La casa del cubano III.
Así maricón, así, deja que tu macho te penetre. Bufff cómo me gustaría que te pudiera ver tu abuela, que viera cómo te gusta que te den por el culo, que viera el maricón de nieto que le salió..
Cuando desperté de aquella improvisada siesta, al principio no sabía donde me encontraba, estaba solo, hasta que recordé donde estaba, era la casa del cubano, estaba en su cama a donde me había llevado luego de darme una tremenda follada, me había dejado tan agotado que me quedé dormido sin darme cuenta. La verdad es que entre la tremenda follada que me había dado y lo poco que había dormido yo esa noche por culpa de lo excitado que estaba por volver a ver al viejo cubano, después de la follada que me había dado, aquella calor pegajosa, tumbarme en aquella cama con lo fresquito que se estaba, no me extrañaba nada que me hubiera quedado completamente dormido, y tremenda siesta que me había echado, pues había dormido profundamente.
No solo había descansado durmiéndome como un lirón, es que además tenía un empalme de campeonato, Dios, estaba excitado a más no poder, vamos que andaba más caliente y salido que la perra que tenía el viejo cubano. Ahí fue cuando ya recordé lo último que le había escuchado al viejo cubano, lo de quedarme toda la noche con él, de que tenía que llamar por teléfono para avisar en casa, les diría que iba a salir de fiesta con los amigos y me quedaría luego a dormir en casa de la abuela. Pensando en eso que tenía que hacer, me vino al recuerdo lo que me había dicho de dejarme coger por el perro, me excitaba de solo pensarlo, pues desde niño era una de mis fantasías, pero seguía sin decidirme, me daba algo de miedo. Con ese pensamiento en la cabeza, fue cuando me levanté de la cama, iba a buscar al viejo cubano, pues no se escuchaba nada.
Nada más levantarme, ya vi el tremendo empalme que tenía, Dios, que cachondo y salido estaba, busqué mi ropa, pero allí en la habitación no estaba, así que tendría que salir completamente desnudo, así que me calcé las deportivas que me había sacado antes de meterme en la cama y así desnudo como estaba, salí en busca del viejo cubano.
Me daba algo de vergüenza salir así, pues el empalme que llevaba era de campeonato, así que me viera el viejo cubano, iba a saber lo salido y cachondo que todavía estaba, eso me daba mucha vergüenza, pero no me quedaba otra, así que tratando de poner mis manos delante de mí entrepierna para que no se notara tanto lo excitado y caliente que estaba, salí del dormitorio. Llegué a la cocina y tampoco había nadie, pero la puerta que daba a la parte trasera estaba completamente abierta, por lo que antes de salir, busqué con la vista por la cocina a ver si veía mi ropa, pero allí no había nada, bufff, no sabía que hacer, me daba vergüenza, pero como no me quedaba otra, me asomé por la puerta a ver si veía al viejo cubano, cuando nada más asomarme por la puerta, ya lo veo que estaba allí fuera.
Estaba colocando cosas sobre la mesa, tenía al Sultán a su lado dando vueltas, cuando se da la vuelta al escucharme, viendo como me asomaba por la puerta de la cocina.
Vaya, ya despertó la princesita del sueño, anda ven para aquí que aquí se está ahora muy bien, iba a ir a despertarte, pero ya veo que te has despertado tu solito, anda, ven que no te de vergüenza, me decía sabiendo que estaba completamente desnudo y veía como yo trataba de taparme la entrepierna, pues me daba vergüenza que viera lo empalmado que estaba.
¿Dónde me pusiste la ropa? Le pregunté, pues me daba vergüenza estar así delante de él.
Te la puse en la sala que está al lado de la cocina, pero no tengas vergüenza, ven que aquí no te va a ver nadie, además con el calor que está haciendo, vas a estar mejor, me decía tratando de que me tranquilizara, pues veía que me daba vergüenza el que me viera así con aquel tremendo empalme que llevaba.
Como veía que seguía allí en la puerta sin salir, se acercó a por mí. Anda no tengas vergüenza, que ya te vi todo lo que tenía que ver y el Sultán también ya te ha visto, me decía agarrándome por el brazo para que saliera. Para que no tengas vergüenza, yo también me voy a quitar la ropa, así estaremos los 2 igual.
