La casa en la playa de Cádiz 2
Antonio el padrastro ofrece que mejor que lo vea un amigo suyo en el publo de Cádiz y el profesional que decida..
Sé que mis historias son largas, pero tengo ese defecto para desarrollar algo que dure y tenga sentido. Es cuestión de gustos. Iré añadiendo capítulos poco a poco. Me disculpo si soy lento.
¿Y qué has visto. Ya sabes? Preguntó Claudia mientras se sentó en la mesa para cenar.
Puedo decírselo? Preguntó Antonio al chico. Se lo diría de todas formas, quizás cuando no estuviera presente, pero ahora sería mejor. Javier pensó un momento y también quería saber el resultado. Al menos percibió que se le tenía en cuenta y no se decidía sobre su cuerpo sin su consentimiento como su madre.
¡No estoy seguro que necesite una circuncisión. Quizás, necesita usar jabón o lo que sea para que la piel ceda. Lo mejor es hacerlo siempre después de cada baño o ducha. Pero lo mejor sería que lo viera un médico! Concluyó.
¡Ves, no ha sido para tanto. Podía haberlo hecho tu pediatra! Etiquetó Claudia satisfecha.
No quiero ver a la tía esa! Protestó.
¡Es cortar un trozo de piel y nada más! Observó su madre relativizando.
¡Córtate tú un trozo de piel. Le gritó. Ambos se enfadaron. Ella por haber sido gritada y él por escuchar otra vez, ponerse en manos de una mujer que le tocara su cuerpo sin que no quería.
¿Javier, puedo hablar yo? Hubo una pausa y aprovechó para que los ánimos se calmaran.
Tengo un conocido en el pueblo, si no recuerdo mal es médico que trabaja en un hospital. Si quieres cuando estemos dentro de poco en el pueblo, te lo puede mirar. Sólo si tú estás de acuerdo! ¿Te parece mejor?
No sé! Contestó malhumorado.
¡No tiene que ser hoy. Puede ser otro día, mañana! Sugirió.
Ante la insistencia de su madre, aceptó la oferta. Porque Claudia quería que su hijo estuviera lo más sano posible.
2
Muchas familias en España suelen aprovechar para irse unos días al pueblo o lugares de descanso durante la Semana Santa. Ese año fue en abril y hacía calor. Habitualmente los más afortunados suelen irse el viernes en víspera de Semana Santa de viaje, otros esperan al lunes o los menos agraciados el jueves santo para irse brevemente de vacaciones. Y claro está, los que no tienen posibilidad de irse, disfrutan de los festivos en el lugar donde residen.
Antonio convenció a su mujer de irse unos días de Semana Santa a la casa de la playa, que él poseía heredada de sus padres. Era un lugar que a ella no le agradaba mucho para vacacionar, pero sí para descansar. Optó por acompañar a la familia el sábado y volver después de almorzar el domingo. Dado que la relación padre hijo había mejorado mucho, decidió disfrutar del sol y playa el sábado y volver después. Sus hombres podían así mejorar aún más la relación e irse de pesca. Siempre le había parecido un deporte muy masculino la pesca y la caza. Le pareció lo más normal que Javier prefiriera irse a un pueblo en lugar de estar en la ciudad, aunque anteriormente no había sido muy partidario. Por otro lado, así su hijo estaba cerca de una figura paterna que por fin se llevaba bien con él. Iba a ser una situación win-win. Y ella por fin podía dedicarse a su trabajo que le gustaba. Lo que había impedido hasta ahora su carrera era su hijo, pero teniendo un padre, podría emplearse a fondo en su empresa.
Estaban en el pueblo costero del que era oriundo Antonio. En la cafetería había bollitos de Arcos que su hijo probó y no les gustó. En cambio se estaba pegando un atracón que le estaba vaciando la cartera a base de un dulce típico, el pocito. No era de aquí, pero también elaboraban en la costa. Hasta Orestes el amigo de Antonio, que le había citado, apareció. Otro aficionado a los pocitos de Jerez.
