Inocencia Perdida 1
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Corría el verano del año 1999 y para mi todo era jugar a la pelota día y noche o montar bicicleta con mis amigos de barrio. A los 9 años las vacaciones son para divertirse sin mayor preocupación, y mejor si vives en una urbanización en las afueras de Lima, en donde nuestros padres salen desde temprano a trabajar y regresan al caer el día, dejándonos prácticamente solos, salvo por la presencia de alguna madre dedicada a su hogar.
Uno de mis amigos tenia un hermano mayor fruto de una primera relación de su padre. Esta persona a la que llamare Mateo, de 16 años, vivía con su abuela paterna en una casa cercana a la mía, y como era natural, su vivienda quedaba vacía todo el día al salir la abuela (profesora de un instituto superior) muy temprano a realizar su labor docente. Ella regresaba pasadas las seis de la tarde, lo cual significaba para Mateo muchas horas de absoluta libertad.
Con el participábamos de los juegos, pues a pesar de su edad se adaptaba muy bien a nuestras actividades, especialmente jugando fútbol.
Cierta mañana nos habíamos reunido varios amigos para jugar un partido de fútbol, siendo Mateo elegido como arbitro. Todo iba bien hasta que en una jugada lance un pelotazo que le cayo al el directamente en la entrepierna, doblándose por el golpe y cayendo al piso. Las risas surgieron de todos menos de mi pues veía con preocupación a Mateo como se daba de vueltas en el césped con la cara completamente congestionada. Mateo no dejaba de quejarse y nos dice que tiene un dolor intenso por lo que ya no seguirá arbitrando y nos pidió que lo ayudemos a ir a su casa.
Solo fuimos tres los que decidimos ayudarlo a ir a su casa (dos hermanos y yo), el resto se fue lamentando no haber terminado el partido. Para esto Mateo cojeaba ligeramente y se apoyaba en nosotros al caminar.
Al llegar a su casa los dos hermanos se despidieron dejándome solo con Mateo, el cual me pidió (prácticamente rogó) que lo ayude a entrar pues aun seguía adolorido. Mi sentimiento de culpa me hizo aceptar el pedido y lo acompañe hasta su cuarto. Estando allí me pidió que saliera un rato pues se iba a cambiar para recostarse en su cama. Para esto me indico que lo esperara fuera de su habitación, pues al no estar su abuela tenia miedo de estar lesionado y que nadie lo pueda ayudar si el dolor ser incrementaba.
A los pocos instantes sentí el sonido de la ducha del baño de su habitación y comprendí que Mateo estaba aseándose para acostarse. Cual no seria mi sorpresa cuando escucho un fuerte golpe y luego oigo a Mateo lanzar un grito de doloro. Prácticamente corrí hasta su baño y al abrir la puerta y descorrer la cortina de la ducha lo veo recostado en el piso, completamente acurrucado y dando quejidos de dolor. Lo primero que hice fue cerrar el grifo de agua, mientras que el con voz entrecortada me pidió que lo cubra con una toalla y que lo ayude a levantarse. Esta acción hizo que yo termine con la ropa mojada, especialmente mi polo y el pantalón de deporte.
A duras penas lo pude llevar hasta su cama, recostándolo a la vez que el me pedía que cierre las cortinas pues la luz del día lo molestaba. Teniendo el cuarto en penumbras lo que a continuación sucedió fue para mi completamente impensado, pues con mis 9 años difícilmente podía siquiera imaginarme que todo era parte de un buen improvisado drama urdido por Mateo en esos instantes.
Estando el acostado me pidió que lo seque con la toalla pues el dolor que sentía era tan intenso que no le permitía hacerlo el. Para esto me dijo que al yo tener la ropa mojada lo mejor seria que me la saque para no resfriarme y que la deje extendida en una silla y así de paso evitar que su cama se moje mas de lo que ya estaba. En ese momento mi candidez era tal que acepte el pedido sin siquiera dudarlo, quedándome solo con la trusa de la ropa interior y sin pensar que el estaba completamente desnudo. No hay duda que mi falta de malicia y el sentimiento de culpa seguían complotando contra mi.
