LA CAGADA. (3).
El mini chantaje a la gordita da resultado, aunque costó bastante poco convencerla..
La palidez de la adolescente fue inmediata, los ojos grandes que junto a la boca tenía abiertos por la sorpresa, no la dejaban contestar y se apoyó en la pared como para no caerse, pero reaccionó rápido y del peor modo, tratando de mentir y para mentiroso y especulador estaba yo.
- Vos estás loco y mi hermano más loco todavía, le voy a contar a mi mamá todo lo que me estás diciendo, nunca hice esas cosas.
- Sos vos la que me está tomando de idiota al negarlo, andá, contale a tu madre y en cuanto abras la boca te echás tierra encima, tu vieja te mata porque ella sabe que el consolador lo tiene y ayer para que no agarrara una pulmonía lo tuve que bañar a tu hermano y pude apreciar que tiene el culito “usado” y dolorido, no puede engañar a un médico que lo examine. Imaginate lo que averiguaría la Policía, yo mismo que no sé interrogar le saqué de mentira verdad enseguida.
- No, no, pero…, por favor, por lo que más quieras, vos no podés contar algo así.
- ¿Qué no puedo decís?, poneme a prueba, aquí la “putita” que tiene cosas que ocultar sos vos, si le hacés eso a tu hermano, vaya uno a saber qué otras cosas harás. Te crees muy viva, pero te tengo agarrada de las tetas, mirá, te propongo algo, voy a salir a la calle y esperar cinco minutos, si no salís me voy para la Comisaría, pero si venís tenés que estar dispuesta a convencerme de la manera que sea para que no te denuncie y contarme todo respondiendo a lo que te pregunte, te aconsejo que no le digas nada a tu hermano, bastante mal la van a pasar si tengo que denunciarte.
Las lágrimas le caían por la cara, aunque no hacía ningún tipo de aspavientos, giré el cuerpo como para irme y me tomó del brazo con fuerza, “no me podés hacer eso, no digas nada, te prometo que no lo vuelvo a hacer nunca más”, -se notaba que estaba verdaderamente asustada-, le tomé la mano para que me soltara el brazo y le dije mirándola con mucha seriedad. “No te confundas conmigo pendeja, yo no soy un “amiguito pelotudo” al que se “maneja”, andá a saludar a tu madre y recordá, sólo cinco minutos y decidirás tu vida por creer que sos “viva”. Recordá bien, libertad para seguir siendo vos o presa en un Reformatorio por cinco años”.
La dejé allí y me fui para la calle, al llegar a la puerta la miré y parecía un perro apaleado y mojado que abría la puerta de su casa. La tenía en el buche a la “rellenita”, lo único que esperaba era que se decidiera a actuar por el susto y el miedo que tenía y no dijera nada ante su madre. Me senté en un banquito que había debajo de un árbol de palta de un vecino y esperé haciéndome determinadas “películas” y cruzando los dedos. No había pasado cinco minutos cuando salió… junto con la madre que se alegró al verme.
- ¡Sergio, menos mal que te encuentro!, ya estoy saliendo para el trabajo, hablé con Cielo de tu propuesta y me pidió permiso para ir a tu casa a pedirte que la ayudes con dos materias, ¿podrá ser?
- Todo depende de ella, soy muy exigente para explicar y que me expliquen, estaba haciendo tiempo porque tenía que ir a un lado, pero si ella se compromete a responder a las expectativas, lo puedo posponer.
- Sí Sergio, te lo prometo, vos preguntá lo que quieras, yo te respondo todo lo que sé y, de paso, aprendo.
- Siendo así andá tranquila Norma, voy a volver a agarrar los libros y trataré de ayudarla. ¿Hay alguna hora para terminar?
- No, sólo que no se olvide de la cena del hermano, aunque ya dejé todo preparado. Estoy re contenta con esta posibilidad, me voy sin ningún miedo y a portarse bien Cielo, no quiero quejas.
No le contesté y dejé que se fuera mientras la miraba a Cielo y le decía:
- No me salgas con ninguna pelotudez ni con vueltas y mentiras porque corto todo de plano, otra cosa, en mi casa mando yo y no tolero una palabra en un tono más alto que la otra, ¿queda claro?
- Sí Sergio muy claro, pero, por favor, no digas nada ni de lo que sabés ni de lo que te pueda contar.
- Vos actúa como si yo fuera un Psicólogo, un Abogado o un Cura, nadie tiene que saber nada y espero que sea recíproco.
