La Carne Asada (Una Fantasía Regia)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Ursa300.
No hay nada más excitante que tener un hombre completamente desnudo entre las piernas. No sé qué tiene la verga que me parece una estructura tan hermosa y deliciosa. Los glúteos de un hombre me parecen tan hermosos que no puedo controlar el deseo de besarlos y lamerlos. Los testículos son la parte más maravillosa de la ingle de un hombre y siempre deseo mamarlos y tenerlos dentro de mi boca. La sensación del semen en mi boca y su sabor me hacen ver estrellitas. Los músculos del hombre son la cosa más hermosa que jamás he visto. Realmente ser gay es increíble.
Pero a pesar de mi gusto por los hombres. Solo he tenido pocas experiencias con ellos. Es difícil entablar una relación cuando uno es tímido. La verdad, solo me gusta el sexo sin límites. Amar a un hombre de esa manera es la cosa más hermosa del mundo. Estar en los brazos fuertes de un hombre después de hacer el amor es el final perfecto para todo día. Pero encontrar un hombre con quien acostarse es difícil. Me veo publicando anuncios en internet prácticamente suplicando por un hombre que me quiera hacer el amor. Pero no tengo mucho éxito.
Mi primera vez fue con un pasivo sumiso. Pero nunca pudo penetrarme. Soy inter, de manera que también deseo ser penetrado y subyugado por el pene de un hombre. Así que mi primera vez fue un tanto decepcionante. Mi segunda vez fue con un hombre de 36 años con un micro pene. Que mala suerte. Aún estoy esperando al hombre viril que me penetre hasta el fondo y me haga suyo con una verga descomunal. Y por esto les voy a contar una fantasía. Un deseo desesperado que quiero vivir. Algo por lo que muero por disfrutar. Así que sin más preámbulos, aquí les dejo mi fantasía más desesperada. Espero que lo disfruten.
————————————————————————————————————————————————————————————————————-
En Monterrey Nuevo León finalmente alguien había escuchado mis suplicas y acordó verme. Después de ponernos de acuerdo por internet, finalmente me entrevisté con Julián. Un hombre de 35 años de 1.78 blanco con músculos hermosos y una verga de 21 centímetros coronados con dos enormes y colgantes huevos llenos de leche deliciosa. Llegamos al estacionamiento de un centro comercial de Monterrey para platicar. Ya habíamos acordado las reglas del encuentro sexual que durante dos semanas habíamos estado planeando. Esa semana estaba de vacaciones. Así que convencí a mi familia de que iba a ir a una quinta con unos compañeros del trabajo por unos días. Solo era una cubierta. La verdad era que iba a ir a una quinta con un desconocido por tres días para servirle de esclavo sexual y su juguete personal. Decidí que por mis 10 centímetros de verga no tendría mucha suerte para atraer hombres. Así que decidí ofrecer mis nalgas bonitas para atraerlos. Ser pasivo es también algo maravilloso.
Hablamos un rato y congeniamos de inmediato. Me dijo que siempre había estado buscando a un pasivo sumiso que tuviera ideas tan perversas como las mías. Así que no dudó y me tomó. Nos fuimos rumbo a la carretera hasta su quinta en medio de la campiña neoleonesa. Un lugar remoto y sin señales de civilización cerca. Era el lugar perfecto para dar rienda suelta a los instintos sexuales más salvajes. Durante el camino había estado contándole mis fantasías a las cuales el respondía con sonrisas y bromas.
-Quiero que abuses de mí Julián- le decía.
-Quiero que me humilles todo el tiempo y me hagas las cosas más morbosas que puedas concebir-
-No te preocupes putito- respondió, -ya te tengo una sorpresa, sé que lo disfrutarás pinche perra mamavergas.-
A este momento yo ya estaba con la cola hecha agua. Nunca me habían llamado putito ni perra. Pero me gustó mucho. Supe que iba por buen camino. Sacó una bolsa gris de plástico y me la dio. Me dijo que me había comprado la ropa que iba a usar durante los tres días. Al abrirla encontré tan solo un pasamontañas negro muy bonito. Siempre me han excitado los hombres con pasamontañas. Aunque me gusta que los usen los activos, también es hermoso verlos en los pasivos. Yo sonreí y le di las gracias.
-¡Llámame amo pendejo!, eres mi esclavo desde ahora-
-Sí amo, perdóname por favor- respondí inmediatamente con un golpe de excitación.
Mi pene ya estaba erecto y este era solo el comienzo. Cuando llegamos a su quinta me sorprendí al ver que había unas ocho camionetas estacionadas. Julián había invitado a veinte de sus amigos para una carne asada de tres días. Una peda de tres días donde yo sería la atracción principal.
