Intentando no serlo
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por juanitocaminador.
Enero había venido por demás caluroso.
Lucas estaba volviendo del baño donde se había masturbado como casi todas las noches.
Tenía un bello cuerpo, bien formado.
Había sido gordito, pero el estirón de la adolescencia lo había estilizado, sólo le habían quedado de su época de gordito unos pechitos bastante grandes y una nalgas muy cogibles.
Se tiró en la cama con sólo el slip y sin siquiera las sábanas, hacía mucho calor.
El culito aún le molestaba un poco, había sido un poco brusco con sus dedos, pero la sensación de placidez en sus huevos vacíos lo relajaba mucho y lo ayudaba a conciliar el sueño.
Cruzó las manos debajo de su cabeza.
Apenas había terminado la secundaria y, por más que los viejos insistieran, no iba a ir a la universidad.
Ya demasiado les había concedido sin que ellos siquiera lo supieran.
El hijo de María y Alberto tenía que ser hombre, y los hombres no se dejan coger.
Por eso hacía tres años que había cortado con Juan, su amigo de la infancia, rubio y grácil, con el que había debutado en el sexo a los 9 años y con el que había desarrollado toda su líbido y aprendido, casi jugando, a ser un gordito puto.
Hacía ya tres años que Juan no lo cogía ni él se cogía a Juan.
El hijo de María y Alberto, un verdadero hombre, tampoco podía cogerse a otro hombre.
Por eso hacía ya dos años que había cortado con Chiche, el chico pasivo de verga impresionante jamás usada, que con sus nalgas grandes y suaves le había sacado la leche y bajado el ardor cada semana desde que cortara con Juan.
Y después qué?, minas?, no, no había caso, no se animaba, no lo excitaban.
Trataba de pajearse pensando en minas, pero siempre volvía a Chiche o a Juan.
Para colmo, su placer como pasivo cuando estaba con Juan era puramente mental, su culo no sentía nada, pero ahora su esfínter le cosquilleaba y sus dedos bien lubricados adentro del culito lo hacían gemir, eso lo preocupaba.
Tenía amigas, si, como buen puto justamente era un estupendo amigo de las chicas, pero coger jamás.
Sus amigos lo envidiaban por tener tantas amigas y de hecho, más de un gancho había hecho.
Si supieran!!! Pero no, él era muy reservado y estaba dispuesto a combatir su deseo por los hombres hasta vencerlo y convertirse en un tipo normal.
Nadie nace puto, aunque a veces pensaba que sí.
La única que lo sabía era Marta, una prima lejana que ya andaba por los 25, no muy alta, linda, de tetitas chicas y un culo tremendo.
Lucas no se lo deseaba, se lo envidiaba!! Marta y Lucas eran grandísimos amigos, tanto que Lucas se había animado a confesarle su lucha.
Marta tenía un carácter tan especial que a ella podía decirle todo.
Sus charlas eran muy zafadas, muy francas y directas.
-Así que Juan es puto?, no me jodas, un pibe tan lindo! Pero si tiene novia!
-Martu, sabés cuantas veces me rompió el culo en su pieza mientras la novia estaba en la pieza de al lado charlando con la hermana? Sabés cuantas noches venía a casa a muerto de ganas que lo parta al medio después de haber cogido con la novia?
-Puta, che! que desperdicio, tan lindo pibe! Cogías con él solamente?
-No, también con Chiche, pero Chiche es sólo pasivo.
– Chiche?, pero ese es más lindo que Juan!
– Y más puto.
Miralo bien de atrás cuando lo veas con un jean ajustado.
A veces se le nota la tanga o la bikini debajo del slip.
– Usa calzones de mina?
– Si, por eso lo descubrió la vieja.
Un día se olvidó de cerrar con llave la puerta del dormitorio, la madre entró y lo encontró frente al espejo sacando la colita para afuera vestido con una bombacha de la hermana, para colmo sobre la mesa de luz había un pepino enfundado en un forro.
Quiso inventar alguna excusa pero era demasiado evidente.
– Mirá voooos! No sé qué le encuentran a dejarse por atrás che, yo ni loca le doy el culo a un tipo.
– Dale Marta!, con el pedazo de orto que tenés no me digas que nunca te quisieron dar vuelta y hacerte el hoyo.
-Más bien!, muchas veces, pero siempre digo que no.
Y si alguno se pone pesado, lo arreglo con un apretón en las bolas, por más machos que sean, todos piden perdón.
Mi culo es para cagar, para coger tengo concha, que te creés?-.
Luego, poniéndose más intimista, lo invitaba: -che Luqui, no querés que te haga gancho con una amiga?, mirá que tengo alguna que si te agarra te da vueltas como una media, si?
-Ay Martu!, no gracias.
Dejar de ser me cuesta, más adelante, si?
A pesar del calor, Lucas se quedó al fin dormido.
Esa noche lo asaltaron los sueños de siempre, esos que por miedo a tenerlos, le generaban el insomnio solucionado a fuerza de pajas.
En uno de ellos se veía acostado de espaldas en la cama de un telo, se pajeaba desesperadamente pero la pija no se le paraba.
Al pie de la cama una prostituta vieja, de cara pintarrajeada, minifalda que apenas le tapaba el culo y piernas gordas lo miraba y se reía.
De pronto señalando su inútil pene pronunciaba unas palabras extrañas: warmiyasqa! ullu rikukunakama!, su pija entonces comenzaba a achicarse, cada vez más, hasta desaparecer, un ardor como de fuego le penetraba el pubis y ante sus ojos, entre las risotadas de la prostituta, los labios y el tajo de una concha comenzaban a formarse en su pubis.
Otras veces soñaba que su mamá abría de pronto la puerta de su cuarto y le decía – Lucas, Juan ya le dio dos nietos a su madre- y luego comenzaba a repetir sin cesar "vos cuándo?, vos cuándo?, vos cuándo?- el tono de voz comenzaba a subir hasta que el "cuando" se transformaba en un grito ensordecedor que lo hacía despertar.
Puto o no puto había que buscar un laburo, porque en su casa, o se estudiaba o se trabajaba.
Consiguió una changa por ahí medio free lance que quedaba cerca del laburo de Marta.
Entonces cuando terminaba se iba a visitar a su primita al estudio contable donde trabajaba de asistente.
Sus visitas eran tan frecuentes que en el estudio ya lo consideraban casi un "empleado ad honorem".
Una de esas tardes, su prima le soltó – sabés qué Lucas?, estoy saliendo con un chongo y la cosa va más que bien-
A la semana Marta le presentó al "chongo", Arturo, un tipo de unos 30 años, alto, más flaco que gordo, espaldas anchas, piernas fuertes y un culo tremendo, piel blanca, barba rala negrísima y unos ojos negros de mirada intensa.
La química con Lucas fue inmediata y el noviazgo de dos se hizo de "dos y medio" porque Marta y Arturo invitaban a Lucas a casi cuanta salida hacían (salvo al telo por supuesto).
Arturo tenía una forma de ser muy entradora.
Terminó haciéndose amigo de los padres de Lucas y más de una vez venía solo a casa de Lucas para tomar mate con María o con Alberto.
