Juego de universitarios
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Kevin
Todo comenzó en el inicio de clases, como cada inicio de semestre cambiamos de docentes y de compañeros de clase, fue ahí justo a la primera hora cuando lo vi por primera vez.
Era un chico robusto, de piel morena, unos brazos gruesos que al flexionarse marcaban unos bíceps que me hacían agua a la boca con el deseo de lamerlos y de tenerlos rodeando mi cuerpo, tenía unas piernas aún más gruesas que al ir subiendo la vista todo terminaba en un trasero levantado gordo, era el trasero más grande que había visto hasta ese momento, una espalda ancha y un pecho bien formado que resaltaba en su playera delgada y pegada, su cuerpo estaba perfectamente trabajado al punto de poder ser admirado sin tener que pasar del deseo a lo grotesco, no era el típico obsesionado al gimnasio que busca tener el cuerpo lleno de bolas, por el contrario este chico tenía más un cuerpo de deportista que de físicoculturista, llegó tarde a la clase y como todas las personas impuntuales al llegar atrajo la atención de todos los estudiantes que buscan algo para distraerse con tal de ignorar la clase aburrida, llegó a sentarse en la fila a lado mío dos asientos más atrás y sin darme cuenta de lo hipnotizado que estaba por su cuerpo lo seguí mirando sin importar lo obvio que era, al tomar asiento abre las piernas dejando ver un bulto bastante marcado por el pantalón que le apretaba y en un instante de levantar la mirada veo que me esta mirando con una sonrisa coqueta, me guiña un ojo y de inmediato aparto la mirada de nuevo al pizarrón, tanto mi corazón como mi respiración se acelera de un manera muy brusca y por momentos vuelvo a mirarlo solo para chocar nuevamente con su mirada o con una simple sonrisa que le había confirmado lo interesado que estaba por él.
Al terminar la clase me retiro para leer un rato en una jardinera del plantel para esperar mi siguiente clase, como inicio del semestre habían muchas clases que no iban a ser impartidas por falta de maestros así que la mayoría de los estudiantes se encontraban por la explanada buscando donde sentarse con sus amigos para ponerse al tanto de las novedades ocurridas en vacaciones, a decir verdad por más que yo intentaba concentrarme no podía dejar de pensar en la mirada perversa que tenía ese chico, su cuerpo esculpido por dioses griegos y en el enorme paquete que me hacía imaginar en lo grande y grueso que podía ser y en lo tanto que yo deseaba tenerlo en mi boca por un largo rato, en ese momento escucho como dos chicas están hablando y pongo atención en su conversación.
-Mira quién viene allá.
Decía una señalando justamente a ese chico tan perfectamente trabajado.
-No me lo recuerdes que todavía sigo sufriendo para caminar.
En ese momento comienzan a reírse y mi respiración se vuelve a acelerar, por un lado sentía una gran decepción al pensar que mis posibilidades de acostarme con él se habían esfumado y por otro deseando seguir escuchando que tal era ese hombre en el sexo.
-¿De verdad es muy intento?
Preguntaba la primera chica bastante interesada como yo.
-No es solo eso, es el pene más grande que he visto en mi vida, mi mano al tomarlo no podía cerrarse por lo grueso que está y por si fuera poco parecía no haber cogido en meses, lo hacía como desesperado con una fuerza inmensa, mientras yo lo agarraba de sus pectorales y otras más de su trasero tan firme como una piedra.
-¿Crees que quiera cogerme como a ti?
Le preguntaba la chica con una mirada perversa.
-Lo más probable es que si, cuando se trata de sexo el nunca se niega, he escuchado que no le importa si están gordas, flacas o feas, todo lo que sea necesario para aumentar su ego y que mejor forma de hacerlo que accediendo con mujeres que no son tomadas en cuenta y por alguien como él.
-Eso he escuchado yo también, otra amiga me dijo que le sacó sangre de tan grande que lo tiene.
Las chicas seguían hablando entusiasmadas por el tema principal sin embargo yo había dejado de prestar atención perdido en la fantasía de poder tenerlo con mis piernas en sus hombros y con ese pene gigantesco bombeando mi culo.