No quedaba nada más por decir y volvimos a entrar, dijo que para disimular iba a buscar sus carpetas y entró en la casa mientras yo me iba a la mía. Regresó bastante rápido seguida por el hermano que dijo que se quedaría con nosotros, la cara de la gordita era de frustración. Tenía que ponerle los puntos al chiquitín y le pedí a Cielo que pusiera el agua para tomar unos mates mientras yo iba a hablar con el hermano.
Regresé con el gordito a la casa y entré con él, me abrazó y me dijo que quería quedarse conmigo, le contesté que no iba a poder ser, le di un beso suave en los labios y lo separé del piso tirándole de las dos orejas sin escuchar sus quejas y diciéndole: “Escuchá bien porque no quiero volver a repetirlo, una, debés tener el culo a la miseria y no te aguantarías un nuevo pijazo, dos, sólo vas a coger conmigo y vas a venir a mi casa cuando yo te diga que vengas o voy a hacer que te arrepientas, ¿te queda claro o te lo tengo que explicar mejor?
Un par de lagrimones le corrían por la cara, no sólo por el dolor sino también por el miedo que dejó entrever. Más de una vez lo había escuchado al padre cuando les gritaba y seguramente los castigaba físicamente porque su actitud era rayana en la sumisión, de inmediato me juró y re juró que lo tenía claro y que no volvería a hacerlo. Nunca había actuado así con otra persona y me sentí excitado, le ordené que trajera la compu y que luego me diera una mamada mientras le buscaba unas páginas. Con una mano me alcanzó la portátil y con la otra bajó el cierre del pantalón, no tardó nada en llevarse mi pija hasta la garganta.
Yo apoyé el aparato sobre la mesa y trabajé con la mano derecha, a su vez, la izquierda la tenía sobre su cabeza a la que forzaba empujándola para entrar más en su boca. No había necesidad de eso porque él sólo se la metía profunda, pero era como “marcar el territorio dominante”. Tuvo que tragarla como la primera vez, directo a la garganta y casi sin degustarla, aunque se esmeró al limpiarme con la lengua.
Quedó contento y se le notaba, yo le dejé abiertas unas páginas porno aclarándole que ahora que ya “le saltaba” podía pajearse mejor, me agradeció y me fui a estar con Cielo que me esperaba expectante y temerosa. Lo de Martín me había venido bien, pensaba en cogerla a la hermana y pudiendo aguantar más por la corrida anterior, la iba a hacer pedir por la madre. Me ofreció un mate apenas entré y mi celular de última generación que tenía en el bolsillo quedó en modo grabación, tenía como para tres horas de duración.
- Tu hermano se quedó tranquilo, sólo tuve que buscarle unas páginas en la compu. Bueno, empezá a contar y quiero que sea a “calzón quitado”, yo no voy a juzgarte, pero no me ocultes nada, ¿cómo era eso de que se la chupabas a tu papá?
- Yo tenía unos nueve años y como mi mamá trabajaba de noche él venía a mi habitación y me acariciaba la espalda y la cola, hablaba solo y por lo bajo decía que esa cola lo tenía enloquecido. Estaba despierta, pero me daba miedo decirle para que no se enojara, además me gustaba que me acariciara a mí sola, nunca lo vi acariciar a nadie.
- Una vez metió la mano por el elástico de la bombacha y me tocó el agujerito con el dedo helado, me moví pero hice como que seguía dormida y él siguió, lo hizo dos veces más y era que me ponía esa crema que duerme la zona, cada vez que me ponía, metía el dedo más adentro y yo pensé que me hacía pis, después me tocó la chuchi que estaba toda mojada y yo pegué un salto, estaba oscuro, pero él me tapó la boca y me dijo: “Dejame que juegue un rato más, vas a ver que te va a gustar” y yo lo dejé porque era cierto que me gustaba. -Aquí algo se frenó-.
Se le dio por cebarme un mate y yo la miré mientras lo hacía, las tetas no eran muy grandes, pero ya estaban formadas y el culito era más que apetecible, muy similar al culito que ya conocía, el rostro aún era de nena, pero estaba cargado de picardías que usaba al mirar y hacer gestos, aunque en ese momento no era el caso. Al igual que la noche anterior con el hermano me estaba poniendo a mil y sin ni siquiera disimular, me acomodé la erección.
- Mi papá se ponía igual que vos cuando me tocaba, -dijo mirando mi bulto-. Bueno, esa noche llegó a meterme dos dedos bien adentro y cuando con la otra mano me tocaba el botoncito y me lo apretaba, acabé por primera vez, temblé, gemí y me quedé babeando, pero me encantó. Me dio un beso sólo con los labios y luego se fue. Desde esa noche no veía la hora de que mi hermano se acostara para gozar con los dedos de mi papá.
