La deuda se paga con carne
Jorgito encontrará que hay otra forma de pagar una deuda que no sea con dinero.
Era una cálida mañana de verano, y Jorgito iba camino al trabajo en su auto nuevo. El despertador le había jugado una mala pasada, y se le había hecho tarde. Esquivaba cualquier vehículo como pudiera con tal de no llegar tarde a su nuevo trabajo. Era su primer día, y una tardanza lo dejaría muy mal parado ante sus nuevos jefes, peor aún sabiendo la cantidad de deudas que tenía. A pocas cuadras antes del edificio, aún sentía la tensión, así que intentó ingresar lo más rápido posible al estacionamiento, pero, sin que se diera cuenta, otro carro que también estaba ingresando en ese momento se cruza en su camino. Hubo un ruido ensordecedor, y luego, un silencio total en su mente. Cuando despertó, un paramédico estaba iluminándole los ojos con su linterna. Le preguntó que había pasado, y este solo le atino a mostrar lo que había pasado: un choque frontal. Jorge se levantó ya con la consciencia recuperada, la camisa un poco manchada, y recién allí notó el gran daño que había causado. Y lo peor no quedaba allí: el automóvil que había chocado era nada más y nada menos que del mismo gerente general de la empresa. Jorgito estaba en el peor día de su vida. Se arregló la ropa y prosiguió a hablar con los encargados, a lo que le refirieron al último piso para hablar con el jefe. Jorgito, con la ropa desacomodada, no podía evitar dar ciertas tembladeras: tendrá que pagar todo con un sueldo que aún no recibe, y no sabe de dónde sacará el dinero para pagarlo. Cuando llegó al último piso, lo recibió la recepcionista. Ingresó y se encontró con una sala enorme, muy bien amoblada separada en dos espacios que eran el lobby y la sala de conferencias. La vista era increíble desde ese último piso rodeado de ventanas sin sin cortinas. Seguía parado y pensando qué hacer. No sabía si ver su celular porque tal vez recibiría un mensaje inmediatamente de despido irrevocable. Cuando, de repente, escuchó la puerta abrirse abruptamente.
- ¡No, no! Entiende que yo no tengo tiempo para ver lo del carro… Sí sí, ya sé que me lo encargaron, pero que Peter se encargue del asunto… Ya, mira, estoy por hablar con el muchacho. Creo que podremos llegar a un arreglo.
Jorgito le empezó a temblar las piernas al escuchar la voz del supuesto gerente, así que mantuvo la cabeza abajo.
- Bueno, me tengo que retirar. Hablamos luego (cortó el celular)…. Tú debes ser Jorge, ¿no es así?
- Hola, he… sí. Me llamo Jorgi- Tragó saliva.
- ¿Jorgito? ¿Ese es tu nombre?
- Me llamo Jorge, señor (sigue con la mirada abajo). Disculpe por lo que pasó con su automóvil. De verdad, lo lamento muchísimo y pagaré hasta el último centavo.
- Ya, hombre. Tranquilo, mejor ven a sentarte.
Jorge se sentó en una de las sillas que tenía cerca a él con una pequeña mesa de madera. Le sirvió un café, pero este no dejaba su nerviosismo y seguía con la cabeza abajo.
- No te preocupes, Jorge. Me llamo William. Y no, no soy el gerente, soy el hijo de este solamente jaja.
- ¿Y, entonces, el carro es suyo?
- No, es de mi papá, pero lo había querido vender hace mucho tiempo, solo que no encontraba comprador, así que me lo quedé yo.
- Le juro, señor William que le pagar…-
- Tranquilo, tranquilo. Llámame William con confianza.
Jorge seguía con la cabeza agachada y sin mirar.
- Aunque sea mírame a los ojos, ¿no? Jaja.
- Es que… me da vergüenza por lo que pasó hace un rato.
- No te preocupes – Le dijo William – Todo tiene solución, además, no es el fin del mundo.
- ¿De verdad?
- Sí, tenme confianza ahora que trabajaremos juntos.
Jorgito levantó la mirada, y se dio cuenta de la clase de hombre que era William: un hombre alto, barbudo, con rostro entre serio pero sonriente a la vez. Su cabello estaba peinado hacia atrás, y se le veía super guapo con ese traje que tenía puesto para la oficina. Jorgito se quedó sin palabras.
- Jorge, ¿estás bien?- Dijo William.
- Ah, sí, perdón. Es que me quedé pensativo.
