k) Ante algo nuevo
Llevaba como tres cuartos de su verga metidos en mi culo y me detuve..
Continuación de: Proposición de Davy
Davy no se anduvo con rodeos, debía sentirse necesitado de sexo después de tantos días sin tenerlo, y con más agilidad que la vez anterior se tumbo en la cama y se las ingenió para quitarse la ropa, deslizando la camisa por la cabeza llegándose a sentar en la cama y con la ayuda de la cadera y los pies el pantalón flojo que llevaba, mientras yo hacía lo mismo sin dejar de observarlo con la verga ya templada sin estar dura del todo.
Me tendí a su lado y se dio la vuelta para mirarme de costado, notaba mi asombro y eso le hacía sonreír irónico, entonces pasó el brazo por mi cintura y me acercó.
-No me creías cuando te lo decía pero has sido la mejor medicina, tengo ganas de vivir y de disfrutarte ojos de cielo. -me plantó un beso en la boca como nunca lo había hecho, lleno de extraña dulzura y agradecimiento.
No era su novio, había quedado claro que como máximo sería su amante en la cama y colaborador en el trabajo, pero me sentía muy a gusto a su lado, tampoco yo lo amaba como hacía con Óliver, resultaban dos hombres distintos para mi y por distintos motivos necesitaba de los dos.
Cuando se cansó de besarme colocó la mano en mi cabeza empujando y sentía palpitar su polla aplastando la mía. Baje besándole y lamiendo desde la nuez del cuello pasando por el pecho y abdomen hasta sentir el olor de su sexo llamándome.
Para hacerlo más cómodo le ayudé a colocarse de espaldas, y le abrí las piernas para tener acceso fácil a todo el tesoro sexual escondido entre ellas, tenía la verga totalmente erecta y dura, la más larga que he visto en mi vida y ya he tenido muchas en la boca y en el culo para comparar. Me dediqué a masturbarla y comía uno a uno sus cargados testículos, rotundos, redondos, deliciosos, observando como subían y bajaban dentro de la bolsa cada vez que se contraía al rozarle el glande con la mano.
Me lamí los dedos y acaricié el escondido ano, Davy emitió un ronco gruñido.
-¿Quieres que te coma el culito? ¿Te atreves a subir las piernas? -mientras le preguntaba empujaba el dedo sin meterlo y sin responder las encogió.
Con mi ayuda las subió y luego se las sujetaba contra el pecho dejándome el ano descubierto y a mi disposición. El olor me gustaba, una mezcla a sudor y a la lavanda del jabón de tocador.
Aplasté la boca en la entrada besando y lamiendo mientras Davy gemía, como yo le sostenía las piernas con el brazo izquierdo, llevo las manos a sus nalgas para abrirse más el culo deseando que pudiera traspasarlo con la lengua.
No aguanto mucho cuando ya me pedía que le dejara o se correría, lo dejé de chupar y hubiera continuado, me gustaba como mordía mi lengua con el anillo del ano y sabía delicioso en mi boca.
Le solté las piernas con cuidado para que las colocara derechas y sujeté el falo pringoso de jugos que expulsaba para lamerle el glande, y no me dejó.
-No, quiero meterla en tu culo, móntate.
-¿No quieres probar otra postura diferente? -tiraba de mi brazo impaciente y sin más pasé la pierna para montarme en su abdomen, su polla pasaba por la raja de mis glúteos llegándome a la cintura, y gozaba de antemano sintiendo ya tan tremenda carne atravesándome el vientre.
Me incliné para aplastar el pecho en el suyo colocando las manos alrededor de su cara.
-Bésame Alonso. -me mordió el cuello con los labios humedeciéndolo, y creo que gocé más al escucharle mi nombre que el largo beso chupón en mi zona más erógena, era la primera vez que oía mi nombre dicho con tanto deseo en su boca.
Me sentía estremecido y avancé el cuerpo hasta que su verga fue resbalando y quedó en la entrada de mi ano, la sujeté con la mano para que no se doblara y tiré para atrás poco a poco sintiéndola deslizarse en mi interior.