- Una noche me metió tres, pero estaba parado al lado de mi cabeza y me arrimó su “coso” a la boca, me daba no sé qué tener que chuparlo, pero él empujaba baboseándome los labios y abrí la boca para que entrara. Me daban arcadas y casi vomito cuando me tiró un líquido adentro, lo tragué para que no me tirara de los pelos, después me dijo que eso era la “leche”.
- Esto lo hizo todas las noches durante un mes y a veces los fines de semana en el baño cuando mi mamá salía a hacer las compras. Siempre era igual, uno, dos y tres dedos en el culito, me apretaba el botoncito con la otra mano, me hacía acabar y luego yo tenía que mamarlo hasta que me tomaba la leche.
- Una noche después de meterme los dedos dijo que iba a cambiar los dedos por la pija y que si me dolía mordiera la almohada, estaba algo tomado y empujó fuerte metiendo la mitad, yo grité como loca contra la almohada, pero no la sacó y acabó enseguida, me lastimó y me salía sangre, era poca, pero había una pequeña rajadura que me tuvo dolorida e incómoda por una semana.
- Eso quiere decir que no sos virgen por ningún lado.
- No, no lo soy, pero no por mi papá, él no quería romperme por allí, me desvirgué yo sola con el consolador de mi mamá, fue un día que estaba muy caliente y me pegué un susto bárbaro.
- ¿Qué más pasó con tu papá?
- Cuando me curé volvió a intentarlo, no podía decirle que todavía estaba mal, las mamadas seguían y él controlaba si había sanado, aunque esa vez puso más crema y llegó al final, me dolió, pero también terminó rápido y no lo disfruté. A los dos días tuvo el ataque, lo internaron y ya no volvió.
Hacía pausas para cebarme los mates, yo tenía todo el bóxer mojado y mi propia película porno en la cabeza, cuando le tocó el turno de tomar su mate chupaba de la bombilla mirándome con cara de pícara y un par de veces desvió la vista al bulto de mi pantalón. Le pedí que me contara si había habido algún otro hombre y el porqué de lo del hermano…
- No, hombre no hubo ninguno más, pero hasta el almacenero me invitó a salir un día porque dice que soy linda y los empleados también, pero éstos directamente me dicen que les gusta mi cola, igual soy muy chica para salir, mi mamá no me dejaría, eso sí, no te rías ni te enojes, tengo una novia y sos el único que lo sabe, anoche estuvimos juntas toda la noche, aunque las dos queremos buscar a un hombre que nos haga lo que vimos en la compu, jajaja.
- Vos ya sabés que yo voy a ser ese hombre, ahora seguí con lo de tu hermano.
- Yo ya había descubierto el consolador de mamá y quería saber cómo era que me chuparan la conchita, pero como mi hermano se hacía el tarado y no quería, lo tuve que obligar, al final es un putito porque le terminó gustando mucho, ahora se lo meto todo y le doy y le doy en el culito hasta que le vienen las cosquillas, él también aprendió y me la chupa muy bien, además con el consolador aprendimos a tragarlo todo. ¿Por qué me dijiste que vos vas a ser ese hombre?
- Porque, aunque tenés miedos que yo me voy a encargar de sacarte, tenés ganas de que te cojan bien cogida y… porque no podés negarte.
- Vine dispuesta a lo que quieras y a no mentirte, ya me imaginaba que ibas a querer cogerme, pero, tengo un poco bastante de “chucho” porque me parece que la tenés grande, igual me voy a “dejar”, eso sí, me tenés que prometer que no le contarás nada a nadie de lo de mi papá y de lo de mi hermano.
- Las decisiones las tomo yo, si te gusta aceptá y callá sin hacer comentarios, si no te gusta andate y hacete cargo de tus cagadas. Yo creo que sos muy putita y te va a gustar porque yo cojo siempre con un completo.
- ¿Qué es un completo?
- Ya lo vas a aprender, acercate que quiero besar esos lindos labios que tenés.
Eso le gustó y se prestó solícita, los labios eran similares a los del hermano, pero el varoncito besaba mejor, de todos modos, le llené la boca de lengua haciendo que poco a poco fuera participando más, gemía cada vez con más ganas y la mano que se deslizó por debajo de la remera levantando la copa del pequeño sostén, le apretó una teta que cabía en la palma, esto le provocó un escalofrío que se tradujo en temblores cuando apreté su pezón endurecido.
