La casa en la playa 17
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por juanitocaminador.
Era hora de pegar la vuelta. Se vistieron, ya hacía frío para andar en bolas. Apagaron bien el fuego con el agua de la pava, escondieron todos los enseres y vituallas de la alacena oculta de Lucas, acomodaron las mochilas y comenzaron la caminata de regreso, no sin antes prometerse y comprometerse a volver otra vez al lugar pero con una carpa para pasar un par de noches. El 8 de diciembre caía lunes, así que ya planearon venir ese fin de semana largo, con la temporada apenas empezando, Lucas aún trabajando a media máquina, y el clima ya bastante caluroso, como para dormir en bolas los cuatro juntos abrazados en la carpa. Claro, los porteños tenían que manejarlo con la familia, pero alguna forma encontrarían.
La caminata por la playa fue bastante silenciosa. Los cuatro tenían mucho para pensar para sus adentros luego de ese día tan especial, además el ronroneo del mar imponía silencio y ayudaba a la introspectiva. Matías pensaba, no era tan malo ser puto, se podía manejar, como lo estaba manejando Lucas, como lo manejaba el papá de Ezequiel. Claro, él ni en pedo pensaba casarse. La vida era mejor con sus amigos y con esas fiestas totales de libertad y sexo que se estaban acostumbrando a vivir. Eso podría durar toda la vida?, hasta ahora sabía que los putos casados la manejaban. Pero, él estaba dispuesto a vivir solo?, con los viejos no iba a vivir toda la vida.
En pareja con otro puto viviendo juntos, ni en pedo tampoco, pero y entonces? Disimular, disimular, disimular, esto estaba en la base de la felicidad del puto, según el padre de Eze. Ahora, ya que no viviría bajo el mismo techo que otro hombre, seguramente tendría un novio, un novio?, jajaaa, ni que fuera mina, pero y si no lo llamaba novio, cómo lo iba a llamar? Y si tenía novio, se convertiría en monógamo?, porque al principio iba a ser Jony solo, pero en poco tiempo Eze también había pasado por su culo y seguro esta noche no se salvaba de la de Lucas. A este ritmo, cuántos más le dejarían el ortito lleno de leche? Bueno, tampoco era para exagerar, hasta ahora eran dos con pronóstico de tres, pero eso no quería decir que iba a sumar uno más por semana. Aunque la monogamia aún no le cerraba. Matías no sabía aún que los años y el amor terminarían tal vez convenciéndolo que lo natural era la monogamia y no lo de hoy, pero aún debía correr mucha agua bajo los puentes y mucho semen escurrirse por su rayita.
El sol se escondía entre los médanos cuando llegaron a los límites del pueblo. Compraron algunas cosas de comida en un súper y encararon para la casa, que los esperaba oscura escondida entre los árboles.
Se imponían unos mates tranquilos en la mesa. Los tres porteños agradecieron a Lucas por el día espectacular que habían pasado, no sólo por lo fantástico del lugar al que los había llevado sino sobre todo por darse a conocer y permitirles vivir esa fiesta de sexo pleno que ni se les hubiera ocurrido soñar. Lucas, siempre sincero, les confesó que si no fuera por el olfato de Ezequiel, sus miradas y sus gestos en la pizzería, nunca se hubiera animado, por lo que si había que darle las gracias a alguien era a Eze. -Ya esta noche le daremos las gracias-, acotó Jonathan,- Y a vos también.
Llegó el turno de la ducha, los desodorantes y los perfumes, tranquilo, sin fiestas ni intenciones de sexo en el baño, pero manejando la desnudez con total desparpajo, qué sentido tenía ya el pudor entre ellos? Pero, a pesar de lo duro que habían cogido en las lagunitas, cuando uno salía del baño desnudo, los demás no podían dejar de mirarlo con morbo.