Orestes era enfermero, se sentó con ellos. Previamente había hablado largo y tendido con Antonio para explicarle lo que necesitaba. Y no iba a negarse a hacerle el favor que le pidió. Aunque tenía un carácter un poco arisco. Antonio desvió la conversación a la materia que necesitaba.
Y se hacen muchas circuncisiones? Preguntó Antonio.
Cuántas son muchas? Comentó molesto.
Se hacen más que antes? Rehízo la pregunta.
Depende del ámbito. Si son clínicas privadas, entonces en casi todos los casos son necesarios, aunque no haga falta. Y si es público, entonces es por necesidad. Porque el negocio es el negocio y en la pública no hay negocio. A no ser que no tengas dinero estés en la privada y no puedas costearlo, entonces no será necesario excepto que no haya más remedio.
Y tú eres publico o privado? Preguntó Antonio para chincharle.
Yo no me dedico a eso. Entonces ni una cosa ni otra! Contestó con cierto desinterés.
Entonces eres todavía más objetivo porque no tienes intereses. Podrías reconocer a mi hijo?
Orestes, el señor mayor que se acercaba a los 60, le echó una mirada a Javier.
Y no lo puede hacer su médico? Observó intentando no mostrar interés.
Yo le he hablado de tí y prefiere que seas tú? Javier estaba un poco incómodo, pero consentía, porque no se había comprometido todavía a nada y porque el supuesto médico había explicado las cosas de manera muy lógica. Javier guardó y otorgó.
Aquí en la cafetería no me parece el mejor lugar, sabes? Observó molesto.
Puede ser donde quieras! Ofreció Antonio.
Nos vamos a tu casa. Voy a hacer un pedido y nos vamos.
Puedo invitarte? Dijo rápidamente Antonio.
Es lo menos que puedes hacer por hacerme trabajar!
En casa de Antonio estuvieron hablando un rato hasta que apareció Orestes en su coche. Aparcó y entró a la casa con un pequeño bolso de cuero. Estaba vestido igual de informal que cuando estuvieron en la cafetería.
Dónde nos ponemos? Preguntó a Antonio impaciente.
Te parece en su cuarto? Sugirió mientras miraba alternativamente a Javier y Orestes.
Necesitas que esté tu padre delante? Javier no quería, pensó cómo explicar que no. Antes que pudiera articular palabra agregó: Entonces vamos, es mi día libre y no tengo ganas de perder el tiempo. Espero que la habitación no esté hecha una leonera, como la de mis hijos. Me pregunto, cómo pueden vivir entre tanta mierda! Se quejó.
Entraron en la habitación y colocó el maletín sobre el escritorio y le dijo al niño que cerrara la puerta mientras el abría el bolso.
Vale ponte ahí junto a la ventana para que te dé el sol y bajate la ropa para que pueda verte. El niño sentía vergüenza quitarse el pantalón delante de un extraño. Tomar un café no era lo mismo a estar desnudo. Pensó en que le gustaba a Orestes los mismos dulces que a él. Dejó el pantalón sobre la cama. ¡El calzoncillo también! Le indicó el hombre.
Javier obedeció, cuando estaba bajándose el slip y pensó: No se va a lavar las manos?
No, porque me voy a poner guantes! Y tú te has lavado el pito? Porque sería un detalle por tu parte. Te lo has lavado? Javier no dijo nada. Me lo tomaré como un no! Apretó los labios y se aproximó.
Javier entendió ahora a su madre cuando decía que tenía que ir lavado al médico. Podía encontrarse con un médico cascarrabias como este.
Tras una inspección de varios minutos, levantó la rodilla derecha del suelo y se quitó los guantes. Miró alrededor.
¿Tienes una papelera?
No! Contestó Javier y miró como ponía una mala cara el médico. Este se alejaba de nuevo hacia su maletín.
