Ignacio: El fogoso compañero de trabajo
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Como muchos universitarios, también soy trabajador.
Estoy todo el día conviviendo con personas, ya que hago trabajo de ventas.
Esto a su vez me obliga a trabajar con muchos compañeros.
Un día llegó mucha gente nueva, ya que era fecha de contratación.
Yo trabajo en venta de calzado de hombre, pero al lado esta TV/VIDEO, y ahí llego un moreno joven, alto, algo corpulento, ojos ámbar, con el pelo ondulado y negro, un bigote más o menos delgado y ocupaba la camisa desabrochada hasta el segundo botón, por lo que deja ver bastante piel.
En conclusión queden baboso.
Cuando pasa lo miraba de una manera muy lujuriosa.
Y no se si lo mejor o lo peor era que trabajamos al lado.
Digo que no se si fue ventajoso o fue una distracción, ya que, cuando uno maneja dinero siempre tiene que estar concentrado, y yo andaba en las nubes fantaseando miles de cosas con él.
Fue esta distracción que cuando esta operando la caja no se que hice y me falto dinero al momento de cuadrar.
Esto implico quedarme con mi jefe ver todas las operaciones que realice en el día para sanear mi nombre.
En conclusión me quede hasta muy tarde.
Cuando fui a buscar mi mochila y mis cosas es cuando lo veo.
Me causo extrañeza y parece que a él también, porque cuando el se estaba arreglando empieza a preguntarme:
-Hasta tan tarde te quedas?- me pregunto
En eso le sonrió, aunque estaba muy cansado
-No, es que hubo un problema en la caja, entonces tuve que quedarme con mi jefa viendo que faltó
-Uffff debes estar algo aburrido
-Si, pero ya se acabo el día.
y tú? Por qué tan tarde?
-Es que había una capacitación y me tuve que quedar hasta tarde.
Por cierto, me llamo Ignacio.
-Un placer Ignacio, mi nombre es Cristobal.
La verdad no le creí la historia porque ya eran las 11 PM.
En eso me dice:
-Y ha cuanto esta tu casa?
-Como a 1 hora y media, bueno, creo que ahora como a 2 horas.
-Dos horas!! Por qué no te quedas en mi casa? Vivo a 10 minutos a pie.
Ya eso me parecía raro, ya que fue muy confianzudo.
De por sí me gusta que los demás tengan sus espacios personales y si iba a su casa no lo iba a dejar en paz, después de todo es por quién he estado baboso por un mes, por lo que me negué.
-No gracias, mi mamá debe estar preocupada.
-Pero llámala y dile que te vas a quedar donde un amigo.
Insistió tanto que termine diciendo que si.
Estaba feliz pero nervioso.
Quería verlo sin ropa, pero no quería acosarlo sexualmente ni mucho menos que se diera cuenta.
Su casa era pequeña pero muy linda.
Lo primero que hice fue pedirle la ducha, en parte porque había sudado mucho y porque quería masturbarme pensando en él.
Sólo quería besarle y que me tratase como él quisiese.
Cuando me empecé a duchar me dijo
-Desnúdate acá no más, si a fin de cuenta somos hombre.
En eso se me cae el mundo, iba a ver mi erección.
Le dije algo que tenía que orinar primero.
La puerta del baño estaba mala, por lo que me tuve que masturbar callado, sin darme cuenta que él estaba viendo todo lo que ocurría por la, ya que la ducha era de cristal.
Gemía en silencio diciendo su nombre y él lo escucho todo.
Cuando salgo de la ducha, Ignacio me ve y me pregunta:
-Disculpa, eres gay??
Nunca había sentido tanta vergüenza.
Pero en ese momento me dí cuenta que jamás había dicho que era gay, sólo me había dejado culiar.
Eso me hizo responder:
-Si
Fue cuando se abalanzo sobre mis labios y me dio un beso profundo.
Yo sólo tenía la toalla en mi cintura, mientras nos besábamos y el tocaba mi pene por sobre la toalla.
Le quito los labios y le susurro:
-Vamos a la pieza?
Él sonrío y me llevo de un brazo a la pieza.
Me tiró en la cama y nos seguimos besando.
Acosados los besos eran más pasionales.
Su boca sabía a fruta madura y sus labios eran finos pero carnosos.
Los besos eran discontinuos y aun así no sacaba su lengua de mi boca.
En eso me miró y cambio el lugar de su cabezo, se iba directo a mis pezones.
Paso su mano por mi cintura y la abrazaba en forma de apropiación.
Su forma de lamerlos, calmadamente y pasionalmente sólo me hacían cerrar los ojos mientras acariciaba mi verga sobre la toalla, a cada uno le dio tiempo.
Era el momento de pasar a lo más sensual.
Me quito la toalla y empezó a chuparme la verga.
Pocos activos que conocí eran capaces de chupar mi verga.
Pero el la chupaba tan rico.
En un principio iba lento, me lamía el glande y abrazaba el tronco.
Notaba que era inexperto, pero eso era lo que me gustaba tanto.