Lucas estaba muy feliz de que el novio de su prima fuera tan buena onda y que esa relación, en lugar de hacerle perder a su amiga del alma, le estaba haciendo ganar un buen amigo.
El novio de Marta laburaba como vendedor de seguros ejecutivos, por lo que su trabajo lo mantenía en la calle la mayor parte del tiempo, visitando prospectos, lo que le daba gran libertad de horarios.
A poco más de un mes de conocerlo le ofreció a Lucas que fuera a trabajar con él.
Bingo!, Lucas aceptó de inmediato y así se convirtió en un novato vendedor de seguros en la misma empresa donde trabajaba Arturo.
Todas la mañanas se bañaba, se hacía su primer pajita del día, sin deditos como la nocturna pero pensando en las mismas cosas, viajaba en bondi una hora hasta la capital y se encontraba en la empresa con el novio de Marta, recibían los prospectos del día y salían a visitarlos.
Arturo le enseñó mucho y recién luego de un mes lo largó solo.
Desde entonces sólo se veían por la mañana y a veces para almorzar en Banchero o alguna otra pizzería.
En una de esos almuerzos Arturo le comentó:
– Lucas, hace rato que ando pensando que necesitamos un departamento por acá por el centro, chiquito, nada especial, para tener un lugar donde refrescarnos un poco los días de calor, descansar un rato los días de poco trabajo, no estar al pedo en un bar los días de lluvia o prepararnos un churrasco en lugar de andar comiendo mierda todos los días, no te parece?
A Lucas le gustó la propuesta, la verdad las tardes de calor en el centro eran insoportables.
– La idea está buena, pero no saldrá muy caro?
– Lo pagamos entre los dos, antes a mi solo se me complicaba.
Igual, como yo gano más que vos, al principio podemos hacer 70-30, te parece? Tengo un amigo con una inmobiliaria, algo nos va a poder conseguir bueno y baratito.
– Dale, averiguá.
– Pero Lucas, no le digas nada a Marta.
Vos sabés lo celosa que es y seguro va a pensar que lo vamos a usar de bulo para llevar minas y me va a armar un quilombo bárbaro.
El secreto entre compinches le encantaba.
Ni a Marta ni a nadie.
Pasaron un par de semanas y una mañana, cuando salieron de la reunión matinal en la empresa, en lugar de ir con los demás vendedores a tomar el primer café, Arturo le dijo -vení, acompañame que te quiero mostrar algo.
Fueron hasta Viamonte y Uruguay.
Arturo se paró en el palier de un elegante edificio de la década del 40 y le mostró una llave.
-Ya lo conseguiste? Muy caro?
– No, una pichincha, y además amueblado a full
Subieron al 4to.
"D".
Entraron, Lucas sintió un leve temblor en el culito, para un puto era una situación excitante, entrar con un macho a un depa vacío lo llenaba de sensaciones sugestivas.
-Pará-, se dijo, -es el novio de Marta!- Se serenó, subió bien alto las barreras anti-homo y dibujó una sonrisa estándar.
Lindo el lugar!, un ambiente amplio, alfombrado.
A la izquierda de la puerta el baño, a la derecha la mini cocina, al fondo un estar-comedor y luego un biombo con dibujos orientales para separar el dormitorio.
La cama de dos plazas puso a Lucas a temblar.
Una imagen pasó por sus ojos: se veía desnudo boca abajo con las piernas bien abiertas y a Arturo arriba de él, su enorme y oscura pija mitad dentro de su culo y mitad aún afuera.
No!, se debía controlar!, eso era pasado, además era el novio de Marta, eso no se hace! Rogando que su amigo no se hubiera dado cuenta de nada, salió presuroso del dormitorio.
El precio era razonable, el lugar estaba bueno.
Alquilaron.
Desde ese momento, Lucas y Arturo compartieron algún rato todos los días en el departamento, para almorzar, bañarse o descansar en los ratos libres que les dejaba el trabajo.
Al principio con miedo, luego, a medida que fue tomando confianza en sí mismo, ya con mayor tranquilidad, Lucas compartió la cama con Arturo, él con su bóxer apenas ajustado y Arturo con sus slips mínimos e inclusive a veces con sunga.
Su bulto dormido era notable, sus nalgas grandes y masculinas, dignas de una estatua de Miguel Ángel.
Nada sucedió, los dos se portaron como dos perfectos heterosexuales, conversaron, rieron y durmieron la siesta.
Arturo nunca se mostró desnudo, ni siquiera al salir del baño, y Lucas por supuesto tampoco, el miedo de ser descubierto por una erección lo perseguía.
Curiosamente nunca hablaban entre ellos de sexo.
Lucas se sentía muy bien, lo estaba logrando.
Algo más para agradecerle a su prima.
En poco más de un año Arturo y Marta decidieron casarse.
Sólo por civil, nada de fiestas, sólo un almuerzo para padres y hermanos.
Y para Lucas.
A Marta se le veía feliz en su nuevo estado.
A Arturo también.
La relación entre Lucas y Arturo no cambió en nada, la misma camaradería, el mismo respeto, el departamento, mucho más que antes, siguió siendo un secreto cuidadísimo.
Pero la cosa no iba a durar mucho.
Las primeras vacaciones de Marta y Arturo fueron a los 6 meses de casados, en Mar del Plata.
Iban a pasar dos semanas de sol y playa.
Marta volvió a los 7 días.
Lo llamó, se encontraron en un bar.
-Me separé de Arturo, – ¿Por qué?, -Yo no soy la segunda de nadie, qué se cree ese hijo de puta?
Marta había regresado de la playa antes de la hora acordada y al entrar al cuarto del hotel, encontró a Arturo sobre la cama dándole por el culo a una pendeja teñida de rubio, el uniforme de mucama desparramado por el piso.
Con la tana no había vuelta.
Sin siquiera dirigirle la palabra metió sus pilchas en la valija, se fue al aeropuerto y se volvió sola en el primer vuelo.
– Y ahora qué vas a hacer?
– Mirá, no quiero hablar con nadie, no me banco la cantinela de la familia y el "yo te dije de las amigas".
Mi jefe me ofreció laburo en la sucursal de Rosario.
Me voy mañana.
-Pero, y tus cosas?
– Te hago una lista de las cosas que me interesan.
Vos encargate de buscarlas y llevátelas a tu casa, después vemos.
Lo demás que se lo meta en el culo ese mierda!
Cuatro días después regresó Arturo.
Lucas lo vió a la mañana en el trabajo, Arturo lo saludó como si nada hubiera pasado.
-Che Artu, tenemos que hablar.
Con una sonrisa como si hablara con un cliente, -Si, Lucas, hoy almorzamos juntos en el depa?
Lucas llegó a las 11:45.
Arturo ya estaba, se había cambiado, jean ajustado, remera ajustada.
Pidieron pizza.
El pibe del delivery dejó la pizza sobre la mesa mirando de reojo a Arturo que sonreía mirándole el culo.
La propina fue más que buena.
– Hasta la próxima Arturo.
– Chau nene, la trajiste como a mí me gusta, no?