Llevaba como tres cuartos de su verga metidos en mi culo y me detuve.
-No te detengas, sigue.
-La estoy dirigiendo en mi intestino, no quiero que me rompa algo. -seguí reculando hasta que en esa postura no entraba más y me fui levantando para sentarme en esa polla que me atravesaba entero, como el otro día al encoger el abdomen se notaba a la vista la silueta de la verga y como se movía dentro.
Resultaba increíblemente voluptuoso y a Davy le encantaba tocarse la verga a través de mi piel, y mover las caderas lo que podía para verla como se movía y empecé a subir y bajar sobre ella para darle el espectáculo tan sensual que lo mantenía hipnotizado, fascinado con la mano en mi vientre sintiendo como su dureza aumentaba con la excitación.
Soportó poco tiempo el cúmulo de placenteras sensaciones que lo invadían, por la vista, el tacto y saber que aquella verga, potente al máximo, iba a regarme las tripas con su simiente caliente.
Se mordió los labios tirando las caderas hacía arriba incrustándose todo lo que podía en mi cuerpo y empezó a temblar eyaculando, yo le ceñía el rabo con el culo haciendo fuerza, y después de tiritar con una última sacudida se quedó como muerto con los ojos cerrados.
Continué bajando y subiendo en su verga aún dura y tiesa y me masturbaba sujetando mi polla en la mano izquierda, gozando al sentirme tan lleno hasta que cerré los ojos gozando de las pulsaciones de su polla, incitándome a que descargara mis testículos, y lo hice enroscándome sobre mi mismo colocando la otra mano delante del glande para que la leche no saliera disparada y marcharle.
Mientras lo miraba, tendido a su lado y después de limpiarlo de le leche que me había salido del culo y manchado sus huevos, pensaba que definitivamente cambiaría muy a gusto mi trabajo por este más placentero y agradable.
-Davy, ¿cómo podré hacer mi trabajo si te marchas?
-Estaré en contacto contigo para darte instrucciones, ahora necesito que vengas dos o tres días antes de que yo marche y poderte decir como empezar. -miraba al techo pasándose las manos por las caderas, haciendo presión en algunos lugares donde podían verse oscuras cicatrices.
-Tengo muchas cosas pendientes y ganas de terminar con mis operaciones, que me quiten de una vez los tornillos que me sujetan y saber si podré moverme.
No dije en casa lo que me había pasado acerca de mi nuevo trabajo, me asaltaban dudas de que todo fuera un sueño inventado en mi cabeza y que se diluiría al día siguiente.
No sería así, al día siguiente, y al otro, vería que todo resultaba cierto cuando realmente comencé a recibir las órdenes de Davy sobre lo que sería mi trabajo, no resultaba sencillo para mi y menos sin tenerle a él cerca, pero me guiaría desde el hospital donde estaría recibiendo la asistencia médica que necesitaba.
Sentía sincera admiración por él, en lugar de centrarse en su problema, se dedicaría a pensar en esos niños a los que acogería en su casa. Dejaba encargadas las obras necesarias para recibirlos y que vivieran allí y me enseñó los planos aunque yo no tuviera que intervenir.
Una gran habitación al lado del salón de música preparada con su baño para los cuatro niños, una parte del jardín de la entrada desaparecería para instalar una cancha de básquet y tenis ambivalente para que hicieran deporte, no sabían hablar español y solo uno de ellos inglés, tendrían que recibir clases de los dos idiomas y otra cantidad de cosas que en principio me abrumaban.
Esos dos días no me pidió sexo, el trabajo nos ocupaba todo el tiempo y al fin partió a su viaje.
El primero a quien se lo dije fue a mi amigo J.C., además de por la confianza que nos teníamos, porque necesitaba su ayuda para comunicárselo a Guillermo.
Cuando podía estudiaba los guiones que me envió para los próximos trabajos, no eran más que tres y me alegré, cada día me resultaba más difícil interpretar papeles que no se adaptaban a mi forma de ser, y no podría decir, en otros aspectos, que lo pasaba mal en los rodajes.