Aún a bordo de su camioneta él me dijo que más valía que me acostumbrara a ser violado y humillado. Pues yo era su esclavo y él iba a compartirme con sus amigos. Yo respondía con lo que él quería escuchar. –Sí amo, lo que tú digas yo lo haré-
-Bájate de la camioneta, quítate la ropa excepto los calcetines y ponte tu pasamontañas. Es hora de preparar la putita para mis amigos-
Obedecí inmediatamente. Ahí estaba yo. Desnudándome en el exterior completamente y poniéndome un pasamontañas. Era un día fresco. Así que el pasamontañas no me molestaba, al contrario, me excitaba más. Yo ya estaba duro como roca. Cuando él se bajó yo ya estaba preparado. Se detuvo a mirarme un rato. Me lanzó contra el capó de la camioneta y me abrió las piernas. Manoseó mis nalgas y picoteó un poco mi ano. Me volteó de cara a él y me manoseó la verga y los huevos. Se rió y me dijo que era la putita más patética que había visto. Pero que era suficiente para divertirse conmigo.
-¡Íncate y mírame a los ojos putito de mierda!- Obedecí inmediatamente y me inqué ante el viéndolo a sus ojos te macho dominante. Me dio una cachetada y luego otra y otra. Yo solo me estremecía. Me volteaba la cabeza y yo la volvía a girar hacia sus ojos con mi boca abierta y ojos excitados con una respiración agitada con mi mano derecha masturbándome un poco. Me jaló del pelo y me puso de pié. –es hora de entrar a la casa y conozcas a tus amos perra asquerosa-
Al acercarnos a la puerta ya se oía la música norteña que amenizaba la fiesta junto con las risas apagadas de los invitados. Él abrió la puerta y entró primero. Tomó una correa de perro que tenía en el recibidor y me la puso. Caminó por un pasillo con migo siguiéndolo detrás con la cuerda de la correa arqueando en el aire. Entró a la sala y dijo: -¡Hey muchachos, ya llegó la putita!- Las voces y risas se apagaron dejando la música de fondo como tema para mi recibimiento. Finalmente entro y me topo con veinte hombres altos y fuertes. El más bajito era de 1.70mts, el más alto era un negro de 1.92mts. Todos estaban vestidos y con una cerveza en la mano. Julián me lleva hasta el centro de la sala y todos me rodearon. Inmediatamente comenzaron a reírse de mí. Me manosearon todos los rincones de mi cuerpo. Me llamaron putito, perra, marica, mierda, raro, vergachica, basura peneana y nalgas de puta barata de cuponera. No escatimaban en burlas, manoseos y vejaciones. Yo estaba excitado con mi verga bien parada. Los miraba a través de mi pasamontañas con mi cara de éxtasis. Algunos me metieron un dedo en la boca y me ordenaron que se lo chupara. Otros me abrieron las nalgas para tomar fotos y videos de mi ano y cuerpo desnudo. Todos me tomaban fotos y video con su celular. Me apretaron los huevos y masajearon mi verga que para entonces ya goteaba líquido preseminal. Yo permanecía parado y mirando cómo comenzaban a abusar de mí sin decir yo ni una palabra ni oponer resistencia alguna. Yo estaba realmente excitado y humillado. Me sentía pequeño e indefenso. Mientras chupaba dedos y era manoseado y grabado uno de ellos tomó una botella de cerveza vacía y me la introdujo en el ano. Yo me doble y gemí como niña. Todos se rieron de mí. Comenzaron a meterla y sacarla rítmicamente mientras yo gemía de dolor y éxtasis al mismo tiempo mientras me cacheteaban.
Cuando me sacaron la botella de la cola me incaron en la alfombre para darme cachetadas y escupirme en la cara que tenía mi boca abierta y los ojos fijos en el infinito. Uno de ellos me pateó suavemente en los huevos y otro me sobaba las nalgas con su pié desnudo al tiempo que rozaba mi ano con su dedo gordo. Me hicieron ponerme en cuatro patas e introdujeron una bandera en mi ano que decía “soy un putito que no vale verga” Me tomaron más fotos y videos. Me ordenaron caminar por toda la sala como perra en celo. Yo solo escuchaba cómo se reían y burlaban de mí. Estaba en el cielo. Esto era lo que yo quería. Uno de ellos me levantó y me cargó hasta el diván que se encontraba en la esquina. Me sacó la bandera del ano y me puso bocarriba. Él se bajó los pantalones al tiempo que los demás aplaudían y gritaban -¡cogete a esta putita, cogetela!- Pude ver que sacó una verga de 19 centímetros con unos huevos de tamaño descomunal. Se incó sobre mí de manera que tenía sus enormes y musculosos muslos a mis lados e introdujo su verga en mi boca. Yo comencé a mamarla con gratitud. De pronto él se encontraba violando mi boca. Sentía como esa verga deliciosa llegaba hasta mi garganta que hacía sonidos guturales que no sabía que yo podía hacer. La sacó de mi boca y puso su delicioso escroto en ella. Yo comencé a lamerlos y a meterlos en mi boca inmediatamente. ¡Oh que sabor!, ¡qué olores tan deliciosos! ¡qué sensación tan deliciosa y excitante! Estaba haciéndole un oral a un desconocido. De repente sentía que una lengua pasaba por mis huevos. Alguien me la estaba mamando. Ahora si estaba en el cielo. Estaba mamando y estaba siendo mamado. La sensación se convirtió en muchas bocas que me estaban chupando todo el cuerpo. De pies a cabeza todos estaban lamiéndome al tiempo que sentía varios dedos introducirse en mi ano.
