La carretera, el juego entre ruedas y chaquetas de cuero. (Cápitulo I)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Mi nombre es Mattew, soy de México, tengo el cabello obscuro, con un color moreno claro, ojos verdes, y un cuerpo que podría decir común. Nunca me ha importado lo físico realmente, en un hombre siempre busco una mente que sea tan inestable como la mía, un animal que ha nacido como humano, eso es lo que me parece más sexy de todo. Tengo 28 años, aún sigo en éste camino, no creo dejarlo hasta que muera por no poder seguir, he tenido demasiadas experiencias en las carreteras, mi manada, mi familia. Podrían pensar que es algo extraño, pero cuando subes a una moto sin saber tu destino, soltarte y sentir ese aire sobre tu cara y el sol acompañando el camino, no hay nada mejor que eso. Bueno, no hago más largo ésto, les contaré sobre cómo comencé con ésto a los 20 años y cómo me ha ido, he tenido a muchos hombres, pero mi lema es que soy de todos, y al mismo tiempo de nadie, porque no creo en quedarme en un sólo lugar, al igual que no creo en quedarme con una única persona, quiero probar más, es excitante vivir así, con riesgos, peligros, es un deseo insaciable que no puedes parar.
Cuando estaba en la universidad estudiando literatura, siempre me había fascinado la generación Beat, su locura, su arte lleno de diferentes ambientes, tan extraños, fluctuantes, era como sentir el humo del cigarro que fumaban mientras los leía. Un profesor, su nombre era David, notó lo que sentía con aquello, poco a poco comenzamos a estrechar lazos, era un hombre de unos 30 años, con buen físico, cabello castaño y blanco, sin embargo lo que me atraía de él era su perspectiva de la vida, del cómo podría quedarse en un lugar por horas, perdido en sus pensamientos de libertad absoluta. Un día llegué más temprano a clase, él estaba ahí y comenzamos a hablar sobre lo que solíamos hablar todo el tiempo.
— Siempre he pensado que eres como un diamante, cada vez que escucho más de ti, quiero entrar más en ti. — En ese momento me sorprendió un poco su juego de palabras, ya que no entendía si era sólo un cumplido o realmente quería entrar en mí, en un aspecto sexual, sólo bajé la mirada un poco apenado por mi vergüenza, lo cual era bastante tonto.
— Bueno, yo sólo… Me encanta la forma en la que usted habla de lo que me gusta, pero lo hace ver como si nunca hubiese escuchado de eso, algo totalmente nuevo y desconocido, es excitante. — Lentamente se acercó a mí y puso su mano en mi pierna, me sentía cada vez más sonrojado, era grande, pero siempre había sido algo tímido, hasta que de repente me besó, fue un beso tan pasional, yo esperaba algo dulce, pero no fue así, aún recuerdo que sabía a cigarros, sus labios eran delgados, pero su lengua era demasiado experta, terminó y me miró a los ojos, sonrió y me acarició la mejilla. — Tú mente es un diamante. — Me dijo, aquello me dejó perplejo, dos minutos después tuvo que regresar a su asiento porque los demás comenzaban a llegar, esa había sido la clase más larga que recuerdo, terminó y recuerdo haber faltado a mis otras clases por quedarme con él, ese día me fui con él, me platico sobre cómo cada fin de semana solía ir con ésta banda de motociclistas a otros estados, y volver, me pareció bastante interesante, aunque debo admitir que me dio un poco de miedo, pero de cualquier manera acepté ir con él. Semanas después, decidió que iría, cuando me recogió a mi apartamento, parecía otra persona, usaba unos pantalones gastados y una chaqueta de cuero, montado en una Harley, era tan bizarro al comprarlo con el estilo de profesor con el cual lo solía ver.
Verlo así me excito muchísimo, pero no podía permitirme eso en ese momento así que sólo subí, yo llevaba una chaqueta de cuero que tenía algo vieja, pero funcionaba. Condujo como por una hora hasta llegar a un bar, estaba un poco alejado y me dio un poco más de miedo, pero confiaba en él. Al llegar entramos y era un bar algo común, con mesas redondas, hombres que tenían un aspecto de motociclistas, alcohol, cigarros, al fondo había una mesa con 8 hombres más o menos, nos dirigimos a ella y él me tomo del hombro, me sentía cada vez más nervioso.
— Has traído a un cachorro. — Dijo uno de los hombres, era blanco de cabello rubio largo, con lentes obscuros y un chaleco de cuero, no tenía camisa así que se veía su cuerpo fuerte, con un poco de pansa, por la cerveza, pero era bastante atractivo, todos los demás tenían un aspecto de cuerpo parecido, sólo dos de ellos eran bastante musculosos, y otros de cabello negro, no entendía mucho, pero el hombre que tendría unos 36 años, se levantó y abrazó a David, menciono que David era de aspecto como dicen, fibroso, con barba, y con un físico bueno, y velludo.