Me dejé llevar, la verdad es que se estaba muy bien, hacía bastante calor y que viera lo salido y cachondo que estaba, pues tampoco es que me importase mucho, al fin y al cabo, ya me había visto hasta incluso gimotear y chillar de gusto.
Siéntate que voy a quitarme la ropa y traer unas cervezas, vamos a tomar un poquito el sol mientras nos refrescamos y hablamos un poco. Dicho eso se metió a la casa, apareciendo más rápido de lo que yo pensaba. Dios cuando lo vi salir con las cervezas en la mano completamente desnudo. Bufff, aquella visión si que me puso cardiaco, creo que hasta la polla soltó varias gotas de precumen.
El cabrón del viejo cubano era todo un espectáculo, era como un Dios, alto, fuerte y nada gordo, y ver lo que le colgaba del medio de las piernas, bufff, ver aquella verga bamboleándose, daba gusto. Joder me caía la baba, solo el pensar que aquella tremenda verga me la había metido por el culo ya me hacía estremecer. Como no iba a chillar de gusto sintiendo como me metía por el culo aquella enorme verga, joder sí hasta no se como hostias podía entrarme aquella polla por mi pequeño culito.
Puso sobre la mesa lo que traía, abrió las cervezas dándome una a mí y otra para él y se sentó a mi lado.
¿Qué, como durmió mi princesita, descansaste bien? Me preguntaba a la vez que me acariciaba con su mano.
Sí, ni me enteré de nada, le contesté a la vez que llevaba la cerveza a la boca y daba un buen trago.
Ya vi que estabas cansado, así que te dejé dormir, tenemos tiempo y así también nos recuperamos, ya verás lo bien que lo vamos a pasar si te quedas esta noche, te voy a hacer la princesita más feliz, va a ser como nuestra luna de miel, me decía acariciándome a la vez que me besaba la oreja y cuello.
Ya verás como te voy a hacer gemir, vas a llorar del gusto que te voy a dar, me susurraba mientras me iba poniendo cada vez más cachondo de lo que yo ya estaba.
Cuando quieras puedes llamar por teléfono, ya lo viste, está en la misma cocina. ¿y que les vas a decir?
Voy a decirles que voy a salir de fiesta, que es el cumpleaños de un amigo y que luego ya me quedaré en casa de la abuela.
Muy bien, ya verás como no te vas a arrepentir, ya verás como lo vamos a pasar, va a ser como nuestra luna de miel, me decía mordisqueándome el cuello y oreja, cosa que me ponía muy cachondo, joder era de las cosas que me hacían estremecer y que mis piernas empezasen a temblar como si tuvieran vida propia. Ya mi pobre polla, la tenía que empezaba a gotearme, ya empezaba a tenerla toda pringada y tan solo me estaba acariciando y mordisqueándome la oreja y cuello.
Luego de llevar 2 cervezas bebidas, de paso que me levanté para ir a mear, fue cuando le dije que iba a llamar por teléfono, cosa que hice y mientras yo hablaba por teléfono, él luego de llevar otro par de cervezas para que bebiéramos, se puso a mi lado y mientras yo hablaba con mi madre, él escuchaba lo que decía mientras me iba pasando su mano por mi culito. Metía su dedo en mi abertura y me lo iba preparando, pues notaba como me lo iba lubricando con algo, suponía que era la manteca que hasta ahora había utilizado, cosa que creía que no haría falta, pues todavía lo notaba algo dilatado de la follada que me había dado al medio día, además que todavía llevaba su semen dentro.
Cuando terminé de hablar con mi madre, volvimos para fuera, ya estaba todo dicho, me iba a quedar hasta el día siguiente, así que ahora como decía él, empezaba lo que iba a ser nuestra luna de miel y que tan excitados nos tenía a los 2, a él porque sabía muy bien todo lo que me iba a hacer y yo porque deseaba ser la hembrita de aquel viejo cubano, Dios como me gustaba que me hiciera suyo y me preñara con aquella tremenda verga.