Estando yo parado al borde de la cama, cubrí la mitad de su cuerpo con una sabana y empece a secarle la espalda pues estaba bocabajo, evitando tocarle sus nalgas pues me daba vergüenza tan solo imaginar que se pudiera ofender. A todo esto la visibilidad era prácticamente nula por lo que nada se podía percibir de su cuerpo, salvo aquello que al frotar con la toalla se podía sentir. En un momento dado el giro y se puso boca arriba, con lo cual mis movimientos de secado se concentraron en su pecho, evitando bajar mas allá de su vientre.
Para todo esto no puedo negar que a pesar de la falta de luz, podía darme cuenta que Mateo sin llegar a ser una persona con mucho vello, ya tenia lo que su edad exigía, es decir pelos en el pecho, en las axilas y hasta donde había podido descubrir, en el vientre bajo, en la zona próxima al ombligo.
Llego el momento en que considere que mi labor estaba concluida y así se lo indique a Mateo, el cual dándome las gracias se despidió de mi. Estando a punto de vestirme, de pronto escucho un quejido y un lamento lo que me hace preguntarle que le sucede y me indica que acababa de tener un fuerte calambre en el muslo cercano a la entrepierna y que no lo podía soportar. Me pide que me acerque al borde de la cama nuevamente y que le frote la zona adolorida. Para esto me siento en el borde de la cama y a tientas busco su pierna, pero el tomando mi mano la dirige al costado del muslo izquierdo muy cerca de su entrepierna, y me pide que lo frote lentamente. En ese momento yo he debido de estar como hipnotizado, pues mi mente no se negaba a sus instrucciones y mas bien me hacia esforzarme en cumplir sus mandatos sin siquiera pensar en negarme.
Comencé a realizar un movimiento de subida y bajada a lo largo de su pierna izquierda. Para esto el lanzaba ligeros gemidos que yo interpretaba de dolor y se movía abriendo y cerrando sus piernas. Estos movimientos hacían que a cada instante rozara su pene y el escroto. En un momento dado me pide que le frote la parte en donde le cayo el pelotazo, para lo cual tomo nuevamente mi mano y cual no seria mi sorpresa al descubrir que la conduce y apoya en sus testículos y empieza a a hacer con ella un movimiento de masaje. Era mi primera vez tocando testículos de otro hombre, y lo mas sorprendente era que no sentía rechazo, sino mas bien una gran curiosidad por lo que al poco rato con un gesto retire su mano y seguí haciéndolo por mi cuenta. Mateo mientras tanto me decía que el dolor bajaba considerablemente pero que debería de seguir haciendo esa frotación. Para esto podía sentir que su pene estaba ligeramente flácido, pues así lo notaba con cada roce de mi frotación. En ese momento Mateo me toma la mano y la conduce a su pene, a la vez que tomando mi mano izquierda la dirige a su escroto haciéndome frotárselo a la par que a su pene.
Debo de decir que hasta ese momento nunca me había masturbado a pesar de ya haber tenido algunas erecciones, por lo que el hacérselo a Mateo era algo completamente nuevo para mi y sobre lo que no sabia que efecto producía en el hombre.
Al poco rato el miembro de Mateo comenzó a erguirse en toda su magnitud, mientras el seguía dando gemidos que a todas luces ya eran de placer y no de dolor. En ese momento, Mateo estirando su brazo izquierdo, comienza lentamente a frotar mi pene por sobre la trusa, pidiéndome que me la saque pues los dos deberíamos de estar en igualdad de condición. Dejando por un momento de tocarle me saco la trusa evidenciando que también yo tenia un erección, aunque mi miembro era la tercera parte de tamaño que el de el.
