LA DISTRIBUIDORA. (6).
Con los chicos se dan otras oportunidades, pero entre Ruth y Juan comienza a pudrirse todo..
Ruth se había ido bastante enojada con el marido, pero no pensé demasiado en ello, el trabajo en el depósito se hizo intenso porque aparte de los clientes que venían y la atención de los camiones de reparto con los pedidos nos cayó el camión de una de las empresas embotelladoras y hubo que hacer lugar para acomodar los cajones. Después, un poco antes del mediodía llegó Julia con cara de contenta, “bien cogida” diría algún mal pensado y me quedó muy claro que lo frenó de plano a Juan cuando éste quiso recriminarla por la llegada tarde, dejando evidenciado que era ella la que, de alguna manera, mandaba sobre él.
Comí un par de emparedados en el descanso y me metí en la casa para pintar el living, me apuré con esto porque quería tener el trabajo adelantado para cuando volvieran los chicos. “Algo” iba a hacer con uno de ellos o con los dos, no lo tenía claro porque dependía de cómo se dieran las oportunidades, pero el “morcillón” que me daba tironcitos debajo del bóxer sabía que algo tenía que acontecer, ninguno de los dos culitos me era indiferente y sólo de pensar en ellos se me alborotaban todas las neuronas, lo único que se me cruzaba por la cabeza eran las ganas de ponerla.
En un momento dado, dejé de pasar el rodillo por la pared, me toqué el bulto y sentí como si me dieran un cachetazo en la nuca. Bajé de la escalera y me senté en un rincón de la habitación, parecía como si mi propia conciencia me hacía saber que tenía que comportarme sin pelotudeces, idioteces o procederes de pendejo calentón. Actuando de la forma en que lo estaba haciendo acabaría por hacer que yo mismo me descubriera y me quedaría sin nada, sin trabajo, sin culitos veteranos o infantiles y posiblemente hasta sin libertad.
Ya me lo había dicho mi “viejo” cuando dejé de estudiar y me obligó a procurarme mis propios ingresos… “Tenías todo servido y vos mismo lo echaste a perder, podías haber tenido mucho más, sólo te bastaba con hacer bien lo que tenías que hacer bien y no distraerte con “pendejadas” o actitudes de ignorante que no sabe pensar” … “La joda está bien, pero creer que todo es joda o pensar que sólo lo tuyo cuenta te va a llevar a pegarte las narices contra paredes que vos mismo construís. Ahora vas a tener que crecer pensando con la cabeza y crecer implica no retroceder por actuar con impulsos que te lleven a perder. Tu madre y yo estaremos para ayudarte, pero vas a ser el único responsable de tus “cagadas””.
Recordar eso me hizo bien y me di cuenta que crecer implicaba también pensar con la cabeza preparada para eso y no con la que no tenía neuronas. Pendejo o no, no tenía que apurarme y usar el razonamiento y no los instintos, aunque con los culitos de los chicos de por medio eso costara un poco más. A la pared del living que había arreglado hacía poco, tuve que darle dos manos de pintura, pero quedó muy bien, ordené ese lugar corriendo los muebles, limpié y cuando me preparaba para pasar al comedor, llegaron los chicos del colegio.
Las efusividades de éstos quedaron relegadas, se les notó en las miradas porque entraron a la casa acompañados por el padre y sólo surgió un “hola Sergio” que sonó a decepción. Sin motivos aparentes Juan les gritó a los chicos, a Azul le dijo que se pusiera a hacer la merienda para los dos y que después se metieran a la habitación a hacer los deberes. “No los quiero ver afuera de la habitación, yo voy a estar muy ocupado en el negocio y tampoco quiero que vengan a molestarme ni que lo molestes a Sergio”, luego de esto se fue y cuando escuché que la puerta se cerraba me acerqué a la cocina para ver que Azul preparaba la merienda y Cris estaba sentado y callado, ambos con los ojos llorosos.
