KHALIL 6
Acaban las tribulaciones de Khalil.
Khalil como pudo se arrastró hasta su cama. Se sentía exhausto, más bien su culo estaba exhausto y su piernas a duras penas le sostenían. Se cubrió con una manta y se acurrucó. Su cabeza daba mil vueltas, estaba confundido, no sabía muy bien lo que sentía. Por un lado le agradaba ser tan solicitado, pero por otro lado su culo le recordaba que el pago era alto. Su padre siempre le había dicho que tenía que obedecer sin rechistar, ya que era muy pequeño para entenderlo todo. Recordó con añoranza su vida en la aldea y a su familia. Sus ojos se llenaron de lágrimas, lloró amargamente hasta quedarse dormido.
Entrada la noche volvieron los soldados cargados de víveres, fruto del saqueo. Tuvieron que volver apresurados al ser sorprendidos en plena faena. Después de atacar una pequeña caravana se dedicaron a apropiarse de todo lo posible y cómo no, se turnaron para violar a una mujer y a su joven hija. Les fue fácil reducirlas y atarlas de manos a las ruedas del carro, una a cada lado. Esos hombres parecían tener cierto pudor ya que permanecían en la parte posterior del carro esperando su turno mientras dos de ellos se entregaban a la faena.
La escena era dantesca. Aunque las mujeres se resistían, nada podían hacer para impedir su violación. Al estar atadas de manos los hombres separaron las piernas de ambas con cierta facilidad y una vez ubicados entre ellas la penetración era fácil. Las penetraron con rabia para conseguir el clímax lo antes posible, debían darse prisa ya que algunos hombres habían escapado y podían regresar con refuerzos. Uno tras otro sometieron a las mujeres. Sus pollas entraban y salían sin descanso hasta descargarse por completo.
Ya en el campamento se dedicaron a recordar los hechos mientras fumaban hachís y bebían. Shahram estaba molesto porque no pudo terminar su faena con la jovencita ya que tuvieron que huir apresuradamente al ser contraatacados por un numeroso y enfurecido grupo de hombres. Si la chiquilla no hubiera estado atada se la hubiera llevado empalada al caballo hasta correrse.
Cuando sus compañeros cayeron en un profundo sueño, Shahram se dirigió a la tienda de Khalil. Lo amordazó y se lo cargó al hombro. Rápidamente se alejo lo suficiente para no ser oído y despertar al resto. Sabía que el niño no había pasado la cuarentena para recuperarse pero él tenia la necesidad de deslecharse. Lo dejó en el suelo sin mediar palabra, se abrió el calzón dejando ver su imponente miembro, apoyó al niño en un árbol caído y de una lo penetró.
El falo mayúsculo entró si apenas resistencia causando un dolor agudo en el niño que ahogadamente gritó e intentó zafarse. De nada sirvió su esfuerzo. Shahram estaba decidido a satisfacerse y enloquecido folló sin contemplaciones al pobre niño. Disfrutaba con el roce de las paredes del ano aumentando su lujuria. Arremetía con fuerza una y otra vez. El culo acogedor del niño invitaba al grandullón a atravesarlo. De vez en cuando pausaba sus metidas para alargar el placer, tenía todo el tiempo del mundo ya que los demás dormían. Estaba tan caliente que quería follárselo toda la noche. El sudor empapaba sus ropas y el cuerpo del niño, paraba un poco y se despojaba de alguna prenda hasta quedar desnudo. La luz de la luna dejaba ver un fornido hombre envistiendo sin descanso el inmóvil cuerpo de un niño. Tan entregado estaba follando que no notó el desvanecimiento del niño hasta que descargó todo su semen. Su descomunal polla y su calzón terminaron cubiertos de la sangre de Khalil.
Una vez recompuesto vio que estaba empapado en sangre y que el niño no respiraba. Lejos de apenarse por el crío se enorgulleció. La sangre de Khalil certificaba la hombría de Shahram.
Desde luego un giro de la historia que no esperaba. Causa no poca perturbación; aún así el desarrollo de la historia conserva su ritmo y coherencia. Tienes un buen estilo, mi enhorabuena.