Estando ambos desnudos, el echado y yo parado al borde de la cama, sin mediar pedido alguno yo retorno a tocarle su miembro, el cual ya ejercía una solida y tal vez mágica atracción de mi persona hacia el. Es en esos momentos que el acercándose al borde de la cama y haciendo que yo me aproxime a el, introduce mi pequeño y erguido miembro en su boca y lo empieza a lamer con sutiles lenguetazos intercalando para el efecto maniobras de succión al interior de su boca, pero todo con mucha delicadeza.
Mientras el se entretenía con mi pene en su boca sus manos no permanecieron ociosas pues al estar yo tan próximo a el, esto le dio la oportunidad de empezar a tocarme las nalgas y a jugar con mi agujero virginal.
Así estuvimos por varios segundos, el dándome sexo oral y tocándome el agujero del culo y yo frotándolo lentamente con mis manos. En eso el se separa de mi y me pregunta si me gustaba lo que el me hacia, a lo cual le respondo de manera afirmativa. Dicho esto me pregunta que por que no le hago lo mismo, para lo cual se acomoda en la cama y me hace recostar mirando a sus piernas. Para ese entonces yo ya no necesitaba de mas indicación y ha decir verdad también estaba disfrutando del momento. Tomando con mis dos manos su miembro completamente erguido (Absolutamente gigante para mi que solo antes había conocido uno, el mio, es decir el de un niño de 9 años), me lo introduje en la boca, siguiendo el ejemplo de lo que hace Mateo con el mio, pero resultaba que mi boca no era lo suficientemente grande como para poder introducirlo completamente a diferencia de lo que Mateo si hacia con el mio.
Tratando de no resultar egoísta en este intercambio de caricias, comencé a hacer todo el esfuerzo posible para hacerlo gozar con mi boca. Para esto me dedique a jugar con la cabeza de su pene poniéndolo entre mis labios haciendo de ellos como un capullo alrededor de todo su glande, a la vez que mi lengua se introducía al orificio urinario del glande en un juego de rápido mete y saca. También hacia que mi lengua se desplazara por todo el contorno de su cabeza, besando por momentos esa tierna piel que es el glande. Para esto Mateo no perdía el tiempo pues si bien seguía succionando con experiencia mi pene, sus dedos estaban concentrados en jugar con el agujero de mi culo, y sin mediar aviso alguno empezó a introducir su dedo indice a mi culo mediante un movimiento rotatorio que me tenia completamente excitado.
Algo que en ese momento sucedió es que el pene de mateo comenzó a producir en exceso lo que luego yo conocería como el liquido lubricante que todos generamos cuando estamos excitados. Al principio pensé que se estaba orinando de a pocos y retire mi boca escupiendo en el piso. Mateo sorprendido me explico que ese liquido no era orina sino mas bien era el producto de mi esfuerzo al succionar su pene y que si lo probaba descubriría que su sabor era diferente a todo lo que antes había probado, pero que por nada del mundo era desagradable. Dicho esto lamí el liquido que lentamente salia de su orificio y ya sea porque me lo había dicho Mateo o porque finalmente le agarre el gusto, me agrado y continué con mis juegos bucales en su pene.
Mateo para esto me lamia los testículos haciendo que sintiera como electricidad en mi entrepierna, pero en donde había puesto toda su atención era en mi ano, pues ya tenia introducida buena parte de su dedo indice y el movimiento de rotación ahora lo hacia dentro de mi ano, a la vez que sacaba y metía el dedo. Al inicio sentí un malestar por esos movimientos pero cuando me empece a quejar de dolor Mateo me pidió que yo también le metiera el dedo a su culo para así seguir compartiendo experiencias. Queda claro que el meterle mi dedito al culo Mateo no se compara con su dedo en el mio, pero ya que estaba descubriendo todo un mundo de sensaciones placenteras, bien valía la pena algo de dolor.
