La casita sobre el árbol
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Cordiales saludos, soy César cuento con 54 años. A continuación compartiré con ustedes esta historia verídica sin enmendaduras y tal cual sucedió.
Yo por ese entonces tenía 7 años y mi primo Jairo tenía 16 años y con la ayuda de mis otros primos y hermanos hicimos una casita sobre una loma de vegetación tupida, desde allí se podía ver a lo lejos la casa de campo de los abuelos y más allá el rio.
En aquel día nos fuimos Jairo y yo al árbol llevando galletas y queso con unas cuantas fotonovelas de romance para leer mientras comíamos, recuerdo que era tiempo de calor y nuestra ropa era pantaloncillos cortos y camisetas.
Desde la casita del árbol usaba mi resortera contra los animalitos que pasaban por allí, Jairo se encontraba acostado con una mano sosteniendo la revista y la otra mano la tenia metida en su pantaloncillo estirando su pene y moviéndolo a todos lados, le salían unos suspiros bien fuertes.
Lancé una piedra a una ardilla y le atiné cayendo al suelo, mi emoción fue tan grande que quise coger la ardilla cuanto antes, era mi primera caza, corri al salir que no me percaté de Jairo cayendo sobre él, mi cara tocó su mano que estaba estirando su pene, me respondió molesto ¡fijate bien! ¡Ya me mamas! ¡Ya mismo te beso y te culeo como los de la novela! Me bajé sin decir pio.
Al subir, me di cuenta que el semblante de Jairo había cambiado era cordial, me senté frente a él con mi ardilla soñada, la amarré, estaba abierto de piernas, Jairo hizo lo mismo uniendo sus pies a los mios, luego se me acercó poniendo sus labios cerca de mis mejillas, con sus manos seguía sobándose su pene, con una abrió su cierre y con la que tenia adentro sacó su pene me dijo: Mira que grande es ¿te gusta? No puede responderle porque estaba sorprendido de ver tamaño pene, me dijo ¡Déjame sacar el tuyo! No resisti, sus manos sacaron mi pene aguado, sus dedos me lo estiraban y sentí un delicioso placer, abri mi boca de exitación los labios de Jairo se acercaron a los mios vi que me chupaban luego me besaba, me paso la lengua por el cuello, reconozco que me puse colorado y extrañado pero me gusto lo que me estaba haciendo. Pegamos nuestros penes y salidos de los pantaloncillo frotamos nuestras acderas, él me decía que asi hacían los actores y que eso era un juego muy rico.
Sin decir más palabras, me acostó sacándome el pantaloncillo y el interior, me dio vergüenza y me tapé mi pene descubierto, Jairo sonriente, con sus manos abrió mis piernas hizo a un lado mis manos de mi pene, sus manos se apoyaron en mis bracitos estirados sobre el piso de tabal, su cadera se acercaba a la mia y vi su pene blanco colorado y peludo que se acercaba al mio para frotarlo y sobarlo. El aliento de Jairo lo sentí en mi pelo y en mi frente, su cadera se movia a todos lados yo estaba sin movimiento sintiendo y mirando lo que su pene y el resto de su cuerpo hacia sobre el mio.
Nos levantamos, Jairo se quitó la ropa y me ayudó a quitarme la mia, estuvimos desnudos, me dijo ¡Ahora si vamos a culiar rico! ¡No se lo digas a nadie! ¿Entendiste? Yo asustado le dije que si con mi cara.
Me puso boca abajo sintiendo el calor de la madera, sentí su calido pecho sobre mi espalda, me dijo que no me moviera que sintiera lo rico de culiar asi que al rato sentí un tongo o bulto tibio y sudoroso que recorría sobre mi espalda y sobre mi culo, era el pene de Jairo que sobaba la raja de mi culito sentía agradable, Jairo me pregnta si me gusta lo que me estaba haciendo y le dije que si, fu en ese instante que sentí un poco de dolor en mi culo, alze mi cara al ver la cadera de Jairo moverse suavemente para arriba y para abajo con su pene en acción sobre mi culito, me desfallecí sintiendo el dolor de sus penetradas suaves, estiré lo más que pude mis brazos y mis manos que seguin agarradas por las manos de Jairo, pujaba del dolor, le dije que ya me dejara que me dolía mucho pero el me decía que espere un ratito que ya terminaba de jugar al amor, luego de decir eso el dolor que sentí fue desgarrador sus penetradas constante y profundas, grite fuerte y lloré, Jairo sacó suavemente su pene de mi culito, me la había metido todita.
Pese a que me dolia mi culito me volteó apoyándose sus manos sobre mis brazos, su cuerpo inclinado hacia actuar su cadera y asi sobaba su pene con el mio, a poco pegaba su estomago a mi pechito, sus labios buscaban mis labios para besarme, yo me dejaba, estaba sometido a él, me decía ¡Tu culo es mio! ¡Ahora tu pene también es mio! Me soltó de manos, me hizo sentar en un toco que teníamos como banco, abrió mis piernas, mi culito me dolia, me mamó el pene pese a que yo deseab que me dejara en paz.
Me acostó en el piso de tabla abriendome las piernas rodeándolas a su cadera pegando su pene en el mio moviendolo aceleradamente, hasta que se detuvo de golpe, mi vi salir un chorro de baba blanca de su pene que botaba en mi cadera recorriendo mi piel y cayendo al piso, después en la cabeza de su pene goteaba ese liquido, Jairo con sus manos se lo apretaba y le vi salir las ultimas gotas por la cabeza d esu pene, me dijo ¡Mira esto es tuyo! Mi mirada estaba fija en su pene pero el resto de mi cuerpo sentía el dolor físico y mental de su penetración.
Con las hojas de la fotonovela me limpió el culito quedando pegadas en el papel la baba y la sangre.
Nos bajamos del árbol con mi ardilla la primera que había cazado, durante el trayecto me indicaba que no contara a nadie lo sucedido.
Fue asi que producto de mi inocencia, entregué mi culito virgen a mi primo. Mi recelo al verlo desaoareció por lo bien que se portaba conmigo sin burlas ni prepotencias como lo hacían mis hermanos y otros primos por ser yo el más pequeño del grupo, nunca se enteraron de lo nuestro.
Seguimos culiando por varios meses ya que a la minima insinuación de ambos el uno esperaba al otro en el árbol y cuando estaban mis primos o hermanos nos íbamos mas arriba de la montaña en una pequeña cueva nos desvestíamos y nos culiabamos, Jairo me enseñó posteriormente a mamarle el pene y a besar muy rico, me dejaba que le pase mi pene por su culito, eso era Jairo en mi infancia, el primo que cambio mi vida por culpa de una ardilla.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!