Jamás pensé que pasaría.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Buena tarde, les escribo desde Nogales, Sonora, México. Mi nombre es Santiago; tengo 27 años; mido 1.85 mts, blanco, robusto y de barba, cabello negro y labios definidos (no me considero feo, tampoco me considero muy guapo, normal). Actualmente estudio y trabajo, y por lo general me encuentro muy ocupado.
Aquí en Nogales vivo sólo, ya que no soy originario de aquí, pero cuento con muchos amigos y amigas, que hacen de mi estancia en Nogales maravillosa. Entre todos mis amigos, hay uno en especial con el que convivo y paso más tiempo; es una persona increíble y lo quiero bastante; el se llama Alejandro; tiene 22 años, mide al rededor de 1.75 mts, es delgado, blanco y con buen cuerpo; es muy inteligente y estudiamos la misma carrera (ahí fue donde lo conocí) y también trabaja.
Desde que lo conocí me atrajo y me gustó bastante, en el salón de clases no podía apartar la mirada de él; pero lo que más me atrajo de su persona es su inteligencia, su buen gusto para vestir y su sonrisa "woooow", de esas que captan tu atención y sobresale por todas las demás. Con el paso del tiempo empezamos a convivir y a platicar, nos dimos cuenta de que tenemos gustos muy similares (leer, escribir, cine, pizzas, platicar, café) y nuestra amistad se hizo más estrecha hasta llegar a considerarnos mutuamente amigos en toda la extensión de la palabra. En una ocasión tuvimos una platica donde nos dijimos la verdad sobre nuestra sexualidad y resulta que ambos somos bisexuales y esto hizo que nuestra amistad se fortaleciera aún más y con el paso del tiempo dejé de verlo con los ojos de lujuria con el que los veía y lo deseaba en un principio.
En muchas ocasiones el se quedó a dormir en mi casa y yo en la suya, y jamás pasó nada, a pesar de que muy dentro de mi, yo deseaba que con todas las fuerzas de mi alma que pasara algo; pero soy demasiado cobarde para empezar algo, ya que valoro mucho su amistad y no quería perderla.
Un día hicimos un plan de pistear (así le decimos en Sonora al acto de tomar alcohol), en mi casa y habíamos invitado a otros amigos y amigas; solo un amigo fue (Enrique) y compramos alcohol y empezamos a tomar; las platicas fueron amenas y el clima era perfecto.
En el transcurso de la noche Alejandro llevaba una baraja y nos propuso a jugar al "ponte pedo"; el cual consiste en asignarle a cada carta un castigo o reto y si no lo cumples tienes que tomar alcohol como castigo; empezamos el juego y nos divertíamos y reíamos a carcajadas; en cierto momento de la noche Alejandro me pone de castigo darle un masaje en sus piernas (lo cual le encanta) y accedí ya que era parte del juego (pero dentro de mi, moría por tocarlo y sentir su cuerpo y sus piernas tan torneadas); nuestro otro amigo se fue al baño mientras yo le daba el masaje a Alejandro y aproveché para rozar sus hermosas y redondas nalgas; y el solo hizo gestos de agrados (mi erección era notable), en eso Enrique regresa del baño y Alejandro se da la vuelta (supongo se dio cuenta de mi erección).}
Y entrada la noche como a la 2:30 de la madrugada se nos acabó el alcohol y por lo tanto el juego, y espontáneamente Alejandro se levanta y se me te a mi cuarto y exclama:
-Alejandro: Te espero para que me des un masaje.
-Yo: Está bien, ya voy.
Los tres estabamos pedos (borrachos), le indiqué a Enrique donde iba a dormir y el solo respondió con una sonrisa picara y una mirada acusadora y me dijo:
-Enrique: pasa buena noche "pillin" (cabe aclarar que el sabe que Alejandro y yo somos bisexuales, y el es gay).
-Yo: ni al caso, no pienses cosas que no son, solo somos amigos.
-Enrique: ajam (y empieza a reir).
Me dirijo al cuarto y lo encuentro acostado boca a bajo en mi cama y me dice:
-Alejandro: tardaste mucho.
-Yo: lo siento, le decía a Enrique donde dormiría.
-Alejandro: está bien, quitame los zapatos.
Acepté y le quité los zapatos con una devoción propia de una pareja; estaba soñando al verlo acostado en mi casa y saber que esta vez que dormiríamos juntos, era probable que fuera diferente.