Cómo está… Quiero decir… hace falta hacer algo? Antonio me dijo que no parece que haga falta una operación! Intentó explicar con poca seguridad.
Tú padre es médico? Preguntó molesto. Entonces no puede saberlo! Le cortó mientras se quitó los guantes.
El niño preguntó otra vez. Estiró los labios y molesto volvió a él y le indicó bajarse la ropa otra vez. Tiró los guantes sobre la cama y cogió otro par. Estiró la piel del prepucio hacia delante presionó para que le doliera un poco. Hasta que el niño hiciera una mueca de dolor en la cara. Sujetó la piel entre dos dedos y tiró de unos centímetros de piel.
Hay que cortar por aquí. Sobre un 2 o 3 centímetro. Puedes esperar, pero será peor porque todo crece y entonces hay que quitar un poco más. Le diré a tu padre, que mejor que te operen este año. Porque la otra opción de no cortar, puede que sí…. no sé. Habría que verlo! Agregó lentamente.
Javier notó un dolor en el estómago. Sólo pensar que le iban a operar le aterraba. Preguntó cómo se hacía. Orestes tenía ya un sexto sentido por pacientes que sentían miedo.
¡Te pinchan aquí, aquí y aquí! Poniendo el dedo a la base del pene y en el pene. Después te cortan todo el diámetro y te cosen. Pero no te dejan de verlo, o sea que no te vas a marear. Así te podrás limpiar mejor, porque lavarte tu pito no te lavas mucho! Javier estaba muy asustado y se notaba en la voz, ni le importó que lo llamara sucio.
No se hace durmiendo a uno todo! Preguntó extrañado.
No, comprenderás que cuando te ponemos puntos en una mano tampoco te dormimos entero, no? Es que por esa regla de tres, para cortarte las uñas necesitas anestesia local! Comentó cortante.
Pero, ha dicho que hay otra manera. No lo ha dicho antes? Que es no operar, insistió. Mientras decidió su subirse el slip otra vez.
Sí, pero hoy en día apenas se usa! Es más lento y no se usa cirugía. Es una técnica antigua cuando no había antibióticos. Javier insistió y quiso saber cómo era con detalles. El hombres suspiró e impaciente se movió al maletín.
Orestes se puso abundante gel en el guante izquierdo y se acercó. Es ayudar a dilatar la zona anterior del pene. Por la zona anterior a la arteria púdica. Sabes dónde está la arteria púdica? Javier negó con la cabeza.
Se arrodilló otra vez ante él y le puso unos dedos en la entrada del ano. Se expande la zona anterior a la base del pene! Apoyate en la madera de la cama con las manos y separa un poco las piernas. Inclínate! Javier se movió hacia la madera de la cama y obedeció, separó los pies lo que le permitió el slip. Separate más! Un poco más pichita! Untó gel en la entrada del ano y de pronto cuando creyó que estaba relajado le introdujo dos dedos. El niño se aulló del dolor. ¡Aquí en esta zona! Movió lentamente los dedos hacia delante. Javier se quejó amargamente. Porque estaba venciendo la fuerzas de los músculos del ano y le dolía.
Estate quieto que no pasa nada de nada. Si no te tensas se te pasa! Javier no se lo esperaba y se retorcía un poco, movió la cabeza. ¡Joder, relajate de una vez, que no tengo todo el día! Dijo severo mientras hacía movimientos lentos dentro del ano.
Ves que todo el aparato reproductor está moviéndose hacia delante? Miralo, joder! Le elevó la voz, mientras señaló con la otra mano. Orestes paró cuando vió brotar un par de gotas de líquido de la próstata por el glande.
Avergonzado miró hacia abajo y creyó al médico, que su pene le parecía más adelantado. Se hubiera creído muchas cosas con tal que terminase. Estaba sorprendido y un poco asustado y avergonzado a la vez.