El idiota, seguramente con ganas de encerrarse con Julia los había retado y tirado de las orejas, “no estén mal chicos, luego de tomar la merienda hagan rápido los deberes para que no los rete de nuevo, yo voy a estar en el comedor y a mí no me molestan” … No me contestaron, apenas si movieron la cabeza, me dieron ganas de reventarlo a trompadas, pero no la quise agrandar más. Los chicos merendaron y cuando pasaron para su habitación me saludaron y se encerraron en ella. No tardó en salir Cris, me hizo señas de silencio y me llamó a su cuarto…
“No te enojes conmigo Sergio, mi papá está loco y nos pegó sin que le hiciéramos nada, yo te quería contar que estuve practicando con el frasco, pero tengo muchas ganas de que me la metas como el otro día” … No le contesté, pero cerré la puerta con traba y entendió perfectamente porque se acercó a mí para abrazarse a la altura del pubis y buscó con sus manitas bajando el cierre de mi short.
Mi verga salió como un resorte y no tardó en llevársela a la boca para comenzar una mamada del modo en que a mí me gustaba. Se lo metía en la boca apretándolo con los labios y trataba de meterlo lo más profundo que podía, cuando le sobrevenía alguna arcada lo sacaba y volvía a intentar. Yo ya me había puesto a mil, tenía una calentura tremenda pero no lo quise desnudar allí, le dije que nos fuéramos al interior de su baño, “¿me vas a meter tu verga un poquito?, yo quiero sentirla adentro”, -expresó casi rogando-.
Cuando entramos al baño, él sólo se sacó el pantalón del uniforme del colegio y me mostró su culo redondito cuando se sacó el calzoncillo, no tardé en decirle que apoyara las manos en el borde de la bañera, “tal como querés, te la voy a meter en el culito, hoy te hago la cola como me gusta y no te quiero escuchar”, -sólo movió la cabeza afirmando-. Saqué crema del botiquín, le puse con el dedo en el interior de su recto y se quedó inmóvil esperando, enseguida busqué el agujerito manejando el miembro con la mano para ubicar bien el glande y lo moví un par de veces para que el hueco se adaptara al ariete, luego comencé a empujar.
Lo veía apretar fuerte los bordes de la bañera y sus gemidos fluctuaban entre lo doloroso y lo placentero. En la mitad me detuve y me moví entrando y saliendo, él, totalmente entregado, giró la cara y me miró, tenía los ojos llorosos, pero me dijo: “Me gusta Sergio, me gusta, movete más y metela toda, me va a doler, pero yo me aguanto”, -estaba totalmente enviciado-.
Me tenté, pero no quería apurarme, con las dos manos apretaba y gozaba acariciando sus nalgas impidiendo que diera un caderazo y se penetrara solo, pues eso era lo que el muy putito quería moviendo sus nalgas hacia atrás. El movimiento y un poco más de crema sirvieron a los fines de los dos y pronto la tuvo toda adentro, le gustó cuando choqué mi pubis en sus nalgas y gimió fuerte mordiendo una toalla, ya estaba y no me paré seguía metiendo, sacando y me sorprendía.
Al nene le había entrado toda y la gozaba como un adulto experimentado dejando notar sus contracciones unidas a pequeños grititos en sordina que imaginé que eran sus orgasmos. Quería poder cogerlo toda la tarde porque todo él me recalentaba, pero no era conveniente seguir y le dejé toda mi leche en lo más profundo.
No esperé a que saliera sola, me apuré a sacarla, él lo sintió y algo se quejó, no era para menos, el “plop” fue sonoro y le quedó un agujero abierto que, al mirarlo, algo me impresionó, pero tenía mucho de morboso incentivando mis ganas de seguir, aunque la cordura se impuso, lo di vuelta para besarlo y le pedí que se pusiera a evacuar todo y que después de eso se lavara con agua fría del bidet para que el culito se le cerrara más rápido.
Me aceptó todo y la cara de felicidad podía con él, aún a pesar de algunas lágrimas que le habían corrido por las mejillas, “¿no sabés como me gustó que me cogieras así?, parecía que me llegabas hasta la panza, tuve un montón de cosquillas en el pito y me hice algo de pis”, pensé que pronto eyacularía, incentivación corporal no le faltaba, pero no se lo dije y le pedí que se cambiara e hiciera los deberes sin salir de la habitación para que el padre no se enojara.