Después de quitarle los zapatos me pide que le dé un masaje y empecé a hacerlo; le empecé a tocar sus piernas, lentamente fui subiendo por sus pantorrillas y noté que eran grandes y duras; mi corazón latía como nunca, sentía que me faltaba el aliento y sentía que empezaba a temblar desde lo mas adentro de mi ser; segui dando el masaje a este hermoso hombre que se encontraba en mi casa, en mi cama y junto a mi; cuando llegué a sus muslos y empecé los movimientos de mi magistral masaje el solo exclamaba cosas como: "uuufff", "que bien se siente" y las caras que hacía tenían el efecto mover todo mi cuerpo.
Al llegar entre sus muslos y sus nalgas lanza un gemido que hizo casi que me viniera en el momento y empezó a decir más, más, más; metí mis manos por su entre pierna con la esperanza de rozar sus testículos o su pene y el solo se retorcía de placer; seguí subiendo y llegué a sus nalgas; woooow son perfectas y se sentía tan bien tenerlas entre mis manos y cuando las apreté lanzo un grito de placer y al mismo tiempo se retorcía.
Toque su espalda, sus grandes hombros y cada vez me ponía más caliente y notaba que el estaba en lo mismo que yo; decidí decirle lo siguiente:
-Yo: Alex, ya me duelen las manos, es que el pantalón de mezclilla me lastima.
-Alejandro: quitame la ropa para que no batalles (y en el momento que hizo esto, levantó sus nalgas para que pudiera pasar mis manos y desabrochar su cinturón y su pantalón).
No me dijo dos veces, en el momento le desabroché su cinturón y su pantalón y lo baje lentamente; y cuando por fin se lo quité, quedó ante mi ese hermoso hombre, con ese espectacular cuerpo y solo tenia puesto su playera y su bóxer ajustado. Inmediatamente empecé a masajearlo nuevamente, sintiendo toda su sensual piel y su excelente olor.
Cuando ya estuve un tiempo masajeandolo un rato, me dijo que so lo podía masajear por enfrente y rápidamente le dije que si; cuando se dio la vuelta dejó ante mi vista su enorme paquete; su pene se dibujaba demasiado bien en dentro de su bóxer; se veía grande, grueso y muy duro. Inmediatamente empecé a tocar todo su cuerpo y sin importarme nada más le rozaba con los brazos, con los dedos y con las manos su hermoso pene; no me aguanté más y le sugerí quitarle su playera para que estuviera más cómodo, cosa que al instante se quito, y sin preguntarle y de un solo movimiento le quité su bóxer; en ese momento salió disparado su pene, grande, grueso y duro como un mástil.
Quedé fascinado con aquel panorama y de un solo movimiento me metí su pene dentro de mi boca y no descansé hasta que la punta de su pene tocara mi garganta; le media al rededor de 22 cm y con dificultad pude meterlo todo dentro de mi boca; él se retorció, lanzo un grito, con sus manos empujaba mi cabeza contra su pelvis, mientras bombeaba con fuerzas y con sus piernas me tenia rodeado en mi cintura.
Él estaba desnudo y yo me tragaba todo su pene como si tuviera una vida entera sin comer nada; así estuvimos como por una media hora y yo no me cansaba de tragarme su pene, lamerle sus huevos y fascinarme de a darme cuenta que lo gozaba. En eso el se levanta y empieza a desnudarme, hasta quedar como él, completamente desnudos. No pude más y sin pensarlo le di un beso, en el cual fui correspondido y fue tan excitante para mi que empecé a besarle su cuello y poco a poco bajé hasta sus tetillas y cuando las chupé se retorció a tal grado que casi me caigo de la cama, intentó quitarme con sus manos, pero con las mías lo detuve y contra su voluntad le mamé sus dos tetillas, pero en la del lado derecho lo mataba de placer. gritaba y se retorcía, me decía "si, si, si", "más, más, más".
Todo se estaba tornando increíble y mientras todo pasaba, yo pensaba que esto debería de ser un sueño, no creía que estuviera pasando; decidí vivir ese momento lo mejor que pudiera.
En un instante en el que me descuide, me agarró de la cintura y me volteo; mi cara quedo pegada a la pared y él arriba de mi, restregando su pene en mi culo; jamás me había tocado estar en ese papel (ya que hasta ese día me consideraba totalmente activo); y me dijo:
-Alejandro: te quiero coger, ¿quieres?-
-Yo: no sé, me da miedo.
-Alejandro: nunca te han cogido?
-Yo: no, jamás, soy activo.
