Infancia precoz – La iniciacion
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Hola a todos los lectores de esta sección, mi nombre es Christopher y quisiera compartirles las experiencias que marcaron mi muy promiscua infancia, todos los hechos que plasmare son reales y espero sea de su agrado.
Capitulo 1: La iniciación fue muy temprana.
Son vagos los recuerdos que tengo de mi infancia hasta los 5, y los hechos que le contare fue cuando iba por los 6 años, recuerdo que era un niño muy inquieto y extrovertido, tenía una madre que no paraba en la casa todo el día, mi padre la abandono cuando yo nací, crecí sin hermanos y criado por la señora que alojo a mi madre, era la típica chismosa del barrio y alquilaba muchos cuartos en el segundo y tercer piso de su casa.
Tenía la costumbre de subirme al último piso de la casa para leer cuentos que me regalaban, hacia volar mi imaginación mirando al cielo, viendo pasar los aviones, ya que vivía cerca al aeropuerto.
Un día de eso me llamo un señor, de unos 30 años aproximadamente, me llamo a su cuarto, el vivía solo y yo entre como todo niño curioso, cerro la puerto y me cargo haciéndome cosquillas con su barba y dándome besitos en el cuello, la sesión era placentera y me deje hacer lo que el tipo me hacía, muy asoleadamente tocaba mis maguitas y rozaba mi penecito, era todo agradable hasta que me beso en la boca.
– No me bese señor, su barba me hace cosquillas – replique.
– Ya nenito, te voy a hacer mucho cariño pero no se lo digas a nadie – me respondió el tipo.
Acto seguido me bajo los pantalones, comenzó a besarme mi cuerpecito y yo solo lo miraba, haberme criado sin cariño ni afecto hizo que quizás no me opusiera a esa rara sensación que me comenzó a dar con más intensidad cuando besaba mis bolitas y me chupaba mi pequeño penecito erecto, la situación se volvió mas rica cuando me volteo y comenzó a explorar mi virginal culito con esa enorme lengua, yo estaba en la gloria, ambas sensaciones, placer y cosquilleo me hacia retorcer, de pronto sentía que su lengua quería entrar, yo me deje hacer hasta que pegue un grito debido a que metió su dedo de manera brusca, me aleje un poco y lo mire asustado debido a que tenía una verga enorme, había visto penes de tipos bañándose pero jamás uno parado y en verdad que era muy grande.
– Ven bebito, te va gustar, no tengas miedo, te voy a dar cariño, ven – dijo con una voz temblorosa de la excitación.
Yo no atine a decir nada solo quería salirme de aquel cuarto pero realmente me había gustado y así que me acerque hacia el tipo y este me abrazo hacia su cuerpo, me besaba en la orejita, mientras con sus manos me acariciaba las nalgas muy suavemente, su pene firme como una roca jadeaba encima de mi barriguita, debido a tan rica sensación deje que volviera a meter su dedo en mi dilatado ano, lo hacía muy despacio y solo lograba meter algunos centímetros y eso era mucho debido a las tremendas manos que tenia. El tipo se hecho en la cama y me subió hacia él, yo jadeaba encima de su cuerpo y el seguía intentando meter más su dedo índice sin parar de besarme en el cuello.
De pronto escuche la voz chillosa de la señora que me cuidaba, el tipo me hizo la seña de no hacer ruido y rápidamente me vistió y se vistió, miro por la ventana y me hizo la seña de que me vaya, y así lo hizo, sin dejar de mirar tremendo falo erecto, me imagino que se habrá metido una señora paja luego de haber mañoseado todo mi infantil cuerpo, yo estaba rojo debido al momento, la señora me miro muy extrañada y me resondro, ahora que lo pienso un poco, la tipa o era bruta o no le interesaba que tenia mal puesta la ropa, el interior, estaba despeinado, rojo y cansado, con un clima tan frio no era normal estar así.
Esta misma situación se volvió a repetir ni bien termine de comer, subí nuevamente para encontrarme con la única persona que me había dando tanto cariño y placer, estaba lavando ropa y me hizo la seña que entrara, lo hizo y me puse a ver tv mientras me agarraba mi pito, esperando las caricias del barbudo.
Pasaron 15 minutos y entro, rápidamente me desvistió e hizo lo mismo y pude ver que no estaba erecto, le pregunte y me pidió que le hiciera lo me había echo, se echo y me puso encima de su cuerpo boca abajo mirando hacia su pene, comenzó a darme ricas lamidas de culo y chupadas de pinga que me volvieron a alocar, yo le agarraba su mástil impresionando, se la comencé a besar y me pido que abriera mi boquita, trate pero entraba ni la mitad del glande, se retorcía de placer con la tv a todo volumen comenzó a gemir y de pronto una gran cantidad de semen lleno toda mi boca, inmediatamente lo vote por lo salado, pero me quedo la sensación que podía tomármela y le limpie un poco de semen de la cabeza y el tipo volvió a gemir de placer.
Estos encuentros se daban casi diario, aprendí a chuparle bien su pene y comencé a agarrarle el gusto, mientras que Sebastián, así se llamaba, dilataba día a día mi ano, con paciencia durante un año hasta que logro penetrarme y hacerme conocer las maravilla del sexo anal a mi temprana edad.
Continuara…
Espero que les haya gustado, esperare comentarios y criticas para mejorar, es mi primera vez que escribo, en las demás entregas habrá mayor emoción ya que este es una experiencia sin mucha trascendencia.
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