Javi el veterinario
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
En la misma calle donde está mi casa, hay una clínica veterinaria donde suelo llevar a mi perro, en esta clínica, la veterinaria es una chica pero hace unos meses, se dió de baja y en sustitución llegó un chico (Javi), él me gustó desde el principio ya que es tremendamente simpático, amable, educado, prudente y atento tanto como con los animales como con sus dueños, además de ser muy atractivo.
Físicamente, somos más o menos igual de altos (yo mido 1’80 m), ambos tenemos el pelo oscuro, corto pero no rapado y mis ojos son color oscuro pero los suyos son de color miel, él tiene la cara redondeada y a veces lleva gafas, de piel somos bastante blancos aunque él es un poco mas moreno, yo soy de cara un poco más alargada, él es de cuerpo bastante atlético, me encanta como se le marcan los biceps cada vez que flexiona los brazos y sus pectorales bajo la camiseta; es de espalda ancha, yo soy delgado, y en cuanto a la edad, él tiene 28 años y yo 26.
Nos caímos bien mutuamente e incluso había veces que ni siquiera me cobraba las consultas, con el tiempo me empecé a dar cuenta de que lo que yo sentía por él, era más que sólo cariño.
Lo que relato a partir de aquí sucedió una noche que le llevé a mi perro.
Era ya tarde, iba a cerrar pronto y solo quedábamos en la clínica él, yo y mi perro.
Estábamos sentados cada uno a un lado de un escritorio y cuando me levanté y me di la vuelta ya para irme, Javi me dijo sin motivo alguno “Álvaro, gracias” yo me giré y vi que me estaba mirando y sonriendo, me pareció encantador y casi sin darme cuenta le dije “Javi me gustas mucho” enseguida caí en lo que había dicho y me dió mucha vergüenza porque soy tímido y por como pudiera reaccionar él.
Javi se quedó un poco sorprendido pero enseguida volvió a sonreír, se levantó de su silla y acercándose a mí me besó suavemente, sentí algo que no había sentido nunca en ese momento, un escalofrío que me recorrió todo el cuerpo y me dejó temblando las manos y piernas por lo nervioso que me había puesto, no podía creer que me hubiera besado.
Después de besarme me dijo “Ya me había dado cuenta de que te gusto” y me volvió a besar, yo lo abracé y empecé a acariciarle la espalda.
Empezaba a perder el miedo y no iba a desaprovechar nada de lo que pudiera pasar aquella noche porque lo deseaba desde hacía ya tiempo.
Cerramos las puertas y nos quedamos dentro solos.
Entonces Javi se me volvió a acercar y me dijo “Bésame tú ahora” por supuesto que cuando me dijo que lo besara no lo dudé ni un momento, entonces me empecé a poner caliente, lo hice muy suavemente y sin lengua, luego lo volví a besar y él me puso las manos en la cintura, eso me dió seguridad para después atreverme a meter mis manos por debajo de su camiseta y acariciar su pecho.
Poco a poco me iba soltando pero siempre dejándolo a él llevar el control porque no sabía hasta dónde quería llegar.
Estábamos en invierno, pero Javi tenía puesto el uniforme de verano que le favorece más ya que se puede intuir mejor la forma de su cuerpo, al ser la camiseta más fina y de manga corta.
Yo estaba helado de frío pero su cuerpo estaba muy calentito.
Un poco después se quitó la camiseta y por fin pude ver su cuerpo en detalle, lo había visto sin camiseta anteriormente, pero la otra ocasión había sido totalmente diferente.
Pude ver que tenía algo de vello sobre el pecho aunque muy poco pero desde el ombligo hacia abajo tenía un poco más, formando una línea que se perdía tras el elástico del pantalón.
Luego me quité yo el jersey, ya no me importaba el frío.
Empecé a besarlo bajando por su cuerpo hasta llegar al elástico del pantalón, él suspiraba de vez en cuando, debía estar nervioso como yo.
Después él mismo se bajó los pantalones quedándose en calzoncillos, llevaba unos tipo boxer de color blanco, estaba yendo más lejos de lo que yo pensaba que querría llegar para suerte mía.
Yo también me baje los pantalones que ya me molestaban por la erección que tenía.
Bajo los boxers se le marcaba bien la polla que, de largo tendría un tamaño de unos 17 cm, ya que es más o menos como la mía pero, la tiene mas gorda que yo.
Como siempre, esperé a que él me diera una señal para seguir.
Javi me miró a los ojos y luego miró su polla esa fue la señal que estaba esperando, así que enseguida le bajé los calzoncillos y me agaché tenía un poco de vello púbico recortadito.
Enseguida y sin pensarlo se la empecé a chupar con ansias, me propuse hacerle la mejor mamada de su vida.
Me dijo que lo hiciera despacio, le hice caso y seguí mucho más lentamente.
Lo hice usando todas las formas que conozco, empezando por lamer desde la base hasta la punta para después metérmela entera en la boca, usando mucha saliva que chorreaba por sus huevos, mordisqueandosela suavemente.
Un poco después, se la agarré por la base con una mano y con la otra agarré sus huevos tirando suavemente de ellos hacia abajo para luego succionarlos y acariciarlos con la lengua y una de las cosas que más creo que le gustó fue que, cuando ya tenía la polla bien dura y mojadita, le puse la palma de mi mano en la punta y empecé a hacer movimientos circulares como si exprimiera una naranja, eso hizo que empezara a gemir y le temblaran las piernas.