El día fue transcurriendo entre las clases y mis fantasías con aquel chico tan perfecto, entre clases me la pasaba investigando sobre él, algunos me decían que pertenecía al equipo de fútbol americano de la universidad y otros me decían que jamás ha tenido una relación seria debido a su nivel de promiscuidad.
Al caer la noche llegué directo a mi cama sin la necesidad de ir a cenar, me acosté y pasé un largo rato imaginándolo lamiendo mi cuerpo y yo el suyo entras me masturbaba frenéticamente.
Adrián
Era el segundo día de clases y yo ya estaba tan castrado de la universidad como siempre lo he estado, al levantarme me dirigía al baño para ducharme, y después de hacerlo con solo tener la toalla en mi cintura me quedaba viendo fijamente mi cuerpo en un espejo, tanto tiempo practicando deporte lo había moldeado bastante bien, dejé caer la toalla para admirar el tesoro más grande que poseo y que me ha permitido satisfacer el deseo sexual inagotable que tengo, seguido de mis piernas donde me encanta tener a las mujeres sentadas dejando que choquen con sus nalgas tan suaves mientras las tengo ensartadas por esas vaginas deliciosas.
Al llegar a la primera clase, tarde como es mi costumbre la primera mirada que me atrapó fue la del chico que el día anterior se me quedó observando toda la sesión, era un chico apuesto, bastante delgado de piel blanca y cabello ondulado y revuelto, que al levantarse permitió admirar un trasero redondo y gordo, como el día anterior al sentarme otra vez pude notar como me veía y en un acto que hice apropósito me comencé a masajear mi pene dandole forma por debajo del pantalón con la intención de que se hiciera una idea de lo que me colgaba entre las piernas, cuando nuestras miradas chocaban le guiñaba un ojo y de esa forma con este juego tan ordinario conseguí distraerme toda la clase y evitar el iniciar mi día aburrido como los demás.
Esa tarde al finalizar el entrenamiento en el gimnasio de la universidad yo ya me encontraba bañado en sudor a pesar de la camisa deportiva y fresca que tenía y de los short que me hacían ver unas pantorrillas gordas y con el vello necesario para que se aprecie bien el volumen que tienen.
En lo particular yo tengo vello en todo mi cuerpo pero no soy el típico peludo que da asco, por momentos me rasuraba el pecho y el abdomen con el fin de no complicar la limpieza de mi cuerpo después de masturbarme y bañarme de semen, en otras ocasiones dejaba que me creciera, por alguna razón existían mujeres que amaban lamer mi cuerpo y acariciarlo cuando me lo dejaba.
Esa tarde una de las chicas más promiscuas estaba esperándome lista para tener sexo desenfrenado, la llevé a mi casa y así sin bañarme y apestoso comencé a quitarle la ropa para practicarle el sexo oral que tanto me excitaba y proseguir a penetrarla, como todas las mujeres pasaban unos minutos quejándose por lo grande de mi pene pero después de masajear su clítoris se callaban y se dejaban embestir.
Todas las mujeres deseaban practicarme sexo oral pero la mayoría no sabía hacerlo, entre los dientes que utilizaban y entre que al momento de mi excitación quería meterles hasta el fondo mi pene y ellas se apartaban enseguida ahogadas me terminé por ahorrar la decepción y evitaba que me la mamaran.
Por alguna razón en el momento de penetrarla de pie cargándola entre mis brazos me pasó por la mente la imagen del chico morboso que me miraba en clases e imaginaba como lo penetraba por el culo con la misma posición, sus nalgas elevadas en el aire columpiándose y agarrándose de mis brazos para después penetrarlo y sentir como chocaba su cuerpo con mis huevos.
Esa imagen en mi mente me excitó al punto de correrme tras una larga cogida y en la noche la fantasía seguía distrayéndome.
Kevin
El tercer día de clases había llegado y yo ya había declarado oficialmente que la motivación de asistir era poder apreciar el cuerpo de aquel chico y desear con fervor lamer aquel bulto que se acariciaba cada oportunidad que tenía.
