechar ésta oportunidad de seguir explorando, o si?
Mientras daba un respingo por el susto recibido, se da la vuelta y dice.
E: Perdón, pe, pe, pero no es lo que estás pensando.
Y: No te preocupes por lo que yo esté pensando, es irrelevante. Creo que la curiosidad debe alimentarse dentro de los límites de la seguridad, y acá estás en un espacio seguro. Si quieres llegar hasta un toque por encima de mi slip, está bien. Si quieres continuar tocando, también está bien. No hay nada malo en sentir curiosidad.
E: Es que… yo… Nunca he tocado otro pene que no sea el mio, y con los colegas de fútbol, solo nos hemos visto desnudos, pero no duros.
Y: Bueno, qué más da, acércate y explora, no solo al tocar; sino, si bien lo permites, a ser tocado.
Acto seguido cierra la puerta, se acerca al sillón de la sala de estar. Claramente se le nota tímido. Así que decido encender el TV y proyectar el teléfono en el televisor con algo de pornografía, le puse pornografía de tríos HMH donde existe contacto homoerótico entre los dos hombres.
Y: Mira la TV, para que no se te corte la inspiración. – Me bajé el slip tomé su mano y la llevé a mi verga dura, que apunta ligeramente hacia el techo. Lo dirijo a que envuelva toda la verga con su mano y ligeramente la empiece a mover de arriba a abajo– ¿Verdad que se siente diferente? la piel se siente más suave, la verga más dura, y una sensación de calentura que llena toda tu mano, ¿Verdad?
Con mis manos lo guío a que se ponga de pie, para este momento, a él ya no le importaba ver la película porno, estaba claramente interesado en experimentar. Le bajé el short, y los bóxer, para mi sorpresa, era un poco menos que el promedio 14cm, delgada.
E: No es tan grande como la tuya, espero no sea algo malo. (mis 17 cm y gran grosor parece que le golpearon)
Y: Albert, pero qué dices, es promedio – mintiéndole ligeramente, ya que era quizás un centímetro menos que el promedio.
La tomé con la mano, la envolví completamente, tiré el prepucio para atrás, y oh sorpresa, está lleno de precum. Así que lo esparcí sobre la cabeza de su verga y sin dudarlo, acerqué los dedos a mi boca.
Y: Me encanta como sabe el precum, es dulce y viscoso. Volví a su verga y empecé a masturbarlo. Para mejor maniobra, me paré a su lado izquierdo, y con mi mano derecha continué masturbándolo. – ¿Se siente rico verdad? Solo dime si quieres más fuerte o suave, rápido o lento, o con más lubricante.
E: Apriétalo un poco más, pero muévelo más suave, si tienes lubricante sería muy rico, me gusta cuando resbala.
Sin pensarlo dos veces me agaché y me la metí en la boca, había pedido lubricación. Empecé a mamarle la verga como si no hubiera fin. Al no ser de dimensiones grandes podría maniobrar fácilmente con la boca, hasta la garganta, y comerle toda la verga sin ninguna restricción ni arcada, la cantidad de saliva que empecé a botar fue indudablemente enorme. Él sólo gemía de placer.
E: Detente, no quiero acabar todavía, quiero tocarte la verga un poco más, masturbarte, ya que la tienes gruesa, y me da curiosidad el tacto. -Nos sentamos en el sillón, uno junto al otro, mientras la porno sonaba de fondo, el inconfundible chasquido de la masturbación sonaba más de cerca, me tira el prepucio todo para atrás, a lo que me quejo levemente. – Lo siento, se secó. -Así que se lleva la mano a la boca para llenarla de saliva. Claramente percibe el olor de mi verga y el sabor del precum- Ufff que dulce, tienes razón.
Para mi sorpresa, en vez de llevar la mano con saliva a mi verga, se recuesta sobre mi regazo y sin dudarlo se mete la verga a la boca. Claramente no lo había hecho nunca, ya que no fue nada placentero, pero al parecer él sí lo estaba disfrutando. Lo detuve al cabo de un par de minutos. Esta vez yo me arrodillé sobre el suelo, mientras él seguía en el sillón, con una pierna a cada lado mío, me acerco a seguirle mamando la verga. Ya no le faltaba mucho, ya que empezó a moverse como si tuviera micro convulsiones, incrementó su respiración y jadeó ahogado. Empezó a eyacular mientras le seguía chupando la verga, cada chorro llenaba mi boca, caliente y espeso aunque no voluminoso, él solo sabía retorcerse de placer.
Me levanté mientras él seguía jadeando y moviendose como si la corriente eléctrica lo atravesara. Una vez de pie frente a él, escupo todo su semen en mi mano, y continué masturbándome. Pasaron un par de segundos, cuando le dije, -voy a correrme-
El me quitó la mano de mi verga, la tomó, la apretó con la presión justa, mientras me masturbaba lentamente, bastaron dos movimientos más por parte de él para empezar a soltar la leche. Estaba tan caliente, que la cantidad de leche que solté era demasiada, no muy blanca, pero si abundante. Salpicó hasta su cuello.
Se empezó a reír mientras decía:
E: Tenía muchas ganas de experimentar, pero no sabía cómo ni con quién. Tú habías sido uno de los candidatos, pero temí que fueras a considerarlo mal porque somos concuñados. ¿Recuerdas aquél día que nos encontramos en el ascensor, que iba solo? Ese día me di cuenta de que no sería así, ya que tu forma de despedirse fue diferente, tanto fue así, que te acercaste a mi y con tu muslo rozaste mi verga, yo no me moví, pero me di cuenta que no tenías problema con que fueramos concuñados, te empecé a percibir más cercano sexualmente, al punto que los roces fueron más comunes.
Y: jajajaja, deja de hablar pavadas, ándate a bañar, no subirás así a dónde Alexandra. ¿O si?– mientras que mi mente pensaba, vaya mal entendido por un saludo, terminé masturbándome con mi concuñado.
Salió de la ducha, le presté un short mio de piscina, y se fue a su apartamento. Así que el horario inhabitual de llegada, lo recién bañado sería fácilmente explicado por no tener llaves, y haber pasado a mi casa por las de él, cambiando de planes para ir a la piscina con un traje de baño mío. Junto antes de irse, me dice:
E: Estamos hablando, a ver cuando volvemos a ir a la piscina.
Desde entonces “ir a la piscina” se ha vuelto la clave para tener nuestras sesiones de masturbación. Hasta ahora solo hemos tenido un par de encuentros que se limitan a la masturbación y el sexo oral, ya que es difícil estar de acuerdo sin que mi pareja y su hermana estén presentes y que no sospechen.
¿Qué opciones de escape tendremos ahora que el verano está próximo a terminarse?
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