Cuando ese hombre sacó su verga de mi boca, otro vino y me puso bocabajo con mi cabeza al filo del diván mirando hacia adelante. De nuevo varios hombres comenzaron a lamerme las nalgas, pies y piernas. Un beso negro se dejó sentir. Entonces Héctor de 24 años con una verga morena de 18 centímetros comenzó a gagearme metiendo y sacando su verga de mi boca. Mi cara miraba fijamente su hermoso vientre. Alguien me puso unas esposas para entonces. Y mientras mi boca era penetraba Alberto de 40 años y una verga blanca de 22 centímetros comenzó a penetrarme el ano. Ahora gemía de dolor y placer. Pero la verga de Héctor no me dejaba gritar. Su sabor era inigualablemente delicioso. Después de unos minutos la primera eyaculación de la jornada inundaba mi boca. ¡Oh el semen¡ Que delicia tan celestial. Me lo tragué lentamente con una sonrisa morbosa en mi cara cubierta por el pasamontañas. Pedro vino a gagearme con una verga de 17 centímetros bastante gruesa y cabezona. Lamía de vez en cuando sus huevos. Para entonces ya había otro hombre cogiéndome el culo. Era una verga más grande y gruesa. Me dolía inmensamente, pero no quería que la sacara de mi cuerpo. Todos se reían de mí y me humillaban.
-A este le gusta la verga de verdad- uno decía con una risa morbosamente excitante para mí. –Si este putito realmente le está dando uso a su boca de marica sedienta- dijo Julián. Estuve así por una hora hasta que unos diez cabrones me habían violado la cola y otros tantos me habían llenado la garganta de semen delicioso.
Me levantaron con la boca y el pasamontañas con hilos de semen blanco colgando de mis labios y tela. Yo paseaba mi lengua con la esperanza de recuperar la mayor cantidad de semen posible para tragármelo. Me llevaron caminando hasta afuera. Y me acostaron bocabajo en una mesa cerca de asador. Me abrieron las piernas y brazos. Me ataron a las patas de la mesa y todos se alejaron al asador para platicar y bromear. Ahí estaba, expuesto al aire libre completamente desnudo y con mis nalgas apuntando al cielo. Escuchaba cómo hablaban de mí. No me bajaban de pendejo, puto, basura, puta barata y traga-semen enfermo. De vez en cuando uno venía a donde yo estaba para cachetearme y ordenarme decirles palabras sumisas. –Dame gracias por la verga pendeja- decía Oscar –gracias por la verga amo- respondía. –¿Te gusta ser la puta de todos?- preguntaba -Oh si amo, soy todo suyo, cójame señor, déjeme mamarle su verga hermosa- le suplicaba.
Comenzaron a darme nalgadas y a introducirme pepinos y zanahorias por el ano. Yo gemía mirando perdidamente al horizonte con mi barbilla apoyada en la mesa. Estuve ahí por espacio de tres horas. Durante ese tiempo no dejaron de introducirme todos los objetos que encontraron a la mano. Algunos me honraron introduciendo su vergota en mi boca para llenarla de semen muchas veces. Chacheteándome en varias ocasiones cuando sin quererlo usaba mis dientes e insultándome con cualquier cantidad de adjetivos peyorativos. Durante ese tiempo pusieron cámaras de video para grabar toda la acción sin perder detalle. Para el atardecer me desataron. Y me llevaron con mis nalgas adoloridas al jardín donde había una mesa redonda bastante grande. Me ataron nuevamente bocabajo con mis piernas y brazos abiertos. Pusieron platos y vasos alrededor y sirvieron carne asada. Se sentaron a la mesa y comenzaron a comer tranquilamente. Oh cielos, yo era solo un adorno, un centro de mesa. Julián se sentó enfrente de mi cara cubierta por un pasamontañas manchado de semen. Yo solo veía que me miraba con burla y morbosidad sin límites. Durante una hora estuvieron conviviendo a carcajadas y bromas humillándome cada que podían. Julián me ordenó que contara una de mis fantasías a los muchachos que aún estaban lamiendo de vez en cuando mis nalgas y muslos, otros mis pies y axilas.