Para entonces yo tenia mi pequeño pene completamente duro y Mateo igualmente, por lo que el deja de jugar con el mio y sacando su dedo de mi culo hace que me pare al igual que el se para. No puedo negar que en ese instante mi culo sentía a gritos la falta de ese dedo que gentilmente había jugado con el. Estando ambos parados frente a frente Mateo decidió encender su lampara de noche. El espectáculo que vi me hizo desear con mayor fuerza el seguir tocando y besando su pene, pues tenia frente a mi un hermoso miembro masculino en completa erección, tanto así que no paraba de latir y con cada latido golpeaba su plano vientre muy próximo al ombligo. Realmente esa visión hasta ahora me acompaña y no dejo de establecer comparaciones con otros penes que he tenido la fortuna de ver.
Por mi parte mi pene también estaba plenamente erecto, completamente horizontal con respecto a mi bajo vientre. Pero mientras el de Mateo era un peludo y grande pene, el mio era un pene libre de vello alguno. No faltaron las comparaciones, a lo que Mateo me dijo que a partir de ese día mi pene podía crecer sin detenerse hasta llegar a tener el tamaño del suyo, pero que para que eso suceda el debía de tenerlo en su boca de manera seguida. A lo que yo le dije que por mi lo podíamos hacer cada vez que el quiera. Que increíble me parece recordar ahora todo aquello.
Mateo me abrazo e hizo algo que me desconcertó pues no lo esperaba. Me empezó a besar con pasión, haciéndome abrir la boca para introducir su lengua, succionando luego con fuerza mi lengua. Mi reacción no se hizo esperar pues sentí como un latigazo por todo mi cuerpo, especialmente en la punta de mi pene y en mi culo el cual se cerro haciéndome empujar para adelante mis caderas, pegándome aun mas a Mateo. Sucedido esto y estando los dos pegados, yo sentía su pene completamente pegado a mi pecho, a la vez que el mio se pegaba a sus testículos en un abrazo apasionado. Su pene no dejaba de babear, lo que hacia que mi vientre comenzara a estar empapado de su liquido. En ese momento Mateo sin dejar de abrazarme paso los dedos de su mano derecha por mi mojado vientre tocando su pene y luego la deslizo por debajo de mi espalda, y empezó a introducir nuevamente su dedo indice en mi ano, entrando esta vez con mayor facilidad y sin que yo sintiera mayor dolor. Por mi parte decidí no quedar a la zaga y comencé a meterle mi dedo indice al culo pero siendo su cuerpo mas grande que el mio, no alcanzaba a penetrar mi dedo indice en su culo como el si al mio, aunque he de reconocer que su culo recibió sin dificultad a la mitad de mi dedo. Por lo que descubrí que no era su primera vez.
Estuvimos besándonos y tocándonos un largo rato así, hasta que Mateo me llevo nuevamente a su cama, pero esta vez el me recostó boca abajo, pidiéndome que me ponga como un perrito viendo hacia la cabecera de la cama. Para esto el saco un chisguete de su mesa de noche y me comenzó a meter un dedo untado de lo que resulto ser un gel. Me dijo que si bien era frió al tacto, al poco rato ni lo sentiría. La sensación de tenerlo dentro de mi culo era extraña púes ciertamente en pocos instante dejo de ser frió. El siguió echándomelo pero esta vez fue con dos dedos los que el introdujo, lenta pero de manera sostenida en mi culo. Yo seguía en cuatro patas tratando de ver lo que el me hacia, pero con cada metida de sus dedos en mi culo el placer en mi crecía, haciendo que desee que nunca salgan esos dedos de mi culo.
Mateo me pregunta si me gustaba lo que me hacia, sin descuidar tocarme el pene con su otra mano a la vez que sigue metiéndome los dedos en mi culo. Lo único que yo quería en ese momento era seguir así, y se lo hice saber, para lo cual el se coloca detrás mio sin dejar de jugar con sus dedos en mi culo (¿serian tres los dedos que me metía? en realidad nunca lo sabre, pero yo me sentía en la gloria). De pronto se detuvo, saco los dedos y apoyándose contra mi me dijo que lo que a continuación sucedería era algo en lo que había soñado hacer conmigo desde hace mucho tiempo y que ahora se haría realidad (Es decir, ahora yo venia a descubrir que todo lo del golpe de la pelota y la caída en la ducha era una gran actuación para seducirme).