- No te preocupes, pero te voy a pedir un favor – Sacó una hoja y un lapicero – Pasa que necesito entregarle a mi papá la garantía del acuerdo al que hemos llegado. Si, es una suma fuerte de dinero, pero creo que con lo escrito allí podremos solucionarlo cuanto antes. Solo necesito tu firma. – Dijo esto mientras se acercaba a él y ponía su mano sobre su hombro.
Jorge intenta leer el contrato, pero su mirada empieza a desvanecerse.
- ¿Estás bien?
- Sí, solo estoy un poco adormilado.- Dijo Jorgito.
- Tranquilo, solo necesito que ingreses tu firma aquí y ya está.
En eso, ingresa otra persona.
- ¿Ya está todo listo, hijo?
- Sí papá, estamos firmando el acuerdo. – Dijo William.- Jorge, te presento al gerente general de esta empresa. El señor Ramiro.
- Un gusto, señor… – Jorgito iba perdiendo fuerzas.
- ¿Te encuentras bien, Jorge? Mejor siéntate en el sofá.- Y lo llevó a recostarse.
Ramiro era un hombre maduro, alto, con barba bien pronunciada y cabello canoso. Sus lentes lo hacían ver aún más imponente y respetable. Su voz era tan gruesa como la de un semental. Jorgito estaba sentado en un amplio sofá de 3 cuerpos, mientras Ramiro se sentó a su costado y William se mantuvo de pie.
- Bueno, Jorgito, necesito que firmes. Solo tienes que poner tu firma, nombre y tu identificación para así poder garantizar el pago del accidente.- Dijo William.
En eso, Jorgito firma, pero sin poder leer el contrato por el mareo que presentaba.
- Perfecto.- dijo William. -Entonces podremos empezar con el pago desde hoy.
- ¿Desde… qué?… No entien…do.- En eso, Jorgito se desmayó en el sofá, pero no perdió la consciencia.
Su ropa quedó desordenada con él tendido en el sofá, y en eso Ramiro se acerca.
- Wow, veo que tu camisa está manchada. Déjame que te libere de eso.- Y le empezó a desabrochar los botones uno a uno.
- No… esper….Nooo.
- Shhh tranquilo, recuerda que esto es parte de tu pago, ¿no?
- ¿Queee…?
- Jorge, tienes un contrato firmado, y ya no hay vuelta atrás.- Dijo William con voz maliciosa mientras se desabrochaba la camisa.
En eso, Ramiro vio que el cuerpo de Jorgito era bastante lindo: marcado y un poco delgado. Era evidente que hacía algún tipo de ejercicio. Ramiro se acercó a los pezones de Jorgito y empezó a chupar.
- ¡No, qué haces… Detente!- Ramiro siguió chupándole los pezones.
- Tranquilo, Jorgito – Dijo Ramiro – Esto solo es el inicio, pronto aprenderás a disfrutar.- Y en eso le mete la mano por el culo lampiño y blanco de Jorgito.- Ohhh… qué rico culito, y qué tetitas tan duritas y formaditas. ¿Vas al gimnasio, no?
- ¡Ya, para!… ¡Noooo!
- Mmmmmm qué delicia de cuerpo.- Y siguió chupándole los pezones.
William solo presenciaba y se quitaba poco a poco la ropa, dejando ver su bien trabajado cuerpo de gimnasio. Ramiro no se quedó atrás, y mientras jugaba con el cuerpo de Jorgito a su antojo, él se quitaba la camisa y pantalón, mostrando un cuerpo muy fornido, velludo y con un paquete bastante prometedor.
- ¡Basta, basta!- Gritó Jorgito mientras Ramiro le arrancaba la ropa.
- Tranquilo, yo pensé lo mismo la primera vez, Jorgito. Pronto te va a gustar.- Le dijo William al oído.
En eso, Jorgito estaba tirado en el sofá con la camisa desabrochada y el boxer a medio salir. Ramiro se lo tira de un golpe, y él hace lo mismo, dejando ver una enorme verga de 20cm negra y venosa.
- ¿Ves esto? Es mi líquido pre seminal – Dijo Ramiro – Te va ayudar a que lubrique mejor tu conchita.
- ¡No, ni lo intentes, no! – Gritó Jorgito que aún no podía moverse. Y sin avisar, Ramiro empezó a meter su gruesa verga poco a poco al ano de Jorgito.- AAAAAAAAAAHH!!!… NO, DETENTE YA!!
- ¿Ves cómo lo disfruta, papá? – Le dijo William a Ramiro.
- Vamos a enseñarle a esta puta lo que es satisfacer a un hombre.- Y empezó a bombardear.