Llegó un punto donde con solo entrar y sin que nos miráramos, mi corazón ya estaba latiendo como desesperado, una maldita conducta inconsciente que sentía que me delataba.
Estaba seguro de reprobar esta materia por la atención nula que le tenía y decidido a cursarla nuevamente al salir del salón siento como me toman con fuerza y brusquedad del brazo y al voltear para darme cuenta que era él mi corazón nuevamente me traiciona y mi respiración se acelera.
-¿Cómo te llamas?
Me pregunta con su voz gruesa, por un momento temí que me fuera amenazar con golpearme si lo seguía observando de esa manera.
-Kevin.
Mencioné con la voz entrecortada.
-¿Quieres que nos veamos en la tarde?
Al escuchar esas palabras, ni los nervios, ni el excesivo horario que tenía por las tardes en la universidad me evitaron el aceptar la propuesta.
Por alguna extraña razón me pidió que nos viéramos afuera del gimnasio a la hora en que terminara su entrenamiento y yo queriendo no perderme el espectáculo llegué una hora antes para verlo jugar, su cuerpo tosco chocando con la de los otros chicos, su destreza para jugar, su ropa pegándose más de lo normal a su cuerpo con cada movimiento y el sudor caer de su cara y de su cabello lacio y corto me secaba la boca y me hacía explotar de la excitación, la erección que tenía era notable y conforme intentaba acomodarlo podía sentir como mi bóxer se llenaba de liquido preseminal.
Al finalizar el entrenamiento se dirigió a mi y caminamos por una larga hora hasta llegar a su casa, en silencio y con breve cruce de palabras, donde lo único que entraba en tema era el semestre en el que íbamos y que materias tomábamos.
Al llegar a su casa me invitó a su cuarto y me ofreció un vaso de agua.
-¿Te gusta verme el bulto verdad?
Comentó mientras se sentaba en la cama con las piernas abiertas y sobándose el pene.
-Si.
Contesté nervioso y mirando a cualquier lado que no fueran sus ojos.
-¿Te gustaría tocarlo?
Sin contestar su pregunta me levanté de la silla donde estaba sentado y me acerque a él, pude sentir su respiración y me di cuenta de como él también estaba nervioso.
Lo comencé a tocar por encima del short y pude notar como incrementaba de tamaño y se ponía tan duro como una piedra.
-¿Puedo bajarte el short?
Él se terminó de acostar en la cama sonriendo mientras cerraba sus ojos y colocando sus manos debajo de la cabeza, yo me extasié de solo mirarlo, sus fuertes brazos que se inflaban mientras se acomodaba y su cuerpo tan ancho casi el doble del mío.
-Adelante.
Procedí a bajarlo solo para ver como se le marcaba el paquete por debajo del bóxer y el aroma a sudor y hombre que provocó que comenzara a salivar, sin desperdiciar tiempo le quite el short junto con el bóxer, él prácticamente me dejó todo el trabajo y yo gozaba por eso, mientras se lo quitaba pasaba por sus grandes piernas y sentía sus vellos, le quité los tenis y calcetas que de igual forma olía a sudor pero no apestaban.
Las chicas del otro día no exageraban cuando describían su pene, era el más grande que había visto en mi vida, y vaya que he visto varios, lo comencé a masturbar y escuchaba como gemía, levanté un poco su playera para admirar su abdomen con poco vello y acariciarlo, en poco tiempo comenzó a derramar liquido preseminal y me dejé llevar por mi deseo ferviente de probarlo, comencé únicamente pasando mi lengua por su glande y cuando coloqué mis labios sentí como el ponía una mano en mi frente deteniéndome.
-No me gusta que me la mamen.
Bien pude obedecerlo y volverme sumiso a su juego, pero mi deseo y mis ganas de tener una experiencia con ese pene tan grueso pasando por mi boca fueron más así que procedí a chuparlo como una paleta aplicando fuerza para que retirara su mano de mi frente, la chupe con unas ganas desesperadas y la metía lo más profundo que podía, cuando llegué a la mita de su pene dentro de mi comencé a toser y me salieron lagrimas, él abrió los ojos y me miró con sorpresa pero eso no fue una limitación para mí, seguí con mi trabajo y aun con arcadas logre introducirme todo ese manjar en mi boca, de manera instantanea él cerró nuevamente los ojos y comenzó a gemir con desesperación.
