Jugando al médico
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
De antemano les digo que soy Alfredo Enríquez Barrientos, vivo en Guayaquil, Ecuador, actualmente tengo 20 años, todo comenzó cuando tenía 7 años, por ese tiempo mi madre estaba embrazada de mi hermanita Ana, estabamos de visita en Daule jugando a la comidita con mis primitas menores Amarilis y Eloísa después se unió al grupo mi primo mayor Marcel de 10 años, Eloísa la más pequeña pidió jugar al doctor con un set de juguetes médicos que mi padre, que es médico, le había regalado, era interesante el juego de sacarse la lengua, imaginarse el sonido del corazón, etc. nos llamaron a comer, posteriormente se despidió Amarilis y sus padres. Marcel y yo jugábamos con una pelota en el patio de césped, me llamaba la atención la manera de ser de mi primo Marcel al meterse la mano por la pantaloneta para rascarse y sobarse sus nalgas o cada vez que se estiraba el pene con los dedos, a veces se metía la mano dentro de la pantaloneta y la estiraba, para mi esas costumbres eran nuevas., cuando se hacia eso, me miraba sonriente, como que quería hacerme o decirme algo.
Eloísa nos invita a jugar al doctor pero el juego duró poco porque Eloísa y Marcel discutieron y pelearon nos quedamos Marcel y yo a seguir jugando en su cuarto me pasaba el estetoscopio por el pecho y espalda, Marcel miraba fijamente mi culo, sus manos pasaron por mis piernas hasta llegar a las caderas, me abrazó por detrás, sentí su pene abultado en mi culo vestido, así abrazado, me llevó al filo de la cama mi pies algo tocaban piso y mi pecho descansaba sobre el colchón de la cama, me dijo que me bajara la pantaloneta para revisarme con el juguete de médico, algo ya sorprendido acepté, las manos de Marcel bajaron mi calzoncillo bikini, sus manos suaves tocaban mis nalgas con el juguete, vi que hizo a un costado el juguete, sus dedos rozaban la rajita de mi culo, me metió su dedito por mi ano, me incorporé por la molestia y el dolor que me causaba, traté de evitarlo pero Marcel me puso de boca en la cama con sus manos.
Seguía metiéndome el dedo pero ahora algo suave y delicioso, eso me hizo relajar un poco, me volteó, ahora mi pene estaba al descubierto, los dedos de Marcel estiraban mi pene, trababa de bajarme el prepucio para que salga mi glande, no contento con lo que me hacia se puso a pasar su nariz por mi pene, sus labios pasaban por mi pene y testículos. Estaba caliente, se veía un rostro de deseo, se quitó la pantaloneta mostrándome con sus manos su pene que se lo estiraba saliendo de su prepucio algo de glande, me dijo que ahora me iba a culiar, fue así que se me acercó uniendo nuestros pechos, juntando nuestras mejillas, lo más sorprendente era el movimiento de su pene en el mío, sentí su pecho y me hacia pujar, estiramos nuestros brazos sobre la cama entrelazando nuestras manos, me tuvo así un buen rato, su aliento que salía de su boca llegaba a mi cara, a cada movimiento de su pene el mío se me paraba, sentía delicioso, veía el cerrar de ojos de Marcel y una sonrisa que delataba placer acompañado de palabras como: así, así, rico, siente rico como te culeo, culiemos, culea, me estaba enseñando a culiar.
Me volvió a voltear esta vez mostrándole mi culo, su pene me lo pasó por la rajita de mi culo, algo me lo metió superficialmente, su glande algo descubierto pasaba por mis nalgas, estaba caliente. Ahora los dedos de Marcel entraron en acción en mi ano, trataba de metérmelo suavemente cada vez más adentro, algo soporté su embestida hasta que le dije, que ya, basta, estaba por llorar cuando me dejó tranquilo.
