Julio en familia, capítulo 1
Julio, el más chiquito de la familia.
Antes todo quiero decir algo, no soy nativo hispanohablante así que en mis cuentos puede que hayan un monton de errores y faltas gramaticales, a quien le moleste no se metan a leer, lo siento.
A los demás, que aprovechen del cuento
En ese tiempo acababa de cumplir mis 9 años y obviamente vivía con mi familia, así compuesta: mi Madre Lita, 41 en ese entonces, mi padre Nando, 40, mi hermana Lali y mi hermano Pedro, gemelos de 14 y mi hermano Tomás de 11 años, casi 12.
Así que siempre he resultado ser el niño de casa, el que todos cuidan y por el cual se preocupan. Todos menos Tomás, siempre tuvo ciertos celos hacia mi, por lo menos creo que esa es la causa, pero nunca tuve afecto o caricias de él, contrariamente a lo que hacían todos los demás.
Todos en casa nos daban el mismo cariño a mi y a Tomás, como por ejemplo las noches en el sofá viendo tele, normalmente después de cenar nos tumbamos los cuatro mientras que nuestros padres arreglaban la cocina y la mesa.
Siempre que, sentados en el sofá Lali me daba cariños a mi mientras Pedro abrazaba Tomás, o al revez, pero igualmente me daba la impresión de que él me odiara, y eso me lastimaba mucho.
Como que nuestra casa no era tan grande, mis padres tenían su cuarto, nosotros tres machos teníamos otro más espacioso, y Lali tenía su propio cuarto, pero más pequeño.
Hasta tres años antes Tomás y yo dormíamos en la misma cama doble, pero como que casi cada noche teníamos una pelea por algo, un día Pedro se mudó a la cama doble conmigo dejándo a él en la suya, y así se quedó un mesito.
Una noche me enteré de los celos de Tomás cuando Pedro me acariciaba el pelo antes de dormir, y el día siguiente mamá vino diciendo que iban a comprar dos camas más, individuales, porque no estaba bien que Pedro con casi 15 años durmiera con los niños.
De primero eso me dio un poco de pena porque iba a echar en falta el calor de Pedro en la cama, pero me acostumbré rápido a dormir solo.
Después de unos meses, era verano, Pedro se fue unos días de vacaciones con sus amigos, y creo con su novia, pero nunca lo dijo con seguridad.
Mi cama y aquella de Tomás estaban a los lados, y la de Pedro en el medio, igual para ponernos lo más lejano posible.
En esas noches había demasiado calor, y muchas veces me daba vuelta en la cama no pudiendo dormir, aunque yo, igual que Tomás, solo llevaba ropa interior. La primera noche en la que estábamos los dos pude oír ruidos de la cama de Tomás y veía que estaba jugando con algo, pero sin ver más en la media luz débil de los faroles de la calle. No quise decir nada o preguntarle, porque me tenía medio que se pusiera mal, como cada vez, y que empecemos una pelea de medianoche, así que me di la vuelta y volví a dormir.
Dos noches más tarde, después de una media lluvia de verano, salió un bochorno terrible. Me dí cuenta que ya era casi la una de noche y aún no podía dormir. Encima, desde hace una media hora, Tomás había vuelto a hacer ruido moviendo ese juegote de la noche anterior. Igual hubiera sido bastante el ruido con el juego pero por algún motivo seguía respirando muy fuerte y haciendo ruidos con la boca.
Esperé unos diez minutos para no pelear, pero luego estaba medio enfadado y medio curioso, así que me levanté, me acerqué a su cama, y de repente encendí la luz diciendo a baja voz “Que estás haciendo?”
En ese mismo momento, aunque me dolieron los ojos por la luz repentina, pude ver claramente que estaba completamente desnudo, y tenía su polla en la mano
“Hijo de puta” dijo y se cubrió con una almohada
“Pero qué estabas haciendo? Haces un montón ruido!”
“Vete a tu cama hijo de mierda” respondió super enfadado.
“Qué tienes ahí jugando déjame ver” dije y le saqué rápidamente la almohada. Pude
ver claramente, mejor que antes, su miembro totalmente erecto que casi le tocaba la barriga.
“Me estaba haciendo una paja marica de mierda, callate y vuelve a tu puta cama” me dijo de tono más bajo pero igualmente sin aliento por el enfado.
Me molestó no tener respuestas, pero me fui a mi cama y apagué la luz. Por lo menos ya paró de hacer ruidos y así pude dormir.
La mañana siguiente desperté bastante tarde y cuando abrí los ojos Tomás estaba frente de mi cama, ya vestido de normal. “Julio, lo siento por el trato de la noche pasada, vale?”me dijo apenas abrí los ojos.
“Que…que pasa? Que pasó?” pregunté casi con preocupación. No se si en 9 años pasados les había oído sus disculpas sin que lo obligaran.