Por otro lado, los exámenes habían concluido, aunque no teníamos las notas de los dos últimos no terminé descontento de como los había cumplimentado.
Estaba libre, o al menos liberado en parte de lo que me llevaba tanto tiempo y quedé con J.C. en un bar del centro para tomar una cerveza y que me acompañara para hablar con Guillermo.
Como esperaba de él, después de la inicial sorpresa se alegró levantándose de la silla para abrazarme en medio del bar.
-Me alegro por ti, querías que Guillermo te tuviera cuatro años trabajando y has durado uno antes de encontrar algo mejor.
Me llovían las preguntas, deseaba saber todo, cómo había sabido sobre el puesto, si conocía a mi nuevo jefe, cuál iba a ser mi trabajo, y tuve que hacerlo para que callara y me dejara seguir con lo que deseaba pedirle.
Le oculté algunas cositas, como había conocido a Davy realmente, y todo lo relativo al sexo que le daba. Ese sería mi secreto, no estaba dispuesto a que alguien lo supiera. Tenía aprendida la lección con lo que pasó con Óliver que llegó a saber a lo que me dedicaba. Los golpes recibidos me enseñaban.
También era cierto que si hubiera pasado de otra forma igual no se hubiera dado el que mi hermano se me declarara. Vale, por una parte fue beneficioso, ahora deseaba mantener mi vida sexual y privada aparte, y las relaciones con Óliver irían mejor.
Tengo que hablarlo con Guillermo, terminar mis últimos trabajos que me habéis preparado y finalizar el contrato verbal que hicimos, me gustaría que me acompañaras.
-¿Tienes miedo de Guillermo? Estoy seguro de que te aprecia.
-No, no tengo miedo, siempre he cumplido con lo acordado y ahora te tiene a ti para que le encuentres nuevas caras. Tu me acompañaste cuando me recibieron por vez primera y es justo que hora estés a mi lado. -se echó a reír divertido, sabía que no era mi intención obligarle.
Paula nos pidió que esperáramos, estaban rodando en ese momento, o que pasáramos al estudio si queríamos.
-Te estoy preparando una liquidación por tus trabajos, no olvides pasar a recogerla cuando marchéis. -me entregó una nota de lo que me pagarían y quedé asombrado, el rodaje que menos me había gustado resultaba el más beneficioso económicamente, la doble penetración había conseguido ventas récord.
Realmente era mucho dinero el que recibiría, no podía quejarme de los resultados que había obtenido en un año, pero ya estaba todo decidido, dejaba este negocio.
J.C. me cogió la mano para que le siguiera, tuvo que hacerlo porque no dejaba de mirar la nota que Paula me había dado.
-Deja de ser materialista, ¿desde cuándo te interesa tanto el dinero? luego lo verás en cash cuando salgamos. Ven a conocer al actor que trabajará contigo en uno de los rodajes. Están preparándolo y no lo dejan descansar.
Entramos en silencio en el estudio, todo el equipo estaba pendiente de lo que pasaba en el plató, parecía que estábamos a oscuras por la brillantez que concentraban en el lugar.
Un chico delicado y blanco de piel era sodomizado por detrás por otro fuerte y vigoroso, que entraba en el con fuerza enterrando su falo mientras le sujetaba una mano en la espalda sometiéndolo a su voluntad y fuerza, y me fijé en él más que en el otro, este debía ser el actor que trabajaría conmigo en el rodaje de mi aventura con J.C. cuando fuimos sorprendidos por su madre.
Formaban un cuadro de sexo explícito muy bueno, marcando categóricamente la sumisión del débil y delicado muchacho, que gemía afeminado y sarasa, al macho poderoso que lo embestía, deseoso de fertilizarle llenándole el vientre de la simiente varonil que atesoraba en unos testículos gordo y llenos aún, golpeando en su trasero al penetrarlo.