Me fui a seguir con las paredes del comedor, pero tentado y con ganas de ir a visitarla a Azul a su habitación, seguramente me estaría esperando, controlé que Juan no estuviera dando vueltas por el depósito y volví a entrar para ir a la otra habitación, entré directamente y la nena estaba haciendo los deberes, la saludé preguntándole como estaba…
- Bien, mi papá me reto y me tiró de las orejas, pero ahora estoy bien, pensé que no ibas a venir.
- Sí, pero me entretuvo tu hermano porque quería que le enseñara unas tomas, ya sabés que a él le gusta eso.
- Sí, le gusta, como le gustaba con el primo, pero lo que quiere es que le metan el pito por el culito, ya me dijo que te vio el pito duro en el pantalón y que es más grande, ¿le vas a meter tu pito a él?
- No sé si va a querer.
- Sí, si yo se lo pido va a querer, pero primero me lo tenés que meter a mí.
- Bueno, ¿querés que lo saque ahora? pero por el culito no podemos porque no tenemos ninguna cremita, ¿por qué no me la chupás como el otro día y yo después compro una cremita?, dale, chupala y yo te meto un dedito.
- Bueno, pero lo saco yo, ¿a ver?, ya está todo duro, esperá que trabo la puerta, vos sentate en la cama.
Rápidamente me bajó el cierre del short, mi verga apareció en todo su esplendor y como ya la conocía no se sorprendió, la tomó en sus manos mientras me sentaba en la cama, sólo la soltó para bajarse el pantaloncito y se puso de costado dejándome todo el culito gordito a disposición. “No te apures, hacelo despacio y tené cuidado con los dientes”. Asintió con la cabeza porque ya tenía el glande metido en la boca y absorbía con ganas. Yo empapé mis dedos con saliva y torciendo un poco la cabeza escupí en su ano, después comencé a tratar de meter uno de los dedos mientras ella se retorcía, pero no emitía ningún sonido.
Primero se tensionó cuando metí el dedo medio hasta la mitad en su culito, pero pronto comenzó a mover sus caderas y entré y salí “a dedo” de ese lugar virginal imprimiendo un ritmo regular. Gimió cuando lo metí todo y comencé a mover los dedos para meterlo en su vagina apretada, pude meter también el anular en su conchita y con el menique acariciaba su clítoris diminuto.
Los movimientos de ella se convirtieron en un tanto desenfrenados y pugnaba por meterse más verga en la boca, volvió a gemir y tuvo un orgasmo porque se quedó quieta y me mojó más los dedos. Yo ya removía los dedos a gusto buscando una dilatación y le pregunté si se quería tragar la leche o probaba de meterle la cabeza de la verga en la conchita para dejarle la leche adentro. “Por la conchita, quiero sacarte la leche con la conchita”, -respondió sin dudar- Yo estaba que explotaba y la puse de patitas al hombro y sin estar tan pegado a ella, busqué el agujerito.
La llevé con la mano para no empujar y moviendo el glande fui dilatando la entrada hasta que estuvo todo adentro de su cavidad. Azul me apretaba los brazos y tenía los ojos muy abiertos, se notaba que le dolía, pero no decía nada, estuve unos segundos sin moverme y luego lo hice muy suavemente sin que entrara mucho. Ya fue ella la que comenzó a moverse y con el pulgar acaricié su clítoris, apenas un par de toques y casi grita por el orgasmo y porque con sus movimientos, ella misma se la metió un par de centímetros más.
- Me duele, me duele un poquito Sergio, pero no importa, metela un poco más hasta que aguante, -me pidió totalmente entregada-…
- No puedo mi cielo, te va a doler y ya quiero llenarte la conchita de leche.
- Bueno, dale, pero movete un poquito.
Algo más le entró cuando acabé en su conchita como si fuera la primera vez y ella quería más porque se movía con ganas y gemía quedamente. Le entró hasta la mitad e hice un esfuerzo enorme para aguantarme y no meterla más. Mi leche y sus jugos lubricaron mucho más el lugar y la mitad le entró bastante cómoda. “Está recaliente tu lechita, me encantó sacártela con la conchita, dejala un ratito adentro que quiero notarlo cuando se duerme”.