- ¡NO… BASTA…DETEN…TE!!….AAAAH… AAAAAAHH
William se quitó el boxer y metió su verga grande de 19cm a la boca de Jorgito. Era todo un escenario sexual en medio de la oficina, y todos desnudos jadeaban y sudaban por el acto.
- ¡YA PAREN,… BAS…. TAAA… LES…. VOY A…. PA…GAAAR!!….AAAAAHH
- Vuelve a callarlo, hijo- Le dijo a Ramiro a William, y este volvió a meter su verga en su boca de Jorgito.
Levantó a Jorgito y lo puso boca abajo del sofá. Ramiro se montó encima de él mientras William seguía dándole por la boca. Entonces, William, agarró su celular y empezó a tomar fotos y grabar la escena sexual. Jorgito estaba rojo de la vergüenza, pero sentía algo extraño en su cuerpo. Algo que jamás había imaginado.
- ¿Ves eso, William?- Dijo Ramiro.
- Ah, mira… Estás botando líquido pre-seminal, Jorgito. Significa que te está gustando.- Jorgito intentó mover la cabeza para decir que no.
- ¡SÍ TE GUSTA, PUTA! – Gritó Ramiro, y le envistió con más fuerza.
Ahí, boca abajo del sofá con las piernas al suelo, Ramiro siguió embistiendo y nalgueando a Jorgito, mientras William seguía grabando y masturbándose.
- ¡Me falta poco, ya voy a acabar dentro tuyo!¡ME VENGOOO!!¡AAAGGGHH!!
- ¡NO, TODO MENOS ESO!- Gritó Jorgito y sintió cómo su interior era inundado de un líquido caliente que terminó saliéndose por el ojete y chorreando bajo sus piernas.
- ¡Yo también me vengo, papá!… AAAAHH!!!- Y William derramó su leche en la cara de Jorgito.
Ramiro se quedó tendido encima de Jorgito por un rato hasta q su verga recuperó su tamaño original y se salió del culo de este. William aprovechó para limpiarse el sudor y pasarle unas toallas a su padre para que limpiaran la oficina. Jorgito no se levantaba. En eso, ambos se vistieron y Ramiro le dijo que tenía una reunión importante, entonces que cite a Jorgito para que lo asista. William le afirmó con la cabeza.
- Ya, levántate Jorgito.- Le dijo esto pero Jorge no respondió.- Te entiendo, me pasó a mí también la primera vez, pero poco a poco te empezará a gustar. Créeme.
William le pasó su ropa a Jorge y un nuevo boxer que tenía guardado por allí, y le dijo que ingresara al 2do piso que lo estaría esperando su nuevo supervisor. Jorgito, con lágrimas en los ojos, no podía creer lo que le había pasado. Se sentía confundido y sucio. Se levantó y empezó a vestirse, solo para darse cuenta de que su pene también estaba mojado.- ¿Qué me pasó?- Pensó. Se agarró el miembro, y se olió aquel líquido que salía de a pocos: había tenido una eyaculación, y sin tocarse. Esto lo perturbó por unos minutos, pero luego recordó para lo que había venido: el trabajo. Se secó las lágrimas, e intentó caminar, aunque con un poco de dificultad por la tremenda embestida que le habían dado. Pasó al baño a revisarse si no tenía ninguna marca, y solo vio unos chupetones en el pecho y sus pezones. No había de qué alarmarse porque estaba tapado. Jorgito se sentía sucio, utilizado, y marginado. Salió de la oficina rápidamente y se encuentra con otro sujeto en el pasillo, al cual le hizo caer unos papeles que llevaba.
- ¡Lo lamento, perdón por lo sucedido!
- Calma, no te preocupes. Yo también estaba distraído.
Jorgito levanta la mirada, y se da cuenta de que es Cesar, su mejor amigo de infancia.
- ¿César? ¿Cómo llegaste acá?
- ¡Jorgito, amigo!- lo abraza- Tantos años sin verte. ¿Vienes por el nuevo puesto de asistente de gerencia?
- Sí, acabo de conocer al gerente.
- Espera.. ¿así nomás? – Y Cesar se da cuenta de la mancha de semen que tiene Jorgito en su pantalón.
- Sí, sí… fue algo loco, jaja (risa nerviosa)… Te veo luego, tengo que correr, adios.
Entonces Cesar se quedó muy pensativo. ¿Podría confirmar algo de los rumores que corrían por el edificio?¿Qué le sucedió a su amigo para que haya salido tan aturdido de la reunión con el gerente?
Continuará…
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