– Por supuesto, nunca me olvido de tus gustos -, respondió el delivery con una sonrisa que a Lucas le pareció demasiado cómplice.
Se sentaron frente a frente.
– Explicame qué pasó, por favor.
– Y, pasó lo que tenía que pasar.
Una mina no me alcanza.
– Pero, y para qué te casaste? Está mal lo que le hiciste a Marta! Estuviste para la mierda.
– Ella sabía que yo no dejaba títere con cabeza.
Ella sabía que ya me había volteado a varias de sus amigas.
Creyó que me podía cambiar y no pudo.
– Puta, qué boludo que sos, Marta es la mejor piba que conozco.
-Si, macho, será muy buena, pero en la cama no me alcanza.
Lucas tenía ganas de darle una piña, pero después pensó que eran adultos, que era su vida y sus decisiones y él no era quien para meterse en el medio.
-Lucas, por favor, casado o no casado con tu prima, soy tu amigo y te quiero, si?
– Yo también soy tu amigo, aunque seas un pelotudo! Esta no te la voy a perdonar nunca.
Se abrazaron tibiamente y sellaron un pacto de silencio.
De la relación Marta – Arturo no se hablaba más.
Los días trascurrieron.
La amistad siguió, pero Lucas descubría cosas en Arturo que antes nunca había visto.
Sería que él antes no se daba cuenta o que luego de la separación Arturo había cambiado? Las miradas y las frases con el pibe del delivery fueron el primer síntoma, pero luego de eso comenzó a notar que cuando Arturo hablaba con el cadete de la empresa, Christian, un pibe de unos 20 años, tucumano, delgado, trigueño claro, carita redonda, culoncito, vestido siempre a lo rapero, acostumbraba tocarse el paquete y que luego los dos salían casi al mismo tiempo y regresaban juntos.
Christian, normalmente caracúlico, volvía con una sonrisa que le iluminaba la cara.
Una tarde, estando los dos en el depa, Lucas sintió esa rara sensación que sentimos cuando alguien está detrás nuestro, se le dio por mirar hacia atrás por sobre su hombro y descubrió a Arturo, que tenía los ojos clavados en su culo.
Desde ese momento cada vez que tenía a Arturo detrás, repetía la mirada espía y casi siempre volvía a descubrir a Arturo relojeándole las nalgas.
Sería que a Arturo le gustaban los pendejos también? Bue, era problema de él.
De él?, el esfínter le dio un respingo.
Tan seguro estaba que nunca su amigo le iba a proponer algo? Y si se lo proponía, tan seguro estaba de que le iba a decir "no Arturo, yo no la voy con esa, disculpame", como tantas veces había escuchado que los hetero respondían a las insinuaciones de un marica? Igual, eso no iba a pasar.
Fue un 6 de diciembre.
La calle ardía.
Lucas, después de visitar sus clientes de la mañana se sentía pegajoso de transpiración.
Decidió ir al departamento a refrescarse.
Entró, la ropa de Arturo estaba tirada sobre una silla y se escuchaba correr la ducha.
Golpeó la puerta del baño, le avisó a Arturo que estaba y se sentó a la mesa a leer una revista.
Allí estaba la sunga de Arturo.
Sintió curiosidad.
La tomó y la olió profundamente, mmmm, qué delicioso olor a bolas de macho! Le hacía acordar a Juan.
Les gustaba coger en la pose tradicional, boca abajo en la cama, y siempre apoyaba el slip de Juan sobre la almohada para olerlo mientras su amigo le rompía el culo.
El placer anal y el olor del slip de macho para él estaban desde siempre unidos.
El ruido de la ducha acabó, Lucas presuroso devolvió el calzón a su posición y trató de concentrarse en la cholulísima revista.
Escuchó el saludo de Arturo.
Levantó los ojos de la revista, sus pupilas se llenaron de una vista maravillosa: Arturo estaba por primera vez completamente desnudo delante de él, su pija era aún más grande y bella de lo que había imaginado, oscura, de un grosor inusual, de unos 20 cm, sus bolas peludas y grandes.
No podía quitar sus ojos de esa increíblemente hermosa herramienta de macho, había quedado paralizado.
Arturo se dio cuenta, imposible no darse cuenta.
Caminó hasta la mesa y le dijo "te gusta?", le tomó la mano y se la llevó a su pinga.
Lucas seguía embobado.
Su cuerpo volteaba una a una las barreras que su voluntad de ser "normal" habían levantado.
Sus ojos fijos en el glande de Arturo, su mano rodeando el tronco, congelado.
Cuando la última barrera cayó, Lucas cayó con ella, de rodillas en el piso se llevó la pija de Arturo a la boca, la apoyó contra sus labios, apenas los separó, como si algo intentara mantener sus mandíbulas cerradas mientras otra fuerza que subía desde su vientre las tratara de abrir.
De a poco fue ganando su homosexualidad, sus labios se fueron separando y la pija de Arturo fue entrando en su boca, mmm, qué increíble sabor!, qué deliciosa tibieza!, qué música para sus oídos el primer suave gemido de Arturo! Vencida toda resistencia estaba empezando a gozar como un puto goza, su pija se puso dura, su esfínter hormigueaba como nunca.
La pija de Arturo apenas entraba en su boca, le comenzaban a doler las comisuras de los labios, pero el trozo de carne seguía avanzando a su garganta.
Tragarla toda, imposible, pero la besó, la acarició, la masturbó, la chupó desesperado, mientras Arturo le acariciaba suavemente la cabeza.
Miró de casualidad el reloj: eran las 3 de la tarde.
Arturo lo levantó.
– Desvestite-, le dijo con vos suave pero firme.
Lo acomodó de rodillas en el borde de la cama y le bajó la cabeza.
Lucas sintió la saliva de Arturo mojándole el ano, casi virgen luego de 5 años sin pija, 5 años a sólo índice y mayor.
Sintió la tibieza del glande apoyada en él, cerró los ojos.
Luego un dolor lacerante le sacó el primer grito.
Esa pija era demasiado gruesa para su ortito, pero no iba a cejar, se la iba a comer aunque luego terminara en el hospital.
Un segundo empujón y un segundo grito.
– Estrecho como tu prima, Luquitas, se nota que sos de la familia.
Lucas pudo esbozar una sonrisa, su prima al fin había entregado el culo.
La conciencia, dormida hasta ese momento por la calentura, comenzó a jugarle una mala pasada.
Era el marido de su prima, de Marta, su mejor amiga! Cómo iba a permitir que el marido de su prima le metiera los cuernos con él?, con su mejor amigo? Cómo se sentiría Marta sabiendo que su marido se enculaba a un puto y que ese puto era él? Se enfrío, y su esfínter cerró lo poco que se había abierto, provocándole más dolor aún.
Arturo no pudo seguir avanzando.
-Pucha!, sos más estrecho que tu prima! Esperame.
Se la sacó.
El ortito lacerado de Lucas quedó vacío.
Su cuerpo retrucó, Marta y Arturo hacía varios meses que se habían separado y no había sido culpa de él.
Arturo era libre, Marta estaba lejos.