Esperando a que el pito se “durmiera” aproveché para besarla comiéndole la boca, algo a lo que la pendeja se prendió como ternero a la teta y chupaba mi lengua como si la quisiera arrancar, besos van, besos vienen, me di cuenta que me había pegado a sus nalgas porque semi “dormida” le entró toda y ella la estaba gozando con más movimientos.
Tuve que imponerme y salir de ese lugar contra mi voluntad notando que aún temblaba, “me gustó mucho Sergio, quisiera seguir, ahora sólo me falta el culito y ver como se la metés a mi hermano” … “Vamos a ir tranquilos, pero por ahora no le digas nada a tu hermano y de esto, a nadie”, -le pedí con firmeza-… Todavía no lo podía creer y seguía con ganas de “ponerla”. La pendeja parecía más receptiva que el hermano para recibir verga y tendría que hacerme de unos momentos para, con tranquilidad, cogérmelos a los dos juntos, estaba seguro que, llegado el caso, no se negarían.
Me acerqué al comedor ya sin ganas de seguir con la pintura y me puse a recoger todos los trastos, en eso apareció Juan preguntando si tendría para mucho. Sabiendo la hora que era le avisé que por hoy ya había terminado y luego de poner los pinceles y el rodillo en remojo, adecenté un poco el comedor, saludé a los dos chicos y me fui a cambiar. El negocio ya estaba cerrado y ardía en ganas de irme a casa para ver si la cámara había captado algo entre el idiota de Juan y Julia.
Estaba excitado como “chico con juguete nuevo”, entré en mi casa, la saludé a mi “vieja” que ya estaba de regreso y atareada con la preparación de la cena. Me fui para mi habitación y recuerdo haberle contestado que no quería nada cuando, como siempre, me preguntó si quería “picar” algo antes de cenar. Me encerré en mi cuarto y pronto se vio en la pantalla del monitor la oficinita de Juan, en realidad se veía un tanto escuro y sólo una claridad que se notaba que provenía de una ventana chica que tenía el cuartito.
Hice tal como me había dicho Alfredo y rebobiné para comenzar desde un principio. Por un rato largo todo era bastante oscuro y comenzaba ya a desesperarme cuando se prendió la luz en la habitación y se escucharon voces.
- Sos un obsesivo hinchapelotas, ¿para qué querés que te diga con quien estuve?, esas son cosas mías, ¿yo te pregunto algo cuando vos te acostás con tu mujer?, bien que a ella les das todos los gustos, le mandaste a pintar toda la casa y eso de que se va a cuidar a la madre te lo crees vos sólo, te debe hacer cornudo con el primero que se le cruza, aunque si fuera yo me haría coger por el “alemancito”, está muy fuerte el guacho…
- Vos no entendés mi cielo, no le puedo decir que no…
- Claro y a mí que me parta un rayo, para que me compraras unas zapatillas y un poco de ropa tuve que rogarte y dejarte el culo hirviendo.
- Olvidate de mi mujer, te compré un “juguete” nuevo para que lo uses mientras me contás…
- ¡No me toques las tetas, estúpido!, a ver, mostrame el “juguete”, mientras te lo meto, te cuento como me la dieron por el culo hasta hacerme pedir por favor.
A Julia se la notaba enojada o, más que enojada, en actitud de “dominante” y Juan se demostraba en una actitud de tipo “sometido” …
- No, no jodas, no te la voy a chupar, si tengo ganas después te hago una paja, pedazo de pelotudo “pija corta”, chúpame la concha y no me toques el culo porque lo tengo dolorido, por chupármela y para romperte el culo con tu nuevo “juguete” me vas a tener que comprar un vestido nuevo que vi en la tienda “tal” cerca de mi casa.
- Bueno, bueno, yo te lo compro, pero contame también quién fue que te cogió.