-Dime putito, si tuvieras que coger con un superhéroe, ¿Quién sería?- preguntó en un silencio que solo era interrumpido por la música norteña de fondo.
-Oh amo sería el hombre araña- Todos rieron sin parar burlándose de mí.
-Pinche puto enfermo. No mames – decía Gerardo. –¿Y por qué nalgón mamavergas? Preguntaba Julián
Yo respondí tartamudeando –Porque su traje deja ver sus músculos hermosos. Me gustaría hundir mi cara entre sus nalgas y lamerle el culo. Besar su pecho y lamer sus bíceps hasta dejarlos goteando. Le mamaría la verga hasta acabarme sus reservas de semen y lamerle sus heroicos huevos. Me gustaría que me abrazara y metiera su verga al tiempo que me besara en la boca.- No paraban de reír y agitar su cabeza en forma de rechazo hacia mi persona.
-Realmente eres un enfermo sexual pendejo, no vales verga hijo de tu putísima madre.- Respondió Julián. De nuevo comenzó a cachetearme frente a todos. Y comenzó a masturbarse en mi cara. Yo solo sacaba mi lengua tratando de alcanzar el glande hermoso de su pene que lentamente goteaba líquido preseminal. Cuando se vino su verga lanzó chorros copiosos de semen que aterrizaron en mi cara para deslizarse suavemente hacia abajo. Con mi lengua y ante la mirada de todos los invitados grabándome con celulares, trataba desesperadamente de alcanzar todo el semen posible. Julián me ayudó con sus dedos.
-Si tuvieras que coger con un atleta, ¿Cuál sería? Preguntó – Oh amo, un corredor de motocross. Amo ese uniforme majestuoso. Su casco me excita al solo dejarme ver sus ojos. Sus pantalones y botas son tan sexys y me calientan mucho. Quisiera montar la verga de uno de ellos. Quisiera ser violado por un corredor de motocross y mamarle su deliciosa verga deportiva hasta hacerlo eyacular en mi garganta- respondí
Las carcajadas no se dejaron esperar. Ramiro se acercó y clavó tres dedos en mi ano, Javier me violó la boca y me gageó sacando su verga de vez en cuando para escupirme y cachetearme. De nuevo me trague su semen delicioso y le dije –gracias amo, no merezco su verga-
Julián preguntó -Si tuvieras que coger con un uniformado, ¿Quién sería? Respondí sin dilación –Oh amo un soldado. Mamar el garrote de un soldado fuerte y uniformado con todo y su casco es algo maravilloso. Me encantaría ser violado por un pelotón en algún vehículo militar. Sentir la verga sarda de un soldado en mi ano y la verga húmeda de otro en mi boca sería maravilloso. Luego lo abrazaría y le daría las gracias por protegerme con su “arma”. Solo para que este me arroje al asiento del vehículo bocarriba para cogerme mientras lo abrazo y acaricio su rostro y cuerpo. Luego lo besaría y él me abofetearía con su enorme verga en la cara solo para déjame desnudo en irse a su cuartel. Los soldados son hermosos amo.-
Para entonces ya era de noche. La siguiente ronda de cervezas llegó. Me desataron y me dejaron caminar un poco. Mientras todos platicaban yo caminaba desnudo con mi pasamontañas sudado entre todos. Yo les llevaba las cervezas y los cacahuates. Entonces Tadeo me habló y me ordeno que me pusiera de rodillas en una silla. Él se bajó los pantalones y comenzó a penetrarme con su vergota de 20 centímetros. Lorenzo se acercó y me introdujo la verga en la boca de nuevo. Luego de unos minutos yo sentía mi recto inundarse de semen y este comenzaba a chorrear por mis muslos. Mi boca no tardo en recibir su dotación de lechita. Entonces otros dos se acercaron y me hicieron lo mismo. Durante las siguientes horas fui violado en parejas por todo el jardín y el patio de la quinta. Sobre la mesa, la banca, la silla, el piso. Disfruté de todas las poses y estilos de cogida que pueden existir.