Me apretó la dureza del miembro y me senté para besar su estómago y prenderme con las dos manos a esas nalgas duras que ansiaba tocar y besar piel a piel. “Me gusta que me toques y me aprietes la cola, seguí Sergio”, el jeans no me dejaba actuar cómodo y le pedí que cuando viniera a mi casa trajera polleras, después que asintió seguí con los besos y los apretones, me pareció por sus gemidos que estaba a punto de acabar y la dejé. Medio que se desesperó y me besó en el cuello mientras trataba de bajarme el cierre del pantalón… “Pará, pará, putita, parece que tenés muchas ganas y a mí me encanta que me lo pidan, anda a mi habitación, sacate la ropa y pedime desde allí que vaya a cogerte”.
Haría lo mismo que hice con el hermano, las cámaras estaban grabando y ella no dudó, yo la miraba por la puerta abierta y cuando quedó en sostén y bombacha me llamó a viva voz, “vení Sergio, necesito que me cojas por todos lados, lo tenés que hacer mejor que lo hacía mi papá, quiero acabar como una loca, ya estoy toda mojada”. No hacía falta más, entré al cuarto sacándome la camisa y al arrimarme a la cama, ella, arrodillada sobre la misma, no tardó en desabrochar el cinturón, bajar el cierre y hacer descender las dos prendas juntas para agarrar mi miembro con sus manos… “Es enorme, me vas a hacer ver las estrellas, no sé si mi conchita va a poder recibirla, pero primero te la chupo como con el consolador y después veo si la puedo aguantar por dónde quieras”.
Se la notaba más suelta que lo que se había demostrado el hermano y eso no me desagradaba. La mamada fue similar y en dos intentos pegó su nariz en mi ingle, algo se atoró porque no calculó bien el tamaño, pero se acomodó rápido al grosor. Había tenido muchas mujeres adultas y todas me la mamaron, pero lo que hacía la chiquilla y lo que me había hecho el hermano hasta hacía un rato no podía compararse. Notaba como forzaba la garganta y como movía la lengua, yo me quedaba quieto, sólo movía las piernas para sacarme la ropa que tenía en los tobillos y ella hacía todo lo que había que hacer, la sacaba toda y la volvía a meter hasta el fondo mientras las babas le corrían por la pera.
Apretó su cara contra mí y se movió para sacarse la bombachita ayudándose al final con los pies, yo aproveché para soltarle el sostén y recién allí volvió a sacarla de la boca, “¡qué pija enorme, es linda, está caliente y palpita, me encanta chuparla!”, -dijo- y regresó a su tarea acariciándome los huevos. Una mano me tomaba el muslo, la otra la tenía entre sus piernas y ya gemía y temblaba con desesperación, no tardó en tener un orgasmo y casi me lleva con ella, la saqué de su boca y subí a la cama haciendo que se acostara boca arriba. No estaba depilada pero apenas tenía un mechón de vello en el pubis y me alegré por ello, no me gustaban peludas.
Teniéndola en esa posición comencé con la boca a la que me comí como desesperado y poco me importaba si me devolvía o no los besos, después fue el cuello hasta que llegué a sus tetas, chicas pero duras de areolas medianas y pezones chicos, aunque totalmente endurecidos. No se las borré chupándolas, pero faltó poco y ella se enloqueció con esto pidiendo que me las metiera toda en la boca.
Morderle los pezones derivó en un temblor mayor y ladeó la cara tragando su propia saliva, su orgasmo fue de menor a mayor y lo potencié ingresando dos dedos en su vagina para buscar el “Punto G” mientras martirizaba su clítoris diminuto con el pulgar. Parece que lo logré porque no pudo contener su grito de placer diciendo, “¡Ayyy, puta madre Sergio, estoy acabando, estoy acabando como una yegüita, metela, cogeme no aguanto más”.
Ni ahí que iba a ser un “misionero” común, quería penetrarla mirando su hermoso culo y la puse en cuatro, mi pija pareció explotar cuando la acerqué a su vagina apretando sus nalgas con las dos manos, la moví pincelando y encaré el glande. Fue entrar apenas y se tensionó toda, yo la miraba apretar la almohada con sus manos y la solución a esto fueron mis palmas, sonaron lindo en su culo gordito y al unísono de su gemido fuerte cuando acusó los chirlos entré de una hasta chocar en su interior, ya no fue gemido, fue un grito largo de dolor que amortiguó en la almohada.