El “juguete” que dejó ver al sacarlo de la caja, era un consolador de unos 25 centímetros, con un grosor mayor a la mía y me corrió un cierto escalofrío por la espalda. Después se la vio a Julia bajándose las bombachas y abrir las piernas mientras se recostaba sobre el escritorio, yo me fijé bien, la “gordita” no tenía feas piernas y un culo para respetar.
Luego de que ella se acomodó, Juan se dedicó por un largo rato a chupar mientras ella le mantenía la cabeza pegada a su entrepierna y lanzaba improperios contra él tratándolo de inútil e inservible, también contra Ruth, de quien decía que era una puta redomada y le pidió varias veces que se separara para juntarse con ella, Juan no contestaba, en esa posición no habría podido nunca.
Lo que siguió, después de que Julia terminó poniéndose la mano en la boca para no gritar su orgasmo, fue precisamente para lo que se había hecho, para grabarlo. Juan se bajó el pantalón y también se apoyó en el escritorio dejando el culo al aire, la “gordita” le escupió el agujerito y lo penetró con el consolador, bastaron dos empujones para que quedara afuera sólo la mano de ella sosteniendo el aparato. El marido de Ruth se la veía venir y mordió un libro para no gritar como desaforado por la violencia de la penetración, luego fue un entrar y salir bastante rítmico a la par que ella le contaba…
- ¿Te acordás del tío Pedro?, él fue quien me desvirgó de chica y cuando quiere cogerme me llama, esta vez no me llamó, pero como vino a la reunión nos encontramos, de ahí a irme con él fue sólo un paso y en la casa me cogió como quiso. Me metió un consolador más chico que éste en la concha y me rompió el culo con su pija gruesa, me hizo llorar el hijo de puta, pero me encantó, es “mi macho” y vos no podrás ser nunca como él, pero si te separás te prometo muchas cogidas en conjunto, yo sé que eso te gusta.
- Me gustaría, pero no es tan fácil, tenés que entenderlo, -dijo Juan de forma entrecortada porque lo que tenía en el culo no paraba de moverse-.
- Pensalo bien porque no sé si querré volver a hacerte estas cosas y te aclaro que más tarde voy a sacar el dinero que necesito de la caja.
- No seas así, yo te necesito y sí, sacá lo que quieras de la caja, pero movelo un poco más que estoy por terminar.
No fueron muchas más movidas entrando y saliendo, todas con bastante saña de parte de la “gordita”, hasta que Juan terminó acabando y mojando el costado del escritorio, todavía temblaba cuando Julia le sacó el consolador del culo de un tirón dejando su culo abierto, dejó el “juguete” sobre el escritorio, se subió la bombacha y salió dejándolo para que él se arreglara solo, algo que hizo rápido, vistiéndose y limpiando todo con una toalla chica. La grabación había estado fantástica, con buena imagen y un sonido perfecto, pero yo sentía una mezcla de bronca y asco con esos dos, ni siquiera me habían excitado las imágenes.
Me había comprometido con Alfredo a darle una copia de lo que quedara grabado, pero dudaba seriamente en hacerlo, mis dudas pasaban por el lado de Ruth. Lo que había dicho en la discusión con Juan respecto a “vos te olvidás de quien es el negocio”, la reticencia de éste a dejarla de lado y a no dar explicaciones a Julia respecto a los gastos y los gustos de la esposa, me hizo pensar en quien era de verdad la que tenía “la sartén por el mango”, tampoco me olvidaba que me había dicho que tenía “un buen pasar” cuando me propuso estar con ella.
Pasé la filmación a mi celular desde que esos dos entraban en escena y me acerqué a cenar cuando mis “viejos” ya habían terminado y tomaban un café. “¿Apareciste?, pensé que estabas durmiendo porque te llamé y no contestaste”, -me dijo mi papá y verdaderamente, ni lo había escuchado-. “Disculpame pa, estaba entusiasmado con algo en la compu y ni te escuché, quédense tranquilos, yo me caliento la comida y me sirvo solo”. Estuvieron de acuerdo y se fueron a ver la tele, yo me quedé pensando que es lo que iba a hacer. Ya había terminado y estaba por servirme un café cuando vibró mi celular, atendí extrañado por la hora y porque era Ruth…
- Hola preciosa, ¿cómo estás, tu madre bien?… -El sollozo que escuché por el teléfono me indicaba que no estaba bien-.