Entonces algo inesperado ocurrió. Llegó un invitado más a media noche en una motocicleta deportiva. Su nombre era Tobías. Después de saludar a sus amigos él me vio. Todos le dijeron el magnífico espectáculo que había estado dando todo el día. Yo no lo podía creer. Era una de mis fantasías. Un motociclista se acercaba hacia mí. Su uniforme negro con amarillo era hermoso. Sus guantes varoniles y poderosos se abrían y cerraban. Sus manos se frotaban como un hambriento al ver un plato de carne. Su casco de color negro con detalles de muchos colores era intimidante. Yo comencé a temblar. Mi respiración se agitó. El medía 1.80, era musculoso de piel muy blanca y al ver su entrepierna supe inmediatamente que calzaba grande. Todos callaron al ver la escena de un esclavo con pasamontañas desnudo temblando al ver acercarse hacia él la cosa más bella y sexy del mundo.
Cuando estuvo cerca de mí levantó la mica del casco. Pude ver unos ojos grises penetrantes. Me miró de pies a cabeza. Comenzó a caminar alrededor de mí hurgando con sus ojos en cada rincón de mi cuerpo. Con su mano derecha tomó una de mis nalgas y la acarició. Después con la otra tomó mis huevos y pene y los comenzó a sobar suavemente con la punta de sus dedos enguantados. Comencé a respirar agitadamente. Él se paró frente a mí mirándome a los ojos. Sobó un poco más mis huevos. Solo con la punta de sus dedos. Mi pene latía con fuerza, mi cuerpo se enchinaba. Cuando el dejó de tocarme en ese silencio morboso solo me miraba con un morbo absoluto. Él estaba parado justo frente a mí mirándome fijamente hacia abajo imponiéndose ante mí. Mi cuerpo no lo resistió: mis músculos comenzaron a contraerse y eyaculé frente a él. Me habían estado mamando y violando todo el día y solo necesité que un motociclista uniformado con su casco puesto me rozara los huevos para disparar mi semen. Todos exclamaron al unísono –¡No mames cabrón pinche puto de mierda! Tobías comenzó a reírse a carcajadas junto con todos. Yo solo lo miraba sumiso y deslechado con mi mano derecha en mi escroto y mi mano izquierda recogiendo los remanentes de semen de mi verga para llevarlos a mi boca y chuparme el dedo mientras miraba ese hombre tan bello e intimidante.
Parte de mi eyaculación cayó sobre su bota derecha. Al darme cuenta yo me incliné y lamí su bota para limpiarla. Todos sabían que Tobías ya me había subyugado. Me abalancé sobre él y lo abrasé con fuerza: Tobías me correspondió abrazándome con fuerza. Puse mi cara cubierta por el pasamontañas que olía a semen en su pecho y le dije –Te amo mi señor. Hazme tuyo. Todos reían y se revolcaban de morbosidad. Tobías también. Me separó de su cuerpo, me miró a los ojos y me dijo con una voz dominante –íncate ante mí pedazo de puto maloliente y pendejo- Obedecí y me inqué mirándolo a los ojos. –Así que tú eres la putita de la fiesta cabrón. No vales verga pinche puta maloliente- Para entonces apestaba a semen.
Entonces comenzó a cachetearme con fuerza. Yo solo lo volvía a mirarlo a los ojos con mi boca abierta y sedienta de su verga. –Sí amo no valgo mierda- le decía. Entonces él se alejó y trajo su moto justo al centro de la palapa donde estábamos en medio de todos. Él se abrió el cierre de su uniforme de motociclista y sacó una de las vergas más hermosas que he visto. Blanca y carnosa con una piel lisa que solo era interrumpida por las venas gruesas que circulaban por toda la extensión de su miembro. Se montó en la moto masajeando su verga sin circuncidar y me ordenó que fuera a mamársela. Yo corrí hacia a él y me arrojé sobre su verga para mamarla con desesperación. Oh esa verga sabía deliciosa. La recorría con mis humedecidos labios de arriba a abajo. Me detenía en sus enormes y fértiles huevos para lamerlos y meterlos en mi boca. Al cabo de un rato comenzó gemir. Todos estaban viendo y grabando el suceso. Yo le mamaba la verga mirándolo a los ojos enmarcados por el casco que llevaba puesto. Acariciaba su cuerpo uniformado. Él se acostó (más o menos) sobre la moto y yo me abalancé sobre él para seguir mamándolo. Cuando su cuerpo comenzó a contorsionarse supe que mi premio ya venía. Y de repente una inundación de semen caliente y delicioso llenó mi boca al grado de que comenzó a escurrir por las comisuras de mis labios. Todos no paraban de insultarme. Tobías gritó tan fuerte que creí que se moría. Me jaló del pelo con violencia y sació su pene de mi boca al tiempo que me tragaba los restos de semen que me quedaban. Esa eyaculación fue la más deliciosa de la velada. Se levantó y me arrojó sobre la moto bocabajo. Entonces me penetró hasta el fondo y sin respeto a mi ano. Yo gemía de dolor y placer. Gritaba -Cógeme, ¡cógeme!, ¡¡¡oh amo cógeme todo lo que quieras soy tuyo!!! Durante media hora este motociclista masivo me violó. De vez en cuando alguien se acercaba por delante para gagearme. Mamaba y era penetrado por uno de mis sueños de toda la vida. Yo me sentía humillado y violado. Pero estaba muy feliz. No quería que esto terminara nunca.