Y además seguro que él no era el primer puto que Arturo se cogía, el delivery, el cadete, ya no había motivo para dudar, se encamaban con el ex de su prima.
Su cuerpo mandaba.
Se sintió mal, se sintió solo.
La había tenido apenas un par de minutos, pero ya su culo abierto le urgía que lo volvieran a llenar, tenía ganas de llorar, llorar de deseo, de necesidad de ser penetrado por un macho.
Cómo la carencia de una pija lo podía angustiar así?, pero sí!, lo angustiaba, tenía ganas de rogar por favor que se le volviera a meter, pero se contuvo y se quedó con la cara apoyada sobre las sábanas, las rodillas al borde de la cama y el agujerito abierto temblando de deseo.
Un suave frescor se extendió por su lastimado esfínter.
Arturo había conseguido una botella de body milk y lo estaba embadurnando.
Sintió el glande cremoso y de nuevo gritó de dolor, pero esta vez la pija se deslizó suave hacia adentro, ya el glande en su recto y su esfínter bancándose todo el tremendo grosor del palo de su amigo.
Arturo se quedó quieto, el dolor fue reemplazado por ardor y Lucas comenzó a relajarse.
La siguiente pujada terminó con el primer "chaf" del pubis de Arturo en sus nalgas.
El mete y saca lo fue llevando a ese placer añorado, lo fue llevando a sus abrazos con Juan, a esas tardes a escondidas, prohibidas, buscadas, donde la amistad de Juan se plasmaba en sexo y donde su culito, amado por la pija de su amigo, lo llevaba al éxtasis, a la sensación de eternidad que perdona todas las culpas y desvanece todas las prohibiciones.
La pija de Arturo lo rescataba de la censura autoimpuesta, de la castración por mano propia y comenzaba a gozar como antes.
Los gemidos renacieron en su boca y cada nueva clavada profunda de Arturo lo llevaba un paso más hacia las nubes, despertaban en su vientre nuevas sensaciones, nuevos deseos de ser preñado por el semen de su macho y le hacían olvidar su falsa careta de nene "normal".
Su pija reventaba de excitación, le dieron ganas de masturbarse, pero no lo hizo, quería recuperar antes todos los placeres y todas las sensaciones de su culo.
-Pará Arturo, cambiemos de pose, quiero vértela.
Arturo se la sacó despacito, Lucas se acostó de espaldas y se tomó las piernas.
Arturo sonrió y se la clavó de una.
-Parece que te gusta a fondo, putita!, respondió Arturo mientras lo clavaba despiadadamente.
– Si, pero además quiero verte gozar, quiero sentirte adentro mío, quiero darme cuenta de cómo me estás rompiendo el culo Arturo!
Lucas llevó la mano a su esfínter, y acarició ese ariete de carne que se perdía en su cuerpo.
Lo rodeó con la mano y se asombró, cómo era posible que algo tan grueso estuviera dentro suyo? Pero sí, bien adentro estaba, sonrió con ese orgullo de puto que se da cuenta de lo aguantador que es su culito.
Ahora sí, podía entregarse todo al placer, apoyó su cabeza sobre la cama y cerró los ojos.
Sus gemidos se expandían en el aire y se mezclaban con las indecencias que en su calentura le decía Arturo, su culo gozaba como nunca había gozado, con un placer eléctrico que sentía por todos lados, en su vientre, en su esfínter, en su perineo, en sus bolas y que subía por su pija con una intensidad más fuerte aún que en sus más profundas culiadas a Chiche.
Sin buscarlo, sin tocarse, su pija se convirtió en un tibio manantial de semen, que manchó su cara, su pecho, su panza.
Arturo aceleró, Arturo acabó, y el placer de la acabada de Lucas fue reemplazado por un placer más intenso, nacido de su vientre, nacido del calor de la leche de su amigo dentro suyo, su esfínter vibró, su cuerpo fue la tensada cuerda de un laúd difundiendo en el aire la dulce melodía de sus gemidos.
Arturo cayó desplomado sobre él, todo su cuerpo grande, caliente, sudoroso, lo cubrió, pero de la unión de los cuerpos renació el ardor de ese semental, que tomó la cara de Lucas y comenzó a besarlo furiosamente, como para romperle la boca y reanudó el mete y saca con la misma furia de antes de acabar.
Al rato los dos, mejilla con mejilla, gritaban de placer y excitación, mientras los pijazos furibundos de Arturo hacían temblar la cama.
Acabaron al unísono, la pija de Lucas apretada contra el vientre de Arturo, la pija de Arturo golpeando contra el fondo del recto de Lucas y depositando allí su semen ardiente.
Volvió a mirar el reloj: eran casi las 4, Arturo le había dado pija por más de 45 minutos casi sin parar.
Se quedaron dormidos.
A las 7 y media, Lucas abrió los ojos.
Estaba de costado, Arturo detrás de él roncaba abrazándolo, su pija dormida apoyada en su culito.
Se incorporó, aún sus piernas cansadísimas, mensajeó "ma, me tuve q quedar un rto más p terminar un trabajo urg ya salgo tkm".
Llevó las manos a sus nalgas, wow, qué abierto sentía el culo! Se bañó, despertó a Arturo, lo besó, se la mamó un ratito y quedaron en repetir el lunes.
Llegó a su casa pasadas las 9.
El culo le dolía y las piernas aún no estaban del todo bien.
La madre se dio cuenta que caminaba raro, – no pasa nada, ma, me tropecé en el laburo y me duele un poco la rodilla.
– Fue al baño y se sentó.
Aún sentía aire fresco entrando a su esfínter que no acababa de cerrarse.
Trató de vaciarse, un poco de caca, mucho semen, y mucho moco rectal, apenas un poco, casi nada, de sangre.
Era aguantador, no cabía duda.
Durmió hasta las 11, tomó unos mates con doña María y mensajeó a Juan – che invitame a comer q quiero hablar con vs.
– mi vieja no está, te arreglás con empanadas d la esq?,- mejor, yo ls compro antes de ir, vos prepará la coc-, -dale t spero.
A la 1:30 Lucas entraba a la casa de Juan con el aromático paquete de empanadas.
-que me querías decir? Lucas se moría de hambre, -primero comamos, después te cuento.
Comieron y bebieron en la cocina de la casa de Juan, sus padres se habían ido el fin de semana a la costa y la novia estaba en su doloroso primer día de regla, así que seguro hoy no se veían.
Terminada la novena empanada, Lucas miró a Juan a los ojos:
-Che Juan-.
Cuando su amigo levantó la vista, le hizo un gesto con las cejas que Juan conocía muy bien.
Juan lo miró extrañado.
Luego le dijo la palabrita mágica que tan bien recordaba su amigo -dale Juan, vamos?.
Juan se puso serio.
-No era que vos ya no querías más?, no era que vos ahora buscabas solamente minas? No me jodas que yo sigo teniéndote las mismas ganas de antes, y con eso no se juega.
Si te hacés el loco, te violo!- Lucas sabía que su amigo jamás lo iba a forzar, que era sólo broma.
Además para qué forzarlo si Lucas venía a dárselo?
-Ayer me pasaron cosas Juan-.