Lucas se puso a amasar pizza, Ezequiel colaboró con la salsa y los primos cortaron el queso, enmoldaron y se ocuparon del horno. Cenaron como cenan 4 amigos, hasta hablaron de minas, compararon el sexo vaginal con el sexo anal y polemizaron sobre la capacidad de dilatación de la vagina y del ano. Jony decía que por la concha de una mina pasa la cabeza de un bebé y que algo tan grueso ni en pedo podría pasar por un culo, pero Eze comentó que el había visto revistas de fisting (de que???) donde a tipos le metían en el culo un puño cerrado completo y buena parte del brazo. Los demás respondieron casi al unísono con un "no jodas" pero Eze, les dijo que era verdad, que había tipos que se metían en el culo no sólo lo imaginable (zanahorias, pepinos, bananas) sino hasta botellas de cerveza de las de litro. Matías comentó que esos más que putos eran locos, que no podía entender qué placer encontraban en eso y que más que pija necesitaban un psiquiatra.
A Lucas se le ocurrió preguntar si alguna vez se habían metido algo en el culo. Mati sólo los dedos, Jonathan nada, Eze consoladores de varios tamaños. Y vos Lucas?, -Yo, -silencio- cuando no doy más de calentura y la paja no me alcanza, me pongo un pepino, medianito nomás, nada grande. Le pongo un condón, me lubrico bien y me lo voy metiendo despacito. A veces acabo sin pajearme. Probé con otras cosas, pero lo mejor es el pepino.
-Jony, vamos a tener que decirle a las viejas que en San Clemente probamos la ensalada de pepinos y nos encantó y que de acá en más siempre tiene que haber pepino en la heladera. Hasta estoy pensando en hacerme vegetariano.- acotó Matías.
-Quieren probar?-, preguntó Lucas. – Noooo-, respondieron los tres, con tanta pija a disposición, para qué queremos consoladores? El vegetarianismo era para Buenos Aires, en San Clemente había que comer carne.
-Lucas, alguna vez te pusiste lencería femenina?, preguntó Matías mirando de reojo a Ezequiel, que se levantó y fue al dormitorio.
-No nunca-, dijo el local sin escandalizarse. -Porque con ese culo, una tanga te va a poner mortal-,Lucas sonrió.- habría que probar.
Ezequiel regresó del dormitorio con una cajita, lo miró a Lucas y le dijo -vení-. Estuvieron un rato los dos solos en el cuarto y luego Ezequiel salió y fue a sentarse con sus amigos mirándolos pícaramente.
De pronto comenzó a salir del cuarto una música sensual, se abrió la puerta y apareció Lucas apoyándose en el marco, tenía puestas una medias blancas con un portaligas y una tanga de encaje también blanca, que resaltaba maravillosamente sobre su cuerpo bronceado. Su pija apenas abultaba por delante. Arriba una especie de mini corpiñito que parecía especialmente creado para los pechitos de un hombre. Fue acercándose hacia ellos y se paró con la piernas abiertas delante de Ezequiel. Quebró su cintura para agacharse sacando la cola hacia afuera, desorbitando los ojos de Jony y Matías. Tomó a Ezequiel del cuello de la chomba y lo hizo levantar, lo llevó al centro de la cocina y comenzó a bailar y a frotarse sobre su cuerpo, le sacó la chomba y sin dejar de bailar y menear ese culo increíble, que con la tanga blanca quedaba infartante, le bajó de un solo golpe el short. Debajo del short Ezequiel se había puesto un culotte bien cavado por detrás, negro. Eze comenzó a bailar también y de dentro del culotte, disimulado por el bulto de su enorme verga, sacó despacito mientras bailaba un corpiñito igual al de Lucas, pero blanco, con gestos de pudor por sus pezones descubiertos fue jugando con el corpiñito hasta que al fin se lo puso. Eran dos gatas ardiente acariciándose, agachándose para mostrar sus curvas, besándose sensualmente y mirando ardientes a los primos, que no salían de su asombro. Matías apenas si había pensado en que Lucas se pusiera la tanga roja que había usado Eze la otra noche. Y Ezequiel en cambio, con la complicidad de Lucas, había armado todo un show de cabaret . Por favor, qué tipo increíble que era ese puto, o mejor dicho, qué tipos increíbles!
