KHALIL
Breve historia de un niño bacha bazi afgano.
Cuando nació Khalil a principios del s XIX su padre sintió verdadero alivio, por fin un hijo varón. La humilde familia estaba constituida por el padre de nombre Rashid, la madre y tres hermanas.
Para Rashid tener un hijo varón significaba que en algunos años tendría la ayuda económica que necesitaría para las dotes de sus hijas, que aunque fueran humildes algo debía aportar si quería casarlas y eliminar tres bocas que alimentar. Rashid era pastor y no tenía más ingresos que los que generaban sus cabras. Las cabras y los productos que su mujer elaboraba les servían para realizar trueques o como ingreso de algunas monedas.
Los años pasaron y por fin se presentó la oportunidad. Rashid estaba en el mercado acompañado de su pequeño hijo Khalil que contaba ya con 9 años.
Un hombre mayor se acercó a ellos y le ofreció la oportunidad de educar a su hijo como un niño bacha bazi a cambio de cierto dinero y de una paga cuando el niño empezara a bailar. Se sabía que estos niños eran reclutados para bailar, efectivamente, pero también para distraer a señores de la guerra y sus invitados.
La oferta fue suficiente para Rashid. Con el dinero obtenido podría deshacerse de sus tres hijas dándoles una pequeña dote y dándolas al primero que las aceptase. Así fue como Rashid obtuvo la paz que anhelaba, pasear con sus cabras mientras pastaban, disfrutar de una vida relajada en casa dónde su mujer se encargaba de todo, preocuparse por su bienestar, montar a su mujer y de vez en cuando disfrutar del culito de algún niño, cuyo padre no tuviera otra moneda de cambio para procurarse lo necesario para vivir.Esto último nunca lo vio mal, era algo aceptado y sabido que las mujeres son para educar a los niños y los niños son para el disfrute de los hombres. Es curioso que este pensamiento fuese aceptado por los hombres, incluso por algunos que fueron niños requeridos por algún adulto.
Rashid solo pensó en su hijo cuando a cambio de dos cabras se folló a aquel niño de 8 años que resultó ser virgen Pensó en su hijo al final, sólo al final cuando vio su polla empapada en sangre después de deslecharse en aquel culito. Por un momento su mente fue bombardeada. Le he destrozado el culo.No es para tanto.Ahora entiendo los gritos y llantos. Mi hijo. No, él es balarín. Nunca había disfrutado tanto…
Y Halil…
Halil por su parte empezó una nueva vida.
Ese mismo día que lo compraron, también lo vendieron. Participó, sin saber en una velada donde se decidiría su futuro inmediato.
Digamos que no tuvo la mejor de las fortunas. En el lugar había otros niños mayores que él que acapararon las mejores pujas.
Su aspecto flacucho y sus ropas hicieron que fuese comprado por un secundario jefe de tribu que lo llevó al campamento donde estaba destinado y lo compartió con sus 12 soldados no sin antes haber comprobado lo que había comprado. De camino al campamento hicieron noche . Aquel soldado lo emborrachó fácilmente al niño, quizás consciente de que iba a ser la primera vez.
Halil despertó cuando notó un dolor agudo en su culo. El dolor le hizo gritar y su pronto su grito fue acallado por una mano grande . Quería escaparse, pero su cuerpo estaba inmovilizado por el peso de aquel adulto que disfrutaba con cada centímetro que avanzaba. Sólo dolor que obligaba al niño a gritar ahogadamente cada vez que su culo era invadido. Dolor que fue desapareciendo para converirse en una molestia soportable.Dejo de oponer resistencia y dejó que el hombre metiera y sacara su polla en él.
Se obró el milagro, al rendirse empezó a notar de forma diferente la chota invasora, empezó a notar cierto placer, empezó a abrirse más y empezó a jadear. El soldado al notarlo sonrió de satisfacción por la compra realizada. Si al niño le gustaba sería más fácil someterlo cuando no quisiera y les duraría mucho más que el último.
Las arremetidas del soldado, las palabras y sobre todo como le hablaba se convertirían en una constante que poco a poco el niño asoció como valoración a su persona. Es verdad que muchas veces le resultaría difícil mientras aprendía que es mejor tener a los hombres contentos que disgustados, pero al final él se consideraba importante entre ellos.
Halil ya se sentía en la gloria cuando una fuerte estocada le volvió a la realidad. Tres o cuatro metidas más y notó convulsionarse el cuerpo que lo sometía, notó como su culito se estremecía al notar la polla palpitar por momentos mientras expulsaba leche espesa por la demora en culminar.
Un beso en la nuca, un palmada en el culo y el anuncio de que se había portado bien fueron el pago por su primer servicio.
Delicia de relato, muy excitante amigo, seguiré leyendo, saludos 😁 😁 😁 😁
Que rico relato espero que siga a una 2 y 3 parte