Tomándome por las caderas abrió mis nalgas y acercándome el a su cuerpo sentí como colocaba la cabeza de su pene en mi ano. Mateo me pide que no me mueva a lo cual cuando le voy a responder, siento como si un ariete hirviendo me atraviesa el cuerpo por mi culo. El me agarra con fuerza de las caderas para evitar que yo me escape de esa brutal penetracion, pero si bien era fuego lo que había en mi culo, por otro lado sus dedos habían hecho maravillas pues no deseaba por nada del mundo separarme de el. En eso empieza lentamente a meter y sacar su pene pegándose a mi espalda y tocando con su mano derecha mi pene empieza a masturbarme, sin detenerse en su mete y saca. No puedo negar que por momentos sentía que me partía en dos, que me desgarraba el culo, pero el morbo ganaba la batalla, pues a cada empujón de su pene al interior de mi culo el dolor desaparecía dándole paso a una sensación de placer sin igual en mi vida.
Seguimos así por varios minutos hasta que cargándome me volteo sin siquiera sacar su pene de mi culo y poniendo mis piernas en sus hombros siguió metiéndomelo. Al poder estar frente a frente, cual seria mi gesto en la cara que hizo que me empezara a besar a lo cual correspondí con extremo deseo. Su mano derecha no estaba ociosa pues me masturbaba con la misma eficiencia como me metía su pene en el culo. Este mete y saca me generaba oleadas de placer indescriptibles, sentía que mi pene esta por estallar, hasta que el con un empellón brutal, como queriendo meter hasta sus huevos en mi culo, lanzo un rugido profundo y pegándose a mi me abraza y besa con una pasión indescriptible. En ese momento siento un liquido cálido invadiendo mi culo a lo que el separándose de mi acerca su pene a mi boca y me dice con palabras entrecortadas por la excitación que se lo chupe. Su pene estaba completamente bañado de semen y pude ver algunos rastros de sangre y también algo marroncito que preferí no identificar. Abrí mi boca con gusto y se lo comencé a chupar para limpiarselo. A todo esto, el retomo la masturbación de mi pene y recuerdo haber sufrido un intenso espasmo y luego otros mas, pero no derrame gota alguna de semen.
Una vez que termine de lamerle todo su pene recuerdo que el sabor de su semen me resulto de lo mas agradable, a pesar de la sangre y los otros restos. Cuando se lo comente me dijo que el evitaba comer alimentos que le dieran mal sabor a su semen, que así lo había leído en una revista de sexo.
Concluida toda la acción ambos nos echamos en su cama, yo sentía como lentamente se salia el semen de Mateo de mi culo, a la vez que seguía teniendo algo de su semen en mi paladar. Aproveche ese momento para ponerme sobre el y besarlo para que también compartiera conmigo su semen, cosa que le gusto en sobremanera pues el beso que nos dimos fue tremendo. En ese momento le dije que me gustaría un día meterselo como el me lo había hecho, a lo que me respondió que el también lo deseaba pero que temía que por el tamaño de mi pene la cosa no seria muy placentera. Le di la razón pero le dije que no cejaría en el empeño de hacerlo (mentalmente pensaba en ayudarme de algún palo lo suficientemente grande como para que el sintiera todo lo que yo había sentido… semanas después descubriría que existen los consoladores viendo una revista porno que el me presto)
Eso y todo lo que ese verano seguimos haciendo es parte de otros relatos
.
Finalmente les diré que mi vida cambio y me volví la mujercita de Mateo y llego el dia en que Mateo fue mi mujercita, hasta que el se marcho a otra ciudad con su familia.
Excelente relato. Tal vez una de las mejores iniciaciones en el sexo gay. Bien redactado y con descripciones reales. Sentí el placer que el relator describe.
y cuando continuara esta historia?
Recien veo tu respuesta y me alegra saber que te produjo placer
La historia continuara sin duda. Cuando? Aun no lo se.
Alguien querrá repetir lo descrito en este relato?