“Nada, no paso nada, lo siento por haberte dicho cosas feas. Por favor no se lo digas a mamá y papi”
“Pero si siempre me dices cosas feas, ya lo saben, que pasa con decirselo ahora?”
“Digo de lo que has visto, de la paja, no se lo digas por favor”
“Oh, eso, no, no se lo digo. Igual no se que es hacer paja, pero da igual”
“Gracias” dijo, y se despido.
Yo también a veces tenía mi polla, mucho más delgada y corta de la suya, que se ponía de esa forma, pero no sabía nada de pajas o algo así en ese entonces.
Aunque hubiera pedido disculpas, no lo llevaba bien con él así que no podía preguntarle más.
Dos noches más tardes, la última en la que no estaba Pedro, otra vez no podía dormir. No había ningún ruido pero, como que había la luna llena, la iluminación del cuarto me permitía ver bien su cama. Estaba haciendo lo mismo de la vez pasada, pero con mucho cuidado de no hacer ruidos. Aprecié que tuviera ese cuidado, y me quedé mirándolo, actuando como si estuviera dormido. De vez en cuando miraba hacia mi para averiguar que estuviera dormido pero yo respiraba normalmente y no movía un músculo.
Lo ví acariciarse el pecho y la barriga con la izquierda, mientras con la derecha seguía moviendo su polla bajo arriba. En un cierto momento sus movimiento fueron más rápidos, respiró más fuerte y de repente se paró y se quedó como sin fuerzas por unos segundos.
Lo vi buscar algo en su mesa de cama, más adelante entendí que eran servilletas, pero no las encontró y dijo de voz muy baja “Joder! Mierda!”
Se quedó parado mirando su barriga un momento, luego se pasó la mano en ella como a recojer algo, lamí la mano y volvió a pasar como para limpiar bien.
Después de eso se levantó, se puso los boxers y se acercó a mi cama, seguro para averiguar si estaba dormido de verdad. Yo no hice nada, simplemente cerré los ojos antes de que se acercara y actué dormido.
Cuando estuvo cerca pude escuchar su respiración y el calor de su cuerpo, pero más que todo pude oler algo muy fuerte que venía de él, un perfume en el medio entre aquello del huevo batido y la sandía.
El día siguiente supimos de mamá que, como que había lluvia en esos días, Pedro y sus amigos habían reservado tres noches más en otro hotel.
En esos días Lali también se fue unos días a la playa con sus amigas, así que en casa nos quedamos Tomás y yo, mami y papá.
Creo que, faltando los dos hermanos, los celos de Tomás se fueron un poco alejando, porqué en esos días, después de la mañana de las disculpas, me estaba tratando diferente. O igual era porque había cumplido mi promesa de no decirle nada a nuestros padres, igual que me hubiera hablado tan mal.
Hasta me pidió si quería comer un helado y me lo trajo de la nevera esa tarde. De primero me dió medio que hubiera podido echarle algo encima, pero me lo llevó con papel intacto así que solo me quedé maravillado.
Por fin se habían bajado un poco las temperaturas esa noche debido a unas tormentas, así que, como tenía unas noches durmiendo muy poco, sobre las diez ya me quedé dormido, hasta que algo raro me despertó pero no moví nada. Tomás me estaba acariciando el pelo, como solía hacer Pedro, me dió un besito en la cara diciendo de voz muy baja “Duermas bien Lulito”.
Casi me dió escalofríos escuchar el nombre con el cual me llamaba hace años, aunque su cuerpo tan cerca al mió emanaba mucho calor como un radiador, con el perfume de su jabón de ducha.
Seguro eso fue para averiguar que durmiera en serio pero fue raro ese cariño, raro y lindo. Yo no le odiaba a él, me lastimaba mucho pensar que él sí, y eso me re gustó.
Desde los ruidos entendí que estaba jugando en su móvil, pero con silencio para no molestarme.
Más tarde me dí unas vueltas en la cama, manteniendo los ojos cerrados, hasta que lo oí llamarme, Julio, un par de veces de baja voz. Ahora ya los abrí pero él no podía verlos porque estaba en la parte más obscura del cuarto, y yo lo veía muy bien.
No respondí para que pensara que estaba dormido, y lo ví quitarse todo. Esta vez mientras se hacía la paja miraba algo en el móvil, seguro un porno o algo así, pero esto hacía que su cuerpo fuera mucho más iluminado, y pude ver muy bien los movimientos que hacía y lo que pasó al final.
Un segundo antes que se parara de mover y endureciera todo el cuerpo, algo salió de su polla del agujero de donde meamos, se estaba corriendo obviamente, pero aún no lo sabía.
Esa vez tenía servilletas, se limpió todo el pecho y barriga y la dejó en la mesita.
Después de eso me quedé dormido otra vez y él igual creo.