Lucas se despachó, le contó de su relación con Chiche en un minuto y después comenzó con lo de Arturo, le contó cómo no había podido resistir el deseo y luego, con lujo de detalles, cómo le había dado casi una hora por el culo y cómo se lo había dejado.
Juan escuchaba con los ojos abiertos como moneda de dos pesos, acotando cada tanto un wow o un faaa, con las manos debajo de la mesa.
Lucas repitió el gesto y la invitación.
– Entonces, vamos Juan?.
Juan se incorporó de un salto, lo tomó de la mano y lo llevó a la cama de sus padres.
Por primera vez, nunca lo había hecho, se besaron desesperadamente.
Las ropas fueron casi arrancadas y los dos jóvenes desnudos rodaron por la cama, sus cuerpos esbeltos y perfectos se entrelazaron en abrazos, sus pijas se besaron apretadas una con otra y esos preseminales añorados volvieron a mojar sus vientres.
Llegaba el momento, sería igual que antes?, quién primero? No hizo falta jugar a piedra, papel o tijera.
-Me hiciste mucha falta Luquitas, metémela ya Luquitas, ni me acuerdo que se sentía!
Juan se acomodó en el centro de la cama y separó las piernas.
Su culito lampiño, de piel clara y suave era tan bello como Lucas lo recordaba.
Se ubicó de rodillas entre las piernas de su amigo, le abrió las nalguitas casi temblando de emoción.
Cerradísimo.
Iba a doler.
Buscó en su mochila.
Juan sintió una crema fría en su esfínter y miró inquisidor por sobre su hombro.
-Tranquilo, es body milk para que te entre más fácil, estás casi virgen-, -viste?, lo guardé así para vos, Luquitas- Rieron.
Los dedos de Lucas pusieron cremita en el agujero de Juan.
Luego despacito apoyó el glande en el tembloroso agujerito y sin miramientos, mejor rápido, se la clavó de una vez hasta el fondo, el body milk lubricaba a las mil maravillas y su pija se deslizó sin dolor hasta que sus bolas quedaron pegadas a esas bellas nalgas que tanto la necesitaban.
Juan gritó, una sola vez, luego quedó jadeando.
Lucas se apoyó en su espalda y le besó el cuello.
-Ya pasa Juan, ya pasa.
– Lo sé Luquitas, ya va mejor, sos un hijo de puta, pero me gusta.
Está toda adentro?- Hasta la bolas.
– Dale, cogeme duro Lucas.
Lucas, luego de años, volvía en enterrar su pija en el culito de su amigo, o mejor dicho en un culito.
Ya no más manuela, era tan delicioso sentir gemir a Juan!, disfrutar en su pija ese calor y esa presión que el esfínter de su amigo le daba a su pija, ninguna paja, por más sentida e imaginada que fuera, se lo podía transmitir.
Lo tomó de las tetas y comenzó a metérsela lo más largo posible.
La sacaba hasta casi el glande y de un golpe se la mandaba a fondo, Juan gemía y reía.
– Más Luquita, más, rompeme el culo Luquita, por qué me tuviste tanto tiempo sin pija?, malote!, no me la saques más Luquita, así, así.
Juan levantó la cadera y comenzó a mover las nalgas, complementando cada enterrada de Lucas con una levantada de sus nalgas, ahora Lucas gemía, Lucas perdía el control, Lucas acababa entre gritos y Juan reía y lloraba de placer.
Su culito sediento por años recibía la lluvia tibia de su amigo, un solo sorbo era muy poco, pero era el comienzo.
Descansaron un rato en silencio hasta que la pija dormida de Lucas abandonó el culito de Juan.
Lucas se incorporó y se acostó boca abajo al lado de su amigo y, por supuesto, puso el slip de Juan sobre la almohada.
No hacía falta más.
Juan se incorporó y se acomodó entre las piernas de Lucas, le abrió las nalgas.
-Wow, como tenés el culo de roto, nene!, te cabe una botella de cerveza! Lucas sonrió.
-mejor meteme tu pija.
– Juan no se hizo rogar.
Lubricar?, si un poco apenas.
Dolor? apenas, placer? mucho, la añorada verga de su amigo estaba de vuelta en su culo, de donde jamás se debería haber alejado.
– Nunca más te dejo Juan, soy puto, ya no lo niego más, llename de leche, embarazame, dámela, dámela.
Juan se la dio, no duró mucho, había demasiado deseo acumulado, pero la leche fue abundantísima, como si la hubiera estado guardando en su bolas desde la última vez que habían cogido, a pesar de que se culiaba a su novia, a pesar que se pajeaba todos los días pensando en él.
El semen había sido compartido, ya la simiente de Juan había embarazado a Lucas, ya la simiente de Lucas había embarazado a Juan.
Nunca más dejarían de hacerse el amor.
Lucas volvió a su casa cerrando las cachas para que no se le escapara la leche.
Ya habían planeado la noche, pero Lucas tenía algo que arreglar antes.
Fue hasta la casa de Chiche.
Estaba en el fondo arreglando la bici.
No dijo nada, sólo se arrimó a su amigo, lo tomó de las nalgas y lo besó en los labios.
No hacía falta más, buscaron el rincón de siempre, Chiche desesperado se bajó el jean, se bajó la bikini rosa y se abrió las nalgas.
Lucas ya estaba al palo, se lo escupió un poco, lo tomó de la cadera y se la clavó.
Comenzó el mete y saca sin esperar, las bolas de Chiche se bamboleaban en el aire, su respiración agitada excitaba a Lucas que flexionando las rodillas intentaba que le entrara hasta las bolas.
Sus manos buscaron por debajo de la remera los pezones del putito que él sabía eran súper sensibles y los comenzó a franelear, la inmensa pija casi siempre inerme de Chiche se puso dura y el nene empezó a llorar, abrió la piernas lo más que pudo, empujó su culo para atrás lo más que pudo y acabó en el aire como casi nunca lograba acabar.
Las contracciones de su esfínter hicieron acabar a Lucas, que se recostó sobre la espalda de su amigo y se la cubrió de besos, mientras de a poco se la iba sacando.
Se vistieron de inmediato.
Chiche no hacía preguntas, su felicidad era tan grande que prefería no mancharlas con una respuesta que tal vez no quería escuchar.
Lucas comenzó a contarle.
Chiche, le apoyó la mano en los labios – Nunca te pedí explicaciones, no hace falta, volviste, no hago preguntas.
– Pero Lucas debía contarle, los planes de esa noche incluían a Chiche.
Siempre había sido muy discreto, ni Chiche sabía de Juan ni Juan, hasta esa tarde, sabía de Chiche.
Pero lo que más le costaba contarle es que él también se dejaba, reconocer que él no era el gran macho cogedor que Chiche siempre había conocido sino que también entregaba su culito y que gozaba igual que él.
Era un paso a dar, poder verbalizar su homosexualidad en toda su realidad era parte de terminar de asumirla, y pucha que Lucas la había asumido! Le contó sucintamente de su despertar sexual con Juan a los 9 años, de su rol versátil desde siempre, de Arturo y su renuncia al infructuoso intento de comportarse como hétero, y de su reiniciada relación con Juan de esa tarde.