Para disimular lo que me hizo me dijo que así lo hacían los doctores, que así lo hacía mi papá, salimos de su cuarto él con su pulgar la masajeaba circularmente y yo con mis manos atrás tocándome mi nalga y ano. En los meses siguientes nuestros juegos eran a escondidas, se hacía cada vez más delicioso porque Marcel permitía que le haga lo mismo que él me hacía, hasta que desafortunadamente una vez nos olvidamos de cerrar la puerta y entraron mis dos primitas que se quedaron sorprendidas viéndonos culiar desnudos en la cama. Fueron a contarles a nuestros padres, nos regañaron muy fuerte, nos castigaron por semanas, desde allí pasó un buen tiempo sin tocarnos, hablábamos friamente con miradas de recelo, al tiempo me enteré por boca de Eloísa que Amarilis culiaba con Marcel porque fueron sorprendidos por sus padres en el garaje, Marcel confesó que había aprendido eso desde pequeñito con el chofer que habiá renunciado 2 años antes y también de sus amiguitos en los baños de la escuela de niños.
Fueron aquellos amiguitos que ahora adolescentes con Marcel que desde mis 14 años me llevaron al prostíbulo por mandato de mi padre, donde entregué mi pene virgen a una prostituta pero reconozco que aparte de sentir el gustito por botar semen en su vagina me costaba excitarme lo que no ocurría meses antes al ver el cuerpo musculoso de mi primo y sus amigos en el gimnasio en donde rápido eyaculaba al masturbarme, fue en el baño del gimnasio viéndolo hacer a sus amigos y a él que me hice la primera masturbación.
Ese deseo de culiar que mi primo me dejó marcado y las masturbaciones por la insatisfacción sexual de las prostitutas al hacerlo con condón, me hacían crecer el deseo de culiar más seguido. El tiempo hizo que desfogara con Pablo un chiquillo rubio hijo de la empleada cuencana puertas adentro, madre soltera que aún trabaja en mi casa.
Juguaba mucho las tardes con él y mi hermanita Ana en el parque, llegando a casa lo llevé cargado en mis hombros a mi cuarto encerrándonos a seguir jugando, la primera vez que le culié le dije que íbamos a jugar al doctor, con el estetoscopio que saqué del cuarto de mi padre para jugar, besé su pechito y pene vestido, se lo puse en los oídos cogi sus manos poniéndome el aparato sobre mi pene vestido, le prgunté que si escuchaba algo y me dijo que algo escuchaba, yo me reí por su respuesta, le dije que le iba a mostrar una cosita que los doctores veian en secreto le dije que se la mostraría pero que me prometiera que no se lo dijera a nadie en casa, aceptó y me quité la camiseta y el pantalón quedándome en boxer, Pablo sonriente me miraba sentado al filo de mi cama, me estiré el pene que ya de por si estaba bien alargado amoldado en punta, le dije que se parara y que se quitara su camiseta y calentador, lo hizo quedando en calzoncillo bikini.
Me quité el bóxer mi verga la pasé por su pecho, brazos y por su pene cubierto, Byron se dejaba, le dije que se quitara el calzoncillo bikini, lo hizo sin chistar, su pene era grande para su edad, comparamos nuestros penes diciéndole que lo iba a tener de mi tamaño si se dejaba hacer algo muy rico repitiéndole que lo guardaríamos en secreto, Pablo aceptó, me quería mucho porque me portaba bien con él, siempre le regalaba dulces o compartíamos lo que comia y le regalaba dinero.
Pasé mi nariz por su culo, estaba tan excitado que no esperé a más que ponerlo a Pablo a filo de cama abriéndole las piernas metiéndole un poco de mi glande con liquido preseminal, Pablo se quejó por la metida, decidi sobarle mi glande por la rajade su hoyito de culo, la tibieza de sus nalgas hacián más rico el culiarlo, me levanté para virarlo, acercarle mi pene al suyo para culiarselo, le decía que mirara nuestras vergas, Pablo cambió su expresión extrañado por lo que le hacía, pero estaba quieto dejándose culiar por mi pene que ahora recorría su barriga y pecho, volvia a pegárselo a su pene al ratito me salió disparado por los aires el semen cayendo parte en la sábana, el pecho de Pablo y otra mojaba nuestros penes, lo besé repetidas veces en su boca y mejillas, terminanado por lamer sus testículos y pene.