Hubo muchos videos de este pasaje. Yo era solo un esclavo, un juguete sexual y me gustaba. Cuando Tobías acabó conmigo se sentó en una silla para comenzar a platicar. Él nunca se quitó ni el casco ni los guantes ni nada. Todo el tiempo estuvo vestido como motociclista. Me hizo incar frente a él para cachetearme muchas veces. Luego me recostó en el suelo bocarriba y puso sus pies con sus botas puestas de motociclista sobre mi verga y cara mientras platicaba con todos como si nada. Solo se detenía a mirarme de vez en cuando para insultarme y patearme los huevos y muslos. Me ordenó ponerme bocabajo y puso su bota derecha sobre mis nalgas con mis piernas abiertas. Su bota izquierda estaba en mi nuca. Estuve así por unos 45 minutos durante los cuales me masajeaba, pateaba y hasta violaba con la punta de sus hermosas botas.
Ya de madrugada Tobías se levantó y me abandonó. Los muchachos me levantaron y me amarraron a un poste de la palapa incado con mis manos arriba de mi cabeza. Comenzaron a desnudarse uno a uno para venir a meter su verga en mi boca. Yo las recibía encantado. Por las próximas horas no hice nada más que mamar verga sin descanso. Al amanecer me liberaron y me llevaron a un catre en el jardín donde me violaron todos otra vez. Unos por el ano, otros por la boca. Yo no valía nada para ellos. Me trataban como basura. Y la verdad me gustaba.
Me llevaron a la casa para ponerme en veinte uñas e introducirme dildos en la cocina. Yo ya estaba muy cansado pero no quería parar. Julián entonces me llevó a la sala donde todos los invitados, incluyendo mi Tobías estaban presentes. Todos estaban desnudos. Me incaron y comenzaron a meterme sus vergas en la boca. Julián entonces se paró frente a mí de espaldas. Me ordenó lamerle las nalgas y el ano. Yo obedecí con una sonrisa. Todos hicieron lo mismo. Lamí nalgas y anos a más no poder. Entonces vi a Tobías completamente desnudo. Su cuerpo era el más hermoso de todos. Blanco, lampiño y musculoso. Él me pidió que le lamiera las nalgas. Yo pase mi lengua suavemente por cada milímetro de su anatomía glútea. Clavé mi rostro entre ellas y lamí su delicioso ano. Olía delicioso, estaba en éxtasis absoluto. Su trasero era hermoso y me excitaba fuera de gráficas. Tobías me llevó al diván y me acostó bocarriba. Se puso frente a mí y levantó mis piernas abriéndolas. Introdujo su verga en mi culo y comenzó a penetrarme frente a todos los demás masturbándose y grabando lo acontecido. Sentir su verga deslizarse por mi esfínter era realmente relajante y doloroso a la vez. Acariciaba sus pectorales y vientre musculoso. Besaba sus bíceps mientras yo veía cómo me cogía lenta pero firmemente. Él se puso su casco y entonces me vine de nuevo. Todos se reían de mí. De nuevo Tobías me había vencido. Héctor lamió mi semen y se alejó. Podía ver a Tobías ir y venir arriba de mí con un ritmo sensual acompañado de una sensación de dolor en mi ano que no podía soportar. Pero me aguantaba por él. Miraba sus ojos a través de su casco. Me miraba con ojos de lujuria dominante. Como si yo no tuviera valor alguno. Su cuerpo se hacía hacia adelante y atrás con sus brazos a mis lados y torso arriba de mi cuerpo. Sin embargo sus ojos no quitaban la vista de mi rostro. Su cabeza se hacía hacia adelante y atrás para no perder contacto con los míos. Era increíble lo que estaba viendo. Era lo más maravilloso que había vivido.
Al finalizar todos me llenaron de su semen el cuerpo. Y me cachetearon e insultaron. Me levanté solo para sentir nalgadas, cachetadas, patadas en las nalgas y pequeños jalones y golpes en los huevos. Me llevaron a la regadera para arrojarme al suelo y ordenarme abrir la boca. Todos me orinaron la cara y el cuerpo. Me sacaron al frente de la casa para bañarme con la manguera y detergente para trastes en cuatro patas como un perrito. Ya limpio me llevaron al monte donde de nuevo me violaron por horas. Me amarraron a un árbol para patearme los huevos. Me hicieron tomarme su orina. Mamé vergas a más no poder. De pronto llegó un vehículo de militares que eran amigos de Julián. Y cuando ellos me vieron comenzaron a reír y burlarse de mí.