— Así es, éste chico es especial, y quería presentarlo. — Todos sonrieron, algunos con un rostro de interés más que otros. — Matt (como él me decía) estos son; Oso, Bestia, Vic, Gold, Semental, León, Rueda Y Zombie. — Los señaló de izquierda a derecha, no comprendía, no era posible que esos fuesen nombres de verdad, hasta que uno de ellos, que reconocí como León comenzó a reír. — Chico, son nuestros nombres de carretera, fuera, en el mundo común tenemos nombres del mundo común, pero aquí, en la carretera, no somos esas personas. — Dijo él, señaló a David. — Ese de ahí es es Cupido. — Lo miré sin mucha gracía, pero me senté a un lado de Zombie, el cual estaba con una playera blanca y un paliacate amarrado en la cabeza. — Me ofreció un cigarrillo el cual acepté porque me gustaba fumar. — Bueno, él es mi novio, y les advierto chicos, es especial, demasiado. — Yo sólo me apené, no pensé que diría aquello, los demás rieron y vitorearon a David. Hubieron bastantes comentarios;
— Hace mucho que no traías a alguien, debe serlo.
— Ahora entiendes porqué le llamamos cupido a éste hombre.
— Espero que no te lo robe nadie.
— Espero que sepa como nos divertimos aquí.
— ¿Y vendrán con nosotros?
Todo aquello era demasiado, yo sólo asentía entre sí y no en ocasiones, poco apoco dejé mi vergüenza y me reía con ellos, David parecía estar feliz y yo me la pasaba genial, pasaron horas y conocí a aquellos hombres, iban desde los 25 a los 38 años, León era el más joven, y Bestia el más viejo, todos eran atractivos, y debo decir que pensé en ocasiones si todos eran gays y si podría tener oportunidad con ellos, pero no volví a pensar en ello, ya que David me había llamado novio y sabía que eso era algo especial, aunque León había mencionado que esperaba que no me robaran, aunque estaba seguro que era broma. Eran casi las 6 pm cuando decidieron que era hora de irse, no sabía a donde, pero iría con David a donde fuese, confiaba en él.
Salimos y estaba a punto de ocultarse el sol, todos subieron a sus motos, yo estaba con David y noté que Oso abrazaba a Zombie en su moto, así que supuse que tenían algo, eso me hizo sentir confianza, ya que pensé que todos serían heteros o algo así, lo cual no tenía mucho que ver, pero me sentía más confiado. Comenzó el viaje, cabe destacar que vivo en Sonora, hablaba con David mientras conducía, me platicaba de todos los demás, que muchos de ellos eran gringos pero que necesitaban vivir sin reglas, y un buen lugar era Sonora, que eran como familia, y aunque no muchas veces iba más lejos por su trabajo, ellos solían ir hasta texas y lugares así en el otro lado, todo a motocicleta, la idea me parecía algo demasiado, pero no les juzgaría, llegamos a una parte de desierto, todos bajaron ahí, sentí ese miedo nuevamente, pero pronto terminó, ya que algunos traían madera e hicieron una fogata, el sol bajaba casi a todo para ocultarse, David me comentó que dormirían ahí, aunque el frío era un poco fuerte, no les importaba mucho, no había notado que todos llevaban a lado de sus motos unas bolsas con cosas, y comprendí porqué David también las llevaba, pero sólo tenía un sleeping, todos nos sentamos alrededor de la fogata y hablamos, algunos reían, obviamente llevaban alcohol, pronto eran las doce de la noche, pero parecían las 12 del día, el fuego seguía, unos subían a sus motos a dar vueltas por las fogatas, era como una feria de grupo, reíamos, tomábamos, era genial, no recordaba haberme sentido más vivo.
Dieron las 3am y algunos estaban cansados y decidieron dormir, sólo quedamos David, León, Gold y yo, hablaban de su vida, de cómo habían estado, y supe que todos eran gays, me explicaron cómo habían formado su grupo y cómo habían pasado por cosas que los llevó a desesperadamente buscar éste tipo de expresión, León era fotógrafo y Gold era escritor también, reímos una hora más, hablando y tomando, hasta que David decidió que debíamos dormir, Gold y León hicieron lo mismo.