Sin dejar de bailar, Lucas tomó a Jonathan de la mano y lo llevó a un dormitorio. Eze hizo lo mismo con Mati, pero lo llevó al otro dormitorio, iban a coger en pareja. Al pie de la cama, mientras lo abrazaba y le mordía la oreja, Eze le susurraba -esta es tu noche Matu, esta es tu noche. Lo desvistió y lo sentó en la cama. Por arriba de la tanga sacó su enorme verga dormida y se la arrimó a la boca. Chupá Mati, chupá como vos sabés. Mati se prendió a la verga con gusto, pero conociendo a Eze, se prendió de sus nalgas con las dos manos para chupar por delante y excitar por detrás. Luego vio que era más cómodo pasarle la mano por debajo de los huevos y entonces, mientras trataba de engullir lo más que podía el sable enorme de Ezequiel, corriendo a un costado la bombachita le iba poniendo los dedos en el culo, aumentando la erección, los quejidos y el preseminal de su amigo. Así en pocos minutos la verga de Ezequiel estuvo al re-palo, Matu abandonó su culito y mientras tenía la verga con ambas manos se la chupaba con un placer indecible e intentaba tragar todo lo que podía. Pero su deseo estaba más abajo, su culito le cosquilleaba y quería sentirla dentro ya mismo.
Desde la otra habitación se sentían los quejidos de Jonathan mientras la pija de Lucas se abría paso en su culito. Si hacía falta algo más para excitar a Matías era eso. Dejó de chupar, alejó un poco a Eze, se acostó y levantó las piernas para dejar su culo a merced de su amante. -Dámela ya por favor-, fue su orden, y Ezequiel se la dio sin miramientos. El grito de Matías no fue precisamente de placer, apenas si había comenzado a dilatar y se estaba comiendo el misil de Ezequiel con sólo la saliva que había dejado la chupada. Pero al grito siguió un – dale, seguí-. Eze, que se había programado mentalmente para ser esa noche el macho cruel de Matías, siguió. Cada empujón era un grito y un par de centímetros de pija dentro de Matías. -Aguantá primo-, se escuchaba la voz de Jonathan que lo alentaba desde el otro cuarto.- Aguantá que ya te ayudo-. Matías no entendió. Ezequiel se detuvo, se agachó un poco y le ordenó que rodeara su cintura con las piernas, y su cuello con los brazos, lo tomó de la cintura y lo levantó, mientras él levaba su pubis hacia adelante. Mati quedó en el aire y con el propio peso de su cuerpo se engulló los 10 cm de pija que aún estaban fuera, el "Aaaaaaaaahhhhhhhh" de dolor de Matu no se hizo esperar, pero nuevamente se escuchó la voz del primo que le decía, -Aguantá Matu, ya voy-. Ezequiel bajó sus manos a las nalgas de Matías y comenzó a caminar cargándolo mientras lo besaba con ardor. En ese mismo momento llegó Lucas caminando desde la pieza de al lado, con Jonathan ensartado en la misma posición. Allí Matu entendió. Los dos machos más pijudos se pusieron lado a lado y los dos primos, cada uno prendido al cuerpo de su hombre y ensartados a fondo se miraron, rieron y casi lloraron de felicidad mientras intentaban besarse.
Pero el mete y saca con que comenzaron a someterlos al unísono Lucas y Ezequiel los hacía bambolear y solo podían compartir las sonrisas eufóricas que les provocaba el intenso placer anal. Cada uno fue tomando su ritmo y comenzaron a caminar por la habitación cogiéndose a los primos, los llevaron al comedor, los depositaron sobre la mesa, siempre sin sacársela y siguieron dándole duro. Cambiaron de culo, los volvieron a girar y al fin, de nuevo ensartados de frente los volvieron a llevar a la habitación de la cama matrimonial. Allí se las sacaron y se las dieron a chupar un rato. Luego Lucas y Ezequiel se dieron vuelta y ofrecieron sus culos para chupar. Los primos sólo obedecían y comenzaron a hacer un bello trabajo de lengua en los ojetitos de sus amigos. Así Lucas y Ezequiel recuperaron energía y volvieron a la carga con los culitos de los primos. Varias veces se repitió el jueguito, cogida dura, mamada de culito a los activos y nueva cogida a los primos. Ya era hora de demostrar que macho, lo que se dice macho, en esa casa no había ninguno. Los dos pasivos quedaron nuevamente acostados al borde de la cama y Lucas y Eze comenzaron a chuparles la pija. Primero se le puso dura a Mati, Eze mientras lo masturbaba para terminar de endurecerla se la miraba como un perro hambriento mira una tira de asado. Se dio vuelta, se quitó la bombachita que ya estaba completamente mojada de pre-seminal y reculando se sentó sobre la pija que lo esperaba. En dos golpes de cadera ya la tenía enterrada a fondo. Pocos minutos después Lucas hizo lo mismo con Jonathan y los dos comenzaron a menear las nalgas y subir y bajar por esos bellos palos de Avellaneda. Intercambiaron pijas para que todos probaran todo y luego de un lindo rato de mete y saca se incorporaron, se abrazaron al pie de la cama y les ordenaron a los primos que se los cogieran de parado.