Chiche escuchaba en silencio, por momentos serio, por momentos sonriente.
Cuando Lucas terminó, Chiche se colgó de su cuello y le dijo al oído a media voz -algún día me vas a dejar debutar con tu culito?, me vas a enseñar?-
Lucas sonrió, dudaba que Chiche pudiera, imaginar esa verga casi tan grande como la de Arturo en su culito lo excitaba, asumir con Chiche su parte pasiva, le costaba.
– Te hacemos trencito Chiche, así la vas a tener parada y me la vas a poder poner.
Querés venir esta noche conmigo a la casa de Juan?, está solo y nos vamos a quedar a dormir todos juntos.
A Chiche una sonrisa le iluminó la cara, pero en un instante lo invadió la tristeza.
– Vos sabés que mi vieja y mi viejo saben que soy trolo, si les digo que voy a dormir con ustedes, qué van a pensar?
– Pero che, no te castres como me castré yo! Siempre que un trolo sale con un amigo es para coger?, no podés tener amigos?, por ser puto vas a voltearte a cuanto macho pasa por tu vida?, no Chichín, no sólo de pija vive el puto! Si tus viejos piensan así es hora que les hagas ver que vos no sos una ninfómana, y si siguen pensando así, es problema de ellos, no te parece? Además,- sonrisa cómplice de Lucas-, Juan tiene novia, y tus viejos siempre me quisieron – sonrisa cómplice de ambos-.
Acordate, cuando te dejé de coger, cada vez que me encontraban por la calle me preguntaban por qué ya no iba tan seguido a tu casa.
– Si, tenés razón, yo me arreglo, a qué hora? – A las 10, primero hacemos unas pizzas y después te comés unas pijas.
Chiche sonrió- Yo solo voy a comer pija? – Naa, los tres vamos a comer pija, no seas amarrete, las querés todas vos solo?- Rieron
-Ma, esta noche me quedo a dormir en lo de Juan, con Chiche, los padres no están, así que vamos a hacer unas pizzas y después a jugar con la Play a morir.
– Bueno Lucas, te preparo una pasta frola para el desayuno, querés?
– Gracias ma!
Se bañó, se perfumó, se puso ese slip rojo que le marcaba bien el ortito y se miró en el espejo, quebró la cadera, mmm qué lindo culito le hacía ese slip!, se lo bajó, no era el slip, eran sus nalgas las lindas, se dijo "estoy refuerte, me cojería yo mismo, jeje".
Miró su verga con cariño pero sin admiración, "y bueno, es lo que hay", le hubiese gustado tener los 20 cm de Chiche, pero se tenía que conformar con sus 16 normalísimos centimetritos.
Se acordó del chiste "más vale chiquita y juguetona que grandota y boba", pero su irónica conciencia le retrucó "pero mejor grandota y juguetona".
A las 9:30 llegó a la casa de Juan, que lo recibió con un short amplio y una musculosa.
Apenas cerrada la puerta, Lucas lo tomó de las nalgas, lo arrimó a él y le dio un intenso beso de lengua.
-Mmmm, sin slip Juancito?
-Si Luquín, así te lo entrego más rápido.
-Bueno, yo también me pongo cómodo-.
Se fue al dormitorio de los padres, se quitó la ropa, incluido el famoso slip y se puso también un short, con una remera negra gastada.
Juan se dedicó a la masa y Lucas a la salsa.
A las 10 en punto llegó Chiche.
Venía precioso, vestido como para una entrevista laboral más que para una cena de amigos: jean Levis flamante, camisa verde impecable, collar de cuero trenzado de feria artesanal al cuello y una nube de Kenzo envolviéndolo, sus uñas perfectas, sus labios sensuales.
Se quedó parado en el marco de la puerta.
Lucas lo tomó de la mano y lo hizo pasar, lo besó suave en los labios y le dijo, "a Juan lo conocés, no?".
Chiche sonrío "Sí, pero sólo de vista", se arrimó a Juan y le dio también un beso suave en los labios.
-Te querés poner cómodo? Allá está la pieza-, le dijo Juan.
A los 5 minutos llegó Chiche a la cocina.
Una musculosa blanca ajustada que le marcaba los pezones y un short de jean deshilachado, súper cavado, que dejaba ver el comienzo de sus nalguitas, y un poco más también.
Juan y Lucas intercambiaron miradas de lujuria.
El fernet con cola preparado por Juan estaba justo, las pizzas salieron bárbaras, la charla de los tres amigos fue genial y la sobremesa, calentada por el fernet y el whisky que le afanaron al padre de Juan fue poniéndose interesante.
-Alguna vez te enfiestaron Chiche?- Chiche sonrió.
-No, por qué?, hoy ustedes me van a enfiestar? Lucas y Juan rieron.
-Qué querés Chiche?, con ese shortcito se la hacés parar a un muerto! Todos rieron.
– La verdad chicos, además de Lucas, solamente me cogieron 3 o 4 chicos, casual nada más, además de mi tío porsu.
-Tu tío?
-Si, el hermano menor de mi vieja, ahora tiene 30.
Él me desvirgó cuando yo tenía 11 y me siguió cogiendo hasta que se casó, me llevaba a la casa de mi abuela, me hacía vestir de nena con la ropa de adolescente de mi vieja y me daba por todos lados.
-Wow, y te gustaba?
– Sí boludo, nací puto, me encantaba que me cogiera.
-No webón, si te gustaba vestirte de mina
-Ahh, no, la verdad no me importaba, me daba lo mismo, él me lo pedía y yo le daba el gusto.
Si tenés ropa de tu hermana me la pongo, si querés, bien arreglado soy una nena.
Lo que sí me encanta es la lencería, después que me puse la primer bombachita, no me la quise sacar más, tan suave!, tan linda!
-Y ahora que tenés puesto?
Chiche sonrió sensual.
-Ya la vas a ver.
– Che Chiche, Lucas me contó hace un rato que tenés una verga que asusta.
– Chiche se sonrojó y agachó levemente la cabeza.
– Si, mi tío me lo decía siempre: "semejante verga y puto!, Dios da pan a quien no tiene dientes!", jeje.
– Y nunca la usaste?
-No, nunca, pero hoy le dije a Lucas que me gustaría probar.
-Ay, ya me está doliendo el culo- dijeron Juan y Lucas casi al unísono.
Se miraron divertidos y comenzaron a reirse del blooper.
– Me parece que hoy hay fiesta para todos.
– Chiche se acopló a la carcajada.
A la risa siguió el silencio, al silencio las miradas cómplices, a las miradas cómplices, el gesto con las cejas, al gesto de las cejas el "vamos?".
Juan tomó de la mano a Lucas, Lucas tomó de la cintura a Chiche.
Entraron al dormitorio de los padres de Juan, la cama queen los invitaba, Juan se sacó de inmediato el short y la camiseta, lo mismo hizo Lucas.
Chiche los miraba, esos dos bellos cuerpos apenas abandonando la adolescencia, esas pijas semi-erectas que prometían placer, esos culitos lampiños, delicados y perfectos, tan bellos como el suyo propio, igual de rotos y tal vez igual de deseosos de pija.