Seguimos culiando por muchas veces, me atraía su culito gordito blancote rosadito, en una de esas le meti mi pene bien adentro que eso lo hizo cambiar de manera de caminar haciéndolo ahora de puntitas, su cadera se movia alegremente, trataba de hablar sutil como yo, lo más importante que nadie sabía lo nuestro y siempre lo hacíamos en el cuarto o también ocultos en el baño, pero duró poco nuestra relación porque su tio materno se lo llevó a trabajar a Portoviejo.
Al mes de haber cumplido 16 años Marcel y dos amigos Jonathan y Mauricio, me invitaron a pescar en la presa Daule – Peripa pasando la noche en carpa, me gustó la idea pues empezábamos las vacaciones escolares, en el bote no dejaba de ver la verga de mis amigos pero especialmente la de Marcel que era la más grande amoldada en la lycra, Marcel se dio cuenta y me guiñó, baje mi mirada con vergüenza, afortunadamente mis amigos no se dieron cuenta.
Entrada la noche hicimos fogata tomamos algunas cervezas y aguardiente fui el que menos tomó, los chicos ya estaban mareados y de a poco cada uno se refugiaba en su carpa. No podía conciliar el sueño, ya casi al amanecer me dio ganas de orinar en un saman cercano, me sorprendí al tener a mi lado a Marcel que se sacó el pene para orinar, mirábamos sonrientes como orinaban nuestros penes, Marcel me arrimó de espaldas al árbol bajándome suavemente mi bóxer, éltambién lo hizo, unimos nuestros penes, los movimos circularmente, nos abrazamos fuertemente, nos besamos apasionadamente escuché de él un te deseo Alfredo, le dije que yo también, que nunca había olvidado lo que hicimos.
Nos aseguramos que los amigos estuvieran dormidos, después nos adentramos en el lugar, nos quedamos desnudos pero en el acto llegaron los mosquitos y tuvimos que regresar y meternos en mi carpa, allí empecé a mamarle el pene, hicimos un 69, me hizo sentar sobre su pene, me puso en posición de perrito sobando con su pene mis nalgas, sentí delicioso cuando suaventeme empezó a penetrarme despacio, le dije que mi culo era virgen, me dijo que me iba a meter su pene con amor, que era nuestro momento, que pujara suave, el licor en mi mente hacia que soporte las metidas y sacadas suaves de su pene, se estaba cumpliendo mi deseo de pertenecer totalmente a mi primo, Marcel me decía que no quería acabar que quería metérmelo bien, yo por mi parte pujaba, gemía cada vez que me lo metía haciéndome círculos dentro de mi culo, sudábamos a chorros, primero lo hacía despacio para luego meterlo rapidito era fuerte el dolor pero dentro de mi por efecto del licor tenia mentalizado el deseo de que siguiera penetrándome.
Sentí dentro de mi culo todo su semen, la lengua de Marcel recorría mi espalda. Lo acosté boca abajo y dije en mi mente ahora me toca, meti mi pene en el culo de Marcel, me sorprendi que al meterlo entró sin dificultad, fue delicioso probar su culote.
La sangre que salió de mi culo me preocupó al principio pero Marcel me calmó limpiándomelo y diciendo que es como cuando rompes el himen de una mujer, sale sangre pero después sigues culiando sin problemas, que primero duele pero después es más rico si sigues culiando, era verdad porque algo asi escuché de mi padre.
Con el tiempo me confesó que así le había roto el culo el chofer de su casa cuando tenía 8 años, fue cuando supe erróneamente de mis tios que se había caído sobre una rama de árbol pero ahora se que no fue así y entendía por qué lo habían despedido al chofer que a larga fue el causante de esta cadena sexual entre Marcel y yo.
Esos dos días fueron largos para nosotros porque seguimos culiando a escondidas en el monte con el pretexto de asar los pescados salados que pescábamos mientras nuestros amigos estaban pescando en el bote, durante la última noche bebimos algo menos que nuestros amigos ya emborracahados, aprovechamos de eso para culiar hasta que nuestros penes quedaron enrojecidos por tantas mamadas y lamidas de penes terminado por largas y suaves penetradas en mi culo que el pene de Marcel lo lubricaba y lo ponía en forma, el dolor inicial de mi culo se transformó en placer.
Marcel significa mucho en mi vida, pese a que se fue con su familia a vivir a Quito, de visita aprovechamos en estar solos y culiandonos recordandole siempre la primera vez que fui suyo.
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