-Este puto hace de todo con todos. Le gustan los soldados, ¿por qué no se lo truenan muchachos?- Dijo Julián.
Dicho esto los siete soldados de marina se abrieron la bragueta y metieron sus deliciosos penes en mi boca. De nuevo estaba siendo violado por extraños. Esta era la segunda fantasía que se me cumplía y yo estaba feliz. Gemía de placer y morbo. Tragué semen militar a más no poder. Me gagearon, me desataron y me llevaron al asiento del vehículo donde me penetraron sin piedad. Todos se reían de mí. Me sentía tan humillado que estaba feliz de ser yo. Me tomaron fotos y videos y los soldados se fueron después de cuatro horas y vejaciones al por mayor.
Me llevaron a la casa para dejarme dormir un poco. Me amarraron bocabajo a una cama y me abandonaron por horas. Pude descansar un poco. Pasado un tiempo me despertó Tóbías en su traje de motociclista cuando me lamía las nalgas y el ano. Yo le agradecía y le suplicaba que me cogiera. Me desató y me puso bocarriba con mis piernas abiertas al aire para volver a cogerme con él encima de mí con todo su uniforme puesto. Esta vez besé su casco y cuello. Me dejó lamer su cuello. Se quitó el casco y me beso apasionadamente. Entonces él me dijo con voz suave y complaciente mientras me cogía –Eres la mejor putita que he cogido. No vales verga, pero me gusta cogerte-, -gracias amo, ¿qué más puedo hacer por ti?- pregunté. Tobías sacó su verga de mi ano y se desvistió despacio. Se acostó bocarriba y me ordenó besar y lamer todos sus músculos y partes del cuerpo. Comencé con sus dedos. Seguí por la planta de sus manos dándole pequeños besos tiernos y lambidas hasta que llegué a su antebrazo. Me detuve a disfrutar sus prominentes y musculosos bíceps que tanto me vuelven loco en un hombre. Llegué a su hombro y continué hasta su pecho donde me perdía entre sus pectorales. Lamía sus pezones y el contorno de los musculosos pectorales. Pase por su abdomen lamiendo y besando y me pude comer su vergota erecta hasta el fondo. Lamía sus huevos y el ano. Él solo abría sus piernas y cooperaba conmigo. Realmente le gustaba lo que hacía. Me detuvo para ponerse de pié y me ordenó lamer sus musculosos muslos.
Obedecí inmediatamente. Lamía y besaba esos varoniles y lampiños muslos de motociclista y suavemente me pasé a sus glúteos. Eran firmas y prominentes. Los lamía y besaba con mis ojos cerrados. Lamía su ano y él solo gemía. De repente me detuvo para voltearse y poner su verga en mi boca para eyacular en ella. Yo sonreía a través de mi pasamontañas que nunca me quité.
Después de una hora de sexo suave y tierno, Tobías me cargó y me llevó a la regadera de la habitación para que yo lo aseara. Lo enjaboné completamente y toqué cada rincón de su perfecto cuerpo. Eyaculé varias veces. Él me enjabonó a mí y después me devolvió el favor lamiendo y mamando mis huevos y verga hasta que me vine en su boca y él se tragó mi semen. Sonrió, se levantó, me besó y entonces me metió una cachetada que nunca olvidaré. -¡Pinche puto de mierda. No vuelvas a eyacular en mi boca. Yo soy tu amo, tú te tragas mis mecos no al revés! Yo caí al piso de la regadera asustado y le pedí perdón.
-Perdóneme amo, no lo quise hacer, no sé qué pasó- le suplique
Pero él no escuchó. Me llevó mojado al patio donde me puso bocabajo en su moto. –Quédate ahí pinche estúpido de mierda- Se fue y le habló a todos. Cuando todos supieron que había pasado decidieron castigarme. Me amarraron a la moto y comenzaron a violarme de dos en dos, ano y boca. Esto lo estaba disfrutando pero simulaba que no. Pero cuando Tobías volvió con su uniforme de motociclista completo puesto con un dildo enrome en la mano me preocupé. Me hizo lamerlo un rato y entonces me lo clavó en el ano sin clemencia. Yo grité de dolor y todos se rieron de mí. –Ándale pendejo, sigue eyaculando en su boca- me decían entre las carcajadas. Durante una hora Tobías me violó con un dildo tamaño negro superdesarrollado. Me untó lubricante y me comenzó a meter su puño enguantado de motociclista. Mientras, Julián me metía su verga por la boca y eyaculaba de emoción al ver cómo me castigaban. Todos me metieron la verga en la boca mientras Tobías me metía su puño. Por una hora más me castigó hasta que se cansaron todos. Se retiraron a comer y me abandonaron en el suelo adolorido, desnudo, lleno de semen y para colmo tres de ellos me orinaron la boca.