Se quitó la musculosa, se acarició las tetitas y gimió, se puso de costado a sus amigos y quebrando la cadera comenzó a bajarse el short despacito, el encaje negro de su mejor bombachita comenzó a asomar, luego sus nalgas debajo de ella, hasta caer al piso, mostrado la perfecta armonía de sus cachitas suaves.
Se subió a la cama en 4 patas, gruñendo como pantera y mostrando y ofreciendo su culito mientras por sobre los hombros los miraba lujurioso.
Lucas y Juan no se hicieron esperar.
Lucas saltó adelante y le ofreció la pija, que Chiche de inmediato se puso en la boca.
Juan por detrás, con ojos desorbitados comenzó a morderle las nalgas, se las lamió, se las besó, se las apretó, se las abrió para descubrir su ojetito rosado, húmedo y tembloroso.
Lucas le mostró sobre la mesa de luz el frasquito azul de body milk, se puso rápido un poco y le metió un dedo encremado en el culito.
Apoyó y se la mandó a guardar.
El esfínter se abría deleitosamente, firme pero suave, y al empuje de su glande se iba abriendo en caricias tibias, en suaves presiones de bienvenida.
Chiche se sacó la verga de la boca, cerró los ojos y gimió con esa mezcla de dolor y placer que siempre le daban las clavadas, le gustaba ese dolorcito, sentirlo era sentir que se entregaba, que un macho lo hacía suyo, que nuevamente lo iban a embarazar, nuevamente el semen de un bello y dulce machito lo haría subir a las nubes.
Lucas entendió que si le volvía a meter la pija en la boca lo iba a distraer, que tenía que dejarlo disfrutar de su culito.
Lo besó y comenzó a acariciarlo, a acariciarlos en verdad porque se levantaba e iba a la boca de Juan para besarlo con pasión, para lamer el pedazo de pija que estaba fuera de Chiche, las bolas de ambos, el perineo de Chiche, pero lo que más le gustaba a los tres era que apoyara su lengua en el esfínter de Chiche para lamer la pija que entraba y salía apretada desde ese culito precioso.
El culito de Juan iba y venía, bello, lampiño, adorable, dejarlo sin pija era un desperdicio.
Lucas se puso detrás, se embadurnó la pija con el body milk y se la clavó de una.
Juan estaba demasiado caliente para quejarse.
Se quedó quieto, bien adentro de Chiche, mientras Lucas terminaba de empujársela adentro hasta las bolas, gimió y arrancó el mete y saca, todos gemían, la enorme pija de Chiche se bamboleaba como carro en calle poceada, Juan lo clavaba sin piedad, tomándolo de la cadera, Lucas detrás quieto, sólo dejaba que el va y viene del culito de Juan lo llenara de placer.
Juan, con la cogida dura, que le estaba dando a Chiche, sin darse cuenta cerraba su esfínter, dándole a Lucas unas sensaciones tan intensas que en pocos minutos lo llevaron al orgasmo, que Juan recibió con una sonrisa y dando vuelta la cabeza para besar a su amigo.
Su culito, que siempre fue súper sensible, sentía cada latigazo de la verga de Lucas, cada estertor, cada goterón de semen que salía de la uretra directo a lo más profundo de su recto.
La tibieza del culito de Chiche evitó que se pusiera triste cuando la verga de Lucas abandonó su cuerpito y su meneo lo hizo volar desde su paraíso de pasivo a su cielo de activo, levantó a Chiche para besarle el cuello y apretarle los pezones, mientras Chiche empujaba sus nalgas contra su pelvis.
Lucas, que se había recostado para descansar y gozar viendo a sus amigos gozando, no pudo menos que admirar esos 20 cm parados de Chiche, los aprovechaba?, sería el momento de desvirgar ese pedazo de carne impresionante?
Había que hacerlo bien, su culito debía estar muy dilatado para que la de Chiche entrara con muy poco esfuerzo.
Se fue a la heladera, urgueteó en los cajones de la verdura, ni pepinos ni bananas, pero al menos una humilde zanahoria de tamaño mediano.
La lavó, le puso aceite, apoyó el pie izquierdo sobre una silla y se fue metiendo la zanahoria, fuuu, qué fría y qué dura! Se cogió un rato con el anaranjado amigo y sin sacárselo se fue al baño.
Encontró un aerosol de desodorante, eso estaba mejor, lo lubricó, sacó la verdura y en el acto se clavó el tubo, costó!, pero si se había comido la verga de Arturo, un tubo de desodorante le tenía que calzar, más frío que la zanahoria pero también más suave, además con lo grueso que era, se sentía bastante rico.
Se dio una buena cogida con el desodorante y se fue de nuevo al dormitorio, donde los dos, parados al borde de la cama, seguían cogiendo entre besos, mordiscos y gemidos.
Les sacó una foto, había que inmortalizar el momento previo al desvirgue de Chiche.
Se puso en 4 en la cama y acomodó su culito frente a la verga de Chiche, se quitó el tubo del culo y llevó la pija de Chiche a su ojetito que estaba dilatadísimo y mojadísimo.
Recién allí Chiche salió del ensueño en que lo tenían los mimos y la verga de Juan.
Lucas empujó para atrás, Juan a fuerza de pija lo empujó para adelante y sin quererlo, como 10 cm del dirigible de Chiche entraron en el culito de Lucas.
Juan tomó las manos de Chiche y las llevó a las caderas de Lucas
– Tu debut Chiche, disfrutalo!- le susurró al oído mientras le daba una buena pujada con su pija.
Chiche, con cara de susto, se quedaba inmóvil, pero a pesar de su inmovilidad, Lucas y Juan siguieron maniobrando hasta que los 20 cm del nene entraron completos al culito de Lucas.
Juan empezó a cogerlo fuerte para que no se le bajara y Lucas comenzó a menear las nalgas y mirarlo mientras le tiraba piquitos.
-Dale Chichín, animate.
Este es mi regalo especial para vos.
Y cómo se animó!, le apretó con fuerza las caderas y empezó a culearlo con todo, cada vez que las caderas de Chiche chocaban contra sus nalgas, Lucas sentía que la pija de su amigo le iba a salir por la garganta, era más larga y más gruesa que la de Arturo, sin duda.
Realmente le estaba costando y doliendo bastante bancarse el vergón de su amigo.
Después de lo de Arturo creía que se bancaba cualquier cosa, pero Chiche lo estaba destrozando.
Juan dejó de cogerlo, ya el motor había arrancado y no necesitaba pija en el culo para mantenerla parada.
Chiche, por primera vez en su vida, comenzó a gemir como activo, pero de a poco su gemido se fue haciendo más y más agudo, hasta convertirse casi en un chillido histérico, sus movimientos se aceleraron, se descordinaron, chillaba y empujaba su pija hasta el fondo de Lucas que gemía un poco por placer y otro poco por dolor, su cabeza se movía de un lado a otro, sus ojos apretados como negándose a ver el cuerpito bello de Lucas que se le estaba entregando, hasta que al fin, con un agudísimo chillido final, se vino dentro de Lucas.