En el medio de la noche me fui al baño sin hacer ruidos, cuando volví noté que estaba descubierto y su cuerpo un poco frío, así que me acerqué para cubrirlo un poco. Olí en el aire la sandía como la vez pasada, y vi la servilleta en la mesa. La tomé, la olí y, después de averiguar que durmiera, la abrí y lamí como hizo él con su mano.
Me esperaba algo diferente, pero sabía a blanco del huevo, dulce y saladito. La puse cerrada como la encontré y volví a cubrirlo. Haciendo así pero me enteré que su verga, ya no empalmada, salía un poco de su boxer.
No sé qué me pasó, la corrida me había vuelto loco creo, pero me bajé y olí la punta. Pero quería ver más, así que la descubrí y olí otra vez. Tenía el mismo olor de la cremita pero con un olor más fuerte como de meo.
Estaba tan curioso de probar así que la metí en la boca y lamí esa también. Pues el sabor estaba parecido al olor, pero la cremita en la servilleta era diferente.
La puse adentro del boxer, lo cubrí un poco en la barriga, volví a la cama y nada más me quedé dormido.
Dos noches más allá me estaba quedando dormido pero aún despierto cuando Thomás vino y me acarició el pelo y el brazo. Sin pensar, cuando me dió el besito en la mejilla y dijo “Buenas Noches Lulito”, automáticamente le respondí “Duermas bien Toto”.
“E…estabas despierto?” dijo él de repente
“Sí, gracias por este cariño, lo agradezco mucho de ti también. Buenas noches” contesté, y me volví a dormir.
No me enteré que hizo algo esa noche porqué después de eso me tombé dormido hasta la mañana temprano, algo como las 5, ya había un poquito de luz del día. Me fui al baño y cuando volví me enteré de la servilleta en la mesita.
La olí y lamí otra vez, pero tenía sabor un poco más marcado. Entonces, sin pensar que ya no era noche, me bajé a su boxer y busqué la polla que estaba a un lado. Noté que los boxer estaban un poco manchados de algo, pero no le di caso. La saqué, descubrí y la puse en la boca como la vez pasada.
Un sabor muy diferente, mucho más fuerte como a queso podrido, me salió en la boca y sin poder hacer diferente me salió un golpe de náusea.
De repente Tomás se despierta, casi gritando “Que pasa? que estás haciendo aqui?” luego mira la servilleta en la mesa que no había vuelto a poner como estaba y mirando su polla afuera y mi cara con asco y nausea. “Que has hecho? Que estabas haciendo Julio?”
Yo me puse a llorar y me fui a mi cama mientras seguía repitiendo “Que coño has hecho?” me empujo atrás hacia la cama de Pedro.
Se fue al baño a tirar su servilleta y cuando volvió seguía hablando con tono mas bajo pero igualmente feroz “No lo puedo creer, me das asco coño, luego me preguntas porque te trato de esa forma, marica, me das asco. No me lo puedo creer”
Seguía girando por el cuarto diciendo eso mientras yo lloraba, y él no paraba
“Además de escondida. Me das asco, como si me has violado mientras dormía! Quieres que te trato mal entonces! Así es! Coño!”
“No se lo digas! te riego no se lo digas a mami papi nadie!” yo seguía llorando
“Claro que se lo digo! Que asco! Se lo diría ahora mismo! Joder hijo de mierda que eres! Que asco”
Yo seguí llorando hasta que me quedé dormido y desperté la mañana muy tarde, casi al mediodía.
“Ahy nuestra bella dormida! Es lindo el verano sin escuela verdad?” dijo Pedro, mirando mi cara recién despierta, que acababa de regresar.
Yo lo recordaba todo como una pesadilla, e igual nadie me hizo creer que fuera real. Todos reían de normal, incluso Tomás que me hablaba como si nada fuera.
Claro que no estaba tan cariñoso como la noche cuando me despidió, pero tampoco me trataba mal.
Más tarde, cuando volvimos a nuestro cuarto después de la comida, mientras Pedro no estaba le pregunté “No se lo has dicho aún, verdad?”
“No, no se lo he dicho”
“Lo harás más tarde? Lo siento mucho Tomás” volví a llorar
“No, no se lo contaré, a nadie. Pero no llores, vale?” me dijo con tonos duros, mientras me secaba las lagrimas “Y por favor no lo hagas más, ok?”
“Gracias. Gracias Tomás. No lo haré más! Nunca”
“Está muy mal esto sabes porque? Porqué es hacer algo sin pedir permiso, nunca lo hagas con nadie sin consensual, vale?”
“Nunca, nunca más”
“Deh, vamos ya, Pedro nos espera para dar una vuelta con él”
Me sequé las lágrimas que mojaban mi cara y salí después de Tomás.
………….Seguirá en otros capitulos! Hasta pronto!
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