Estábamos algo separados, pero no demasiado, eran como diez metros entre cada uno, me recosté a lado de David, las estrellas eran algo fantástico, hasta que David comenzó a besarme, de manera más caliente, y me tocaba encima del pantalón el miembro, estaba algo desconcertado porque no había hecho eso, no era virgen era claro, pero tampoco era un puto, sabía que seguía, continué besándolo y me preguntó al oído en un susurró si podíamos follar, le respondí que me encantaría, no encontraba manera más perfecta que en un lugar tan hermoso como ese, sentía ese deseo ardiente en todo mi cuerpo, aunque hacía frío mi cuerpo y el de David parecían estar en flamas, me quité el pantalón y él me besaba el cuello, le quité el cinturón a él y gemía porque comenzaba a tocar su miembro, se sentía como estar haciendo algo malo, y era embriagante, además que el alcohol siempre aumentaba esas sensaciones y parecía todo tan extremo, me quité los calzoncillos y los de él, no quería quitarme la playera porque el frío pero el se quitó la suya, estaba cubierto de vello en pecho y tenía un abdomen marcado, que era como me gustaba, no totalmente marcado, sino de un hombre que se cuidaba pero no era un obsesionando por el ejercicio, un oso de cierta manera. Su barba me provocaba una erección cuando me besaba el cuello, era algo difícil bajar a sus pectorales para lamer sus pezones por el sleeping así que lo abrió y pude tener más libertad, bajé lamiendo todo su cuerpo hasta su polla, la cual era a mi parecer perfecta, era grande, un trozo grueso y venoso, esos penes me ponen a mil, lo metí a mi boca que estaba babeando por ese pedazo de pollón, lo sacaba y metía mi boca con mayor velocidad, y miraba su rostro, sonreía y gemía, estaba seguro de que nos escucharían pero poco me importaba en ese momento, lo llene de mi saliva hasta que sentí la mano ajena llevarme a sus labios, en un momento me pidió que buscara un condón de su pantalón, lo saqué y me dijo que se lo pusiera con la boca, lo hice sin pensarlo, lo puse en mi boca y lentamente lo metí, sonreí. — Buen chico. — Me respondió, lentamente me subió a su pelvis y comencé a besarlo en el cuello, su rostro será una de las cosas que nunca olvidaré, placer, pero sus ojos no estaban cerrados, me veía, al igual tiempo que veía las estrellas reflejadas en sus ojos, sus gemidos provocaban ese vapor saliendo de su boca, volví a besar sus labios, sintiendo la humedad de su boca con mi lengua, cada vez más sentía que la pasión me corroía como algo casi fantasmal, sentía mi sangre ir más rápido. Metió un dedo en mi culo lentamente, lamiendo y recorriendo alrededor con calma, peor me besaba como si el mundo estuviese jodido y fuese la última oportunidad de follar. Metió otro lentamente y el tercero fue más rápido, lo cual me provocó que mis gemidos fuesen más fuertes, David me tomaba de la barbilla con la otra mano, besándome, pasaron unos minutos hasta que me susurró. — Quiero sentirte, quiero llenarte de mí. — Aquello me llevó más a éxtasis, puso su polla en mi entrada y comenzó a meter la cabeza, no costó demasiado, pero con suavidad metió el resto, eran al menos 19 cm de polla dentro de mí, me acostumbre al tamaño y comencé a cabalgar, él gemía y yo gemía, eran gemidos animales y entendía porqué era esa sensación salvaje que era estar fuera, hacer esas cosas y no tener reglas de nadie, fui más rápido con mis estocadas, David se levantó y me recostó debajo, puso mis piernas en sus hombros, veía como el tenue fuego a lo lejos daba unas sombras en su cuerpo, era casi como estar drogado, con sensaciones tan delicadas pero al mismo tiempo extremas, metió su miembro en mí y me follaba más fuerte, lo cual provocó mis gemidos más parecidos a gruñidos, él sudaba al igual que yo, veía su rostro rojo, y sabía que estaba a punto de venirse.
— Joder, Matt, estoy a punto, quiero que sientas mi leche en ti, quiero llenarte de mi néctar, déjame, por favor. — Me dijo con cierta desesperación, a lo cual asentí sin siquiera pensarlo.
Gemía cada vez más, sacó su pene de mí rápido y se quitó el condón, penetrándome así, su polla se conectaba con mi cuerpo, sentía sus venas palpitar dentro de mí. — ¡JODER, FOLLAME MÁS DURO! — Grité, ya no me importaba si alguien más escuchaba, David parecía un animal sobre mí, el éxtasis penetraba mi cabeza como él mi culo, y en un momento sentí su semen, al menos cinco chorros de leche me llenaron, sus gruñidos eran como de un lobo, y mostraba los dientes mientras tenía su orgasmo, él tomó mi pene y comenzó a masturbarlo por un par de minutos, estaba que explotaba y no pude aguantar más, terminé en mi pecho, respiramos un poco, él se recostó sobre mí, no sin antes lamer mi semen de mi pecho y besarme lentamente, sonreí, pero algo me desconcertó, sonidos a lo lejos, levanté la mirada, me costó enfocar, pero la luz mostraba las siluetas de al menos otras dos parejas que parecían follar, me quedé algo confundido y David sonrió.
— ¿Pensaste que eramos los únicos? — Él río y se acostó sobre mi pecho.
Seguía entender el secreto de esos hombres, pero al igual sabía que quería estar ahí cuando pasara cada cosa que tuviese que pasar, el efecto que me estaba embriagando era demasiado para salir de él. Y no pensaba hacerlo, quería más de eso, quería tener todo lo que podían ofrecerme, y estaría dispuesto a tenerlo.
Bueno, ésta fue la primera parte de mi relato, espero que les agrade y pronto escribiré el segundo, hay mucho que contarles todavía, suerte y disfrutad.
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