Inocencia perdida: Mi primo de 19 y yo de 5
Mi primo me inicia en el mundo de la pervensión cuando solo tenía 5 años.
Hola a todos! Es la primera vez que escribo, así que déjenme saber si les gusta mi relato para escribir más.
La historia de hoy es sobre cómo mi primo de 19 me inició en el sexo cuando yo solo tenía 5 años.
Soy el mayor de tres hermanos. Soy el único varón. En aquel entonces mi hermanita menor estaba recién nacida, creo que solo tenía tres meses y mi otra hermana es tres años menor que yo. Viviamos con mis padres en una finca bastante grande.
Un día el auto de mi padre necesitaba que le cambiaran el aceite y hacerle unos chequeos, así qie llegó mi primo a ayudar. Era de estatura media, cuerpo bien formado, pelo rubio y ojos verdes. Era el primo más guapo de todos aunque siempre andaba metido en problemas. En ese tiempo se rumoraba que había embarazado a una señora de un poblado vecino. Aún con todos sus problemas, mi madre lo quería como un hijo, así que pasaba mucho tiempo en nuestra casa.
Mientras mi padre cortaba las malas yerbas de la finca, mi madre tuvo que salir a hacer unos encargos en el colmado y visitar a unos familiares.
“Fabián, tengo que salir por un momento. Me llevo a tus hermanas. Si necesitas algo, pídele a Iván”. Iván es mi primo.
Encendió la camioneta y se fue.
Yo era muy inocente hasta ese día. Me quedé en la sala viendo la caricaturas en la tele. Ya habían pasado como 10 minutos desde que mi mamá se había iso, cuando escucho a mi primo llamarme por la ventana de la cocina.
“Fabiancito, puedes venir un momento?” Pensando que me quería decir alguna tontería me acerqué por la ventana y me dijo: “No, ven afuera que necesito que me ayudes con algo”. Cuando me dijo eso, noté que se estaba tocando el paquete. A todo esto, no le hice mucho caso a eso, pues nunca había visto otro pene, así que no me imaginaba que fuera diferente.
Cuando llego a donde él estaba, me dice: “Tu mamá se fue, tu papá está lejos y me gustaría mostrarte algo”. Acto seguido se bajó el pantalón deportivo hasta las rodillas y dejó salir el pene más grande y hermoso que había visto. Tenía un tamaño que más tarde clasificaría como perfecto. No estaba circuncidado, tenía una cabeza rosita perfecta.
Yo me asusté, pues no sabía qué estaba pasando y por qué era tan grande. “Ven, tócala. No pasa nada, pero no le puedes decir a tus papás”
Al principio yo no quería acercarme, pero como dicen – la curiosidad mató al gato. Me acerqué y la toqué. Se sentía caliente. “Dale un besito”, me dijo. Me acerqué y posé mis labios sobre el primero de lo que serían cientos de vergas a lo largo de mi vida. Olía deliciosa y sin que me dijera nada abrí mi boca y se me ocurió meterme la cabeza. Sabía deliciosa. Mientras la probaba un poco, él tocaba mis nalgas.
Mala fue nuestra suerte, de que escuchamos cómo se acercaba el tractor de mi padre. Así que se subió el pantalón y yo corrí de vuelta a la sala. No podía dejar de pensar en lo que había pasado. ¿Qué era esa sensación tan extraña que sentía? ¿Por qué su verga era tan grande y la mía tan chica? Tenía demasiadas preguntas. Me asomé por la ventana a ver si seguía allí. Cuando me vio, se volvió a agarrar, me guiñó un ojo y me lanzó un beso.
En el próximo relato les contaré lo que ocurrió ese día cuando entró a bañarse y luego cuando me invitó a jugar baloncesto en un parque abandonado. Si les gustó el relato déjenme saber para continuar escribiendo sobre mis experiencias.
gran realto como sigue por favor
Qué delicia de iniciación.