.Alejandro: ahora quiero más que nunca cogerte, ¿qué dices?
Yo: está bien, pero ten cuidado.
No le dije más y con una maestría empezó a lamer mi culo, su lengua perforaba mi agujero y me hacía sentir cosas increíbles; en un principio me sentí incomodo he intimidado, pero cuando me di cuenta, tenia mi culo levantado y con toda la disposición de que el hiciera lo que quisiera de mi. No pude más y empecé a gemir de placer y a retorcerme, era lo más placentero que había sentido hasta ese día. Movía mi culo mientras el metía su lengua y a la vez metía uno o dos dedos; se dio cuenta de que no solo ya estaba dispuesto, sino que le gritaba que me penetrara.
Sin decirme nada se puso atrás de mi y empezó a rosar su pene contra mi ano, era increíble sentirlo y yo le correspondía. Pude escuchar cuando se ponía saliva y después me ponía a mi; en eso coloca la punta de su pene en mi entrada, se acercó a mi y me dijo:
Alejandro: osea que voy a ser el primero en entrar?
-Yo: si, tu eres el primero.
Al decir esto se desató algo dentro de él y parecía una bestia salvaje frente a su presa. Cuando empezó a entrar sentí como si algo me quemara, como si me partieran en dos y le pedí que parará; yo creo que apenar había entrado unos cinco centímetros y yo estaba que me moría del dolor; el me dijo que me calmara, que el dolor iba a pasar y que después iba a pedirle más. Se quedó quieto un momento y después empezó a entrar lentamente; esta vez mi ano ya se estaba acostumbrando a su presencia y cuando menos lo pensé ya tenía dentro de mi.
Se quedó quieto por unos segundos y me decía cosas al oído como:
-Alejandro: oh, si bebé vas a ver que te va a gustar.
-Yo: si, hazme tuyo bebé.
En eso yo mismo me empecé a mover para indicarle que ya estaba listo; el empezó a bombear lentamente y poco a poco fue aumentando la intensidad de las embestidas; la verdad, jamás en mi vida había sentido algo tan fabuloso; la sensación de sentir su pene en mi ano, de sentir esa presión en cada envestida, hacía que me retorciera de placer, que gimiera, que gritara. Le decía: si, siiiii hazme tuyo, cógeme más fuerte, más, más… el respondía aumentando la intensidad y jadeando como lobo con rabia. La cama hacia ruidos y mis manos y mi rostro estaban contra la pared mientras el me daba duro.
Sacaba sus 22 cm y de un jalón los volvía a meter lo más profundo que pudiera y levantándome de lo fuerte que lo hacía; ambos gritábamos de placer y lo estábamos disfrutando a lo máximo. Después de estar un tiempo así, el me saca su pene y se acuesta; y sin que el me dijera nada, me puse arriba de el, puse mis rodillas en la cama y con mi mano puse la punta de su pene en la entrada de mi ano; y sin pensar mucho y de un jalón me senté sobre su pene hasta sentir que toda había entrado; fue tanto el placer que dí un grito de placer tan fuerte que se escuchó en toda la casa y a la vez apretaba con mi culo su pene, haciendo que el también gritara. Empecé a cabalgarlo tan fuerte que no podía parar; y el me empezó a masturbar para que me viniera (si existe un paraíso, estoy seguro que es así); fue tanto el placer de sentir su pene dentro de mi, de cabalgarlo y de sentir que me masturbara que empecé a correrme sobre su abdomen como nunca en mi vida lo había hecho; y cuando estaba eyaculando, mi ano se empezó a contraer y esto le generó mucho placer, que empezó a embestir mas fuerte.
Me dijo que ya se iba a venir y fue tanto mi calentura que le dije que si quería que me tragara sus mecos (semen) y me dijo que si, que lo deseaba; inmediatamente me salí y empecé a mamar su hermoso pene; de pronto sentí sus disparos de semen dentro de mi boca y era tanto que casi se desborda por las comisuras; pero no podía desperdiciar nada de su rico semen, el cual tenía un saber entre salado y dulce. Todo me lo tragué, y le dejé limpio su miembro.
Ambos nos acostamos y quedamos profundamente dormidos, y cuando desperté él ya se había ido de mi casa; jamás hablamos al respecto. Por varios días sentía un vacío en mi cola, me pedía a gritos el pene de mi amigo; pero no volvió a pasar.
Disculpen por la redacción, nunca había escrito un relato de este tipo; espero les guste.
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