Se la sacó de inmediato y se acostó en el centro de la cama, su cuerpo temblaba como una hoja en el viento del sur, sus dientes castañeteaban, sus gemidos se convirtieron en llanto ahogado.
Lucas y Juan se asustaron.
-Qué te pasa Chiche?
-No sé, no sé!, sólo abrácenme, por favor abrácenme.
Lucas y Juan, uno de cada lado, abrazaron a Chiche y comenzaron a acariciarlo suave, las sienes, la cabeza, las mejillas, los brazos.
La calma fue volviendo a Chiche que sin darse cuenta se fue quedando dormido.
Cuando despertó, Juan dormía a su izquierda y Lucas a su derecha, ambos, de costado, apoyaban sus pijas dormidas en sus muslos.
Sonrió, pensó, -nunca más, soy pasivo, ya está, mi pija es un accidente, después de lo de hoy, ni en pedo la vuelvo a usar.
Acabar?, sí, me encanta, pero al aire, con la pija de Lucas en mi culo, que su verga me saque la leche.
– Alguna vez había visto algunos videos de "pussy men", esos tipos que se operaban y les fabricaban una concha.
Cómo sería?, alguna vez frente al espejo se había escondido la pija en la ingle para verse como mina, se había excitado mucho verse adelante con su tupido bosque de pendejos y nada colgando pero, cómo sería? Bueno, por el momento con su culito tenía todo lo que necesitaba, además ahora sus amigos le darían toda la pija que deseara y tal vez más de la que deseara.
No necesitaba un segundo agujero, pero la curiosidad lo aguijoneaba, cómo sería?
Se puso de costado, su boca quedó frente a la de Juan, su culito frente a la pija de Lucas.
Comenzó a besar despacito los labios de su amigo, suave, muy suave y así de suave Juan fue saliendo del sueño.
Lucas roncaba aún, pero cuando los besos de sus amigos fueron subiendo de intensidad, despertó, viendo como su pija, aún con él durmiendo, había mojado de preseminal la rajita de Chiche, el culo le dolía, pero teniendo delante un ortazo como el de Chiche, qué importaba el propio? Le levantó la pierna y se la metió.
Juan se dio vuelta y arrancó un 69, costaba engullirse la de Chiche, pero la vista, a centímetros de su cara de la pija de Lucas entrando y saliendo del culito de Chiche lo recontra excitaban.
Lucas recordó que Juan aún no había acabado.
-Volvamos al principio-, dijo.
Chiche volvió a ponerse en 4 al costado de la cama y Juan se le metió.
Lucas iba a ir a la boca del putito, pero la pensó mejor, a pesar de que aún le dolía, se puso en 4 al lado de Chiche
La pija de Juan fue deleitando a ambos, pasó de un culito al otro una y otra vez, mientras los putitos se besaban y mordían.
El polvo fue para Chiche, que aún no había recibido leche.
Al fin cansados, se tiraron los tres en la cama, felices, cubiertos de preseminal, olor a verga, leche chorreada, pero felices como nunca.
Decidieron bañarse y cambiar las sábanas.
Luego los tres frescos, y oliendo a jabón se recostaron abrazados sobre las frías sábanas nuevas.
-Qué quilombo que armaste Luquitas!
-Yo?, a mí que me dicen?, ustedes lo armaron!, si apenas me puedo sentar de cómo me dejaron el culo!
-Si nene, pero quien vino esta tarde a organizar la fiesta? Quién me convenció de volver a dejarme coger?
-Eso!-, reclamó Chiche – Yo estaba lo más tranqui en casa, me llevaste al fondo y me llenaste el culito de leche!
-Uy, sí, porque me dio un trabajo bárbaro convencerlos!
Los tres rieron.
-En serio, chicos.
Ahora les quiero pedir perdón.
Me quise hacer el macho y no me salió.
– Y bueno Lucas, a mí tampoco me salió, por intentar usar la pija me agarró un ataque de nervios.
– Si Chiche, pero yo los dejé solos a ustedes, a los únicos que me entendían y compartían conmigo esto que somos.
– Putos somos, dale decilo-
– Si Juan, vos, Chiche, yo, somos putos.
Quise no serlo, intenté no serlo, pero nunca pude sacármelos a ustedes de mi cabeza, de mi corazón y, bueno, aunque no estuvimos juntos, en cada paja ustedes siguieron estando.
– Y ahora para siempre, no?
– Y vos Juan, que vas a hacer con tu novia?
– Mirá, si seguía con ella era para sacarme a leche y para disimular, pero vos estabas en cada paja y más de una vez mientras me la cogía, tuve que morderme los labios para no decir tu nombre.
Se abrazaron con fuerza.
La noche siguió calma, conversaron del futuro, lloraron un poco, rieron otro tanto, hicieron planes.
Lucas esa noche volvió a coger a Juan, pero suavecito, sólo boca abajo en la cama, con mucha dulzura y muchas caricias.
A la mañana, mientras Juan preparaba el desayuno y se bañaba, le tocó el turno a Chiche, también boca abajo en la cama y con mucha dulzura y muchas caricias.
El domingo no se vieron, el culito de Lucas debía sanar y las cabecitas de los tres debían asentar lo mucho vivido.
-Ma, sabés que cambié de idea?, el año que viene voy a empezar la facultad.
Juan y Chiche me van a acompañar a ver cuándo empieza el curso de ingreso a Arquitectura.
-Qué bien hijo, no sabés la alegría que me das!, cuando se lo cuente a tu padre va a saltar en una pata!
– Sabés que estábamos pensando, ma? El viaje a la Uni es medio largo, Juan y Chiche ya están podridos de ir en colectivo todos los días hora y media de ida, hora y media de vuelta, más el trabajo.
Vamos a ver si nos alquilamos un departamentito chiquito en el centro, poniendo entre los tres lo podemos bancar
-Ay, Lucas, te voy a extrañar, pero es mejor para vos, así no tenés que volver tan tarde.
Si no les alcanza, yo habló con los padres de Juan y Chiche y los ayudamos un poco, no te hagas problemas.
Me encanta porque son tan buenos chicos ellos dos!
-Yo no?- Vos sos mi amor, hijo, siempre!
El martes fueron a visitarlo a Arturo para que los recomendara con su amigo de la inmobiliaria.
Esa tarde, Arturo se comió tres culitos divinos, al borde de la cama, su pija enorme y negra entró y salió del culito de Lucas, destrozó el culito de Juan y abrió para siempre el angelical ortito de Chiche.
La leche fue a la cara de los tres.
A la semana Juan se peleó con la novia.
Desde que iniciaron las clases los tres amigos comparten depa, comparten la abundante lencería de Chiche y lo nuevo que con vergüenza fueron a comprar.
Hacen el amor todas las noches, nunca, nunca ninguno de los tres culitos se duerme sin su lechita.
A veces, comparten la verga de Arturo.
Lucas habló largamente con la madre.
La madre de Lucas habló largamente con la madre de Chiche.
Juan aún no se animó.
El que intentó no serlo, al fin es, y es feliz.
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