Cogió todo el aparato reproductor del niño en la mano derecha y tiró un poco hacia delante. Qué pasa si echo el material para delante? Así se dilata mucho y contrae la piel hacia atrás.
De esa manera la piel de todo el pene se contrae poco a poco hacia atrás. Es decir, o bien cortas ahí delante o bien tiras de la piel hacia atrás. Lo has entendido? Preguntó mientras sacaba los dedos del ano. Javier estaba muy avergonzado a estas alturas y sintió alivio. ¡No, pero no quiero que me meta los dedos, por favor! Consiguió decir.
Has visto lo que hacen las ortodoncias. Que mueven los dientes. Una cosa por el estilo! Explicó cuando se puso de pie junto a él, mientras el chico estaba agarrado a la cama y abierto de piernas.
No le entiendo señor Orestes. Consiguió sacar de sí entre vergüenza y no entender qué le estaba diciendo.
Vamos a ver, picha. Una ortodoncia no traslada los dientes de un sitio a otro? Con un aparato? Y después te lo dejas puesto y te mueve el diente a donde te hace falta? Esto es un poco igual! Lo entiendes ahora? Agregó molesto.
Y por qué no se hace de así en lugar de cortar? Preguntó mientras se vestía y el nombre recogió con cuidado los guantes.
Porque este procedimiento es lento y gratuito, no da dinero y lo otro es un quirógrafo, personas que cobran, etc. Puedo irme ya o tienes más preguntas? Preguntó impaciente.
Duele?
Te ha dolido a ti?
Un poco! Contestó tragando un poco de saliva. Notaba su cara roja.
Pues a otro chicos me han dicho que no les ha dolido ni esto ni el tratamiento. Y no se me han quejado porque siempre les parece mejor que una operación y el posoperatorio en el que hay que tener cuidado con los puntos y las infecciones. Porque si hay infección es un lio. Aquí no hay ni puntos ni inyecciones, ni nada. Es un dispositivo que se aplica igual que yo te he aplicado dos dedos y ya has visto como ha cambiado toda la zona! Explicó mientras se estuvo vistiendo Javier.
Nada más irse Orestes le dijo a su padrastro que el médico le había dicho que había otra posibilidad para la fimosis. Lo que pasa es que ahí no gana nadie y por eso no se vende, pero que el médico sabía cómo era. Javier pensó que eso siempre sería más fácil o como él decía: ¡Más mejor!
De acuerdo, pero tu madre preferirá el tratamiento tradicional. Mejor que quede entre tú y yo. Hasta que tengamos resultados! Observó su padre. Javier abrazó a su padrastro por haberse librado de la operación.
Claudia se marchó otra vez a la ciudad y acordó volver el jueves santo, festivo nacional. Le habían ofrecido revisar la contabilidad de una empresa que había que absorber. Mientras tanto padre e hijo se quedarían disfrutando de las vacaciones. Nada más irse Claudia, el padre concretó con Javier el programa de la semana.
¡He ido hace un rato por el aparato que te recomendó Orestes! Lo tengo en el garaje en una caja. Comentó ante la alegría del chico.
Era un dildo hinchable negro, alargado redondo recto con una perilla similar a la de un tensiómetro. Su diámetro mínimo inflado era de 3cm y 15cm y podía aumentar a 9cm diámetro y 30cm de longitud. Javier se sorprendió y casi se echa atrás cuando vio lo que tenía que hacer. Sobre todo cuando lo infló un poco.
¿Quieres llevártelo a tu habitación y te lo piensas? Le ofreció su padre con la esperanza que cuando se familiarizarse viéndolo acabaría aceptándolo. El niño no las tenía todas consigo soltó varias risas nerviosas. Una vez en la habitación lo dejó sobre la cama y se puso a jugar con sus dispositivos. No se atrevió a meterse algo tan grande por el ano. Aparte que le parecía gay y la experiencia con el médico no le había gustado, pero al fin y al cabo le había dado una alternativa. No las tenía todas consigo.
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