Mati fue a buscar el culo de Lucas, que aún estaba con sus medias y su corpiño, como toda una putita, y Jony el de Eze, ya sin culotte pero tan caliente que se acariciaba desesperado los pechitos por sobre el corpiño, se las pusieron y allí quedaron los cuatro juntos, cogiendo los externos y comiendose a besos los internos que mientras recibían pija por detrás gozaban del calor de la pija del otro pasivo fuertemente apretada entre sus dos cuerpos. La sensación era tan intensa que Lucas y Ezequiel debían concentrarse para no acabar. Además era la noche de Mati, así que no podían tirar leche fuera de su culito. Eze y Mati intercambiaron, Lucas comenzó a besarlo en el cuello y a meterle la mano por debajo de los huevos, franeleando su perineo y aprovechando para tocar la verga de Ezequiel. Matí, a pesar de la empernada tremenda de 22 cm que estaba recibiendo, acariciaba y pajeaba la verga de Lucas. Eze no pudo más y se vació en el culito de Mati entre quejidos más de mina que de macho. Antes de sacársela ya estaba Jony detrás de él, así que apenas desocupó el ortito de su primo, ocupó el lugar y en un par de minutos le dio su segunda leche a Matías, que estaba en las nubes. Era el turno de Lucas, que lo puso en perrito con la cabeza baja en la cama y se la mandó a guardar. Eze y Jony estaban extenuados, pero tirados en la cama se besaban intensamente, acariciaban a Matías, se levantaban e iban a meterle deditos al culo de Lucas para excitarlo más aún.
Eze se sentó en la cama delante de la cabeza de Matu, abrió sus piernas y puso su palo al alcance del chico. Matu simplemente comenzó a darle piquitos cuando los quejidos que le provocaba la culeada se lo permitían. Estaba en otro mundo, la sensación que le brotaba del culo lo invadía, lo llevaba al cielo, lo hacía sentir inmortal, único, atemporal, en éxtasis total. Ya tenía dos polvos dentro pero deseaba ese tercero, y si hubiera un cuarto, por qué no?, si la pija y la leche lo ponían así, que jamás se la sacaran del culo. Al fin Lucas acabó para felicidad del Matías que sentía cómo la leche de su macho bajaba dentro de él. Matu no quería perder gota y a pesar que ya sus piernas estaban más blandas que queso y su cadera no soportaba otra embestida, se acomodó en la cama boca abajo con dos almohadas debajo para que no se escurriera nada de su ortito que estaba abierto como nunca.
Así quedaron un rato, mirándose felices, acariciando las nalguitas de Matías, preguntándole cómo se sentía. Matu se recuperaba rápido así que les dijo que si alguno quería seguir, su conchita (así dijo) seguía teniendo hambre. Los tres se miraron, pero ninguno aceptó la invitación, demasiados polvos ese día. Eze entonces les hizo ver que Matías esa noche no había vaciado los huevos y que por más puto y comilón que fuera esa nena de Avellaneda, había que sacarle la leche.
Él comenzó a chupar, luego siguió Lucas y luego Jony. Todos alternaban un rato chupándole la pija a Matías. En realidad Matías se había compenetrado tanto en su papel de pasivo, más que de pasivo, de la mujer de la noche, que no sentía necesidad de acabar, pero a quién no le gusta que se la mamen? Más de media hora de mamada fue necesaria para hacerle saltar la leche y fue su primo, él exigió el derecho, quien recibió en la boca y luego de saborearla se la tragó con una sonrisa.
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