Me hacía gemir más y más.
Mis manos acariciaban su cuello y su cabello.
Su piel era suave y cálida.
Tenía en su boca un dulce mentolado.
Eso me refrescaba las entrañas.
Era lo más excitante que me había pasado.
Fue cuando decidí que no lo iba a obligar a ser algo que no era.
-Para.
-Le dije- Ahora me toca a mi.
Lo besé y le quite el dulce.
Le saqué la camisa mientras besaba todo su abdomen medianamente marcado.
También le saque los pantalones hasta que quedo sólo en bóxer.
Le besé los pezones y cuando llegué al ombligo la excitación era evidente.
Cuando le saqué el bóxer era un pene de 18 cm y 5 cms de diámetro.
Era hermosa, lo único que quería era mamarsela.
Volví a su boca, pero no sólo con la intensión de besarle.
Quería que sintiera lo mismo que sentó cuando ese dulce esta en su boca.
Me acerqué a su enorme pene, lo único que deseaba era jugar con esa maravilla de la creación.
Le empecé besando la base, la mordisqueaba.
Él sólo gemía, le gustaba que fuera lentamente hasta su glande.
Le lamía los testículos, cada bola se la succionaba.
Lentamente pasaba mi lengua por su tronco, hasta que llegué al glande.
Sólo se lo besaba y se lo lamía mientras mascaba el dulce y lo masturbaba.
En un momento ni él ni yo podíamos más.
-Por favor chupamela!!- Me dijo.
-No te preocupes, ahora empieza lo mejor.
El se semisentado y empecé a tragarme toda su verga, Cada vez sentía que llegaba más y más al fondo, mientras ocupaba mi mano para masturbarme y la otra la ocupaba para masturbarlo a él.
Periódicamente me tomaba del pelo y nos besabas mientras continuaba masturbandolo.
Era hermosa su verga, su sabor era salada y con el dulce quedaba una mezcla explosiva.
En un momento me pidió que parara.
Eso me descoloco.
Me empezó a besar más pasicionalmente y me tocaba todo el cuerpo.
Cuando me pidió que lamiera tres de sus dedos, sabía que era lo que él quería.
, Se los lamí por un largo tempo, mientras se masturbaba.
Fue entonces que me tomó de las piernas y lo primero que hizo fue meter su cabeza en mi ano.
Tuve la suerte de haberme depilado el ano ese día, incluso me dijo:
-Estas todo depiladito.
Esto me excita más.
Prepárate ara el mejor sexo anal de tu vida.
En un momento pensé que era pura soberbia lo que me decía, pero no lo fue.
Su lengua hacía círculos y círculos en mi hoyo.
-Tu hoyo huele muy rico.
-Me decía.
-Que hoyo más rico.
Fue cuando metió su lengua dentro de él.
La excitación era demasiada, sobre todo cuando empezó a masturbarme y luego metió los dedos de su mano en mi boca.
Cada vez sentía que entraba más y más adentro.
Era una incursión en mis entrañas.
Cuando sacó sus dedos empezó a meter uno por uno.
Cada uno hacía más espacio.
Los metía y los sacaba, los metía y los sacaba.
Cuando metió el segundo, n pude evitar pegar un saltó.
-Eso te gusta, no es cierto?- Me dijo con voz lujuriosa-
-Si continua, no pares- Le gritaba.
Cuando metió el tercer dedo cambio su posición.
Se deslizo por mi espalda hasta que quedo acostado al lado mío.
Aun tenía los dedos en mi ano, pero su boca esta en mi boca.
Era la cosa más excitante que había sentido.
Cuando sacó los dedos fue momento de su verga.
Empezó escupiendo sobre ella y luego la metió lentamente.
Esta hinchada, sobre todo su glande, por lo que al inicio fue doloroso.
Pero a medida que entró sentía como si sólo quisiera tener esa verga en mi ano por toda una vida.
Empezó a tomar impulso, pero poco era lo que podía gemir ya que me estaba besando.
Fue cuando le pedí que parara y sin saca su pene de mi ano lo empecé a montar.
Me senté como rana y salta sobre él.
Recostado empezó a gemir y a gritar.
Sus mano no podía dejar de tocarse.
ERa muy obvio que se venía.
-Me vengo me vengo!!- grito.
Me salí de él, pero me apoye sobre sus piernas.
Acerqué su cabeza y nos besamos.
Lo masturbaba a él y me masturbaba a mi, mientras nuestras caras bloquean el escape de cualquier líquido.
Fue cuando ambas vergas explotaron simultáneamente.
Litros y litros de leche en nuestros torsos y cada uno limpio el torso del otro.
Nuestras caras también estaba llenas de leche, pero desapareció una vez que nos besábamos.
Nos quedamos dormidos abrazados y con nuestras bocas casi tocándonos.
Cuando nos despertamos teníamos que ir a trabajar.
Cada vez que podíamos nos besamos a escondidas en el trabajo y los dpias que siguieron empezamos a tener sexo en los baños,pero esa es otra historia.
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