La primera sorpresa ya me la llevé nada más llegar a la mesa y coger la cerveza para beber, estaba de pie echando mano a la cerveza, teniendo al viejo cubano pegado a mi costado mientras seguía con sus dedos preparando mi culito, cuando de repente noto algo frío que se pega a la entrada de mi agujerito, Dios, era el hocico del Sultán, que estaba oliéndome el agujerito a la vez que el viejo cubano me lo iba preparando con sus dedos.
Quede quieto y sorprendido, pues no contaba con aquello. No sabía que decir ni hacer, cuando escucho que me decía el viejo cubano, ves princesita, mira como también al Sultán le gusta tu culito, mira como te olisquea, sabe que estás caliente, sabe que estás en celo y quiere aliviarte, ves, me decía cuando noto como el perro empieza a darme lametazos por mi agujerito, haciendo que me estremezca, al notar aquella lengua pasando por mi agujerito el cual el viejo cubano seguía abriendo y preparando con sus dedos.
Seguía sin saber que hacer ni decir, algo asustado Estaba, pero era incapaz de hacer ni decir nada, notaba como el perro no paraba de olisquear y lamer aquello que seguía untándome el viejo cubano con sus dedos a la vez que me iba abriendo el agujerito, Dios y que tremendo gusto me estaba dando.
El viejo cubano que veía como me había quedado, viendo que no decía nada, antes de que me volviera atrás, ya me abrazó a él a la vez que se sentaba, haciendo que yo me agachase y así quedase mi agujerito completamente expuesto para el perro.
Tranquilo, tu tranquilo, deja que Sultán te lama el culito, ya verás como te va a gustar, tu no tengas miedo que no te va a pasar nada, ya verás como te va a gustar lo que te vamos a hacer. Tu solo déjate hacer, ya verás como vas a gemir del gusto que te vamos a dar.
Yo seguía sin poder decir ni hacer nada, Dios, aquello me estaba gustando, notaba como me lamía con aquella caliente lengua, como trataba de meterla por el agujerito mientras el viejo cubano me lo abría con los dedos. Joder, me hacía estremecer de gusto aquella lengua, cuando noto como el perro se monta sobre mí, momento en el que el viejo cubano me dice que me ponga de rodillas, que así va a ser más fácil para el perro montarme, que no tenga miedo que él está allí conmigo y no me va a pasar nada.
Noto como el perro ya está montado sobre mi cuando me dejo caer al suelo de rodillas, teniendo la cabeza abrazada por el viejo cubano que a la vez que me sujeta, me mantiene apoyado sobre su regazo.
¡Ay! Chillo al sentir como el perro me rasca con las pezuñas, Dios el cabrón parece como si me sujetara con sus patas por las caderas para que no me escapara, siento como me clava las uñas y como luego me mantiene bien sujeto. Siento como empieza a puntearme con su polla, cuando de repente noto como algo muy caliente y resbaladizo me entra por el culo.
¡Ohhh! Dios que gusto, ¡ooohhh! ¡ooohhh ohhh! Grito notando como la polla del perro me entra, como me golpea con su pelvis y como aquella cosa caliente me sigue entrando por el culo. Dios además de notarse como resbala, siento como si ya se estuviera corriendo. Dios que gusto me estaba dando.
Ya te la metió, ahora tu relájate, no aprietes el culito, deja que vaya creciendo, tu no te asustes que ya verás como vas a gozar siendo la hembrita del Sultán.
Escuchaba al viejo cubano y notaba como aquella verga del perro seguía creciendo cada vez más, Dios era como si se fuera hinchando a la vez que a cada paso se hacía más y más grande.
Yo no podía dejar de gemir, ¡ooohhh! ¡ooohhh! ¡ooohhh ohhh! Gimoteaba notando como aquella verga crecía cada vez más, joder si la polla del cubano era enorme, aquella verga del perro era aún más, además que cada vez notaba como se iba hinchando dentro mía y como mi culito cada vez se iba abriendo más.