-¡Que rico! ¡No pares!
Yo seguía disfrutando del liquido que seguía saliendo por momentos y cuando sus gemidos se volvieron más fuertes, me detuve para pasar a lamerle los testículos a pesar de haber detenido su probable orgasmo él siguió disfrutando y gimiendo, flexionaba sus piernas y yo también las lamia, él se había vuelto por completo un caramelo que yo tenía decidido acabar, lamí sus pies de deportista mientras sus gemidos seguían, proseguí a levantarle aún más sus playera para lamer su abdomen y su pecho igual de duro que todo su cuerpo, sus pezones eran deliciosos y al comenzar allí mi trabajo me recargué posando mi trasero en su pene por lo cual mientras seguía pasando mi lengua él se limitaba a poner presión y moverse como si me estuviera penetrando, como una fiera me arrancó la playera y me abalanzó hasta caer en su cama para levantar mi cintura y quitarme el pantalón, lamió mis piernas con poco vello con una intensidad semejante a la mía, no me quitó el bóxer pero aún así subió a mi abdomen para la lamerlo al igual que mis pezones hasta que por ultimo me comenzó a besar con locura, cosa que no me esperaba, próximamente me giró de manera brusca y me quitó el bóxer para pasar a lamer mi ano, se lo comía con una pasión que mataba.
Me penetró con un dedo y yo gemía, sentía tan rico su necesidad de hacer, luego puso dos y al final tres, para que después de un rato me girará nuevamente para hacer que me sentara en su pene, recargando mi trasero en sus piernas gruesas, fue difícil que entrara pero no imposible y cuando el sintió que estaba ya completamente adentro fue como si esto hubiera sido una sorpresa para él, una que lo terminó de encender, daba saltos y su cama rechinaba mientras impulsaba su pene hacia mí, luego me cargó dejando que mi cuerpo delgado cayera en sus brazos y él de pie e inclinado, comenzó a columpiarme sacando y metiendo con fuerza su pene, yo no dejaba de gozar, luego me acostó, colocó mis piernas en sus hombros y fue hasta ese momento cuando su fuerza y velocidad aumentaron a tal punto que con tanta penetración terminé por eyacular sin haberme tocado en algún momento, fue justo allí cuando él comenzó a gritar e impulsar su pene entre mis entrañas mientras eyaculaba dentro de mí y sentía sus espasmos en mi ano, no por eso dejó de moverse, simplemente lo hizo más lento y comenzó a derramar una cantidad de sudor impresionante de su frente hacía mi cara.
Al terminar me levante y pude sentir como todo su semen bajaba por mis piernas, debía de haber sido mucho para que no se quedara dentro de mi, él miraba esa escena con morbo y con placer, pude notar como todo mi cuerpo se encontraba rojo y mojado ya que estaba bañado en su sudor.
-Jamás me la habían mamado de una forma tan deliciosa como tu.
-Entonces te buscabas a puro inexperto.
-Inexpertas, eres el primer hombre y la neta no esperaba que llegara a tanto contigo, hasta aquella mamada que me terminó por desatar.
No tardé mucho en vestirme y retirarme ya era de noche habían pasado varias horas desde mi llegada, esa noche caí rendido con mis piernas temblando una satisfacción por semejante hombre que me había embestido, los días pasaron y nuestras miradas habían cambiado, ahora nos lanzábamos una sonrisa de complicidad y él continuaba con su juego de provocarme tocándose y haciéndome recordar ese tremendo trozo de carne que tuve el honor de gozar por varias partes de mi, por los pasillos de la universidad las mujeres seguían contando sus experiencias cuando él pasaba y recordaban como cada día llevaba una nueva chica para penetrarla y yo sonreía al saber que en algún momento también lo hizo conmigo y a decir verdad esto solo había sido el inicio de una serie de aventuras extremas.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!