Km 21
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Me presento ante Ustedes, mi nombre es Raúl, aprovecho este espacio para relatarles con lujo de detalles lo que me pasó hace casi 5 años cuando tenia 16 años, yo había pasado por un momento impactante en mi vida como lo fue el haber perdido mi virginidad anal con un chico de 20 años de nombre Ramiro, que también me bajó el prepucio, asi fue como me cambió la vida y me gustaba hacerlo varias veces porque con él aprendía muchas cosas deliciosas pero desgraciadamente el destino quizo que nos separemos sin que nuestras familias se enteraran de lo nuestro.
Pasó el tiempo, mi familia decide hacer una visita vacacional a la quinta de mi hermano mayor que vivia con su familia y el primo de su esposa, Alberto, que tenia mi edad, desde el momento de saludarnos tuvimos química en nuestras conversaciones, el calor era tan fuerte que usabamos ropa ligera y por lo general ibamos al río a bañarnos, fue alli donde nació mi atracción por Alberto un chico muy rellenito en todo, su piel bronceada por el sol, sus manos recias, en fin un atleta para su edad, me atraía el gusto de mirar a mi sobrinito Marlon jugar amistosamente con Alberto, se abrazaban mucho, unian sus mejillas, se tocaban las nalgas.
Alberto no sentía vergüenza en usar boxer al bañarse mostrando su vergota peluda, ya había tenido relaciones sexuales porque su prepucio bien abajo, su glande estaba bien descubierto y se amoldaba deliciosamente a su boxer blanco con filos negros, al ver esa verga y el brilloso culo de Alberto, de repente se me paró mi verga de esto se dio cuenta Alberto ya que mi boxer era también blanco.
De lejos no dejaba de mirarme, aproveché en abrirme de piernas sentado sobre una piedra su mirada era más fija, suavemente con mis dedos ladeaba mi boxer para que saliera mi glande por mi pierna sobre la piedra, Alberto se metió entre dos piedras bajando su boxer vi que se masturbaba viendome de reojo, me mantuve disimuladamente sentado hasta que me lancé al agua.
Había descubierto que Alberto sentía algo por mi pero quería comprobarlo, asi que cuando tocaba de recolectar fréjol me agachaba y trataba de retroceder haciendo que mi culo se pegara a su verga la primera vez se lo hice con recelo, Alberto no me dijo nada, a la segunda, tenia miedo que me rechace, pero no, sólo se sonreía y movía apenitas su verga vestida en mi culo.
Fue una mañana en la que Alberto junto con 2 trabajadores fuimos a recoger naranjas mientras mi familia salía al pueblo a ver viveres quedando en la casa mi sobrinito Marlon, la faena era ardua, Alberto se adelantó con una carga, yo me quedé todavía un buen rato conversando anécdotas con los trabajadores chupando naranja debajo de los árboles.
Cuando llegué a casa caminé en dirección al baño, a cierta distancia observé salir del baño a Alberto su mano se movia en el cuello y hombro de Marlon que caminaba cabizbajo, Marlon tenia una mano metida en las nalgas que se las rascaba, se notaba al chiquillo algo serio medio triste, los dos no me vieron, por mi mente pasaron muchas ideas claras y se creó la certeza de que salian culiando, me sonreí, yo que quería olvidar lo que me pasó en la ciudad y estos dos personajes me lo hacián recordar nuevamente, esa noche pensé en la verga de Alberto, quería sentirla dentro de mi culo, quería gozar de su aliento, de su piel, deseaba mamársela con pasión, pero también recordaba de Ramiro, me hice la paja recordando la salida del baño de Alberto y mi sobrinito.
Los días pasaron hasta que un domingo en la mañana, Alberto, mi sobrinito y yo recorrimos la quinta hasta llegar a unos árboles de mandarina desde la altura del árbol Alberto me señaló la carretera, me llamó la atención unos huecos muy a lo lejos de nosotros a manera de trinchera, Alberto me dijo que era reservación de práctica militar saltamos el cerco y nos fuimos a ver más de cerca, había una plancha pequeña de cemento que indicaba Km 21 nos metimos en una de las trinchera habían pocas telarañas, en lo que estábamos sentados sentimos la humedad de la tierra, Marlon se acostó mirándolo chistosamente a Alberto con las piernas abiertas y caderas alzadas, la reacción de Alberto fue de ponerse colorada su cara lo levantó reprendiéndolo amistosamente viendo mi expresión de sonrisa, Marlon dijo con la mano estirada señalando el lugar: Aqui Alberto me dice que juguemos, y era cierto, porque se veía algunas hojas secas de babano unas alzadas y otras puestas a manera de cama, Alberto le tapó la boca y me dijo que no le hiciera caso, seguramente la inocencia de Marlon le hacía hablar con esa libertad llena de sonrisa picara, esa cojetura que tenia se confirmó al delatarse Alberto solo asi me enteré un poco más de la sexualidad de Alberto, salimos en silencio de la trinchera a seguir recogiendo mandarinas, de regreso a casa Alberto estaba callado, nervioso mirándome recelosamente.
