JUGANDO CON MI VECINITO GORDITO pt3

MIS MEMORIAS CON ÓSCAR, EL MÁS GORDITO DEL VECINDARIO.
Gracias por sus comentarios, me motivaron a seguir escribiendo mis aventuras con Óscar. Les recuerdo que soy Evan y en mi vida he tenido muchas experiencias con niños muy gorditos pues gracias a mi vecino desarrollé este gusto.
Continuando mis relatos anteriores, quedé tan emocionado que pronto volví a mi realidad y tras aceptar que me encantaba jugar con Óscar podía ver en mi escuela otros niños gorditos que me gustaría jugar, pero por lo pronto y cada día después de lo que pasó mi vecinito buscaba el momento adecuado para pedirme que le enseñara mi pene bien parado, pero éramos tantos niños que pocas veces había oportunidad y cuando la teníamos debíamos «suspender» pues nos interrumpían.

Fue casi una semana después de nuestra primer experiencia que al atardecer otro vecinito trajo un carrito de radio control y se le fué por una zanja un poco estrecha, me ofrecí a sacarlo y recuerdo bien que Oscar me esperaba arriba. Para no alargar innecesariamente la historia mencionaré que saqué el juguete y Oscar se quedó a esperar que saliera de ahí. Me dijo que si podíamos jugar a las groserías como la ves pasada y al ver que no había nadie le dije que sí, pero que camináramos un poco más para escondernos tras unas cajas y máquinas amarillas. Me siguío y lo ayudé a entrar en un recoveco y al acomodarnos me bajé la ropa de un movimiento y él me la empezó a acariciar para pararme la.
-me gusta mucho agarrartela- me dijo
-ya se está parando, sigue acariciándomela- le respondí.

Mi pene tomó su forma y ahí comprendí porque le gustaba tanto al gordito: era porque a pesar de que también era niño como yo, su polla era muy pequeña y al ser tan gordo no alcanzaba a vérsela. Mi palito no era nada grueso pero sí muy lago y en eso estaba pensando cuando me dijo que ya me la iba a chupar, y tan fiel a sus palabras abrió la. boca y empecé a sentir lo húmedo de su cavidad, podía percibir su lengua pegándose a mi miembro teo que ya estaba duro como el acero, mientras el gordito cachetón disfrutaba en su boca cual su mejor dulce o golosina.
Pronto empezó a mover un poco su cabeza dándome otra ves esas sensaciones maravillosas, hasta que recordé que nos faltaba un juego por hacer: las cogidas. Así que se lo propuse y él sin pensarlo aceptó advirtiéndome que nunca había jugado a eso con nadie.
-yo tampoco, solo sé que te la voy a poner en la colita- le respondí
-bueno, sí quiero tu cosita en mi colita- me dijo

Así que me levanté y él también para ponerme atrás de él, se bajó la ropa mientras tomé mi polla que escurría de su saliba, y así dirigí mi pene entre sus enormes nalgas que al entrar ahí me dió una sensación muy rica y él se llevó su mano a cubrirse la boca diciéndome que le hice cosquillatas y que le gustaba. Estuve un buen rato tallándole mi pene y de ves en cuando se la tenía que acomodar en medio de las nalgotas porque nos movíamos mucho. Él me decía que le seguía dando cosquillas pero que le gustaba y que si eso era jugar a las cogidas que también le gustaba mucho por su colita. Recuerdo muy bien que tras darle entre las nalgas nos movimos de manera que al acomodársela en medio se la empujé y Oscar lanzó un pequeño grito y se tapó la boca, yo sentí un dolor intenso en mi pollita y casi me separo de él, pues noté que le había dolido, pero pronto nos relajamos y seguí empujando moviendo mi cadera.
En ese punto no comprendí sus palabras, pues me decía que algo le había gustado y que siguiera.
-sigue, dame más, dame más en mi colita!- me decía

Y yo continuaba moviéndome mientras unos pequeños sonidos salían de su boca hasta que de repente sentí esa misma sensación riquísima como cuando me la chupaba. Me quedé quieto mientras él volteó a mirarme y me dijo que se la había metido en la cola. Yo no podía creerlo, hasta que llevé mi mano abajo y noté que mi pene estaba palpitando dentro de su agujero lo que me hizo pensar que mi polla estaría sucia porque por ahí nos sale la caquita. Pero no me importo pues mi pene nos había hecho disfrutar un buen momento. Oscar me pidió seguir para también sentir esa cosquillita por dentro, pero yo ya no tenía ganas.
Me separé de él, nos vestimos y le pregunté si le había entrado mi polla en su cola y me dijo que sí y que le había gustado mucho. Le respondí que a mí también me había gustado muchísimo jugar a las cogidas.
Caminamos de regreso y un vecino nos encontró diciéndonos que ya todos estaban jugando en la otra cuadra así que nos apuramos a alcanzarlos.
Me despedí de Oscar quien me dijo que jugáramos a eso otra ves mañana y esta ocasión yo le aseguré que sí. Al verlo que se alejaba bamboleando sus enormes nalgas pensé cómo había sido posible que mi polla le entrara en ese trasero enorme pues una nalga de Oscar era toda mi cintura.

Llegué a mi casa, me bañé y recordé toda la noche lo que había hecho con el gordito.
Pronto más de mis experiencias con Oscar. con lujuria: EVAN.