Joder, otra vez noté como el perro soltaba semen, eran chorros cortos, pero los notaba perfectamente, cuando ya pienso que mi culo me va a reventar de lo hinchado y abierto que lo tengo, si aquella verga sigue creciendo, me va a reventar el culito. Escucho como el perro jadea y como me cae la baba en la espalda, cuando de repente el perro se quiere bajar de mi espalda, pero el viejo cubano lo sujeta por las patas y lo mantiene así montado sobre mí.
Ya te tiene trabado, ahora es cuando te va a preñar con su semen, ya eres su hembrita y ahora te va a preñar, me decía el cubano.
Joder notaba como me iba a reventar el culito en cualquier momento, tenía al perro pegado a mi cuando vuelvo a sentir como su polla vuelve a soltar otros chorros de semen, Dios era como si me estuvieran meando dentro del culo, joder que gustazo me daba aquello, cada vez que el perro se movía mi culo parecía que me iba a reventar, Dios si hasta estaba notando como se me iba hinchando las tripas, la hostia tremenda corrida que soltaba el carajo del perro, no solo me tenía trabado, es que iba soltando su corrida a intervalos, así lo notaba. Cuando el viejo cubano agarra su verga y me la pone en la boca diciéndome que abra la boca y se la chupe.
Anda abre la boquita y chúpamela un poco, anda que luego te la volveré a meter, hoy vas a ser la hembrita nuestra, hoy te vamos a hacer una hembra de verdad.
¡Ay! como me gustaría que te viera tu abuela, que viera el nieto que le salió, que pudiera ver lo maricón y pervertido que eres, joder iba a ver que su nieto le salió más puta que ella, para que luego hable de los demás, como me gustaría que viera como le gusta la verga al nieto que tiene.
Dios, yo estaba tan cachondo que devoraba aquella tremenda verga del cubano, y escuchar lo que decía de mi abuela me ponía más cerdo, no sabía porque lo decía, me imaginaba que algo le habría llamado mi abuela, seguramente sabría de los gustos del viejo cubano y algo le habría dicho que todavía parecía que le dolía.
La verdad es que el que me viera mi abuela, así como me tenían dándome por el culo y chupando una enorme polla, pues no era precisamente que me gustara mucho, me moriría de vergüenza, pero ahora lo que quería, es que me siguieran follando.
Así me tuvieron algo más de media hora, ya mi culito no lo sentía, estaba que me reventaba ya me habían llenado el culo y tripas de leche, cuando noto como el Sultán empieza a tratar de sacar la polla de mi culo. Dios, a cada intento del perro de sacarme la polla del culo, yo chillaba e iba pegado a él, tremenda bola que debía tener metida en mi culo, Dios creía que me iban a salir las tripas, cuando de repente se escucha un plof y sale la polla del perro a la vez que me empieza a salir líquido por el culo. Joder, era incapaz de aguantarlo, era una tremenda corrida y ahora empezaba a salir casi a borbotones, cuando vuelvo a notar la lengua del perro, lamiéndome el agujero y comiéndose la corrida que me iba saliendo.
Justo ahí fue cuando el cubano empieza a gritar que se corre.
Me corro, me corro, ¡ohhh que gusto! ¡ohhh que gusto! Gritaba el viejo cubano soltando su corrida por mi cara a la vez que yo abría la boca e iba chupando y tragándome aquella corrida que el viejo me soltaba.
Tenía las piernas que me temblaban, el culito apenas lo notaba y tenía mi polla medio flácida soltando gotas de semen, no me había corrido, pero había dejado un charco de semen que mi polla había ido soltando mientras estaba siendo follado por el perro y el viejo cubano.
Aún estuvimos unos 10 minutos o más allí, luego de que me habían preñado, cuando ayudado por el viejo cubano, que me ayudó a poner de pie, cogiendo luego la cerveza que allí se había quedado cuando el perro se puso a lamerme el culito, bebimos ambos la cerveza allí sentados recuperándonos, luego nos fuimos a lavar, nos vestimos pues empezaba a refrescar algo, el viejo cubano se puso a preparar para cenar algo, cosa que hicimos allí donde me acababan de follar por el culo y la boca. Y luego una vez ya anochecía, nos fuimos para la cama.
