Iniciado por el carpintero misterioso a los 12 años de edad.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por ezeloro.
Todo comenzó una tarde en que yo tenía calor. Estaba solo en casa y, por eso, decidí pasar el día solo en calzoncillos. Mis calzoncillos eran blancos y, por lo tanto, al ser de día se transparentaba un poco con la luz del sol. Con 12 años de edad mi cuerpo tenía curvas sexy`s, parecidas a las de las chicas. Todavía no me había desarrollado como algunos de mis amigos. Soy blanco, pero a esa edad mi piel era como porcelana. Cabello castaño claro y ojos color miel.
Durante toda la mañana y gran parte de la tarde estuve gozando de ver caricaturas en mi canal favorito( Cartoon Networks ) . Aprovechando que mis papás trabajaban hasta tarde , como soy hijo único, nadie me molestaba.
A eso de las 5 de la tarde, sonó el timbre de casa. Yo, con toda naturalidad, sin darme cuenta fui a abrir la puerta para ver quién era sin ponerme nada encima. Por lo que atendí la puerta vistiendo sólo un slip.
-Hola!, ¿quién es? ( le pregunté al sujeto que había tocado el timbre, sin percatarme que me encontraba casi como dios me trajo al mundo frente a un desconocido)
– Soy el carpintero, vine a arreglar el techo. Tu papá me dijo que se rompieron dos maderas. (Me respondió, en tanto me escudriñaba todo el cuerpo con la mirada).
Sinceramente yo no sabía nada de si mi papá había contratado o no a un carpintero. Pero como era verdad que había dos maderas rotas, no objeté nada y lo hice pasar.
-¿Donde están las maderas que tengo que arreglar? Me preguntó sin quitarme la mirada de la cintura como si mis ojos estuvieran debajo de mi ombligo.
– Por acá, seguíme. Y caminé hasta una de las esquinas del living señalando el techo. (En ese pequeño trayecto comencé a notar que miraba mi caminar, me miraba el trasero como hipnotizado.
-¿Cómo te llamas?. Me preguntó.
-Nico, ¿y tu como te llamas?.
-Gonzalo, ¿ qué edad tienes?
-12, ¿por qué?. Le pregunté.
– Por nada, veo que te gusta andar casi en pelotas por la vida. Jajjaajaja. (Comento graciosamente)
– Jaja, es que hace calor.
-Entonces no te va a molestar si me quito la camisa para hacer el trabajo. Es que también tengo calor.
-No! Por mi no hay problema. Le respondí sintiendome en confianza.
Al quitarse la remera no pude evitar ver su cuerpo de trabajador. Era el típico hombre que no está marcado, pero que está muy bien formado. Además tenía pelos por todos lados, en los pectorales, en la panza y en los brazos. Todos sabemos a cuando somos chicos vivimos comparando nuestros cuerpos aveces con disimulo y otras sin mesura. En este caso el disimulo quedó de lado, es que yo estando casi desnudo en mi casa con un sujeto desconocido que se encueraba me produjo morbo. Aunque nunca me había masturbado, ya me tocaba y tenía noción de lo que era el sexo. Aunque no sabía nada de ser gay y de eso.
Mientras el carpintero arreglaba el techo, yo me quedé viendo la televisión en el sofá. De vez en cuando sentía como Gonzalo dirigía la vista hacía mí.
No tardó mucho en cambiar esas dos maderas, creo que en total fueron unos 25 minutos por que tuvo que hacer unos cortes. Pero al terminar, como hacía calor, terminó bastante sudado y se acercó hasta mí pidiendome que le permita usar la ducha. A lo que accedí.
En ese momento, el tipo se bajó de un solo jalón los pantalones y los calzoncillos y, quedando frente a mi, me preguntó: -¿Donde queda el baño?
Ahora el hipnotizado era yo, me le quedé viendo su verga parada, como de unos 24 cm, ancha y cabezona. Una pija color café cortado y rodeada de mucho bello púbico.
Con total naturalidad, tiniéndome a mí, un chico de 12 años recién cumplidos con cara de niño sentado en calzoncillos frente a él con la cara a la altura de su cintura. El tipo se manoteaba el pene mientras esperaba que yo le dijera dónde estaba el baño. Pero mi silencio se hizo evidente cuando Gonzalo me dijo: – Oye Nico, creo que se te paró el pilincito. jAJA!
Y me puse morado de la verguenza y de la incomodidad, creo que un chico no ve al sexo como algo malo, simplemente lo ve como a algo a lo que todavía no pertenece. Quizá por eso yo no reaccionaba. Simplemente lo miraba con la boca abierta mientras en mi mente pasaban miles de preguntas sin respuestas.
Ante mi silencio, Gustavo se sentó al lado mio en el sofá. Y comenzó a hablarme, ¿que si ya había visto a un hombre desnudo?, ¿ que si nunca me dio curiosidad saber como se siente tocarle el pene a otro macho?, que qué lindo que soy. Entre preguntas y alagos que me llegaban de su parte, simplemente respondía yo con un "si" o un "no" moviendo la cabeza.
Gonzalo, ya sentado a mi izquierda en el mismo sofá frente a la TV. Aprovechando mi silencio, extiende su mano derecha y comienza a acariciarme la panza, el ombligo y luego soba mi pene por sobre mi calzón.
-Mmmm, que lindo que lo tienes, ¿ya te crecieron los pelitos?
De mi parte simplemente recibía un silencio, mi mirada estaba fija a la TV. Yo estaba paralizado.
– Bueno, veo que no quieres contestar. No importa, se que te va a gustar mucho lo que voy a hacer.
Y se acomodó en el sofá boca abajo con su cabeza a la altura de mi ingle y comenzó a darme besos sobre el slip.
-Mmmm, que rico olor. ( Y, arrodillándose en el piso enfrentado a mí. Me comenzó a bajar, con pequeños jalones el calzoncillo que tena puesto.)
Cuando logró quitarme el slip, puso mis piernas sobre sus hombros y me empezó a mamar el pito. Mi pene era lampiño y medía unos 13cm a esa edad.
Me chupaba los huevos, la ingle, el ombligo, el pene, la panza, abajo de los huevos y la ano. Me chupaba todo. A mi me gustaba pero me sentía mal porque no entendía nada.
De repente sentí que explotaba, y lancé del pene dos pequeños chorros de semen, que en el momento no supe que era, todo fue a parar a la boca del sujeto.
-Me muero de ternura, mmm. Que rico eres bebé. Pronto te volveré a visitar.
Se vistió rápido y se fue sin decir nada. Por mi parte me quedé desnudo con la mirada perdida en el techo, sentado en el sofá donde el tipo me la mamó. Llorando.
A mis padres no les dije nada, al tipo nunca lo volví a ver.
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