A media tarde le pedi a Alberto que me acompañara a cazar pájaros con la resortera, pasamos por las trincheras estábamos tan cansados que nos metimos en la trinchera cerca del letrero km 21 Alberto no dejaba de ver mi short con mi verga bien parada se levantó a orinar se bajó su pantalón y bóxer cayendo hasta los tobillos giró y sonriente me mostró su verga que de su glande todavía goteaba orina, se masturbó preguntándome: ¿te gusta mi verga, quieres culiarla? Viré la cara por la sorpresa se me salió una sonrisa, Alberto acercó la verga cerca de mi cara yo me hice para atrás hasta topar mi espalada con el muro de tierra, Alberto me decía: Culeame la verga, ven, sácate el short, acuéstate, dame tu culo, al decirme eso se paro en la entrada de la trinchera, mi pecho aceleraba la respiración.
Sin palabras me desnudé igual lo hizo Alberto, nuestras vergas estaban bien erectas, me dijo que le mame la verga sentándose sobre la ropa abriendo sus piernas mostrándome su verga bien erecta, al pasar mi nariz por su verga olia a orina, al principio sentí recelo de abrir la boca para chuparme la verga asi que le pase la lengua hasta que poco a poco tenia toda su verga en mi boca, los pelos rozaban mis labios, al sacar su verga me la pasaba por las mejillas sentía lo caliente de su glande húmedo y delicioso, ahora me puso en cuatro abrió mis nalgas para con su boca chupar mi culo, graciosamente me decía que tenia una rica concha, me chupaba los pelitos de mi verga, a continuación los dientes de Alberto suavemente mordían y chupaban mis nalgas, esa sensación era nueva para mi causando que me diera escalofríos de placer por toda mi piel, terminó pasando su lengua desde mis pelotas hasta la raja de mi culo le decía que quería más, que no se detuviera que mi culo era suyo.
Al oir eso de mi boca, sentí las manos de Alberto que abrián mis nalgas al tiempo que sentía penetrar su verga humeda en mi culo, era más grande que la que había probado con Ramiro, me hacía pujar más deliciosamente, Alberto me la sacaba y la metia no quería que termine, su pecho en mi espalda lo sentía delicioso al mezclarse nuestro sudor, nuestra juventud hacia que nuestros cuerpos se moviesen a la vez que gemíamos fuertemente de placer no queríamos terminar, le decía que me lo metiera más y más, la verga de Alberto hizo que el hueco de mi culo se agrande y se dilate más, en verdad que era rica su verga por su glande grandote, la suavidad de su piel y el olor propio de verga que se mezclaba con el olor de mi culo.
Me dijo: Voltéate, me acostó boca arriba, puso su culo sobre mi pecho abri mi boca para que su verga entrara, ahora el sabor y olor era de mierda, esta tan excitado que le dejé pasar por alto, al ratito le dije que era incomodo hacerlo asi, Alberto se sentó con su verga erecta, abri con mis manos mis nalgas y me senté sobre su verga escuche un gemido largo y fuerte de Alberto, su verga había entrado totalmente sobre mi culo, comencé a moverme sobre él como si estuviera cabalgando, escuche de Aberto decir: asi, asi, asi mi amor, culea, culea, regresaba a ver la expresión de placer de Alberto con los ojos cerrados, nuestro sudor aumentaba pasando por mi espaldada, por la raja de mi culo hasta unirse con su verga humeda que me penetraba, me empujó hacia delante quedandome boca abajo, sus rodillas se pegaron al costado de mis nalgas, se dejó caer sobre mi espalda, su aliento recorría mi piel, de nuevo me metió la verga por el culo al ratito sentí dentro de mi culo todo su semen.
Eres rico Raúlito, me dijo, lleno de sudor y placer, ahora Alberto se puso en posición de perrito dándome su culo para que lo penetrara, escupi mis manos con saliva, mis dedos lubricaba el interior del culo de Alberto, sobe mi glande en mi mano llena de saliva aunque también tenía algo de baba en mi glande, mi verga entraba y salía hasta que sentí el deseo de botar semen por la espalda de Alberto.
Nuestros cuerpos quedaron abrazados, cansados y extasiados de tanto sexo, nuestros pechos pegados sentían el latir y vibrar de la respiración, unimos nuestras mejillas, nos dimos varios besos con lengua, asi nos convertimos en amantes sexuales, dejamos pasar un buen rato e hicimos un delicios 69 que duró varios minutos.
Recogimos nuestra ropa para vestirnos sin perder nuestras miradas en nuestras vergas y culos, ya vetidos Alberto me sujetó de la cintura haciendo movimientos circulares con su cadera y su verga en mi verga diciéndome que eramos el uno para el otro y que esto no debe saberlo nadie.
En verdad que asi fue nuestro secreto por el resto de las vacaciones y hasta ahora que seguimos viéndonos libremente, sintiendonos amantes sexuales.
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