Estaban en el final y el actor activo se colocaba la mano izquierda en su nalga, apartándose del pasivo para que la cámara recogiera el momento en que se corriera en el culo del chaval.
Había resultado un buen trabajo, al menos lo que había podido observar, todavía estaba sobre el delicado cuerpo entrando y saliendo del culo que se veía arrastrado por la dura verga perforadora. Miré la cara de satisfacción de Guillermo cuando dio la orden de acabar.
Se limpiaban le leche que les escurría con una toalla los dos actores y se encaminaban a los vestuarios.
-Tomás espera. -el activo se volvió mientras el otro seguía, sonrió a J.C. y continuaba pasando la toalla por donde suponía que estaba sucio.
-¡Hola!, no te había visto. -eso era frecuente al terminar una escena, terminabas cegado al apagar los focos.
-Quería presentarte a un amigo, haréis un trabajo juntos y ya te hable de él. -solo me miró y me dijo un “qué tal”, un saludo verbal mientras yo lo miraba.
Tendría nuestra edad, más fuerte con J.C., con una poderosa espalda, algo peludo aunque el pelo del pecho lo tenía afeitado y creciendo nuevamente. Abdomen marcado y no de gym precisamente, pectorales cuadras, estrecho de caderas contrastando con la espalda, culito pequeño y duro que se contraía al andar, piernas recias y muy desarrolladas, ¿y la polla?, ahora la tenía floja y la escondía tras la toalla, pero lo que veía salir del culo de su compañero resultaba un aparato de consideración. En definitiva, sería un placer trabajar con él.
Hablamos un minuto de si había leído el guión y nos despedimos. Guillermo había desaparecido y Paula nos dijo al salir que nos esperaba en su despacho.
Después de saludarnos y hablar cuatro palabras del rodaje que terminábamos de ver, ataqué directo el tema que me interesaba resolver.
-Voy a dejar mi trabajo, he venido para comunicártelo directamente. -estábamos sentados enfrente de él y agarró el tablero de la mesa.
-¿Así?, ¿tan repentino?, llevas un año, todavía puedes hacer mucho más, ¿o no te pago bien? -parecía que no le había caído bien la noticia.
-No es eso, tengo que agradecerte la oportunidad que me has dado y del dinero no puedo quejarme, no pensaba ganar tanto, de verdad…, pero he encontrado otro trabajo que me gusta más.
-¿Has recibido ofertas de la competencia? Puedo mejorarlas si es necesario.
-No, no…, dejo la actuación, voy a trabajar en lo que estudio o relacionado y no tiene nada que ver con esto. -parecía que si no era para trabajar con sus competidores, y no sabía muy bien si los había, lo dejaba más calmado.
-Si lo deseas terminaré los proyectos que me enviaste, para no causarte perjuicios, luego se acabó. -entonces pareció más tranquilo aún.
-De acuerdo, los actores que no trabajan con gusto no son interesantes, lo siento porque eres bueno, pero parece que has tomado tu decisión en firme. -pensaba que todo estaba dicho y empezamos a levantarme para marchar, J.C. no había hablado en absoluto.
-Tengo que pedirte una última intervención y favor personal, todos los veranos doy una fiesta para los clientes, distribuidores importantes. Algunos piden que estén en la fiesta sus actores preferidos, uno me ha pedido que estés tu… -no le dejé continuar, sabía a donde quería llegar.
-De acuerdo, no hay más que hablar, estaré para atender a tus invitados.
-Si no quieres no es necesario que vayas a la cama con él. -tenía una sonrisa astuta a la vez que burlona.
-Lo que sea, te lo debo. -quedamos en que J.C. me iría comunicando los días de rodaje y nos despedimos, creo que como amigos.
Recogimos el sobre que me tenía preparado Paula, no lo abrí pero al sentirlo en la mano parecía más que el simple papel de la liquidación que me había dado.
Fuimos al banco para ingresar en el cajero automático parte de ello, despacio y sin pausa tenía reunido algún dinero que conseguía ahorrar, no podía ser como J.C., habíamos pasado temporadas muy difícil en casa y debía ser precavido.
