La casita de mi jardín
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
La historia que les voy a contar ocurrió cuando yo tenia unos 9 años. Quiero mantener mi anonimato así que no diré mi nombre. Siempre me he considerado un chico diferente de los otros, ya que en la escuela, si jugábamos a papás y mamás, yo siempre me pedía ser el padre para poder ver y tocar los paquetes de los niños. A uno de mis amigos, el cual nombraré “A”, le encantaba jugar conmigo, y solíamos quedar casi todos los días, normalmente en mi casa porque él vivía en un piso.
Un día después de la escuela A vino a mi casa porque mis padres tenían que marcharse a hacer unos recados y no querían dejarme solo. Merendamos y decidimos irnos a jugar a la casita de madera de mi jardín, donde normalmente jugábamos porque era un sitio donde podíamos gritar y hacer el tonto. A era un chico diferente al resto: hacía mucho deporte, por lo que estaba bien moldeado y musculado, sus ojos eran verdes intensos y sus pestañas largas y bonitas; sus labios eran carnosos y gruesos y, aunque hasta el momento solo la había visto un par de veces, su pene era bastante grande para tener 9 años. Siempre me sentí un poco atraído por A, pero nunca pensé que él también se sentía atraído por mí, hasta ese día.
Ya en la casita, A y yo empezamos a jugar a un juego que nos gustaba mucho: robar un globo al otro lo más rápido posible. Era un juego estúpido pero simple y divertido. Aquella tarde estuvimos divirtiéndonos como dos locos, pues la asita era pequeña y era fácil robar el globo. Además, el juego había sido modificado de modo que cada vez que alguien robaba el globo al otro lo hacía sobándolo de una forma nada infantil. La tarde iba transcurriendo y el juego se iba poniendo cada vez más caliente… Una de las veces que tuve que robar el globo a A le acaricié el paquete por fuera del pantalón, pero él simuló que no lo había notado, aunque yo pude notar como su polla se había puesto un poco dura. Al cabo de poco de haberlo sobado, A dijo:
-Vale, ahora cierra los ojos-.Yo le pregunté el por qué pero él se limitó a reírse de una forma infantil. Aunque no me contestó, los cerré.
-Ya-,dijo.-Ya puedes coger el globo-, con una sonrisa viciosa en su cara que me excitó. Mi polla estaba dura hacía rato, pero cuando vi que el globo estaba dentro de sus pantalones aun se me puso más tiesa. Con una sonrisa en la cara, le dije:
-Me gusta este lugar para esconder un globo-.
-Lo sé, por eso te dejo que me lo robes-me respondió.
Así que me agaché y puse mi mano dentro del pantalón, pero noté que el globo estaba dentro de sus slips, a punto de reventar por la presión de su polla, tremendamente dura y húmeda. Le bajé la bragueta y vi que su verga salía por el lado del slip, y sus huevos apretaban con fuerza el globo, así que lo saqué de aquellos calzoncillos, lo lancé al suelo y me dispuse a empezar otro juego…
A estaba muy excitado, se bajó el slip y soltó un enérgico y divertido “Comete mi polla” en el aire. Yo, sonriendo del placer, me bajé mis pantalones también porque mi polla estaba demasiado dura y empecé a chupar. Aquella polla era la más bonita que había visto: larga y con un grosor perfecto, de unos 14cm o así, que no es mucho para un adulto pero sí para un niño de 9 años; unos huevos redonditos, colgantes y sin pelo; un capullo brillante, rosado y con líquido en la punta, y un sabor salado que me encantó. En la casita había un sillón viejo, donde A se sentó, gimiendo intensamente por mi trabajo en su miembro. Se la chupé de todos modos: la punta, entera, de lado, suavemente, rápidamente, con dientes, sin dientes, los huevos, huevos y polla, etc. Ya muy caliente, dejé de chupar y le besé los labios y le dije:
-Ahora es tu turno-. A él al principio le molestó que dejara de chupársela, pero al poco tiempo lo tenía aferrado a mi verga, durísima y gruesa, lamiéndola como yo había lamido la suya. Con mi mano le cogí la cabeza y le marcaba el ritmo de chupar, y él, con su mano, mientras me la chupaba me pajeaba como nunca nadie antes lo había hecho. Al cabo de poco, justo antes de que me corriera, me dijo:
-Quiero follarte por detrás, quiero sentir mi polla dentro de ti-. El plan me asustó un poco, porque era virgen, pero acepté. Me puse en cuatro en el suelo y A empezó a lamer mi ano con entusiasmo. Mis gemidos crecían y de pronto noté algo que me atravesaba el ano. A no tubo miramientos y me penetró directamente, sin meterme antes algún dedo. Me dolió bastante por su tamaño, pero empezamos a follar. El se aferraba a mi cintura y me abrazaba, notaba su cuerpo caliente y húmedo por el calor. Yo, gimiendo y gozando como nunca, me pajeaba a ritmo de sus mete-saca. Luego, quise hacer lo mismo y nos cambiamos el sitio. Me la chupó para lubricarla y también se la metí directamente. La mía era mucho más gruesa, por lo que soltó un pequeño grito. Me supo mal, pero continué follándole ese culo fornido y redondito que tenía. Cuando le saqué la polla de su ano dilatado, decidimos acabar nuestra tarde de juego con lo mejor de aquella follada: la corrida. Aunque no lo sabíamos, ambos soltábamos semen cuando llegábamos al orgasmo, pues hasta hacía poco aun no soltábamos. Él quiso que se la comiera de nuevo, y yo, encantado, lo hice hasta que me dijo entre gemidos:
-¡Ya llega!¡Ya llega!¿Querías leche, verdad?¡Pues trágatela toda!¡Traga todo mi semen!¡Oh, si!¡Oh!¡Chúpame la polla, traga hasta la última gota de mi leche!¡Mmmm, si!¡Chúpame la polla!-, repetía mientras se retorcía de placer. Su semen vino de pronto, fueron cuatro o cinco chorros grandes que me inundaron la boca con su inconfundible sabor medio amargo, medio salado. Me tragué toda su leche y le chupé la polla un poco más. Luego vino mi turno. Empecé a azotar su cara con mi polla aun dura hasta que me corrí en su boca. Él no quiso tragárselo y me morreó con mi leche en su boca. El morreo me dio asco pero me acabó gustando.
Estuvimos el resto de la tarde descansando en la casita, tumbados en el suelo, abrazados. Luego se fue, cuando mis padres llegaron. En los tiempos futuros, seguimos teniendo este tipo de experiencias, que les contaré en mis siguientes relatos siempre y cuando me dejen sus comentarios y opiniones debajo. Gracias.
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