Jorgito de 10 años
Jorge viene todos los días a darme lo que más me gusta..
Como todos los días a las 5 suena el timbre y ahí está, el pequeño chavalin que me ha regalado el universo. Se llama Jorge, tiene 10 añitos y desde hace unos meses viene por la tarde a mi casa mientras su madre trabaja tras un cambio en el horario de su trabajo. No hay problema por mi parte, les conozco desde hace años, son vecinos.
-¡Hola Jorge! ¿Como ha ido el cole?
Jorge me da un abrazo muy fuerte, como siempre, y me mira con esos ojazos marrones. Tiene la tez morena, es algo bajito para su edad y está un poco gordito. Nada exagerado, tiene la típica tripita que tienen muchos niños a su edad. Dios mío qué guapo es. No puedo contenerme y le doy un beso en la frente.
-Ha ido genial, hoy me han dado la nota del examen de mates. ¡He sacado un 9!
-¡Que pasada! Eso se merece un premio ¿eh? Pasa, ¿quieres algo de merendar?
-¡Nutella! – Me grita mientras se dirige al salón, dónde se quita la mochila y se sienta en el sofá.
Llevo un sándwich para cada uno y nos los comemos mientras vemos en la tele la última serie de dibujos de las Tortugas Ninja. Aunque no se parecen mucho a las que veía yo de pequeño, me alegra ver que el concepto básico no cambia mucho: pizza, cowabunga, y las tortugas mutantes salvando el mundo. Nos comemos el sándwich mientras termina la serie.
- ¿Y qué premio me vas a dar por la nota del examen? – me pregunta con voz jocosa.
Me giró para mirarle. Se ha recostado en el sofá. Me mira, me sonríe. Se ha llevado una mano al paquete y se lo aprieta por encima del pantalón, como solo un niño excitado haría. A estas alturas no necesitamos ninguna excusa, llevo practicándole sexo oral varias veces al día desde hace meses, pero me encanta verle buscar excusas para hacerlo.
-Vaya, pues no se me ocurre nada. -Digo disimulando. – ¿Se te ocurre algo qué puedas querer?
No dice nada. Solo estira el elástico del pantalón y saca su larga picha al aire, ya bien erecta. Deja el elástico justo debajo de sus huevos, alzándolos hacia arriba. Tiene un miembro precioso, súper duro, sin un solo pelo todavía, medirá 11-12 centímetros, y con un prepucio que se abre como si fuera una flor. Los huevitos los tiene gorditos, apretaditos al cuerpo. Me mira como solo un hombre que quiere que se la chupes puede mirarte, pero este hombrecito tiene 10 años… mi hombrecito.
No digo nada más, podría haber alargado más la situación, pero yo también llevo todo el día esperando mi comida favorita, y me la están sirviendo en bandeja.
Me acomodo entre sus piernas, que él abre gustoso para facilitarme el acceso, y empiezo a hacer lo que no se debe hacer, jugar con la comida, le beso los huevitos, le lamo el tronco de su miembro, le beso la puntita, vuelvo a sus hermosos testículos, los chupo, los lamo, los adoro. Su picha cabecea con muchísima fuerza, está realmente excitado.
Finalmente no puede aguantar más las ganas y toma él las riendas. Siento sus manitas sobre mi cabeza, apretándome fuerte contra sus huevos, indicándome claramente dónde está mi sitio. Me aparta momentáneamente de mi juguete favorito, para agarrar finalmente su picha, y dirigirla por fin a mi boca. Me encanta que tome él las riendas.
Su miembro se desliza suavemente entrando en mi boca, siento en la lengua como se retrae su prepucio dejando su sensible glande a mi merced para torturarle. Y vaya si voy a torturarle. Finalmente la comisura de mis labios llega a su pelvis. Mientras su hinchado glande saluda a mi campanilla aprovecho para sacar la lengua y lamer de nuevo sus huevos. Lo oigo suspirar, le siento retorcerse.
Retira levemente su miembro del fondo de mí boca para que mi lengua pueda encontrarse con su glande de nuevo. Son viejos amigos, y mi lengua le abraza con fervor. Vuelve a hundir, su picha hasta el inicio de mi garganta. Pero esta vez me aprieta con fuerza mientras abre más las piernas. Sé exactamente lo que quiere.
Abro un poco más la boca y meto también los huevos dentro. Aguanto las arcadas mientras el el abraza mi cabeza apretándome fuerte contra su pelvis asegurándose de que no queda un milímetro de su virilidad fuera.
Finalmente me deja ir y dejo escapar sus testículos. Es hora de terminar. Agarra mi cabeza con decisión y comienza el mete saca. Mi cabeza apenas se mueve del sitio, son sus caderas las que se mueven frenéticas como si fueran una máquina bien engrasada. Dentro fuera, dentro fuera, dentro fuera. Durante unos minutos me tiene así, usando mi boca para darse el máximo placer. Poco a poco sus movimientos se vuelven más erráticos y sus embestidas más fuertes, hasta que por fin da un último y fuerte empujón. Tiembla, gime, jadea con su voz infantil. Su miembro palpita como loco, su glande se hincha y noto levemente el sabor de su lechita. Apenas sale nada, es muy joven para eso. Me aprieta fuerte mientras sigue temblando hasta que finalmente todo termina. Voy sacando por fin su miembro ahora ya más flácido de mi boca, hasta que mi lengua vuelve a abrazar su glande para su sorpresa. No puede aguantar la sobre estimulación tras el orgasmo, le hace demasiadas cosquillas, se ríe y me intenta apartar con todas sus fuerzas mientras se revuelve como una lagartija. Te dije que te iba a torturar pequeñin. Finalmente dejo escapar el que se ha convertido en el juguete favorito de mis últimos meses. Le doy algunos besos, en el tronco, en la puntita, en los huevos.
-Muchas gracias por dejarme chupártela Jorge. Me gusta mucho y la tienes muy bonita.
Asiente y me mira mientras sigue jadeando, orgulloso como solo un hombre puede mirarte después de haberse corrido en tu boca. Pero este hombrecito tiene 10 años… mi hombrecito.
Simplemente espectacular. Cuantos recuerdos de momentos similares. Disfrutando el olor y el sabor de la juventud. Hermoso relato
como sigue?
Que rico relato… como sigue?
gran realto como sigue
Me encanta como empieza esta historia.
Muy buen relato. Tiene muy buena pinta la historia.
Excelente relato. Cuenta como fue el inicio, por favor
Corto pero excitante. Por favor continua escribiendo.