Paramos en el bar donde estuvimos al principio y pedimos dos cervezas para seguir hablando.
-Has conseguido un montón de dinero, ahora tendrás que conformarte con menos. -no me decía nada que no supiera o no hubiera valorado.
-Tendremos suficiente y peor hemos estado, quiero darle esta alegría a Óliver y que deje de pensar que me follan a todas horas. -sugería ese motivo pero era uno entre otros muchos.
-¡Óliver! Piensas demasiado en tu hermano y lo veo mucho con Rulo últimamente, ya no es un niño, no tienes que estarlo cuidando.
-No es por eso, lo amo, quiero a Óliver y tengo que conseguir que esté contento conmigo. -mi amigo me miraba como si sintiera pena por mi, él no estaba enamorado y las consecuencias que llevaba.
Me acercó hasta la puerta de casa, desde que le hablé de mis sentimientos por mi hermano no habíamos tenido sexo entre nosotros como hacíamos antes, con o sin Noa. Entendió que ahora era diferente y que no podíamos hacer lo que antes nos apetecía tanto. A pesar de todo nuestras amistad era inquebrantable aun con lo diferentes que éramos en algunas cosas.
Me había quedado con bastante dinero para hacerle un regalo a Óliver, cumplíamos los años con unos días de diferencia, Óliver unas fechas antes que yo y por una vez tendría dos regalos de mi parte, antes no se los podía hacer. El más importante, comunicarle que cambiaba de trabajo y el segundo lo que el quisiera y pudiera pagarle.
En la cena cambiamos impresiones entre todos sobre los últimos exámenes, los mellizos estaban satisfechos, esperaban cumplir con lo que nuestro padre les exigía para ir de vacaciones, también yo estaba esperanzado, y el que peor resultados obtenía era Óliver, en algunas materias le sugerían, cuando no se lo decían abiertamente, que debía reforzarlas estudiando en el verano.
Hablamos también de la fiesta de cumpleaños, celebraríamos los dos en una fecha intermedia, así evitaríamos un doble gasto.
Y al fin estábamos en la cama, el calor se sentía aumentar día a día y dormíamos con la ventana abierta, en slip, o desnudos otras veces.
Me coloqué sobre él cogiéndole la cara con las manos y me acerqué para que se juntaran las frentes húmedas por el calor reinante aunque poco nos importaba.
-Tengo una buena noticia y otra mala. -me echó hacía arriba para separarnos.
-Yo también tengo una y creo que buena. -me agaché para darle un besito en la comisura de la boca.
-¿Cuál es?, de las notas no se trata. -arrugó el entrecejo al recibir mi reproche.
-Primero habla tu que has empezado. -volví a besarle ahora los labios y acerqué la boca a su oreja.
-Tengo un nuevo trabajo, dejaré de ser actor porno. -se quedó un momento quieto y luego rescato mi cabeza de su cuello.
-¿Es eso verdad? ¿Vas a dejar la pornografía? -su sonrisa me cautivaba, era el mejor regalo que podría hacerle.
-Sí, mi amor, ahora será un trabajo que te gustará. -rápidamente me quitó de encima y ocupó mi lugar, montando sobre mi abdomen, nos hablábamos con la mirada, me decía lo satisfecho que se sentía y yo le expresaba mi alegría por verlo contento. ¡Wauuu! cuando comenzó a darme besos riquísimos, suaves y fuertes cambiando, por toda la cara, y de repente se puso serio.
-Esa era la buena, ¿y la mala? -le brillaban los ojos a pesar de la preocupación por lo que iba a escuchar.
-Que me ocupará más tiempo. -soltó una ruidosa carcajada que se escucharía en toda la casa y me decía besándome.
-Me habías asustado, solo es eso. Ahora serás solo mío, te amo hermanito. -continuaban los besos que nos encendían de ternura y pasión.
-Voy a tomar posesión de lo que me pertenece Alonso, creía que me volvía loco cuando vi tu último trabajo, ese hijo de puta mayor, con las dos vergas rompiendo este culo que es mío.