El último día me mantuvieron amarrado a una columna en la palapa. Venían a patearme las nalgas y huevos y a hacerme mamar la verga. Para entonces estaba casado. Cuando me amarraron a una pequeña mesa bocarriba para gagearme y cogerme era tarde. Estaba tragando las últimas dosis de semen de macho de mi estancia en la Quinta de Julián. Me llevaron adentro para que me tuvieran en el piso y poner sus pies en mi boca y escroto. Algunos me metieron todo el pié en el ano. Otros solo me llenaron de semen. Al final me metieron en la cocina para violarme de dos en dos. Luego me metieron dos vergas en el ano y una más en la boca. Yo ya no podía con tanta verga. Pero me gustó lo que me hacían.
Al anochecer Julián me llevó al centro de la palapa maniatado para incarme frente a todos y orinarme. Todos me orinaron. Me cachetearon de nuevo y Tobías me pateó el trasero y los huevos. Sacó su pene una vez más y me hizo mamarlo mientras todos se masturbaban encima de mí. Alguien me metió un dildo por el ano mientras Tobías me marcaba el ritmo de mi mamada. Una última vez él se vino en mi boca. Entonces Tobías guardó su verga milagrosa en su uniforme de motociclista y se despidió de todos. Me insutló y me dijo –Nunca voy a olvidar este piche putito, de verdad se la come toda- Montó a su moto y se fue mientras yo no podía quitarle mis ojos de encima con tristeza.
Todos se quitaron la ropa y comenzaron a penetrarme de nuevo. Mamé y recibí verga a más no poder. Esta vez se vinieron dentro de mi recto. Me gustó la sensación. Tragaría verga y semen con muchísimo gusto. Al terminar todos me dejaron en la mesa bocabajo mirando al horizonte con las piernas abiertas, mi ano dilatado y mi boca con hilos deliciosos de semen. Respiré profundo y di gracias al cielo por lo que había vivido.
Julián me llevó a la regadera y dejó que me aseara. Me trajo mi ropa recién lavada y me quitó el pasamontañas. Me vestí y muy amablemente me llevó a la sala. Todos los muchachos me dieron la mano y me besaron la boca mientras me agarraban mis nalgas. –Fuiste un buen esclavo. La próxima vez que vengamos te hablaremos- Me dieron las gracias por mi boca y ano y Julián me llevó al auto. Me llevó hasta Monterrey de buena gana. En el trayecto me dejó mamársela una última vez para tragarme su semen. Me dijo que le había gustado lo que había hecho y que la próxima vez el me contactaría para llevarme a otro episodio de sexo sin fronteras. Yo le dije –Me gustó mucho cómo me trataron, cuenta conmigo amo- Me bajé en el mismo punto donde había sido recogido, estreché su mano y él se fue para desaparecer en una curva. Yo estaba cansado y adolorido. Pero esta vez estaba feliz, muy feliz. Ser el juguete sexual de un grupo de hombres dotados fue la mejor cosa que pude haber hecho. La próxima vez lo haría mejor. Me fui a casa para descansar con mi boca sabiendo a semen.
Fin
Esta es solo una fantasía mía. Pero quiero dejar clara una cosa. En ella hay un mensaje. Este es que no quiero que solo sea una fantasía. Lo digo muy en serio. NO ESTOY PRETENDIENDO ESCRIBIR UNA HISTORIA, ESTOY TRATANDO DE DECIRLES QUE NECESITO ALGUIEN QUE ME HAGA ESTAS COSAS DE VERDAD. NO ES FICCIÓN, NI MERO ALARDE DE REALISMO. ES UN DESEO QUE QUIERO CUMPLIR LO ANTES POSIBLE. Realmente quiero vivir esto. Quiero ser violado y humillado por un grupo de hombres dotados. Quiero mamar verga y semen a más no poder. Quiero besar anos y nalgas, músculos y bocas. Si alguno de los lectores vive en Monterrey y su área metropolitana, y desea un esclavo sexual como el que acabo de describir no duden en contactarme. Quiero ser suyo. Aún y cuando no sea exactamente como lo he descrito. Quiero una vergota y quiero ser penetrado hasta el fondo. Por favor contáctenme. No tengan miedo. Pues ya desde este momento yo ya soy suyo. Todo lo que tienen que hacer es tomarme.
Hasta pronto amigos.
Agradezco sus comentarios.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!