Primero estuvimos viendo en la televisión unos vídeos porno que tenía el viejo cubano, el cabrón quería tenerme bien excitado para seguir dándome por el culo, era nuestra luna de miel, como me recordaba a cada poco, luego dormimos un poco y de madrugada, desperté al estar siendo penetrado nuevamente por el viejo cubano.
Me tenía abrazado a él, así me había quedado dormido y así fue como desperté, notando como la enorme polla del viejo cubano, me iba entrando por mi abierto e hinchado culito.
Quédate así, no te muevas, tu solo echa el culito para que te entre mejor, me susurraba al oído.
Así maricón, así, deja que tu macho te penetre. Bufff cómo me gustaría que te pudiera ver tu abuela, que viera como te gusta que te den por el culo, que viera el maricón de nieto que le salió.
No me gustaba mucho escuchar aquello que me decía, pero la verdad es que me estaba gustando como me daba por el culo, me gustaba mucho ser follado por aquel viejo cubano. Ya le preguntaría el porqué me decía aquello, pero ahora solo quería que me siguiera dando por el culo. Como me había dicho, ese día iba a ser nuestra luna de miel, y la verdad es que no se como será la luna de miel de otros, pero la mía estaba siendo la de estar siendo follado todo el día. Tenía el culo tan abierto que la enorme polla del viejo cubano me entraba por el culo como si nada, ya mi culito se había adaptado a aquella enorme verga que no dejaba de sodomizarlo. Como me había dicho, ya me habían convertido en su hembra y la verdad es que me gustaba serlo.
Así me tuvo, dándome por el culo, haciéndome gemir, notando como aquella verga del viejo cubano profanaba una y otra vez mi abierto e hinchado culito, escuchando todo lo que me decía mientras me daba por el culo, como no paraba de mordisquear el cuello y oreja, hasta que luego de tenerme un buen rato cogiéndome así de costado, terminó poniéndome boca abajo y él dándome por el culo ahora más profundamente y más rápido.
Así maricón así, ¡ay que culito más rico tienes! ¡ay que gusto! ¡ay que gusto! ¡ay que gusto! Gritaba follándome cada vez más rápido y profundo.
Yo ya estaba que deliraba del gusto que me estaba dando, cuando por fin escucho como gritaba que se corría, como las arremetidas ahora eran más lentas y mucho más profundas.
¡Ay maricón que gusto! ¡ay que gusto! ¡ay que gusto! Gritaba mientras su polla soltaba chorros de semen en lo más profundo de mis entrañas. El cabrón del viejo cubano me estaba preñando de nuevo. Y no solo me acababa de preñar de nuevo, el cabrón me había hecho llegar al orgasmo justo cuando me estaba preñando, el cabrón me había hecho correr de gusto.
Junto a sus gruñidos y gritos, fue cuando todo mi cuerpo se estremeció a la vez que mi polla empezaba a soltar unos espesos y calientes trallazos de semen, los lloriqueos que yo soltaba quedaron amortiguados por los gruñidos y gritos que pegaba el viejo cubano, pero lo cierto es que me había hecho correr del tremendo gusto que me había dado.
Cuando salió de mi abierto culito y pude darme la vuelta, fue cuando el viejo cubano comprobó la corrida que me había hecho soltar, vio como yo temblaba del tremendo gustazo que me había dado.
¡Ay maricón te corriste! Te corriste del gusto que te dio ser follado por este viejo cubano, ¿eh? Me decía mientras me acariciaba con sus manos, viendo como yo temblaba todavía del tremendo gustazo que me había dado. Me tenía completamente agotado, estaba que no podía con el alma. Así me tuvo abrazado a él, hasta que luego de descansar y habernos dormido a ratos, nos levantamos para asearnos y desayunar.
Cuando esa mañana me fui de la casa del cubano, llevaba el culito dolorido e hinchado de tanta verga que me dieron, hasta me notaba las caderas más ensanchadas, o era eso o es que todavía mi culito seguía muy abierto, pero lo que sí es verdad, es que ya no llevaba aquella calentura que tenía el día anterior cuando llegué a la casa del cubano para dejarme follar.
Ahora ya era la hembra no solo del viejo cubano, era también de su perro, los 2 me habían preñado y hecho su hembra.
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