-¡Oh! Sí que es tuyo mi vida, de nadie más. -me dio la vuelta dejándome de espaldas a él y me quitó el slip y también se quedó desnudo, abierto sobre mis piernas se inclinó abriéndome el culo con las manos besándolo y mordiéndolo.
No me permitía moverme, ni abrir las piernas, él sujetaba mis glúteos con fuerza tirando de ellos, escondiendo el rostro hasta llegar con la lengua a mi ano y lamerlo con fuerza, se tendía sobre mi tapando todo mi cuerpo, haciendo que girara la cabeza para besarme la boca, las orejas, el cuello.
Óliver, mi pequeño hermano me estaba volviendo loco de placer sintiendo resbalar su polla por mi espalda cuando se movía, y haciéndome gemir sometido y entregado a sus deseos.
Creo que fue mucho tiempo el que estuvo haciéndome disfrutar con la lengua y la boca hasta hacerme desear la verga que a veces oprimía en mi culo y luego retiraba, para mi fueron segundos pero deseaba más, mi culo lo pedía abriéndose y yo lo deseaba, que me la metiera ya pero no hablaba, dejaba toda la iniciativa al torito fiero que encandilaba los deseos de sometimiento de su hembra entregada y dispuesta.
Empujó en mi culo, apretando sus piernas a los costados de las mías para que no las abriera y así me fue penetrando, sin dolor, sintiendo el sudor resbalar por la raja de mi culo y su poderosa polla de niño ya entrenada para satisfacer el culito de su hermano.
Gruñía entrando muy fuerte, a veces dejándose caer, literalmente enterrándose en mi carne, me sentía tan a gusto tan plenamente realizado que parecía que me estallaría el corazón de gozo, sintiendo la humedad que chorreaba de mi pene e iba manchando la sábana. Cuando no saltaba sobre mi se retorcía logrando que la verga me rozara el recto con inmenso placer.
En un momento dado elevé el culo para que mi polla expulsara lo que no podía retener un segundo más, y mientras me corría mordiendo la sábana, loquito de placer, Óliver se me clavó en lo profundo del cuerpo y temblando se vaciaba aplástándome.
Había resultado muy placentero todo y cuando la verga me dejó el culo vacío, lo limpió con uno de los slips que nos habíamos quitado, me lo puse para no seguir manchando, con el semen que se saldría de mi tripa llena de leche, la suya que me llenaba.
No había tenido que hacer nada, solo dejarle que me diera placer y gozara él de mi como quiso. Lo abracé y le agradecí besándole la boca sudorosa y ardiendo.
-Cuéntame su noticia ahora. -volvía a adoptar esa postura que me encantaba y ya no sabía si lo hacía a propósito, mirando al techo y las manos bajo la nuca enseñándome las peludas axilas.
-Trabajaré este verano, Rulo me ha dicho que puedo hacerlo con él.
-¿Y de que se trata?, no tenéis aún dieciocho años.
No es nada serio ni oficial, se trata de recoger y limpiar las mesas en una sidrería en el campo, voy a buscar una bici de segunda mano que me sirva para llegar allí, tendrás que prestarme el dinero si puedes.
Lo pensé unos segundos, no le sentaría mal y estaría ocupado en el verano en lugar de vagueando con sus amigos. Yo no tenía en mal concepto a ese amigo, en realidad me parecía buena gente y simpático aunque a J.C. no le gustara.
-Te regalaré una bici como regalo de cumpleaños, uno de estos días iremos a comprarla antes de la fiesta, solo te pido que atiendas las observaciones que te han puesto tus profesores.
Y al igual que a J.C. le referí como sería mi trabajo, omitiendo también lo referente a mi otra labor como amante de Davy y quedó contento. No le gusto, sin embargo, que aún me quedaran algunos trabajos pendientes en la productora de Guillermo.
No me sentía muy satisfecho de tener que mentirles, o no decir toda la verdad pero así sería mejor para todos…
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