- La culpa por esto la tenés vos, iba a entrar despacio pero no me gustan los miedos y las tensiones, vas a tener que aprender que cuando yo te coja hay que disfrutar y no demostrar miedo.
- Perdoname Sergio, no sucederá nunca más, dame con todo, me dolió, pero me gustó igual me pasó con los chirlos, me dan como escalofríos.
Las explicaciones estaban de más y comencé a acelerar en mis entradas y salidas, dejó los gritos de dolor y comenzó a expresar su placer gimiendo, riendo como desaforada y pidiendo que le diera más fuerte hasta que en un momento se tensionó toda, luego tembló y acabó con un chorro que me mojó la pelvis, no dejé que se derrumbara y como lubricación sobraba, su culito entreabierto pagó las consecuencias. Ni le avisé, entré por tramos y cada vez que decía un “ayyy” le metía un poco más. Fueron tres o cuatro veces hasta que hice contacto con la piel de sus nalgas y allí, a pesar de sus casi alaridos, no me contuve, mi pija era un pistón ensañado con ese culito blanco y gordito, terminó acoplándose a mi ritmo y tirando el culo hacía mí cuando la penetraba.
A Cielo le encantaba la pija, por lo menos con la mía me lo estaba demostrando, aun cuando le estaba casi rompiendo el culo y doblegando su estrechez. Ella también se dio cuenta que no era lo mismo que con el consolador, pero aguantó y gozó brindándome otro orgasmo cuando le llenaba el culo de leche. Esta vez se derrumbó agotada, se dejó caer y la pija aún erecta salió dejando un hueco que no me privé de mirar, todavía temblaba y tenía contracciones cuando me levanté para ir al baño a lavarme, al regresar me estaba mirando con la picardía pintada en su cara…
- Quería que me cogieras y me hicieras gozar, imaginé que sería como los videos porno que veo, pero esto fue mejor de lo que pensé, quiero más.
- Sos una putita viciosa que te la aguantaste toda y mejor que una mujer adulta, es evidente que has crecido un poco apurada por las circunstancias, ¿te parece que tu amiga aguantará los mismos pijazos?
- No creo porque nunca se metió nada, pero ahora no le quiero contar, una por un poquito de celos y otra porque es muy “boca-suelta”. Yo no pienso abrir la boca nunca, ni con ella, pero ella es capaz de contar todo, lo nuestro no lo hace porque está mal mirado y porque la amenacé con cortarle la cara, pero si la cogés, no sé, puede contarlo por darse aires con las otras compañeras, yo la conozco.
- Entonces va a ser mejor que no le digas y que cortes esa relación, no creo que te dé mayor placer que yo y ninguno se complica la vida.
- Ni hablar, ya lo estaba pensando, ahora nadie me interesa más que vos.
- Cielo, una cosa más antes de que te cambies, vos desde ahora sos mía y vamos a coger sólo cuando yo te llame, olvidate del consolador y de tu hermano, si tenés ganas usá los dedos pero que no se te ocurra engañarme porque te juro que voy a hacer que te arrepientas. Soy muy egoísta, yo puedo hacerlo con quien quiera, vos sólo conmigo o con quien yo decida.
- ¿Me vas a prestar a otros?
- Que ni se te ocurra pensarlo, lo mío es mío y de nadie más, eso de “quien decida” es sólo un decir. Aún tenemos cosas que aprender para darnos placer.
- ¿Más todavía?, vos me querés enloquecer meta polvos nomás, jajaja, me encanta eso.
- Ya te salió la putita, cambiate que lo llamó a tu hermano para cenar, vamos a pedir pizza y después vemos lo de las materias que seguro que andarás floja en alguna.
Le costó levantarse, estaba alegre, pero eso no atemperaba las piernas flojas y el culito roto, “lo tengo destruido” dijo tocándoselo al entrar riendo al baño para cambiarse. Antes de llamar al hermano y mientras ella se cambiaba me volví a calentar como un pendejo de quince, todo porque se me ocurrió pasar la grabación del celular a la computadora y mirar el video recién grabado.
A esta altura ya estaba obsesionado con esos dos culitos gorditos y con las mamadas que los hermanos habían aprendido a hacer de forma “autodidacta”. Me faltaba la madre para completar la rotura de culo “familiar” y ya vería si eso se daba. Jamás hubiese podido suponer lo que me iba a deparar la “cornamenta” de mi novia y esa tarde de lluvia.
GUILLEOS1 – Continuará…
Bien duro el macho con esa putita👍