Con todo esto, creo que conseguí mi propósito de hacerle un trabajo que jamás olvidará.
Ya llevábamos un ratito cuando me dijo que parara, me ayudó a ponerme de pie y me preguntó si me había gustado, le dije que mucho, yo a él no le pregunté porque su cara lo decía todo, estaba, enrojecido, acalorado y jadeante.
Javi me miró a los ojos y se quedó sin decir nada unos segundos, yo también lo miraba con una leve sonrisa esperando a ver qué pasaba a continuación, él suspiró y sin decir nada, fue a buscar su maletín y sacó un preservativo, luego, empezó a apartar cosas del escritorio haciendo un hueco, me sorprendió una vez más porque una hora antes no me podía ni imaginar que iba a pasar nada de aquello pero lógicamente yo estaba encantado, le pregunté que hacía porque quería escucharlo de su boca, Javi se rió un poco y me respondió “Ya lo sabes”, yo me reí también y le dije “Sí.
Pero quiero que me lo digas”, él paró un momento y me dijo “Voy a hacerte disfrutar”, yo me mordí los labios y prácticamente me abalancé sobre él para besarlo.
A continuación, me quité lo que me quedaba de ropa y Javi hizo que me recostara en el escritorio.
Después, él también se quitó lo que le quedaba de ropa y se agachó delante de mí, me pidió que levantara las piernas y yo lo hice inmediatamente para justo después empezar a lamerme el culo, yo me tumbé completamente sobre el escritorio y me intentaba relajar respirando profundamente pero sentir su lengua jugando con mi culo y su barbita pinchandome era lo más excitante y placentero que me habían hecho nunca y no me podía relajar, solo jadear, apretar los dientes y las manos y morderme los labios de gusto.
Después sentí que me metía un dedo a la vez que seguía jugando con su lengua.
Yo jadeaba su nombre.
Un poco después me metió otro dedo, sentía como mi culo se abría cada vez más preparándose para recibir su polla por primera vez.
Seguidamente se levantó, se puso rápidamente el condón y lo lubricó con su propia saliva.
Me preguntó “¿es tu primera vez?”, yo le contesté con la voz temblorosa del calentón que tenía que sí y él sonrió.
Puso mis piernas apoyadas en sus hombros y la punta de su polla en mi culo, me dijo “intenta relajarte” y empezó a penetrarme lentamente mientras yo gemía y sentía por primera vez como una polla caliente, palpitante y dura llenaba mi culo, me encantaba.
Él me preguntó “¿Estás bien?”, yo asentí con la cabeza y entre gemidos le dije “mejor que nunca”.
Al principio dolía un poco pero aguanté y no le dije nada porque el placer que sentía era mayor.
Javi siguió entrando hasta que sus huevos rozaron mi culo, momento en el que yo con una mano, se los empecé a acariciar suavemente, mientras él también me acariciaba y besaba.
Luego empezó a moverse suavemente, su movimiento de vaivén me relajó mucho y enseguida empecé a sentir un delicioso placer.
El estar sobre su escritorio en la clínica era un punto extra de morbo que me encantaba.
Ambos gemiamos de placer.
Yo no dejaba de mirarlo a los ojos, él también me miraba, me sonreía y me preguntaba cómo iba.
Lo hicimos suavemente durante un rato, hasta que mi culo estuvo bien acostumbrado a tenerlo dentro entonces por sorpresa, me pidió que lo abrazara fuerte por el cuello y cintura con brazos y piernas y me levantó en sus brazos llevándome hasta la pared, haciendo que apoyara mi espalda ahí y dejándome encerrado entre su cuerpo y la pared sin poder tocar el suelo lo que hacía que su polla se clavara hasta el fondo en mi culo y que yo gimiera más fuerte, lo besaba en el cuello y me comía sus orejas.
Él apretaba los dientes y sudaba, tenía la piel enrojecida por el esfuerzo de mantener mi peso en brazos.
Un poco después, cuando ya estaba cerca de correrse, me la sacó y me dejó apoyar los pies en el suelo, me había dejado el culo abierto, nunca había tenido esa sensación.
Yo me mantuve de pie frente a él, le quité el preservativo y le agarré firmemente la polla, cuando se la toqué dió un gemido, la tenía muy roja y sensible, lo empecé a pajear suavemente con una mano mientras seguía comiéndole el cuello y la boca y lo acariciaba con la otra mano, noté como se le erizaba la piel.
Él también me empezó a masturbar mientras me atraía hacia su cuerpo rodeándome con la otra mano hasta estar muy juntitos los dos.
Un poco después, dio varios gemidos y se corrió echando toda su leche calentita sobre mi cuerpo y unos segundos después, yo también me corrí sobre el suyo.
Para terminar nos abrazamos agotados y Javi me dijo “Espero que hayas disfrutado tanto como yo”, le contesté “Estoy seguro, a sido maravilloso, muchas gracias” y me volvió a besar.
Después cogió un rollo de papel absorbente, me dió un trozo y nos limpiamos antes de vestirnos y despedirnos.
FIN.
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