- Disculpá la hora Sergio, quería escuchar tu voz, tuve una pelea muy grande con mi marido, me enteré que había castigado a los chicos y cuando se lo recriminé, me dijo un montón de cosas, me acusó de puta, de que en lugar de ir a ver a mi madre moribunda yo andaba cogiendo con otros, casi nos vamos a las manos.
- ¿Te pegó?…
- No, si me pone una mano encima lo corto en pedazos, pero fue una situación muy fea para los chicos. Ya no aguanto más, creo que mañana comienzo los papeles de divorcio, es el padre, pero los chicos no lo quieren tanto y pienso dejarlo con una mano atrás y otra adelante.
- Te va a salir a reclamar su parte y va a ser bastante engorroso todo, no creo que se quiera ir.
- No tiene de donde agarrarse, la casa, el auto y el negocio están a mi nombre, son bienes recibidos por la muerte de mi padre, no son gananciales, en realidad es por el seguro millonario en dólares que tenía y mi madre me lo pasó todo a mí.
- No entiendo mucho de eso, pero no se va a querer quedar sin nada, tendrías que buscar alguna prueba que lo comprometa.
- Lo único que se me ocurre es acusarlo de infidelidad con Julia, pero eso lo tengo que consultar con mi Abogado, creo que “algo” tiene con ella, aunque no estoy segura.
- Bueno, ahora quedate tranquila, preguntale al Abogado que se necesitaría para sacarlo a patadas de tu vida y contá conmigo si hay que hacer de testigo o “inventar” algo.
- Gracias Sergio, sos un amor.
- Vos lo merecés, si mañana no querés mandar a los chicos al colegio, yo te los cuido, conmigo se portan muy bien.
- No sé si va a estar él porque me dijo que me metiera mis bienes en el culo y que se iba a ir a un hotel y a buscarse una puta para poder coger mejor que conmigo. Primero veo al Abogado temprano y luego tengo que cuidarla a mi mamá hasta la tardecita en que regresa mi prima, no quiero cargarte con los chicos y voy a tratar de zafar temprano.
- No me jodés en absoluto mujer, hacé tranquila todo lo que tenés que hacer, yo les preparó el desayuno y a la hora del almuerzo pido algo en la pizzería, eso sí, te espero y cuando regreses contame bien lo que te diga el Abogado, vamos a buscar la forma de cagarlo.
- Gracias a Dios que estás, estoy decidida pero no sé qué puede salir de esto.
- Ya te digo, mucho no sé de esto, pero contó un conocido de mi “viejo” que él se peleó con la esposa, se fue esa noche de la casa y ya no pudo reclamar nada porque le cambió las cerraduras y ella lo acusó de “abandono de hogar”. No sé si servirá, pero, si el Abogado te dice de hacer una denuncia por abandono, me avisás y yo llamo a un cerrajero para que te cambie todas las cerraduras.
- Yo te tengo al tanto y sos un divino, cada día te necesito más.
- Ahora tranquilizate vos y tranquilizá a los chicos, ¿qué pensás hacer mañana con el negocio?
- No sé, esperá, esperá, -dijo y me dejó esperando en el teléfono, al rato me habló furiosa-. El hijo de puta se fue, se llevó algo de ropa y me sacó el auto. ¿Te podrás hacer cargo vos del negocio mañana?… A primera hora la voy a despedir a Julia, pero no puedo cerrar porque no sé qué pedidos hay.
- Pedidos hay seguro porque los camiones vienen a cargar temprano y vienen un par de camiones de las embotelladoras, pero de eso me encargo yo. Voy a necesitar a alguien que haga la facturación, cobre y haga los depósitos en el Banco, hay una señora de confianza que se quedó sin trabajo, trabajaba en una oficina, es amiga de mi madre y creo que tiene 42 o 43 años, si te parece bien le digo que venga a cubrir el puesto de Julia y puedo llamarlo a Alfredo para que venga con el hermano. Eso sí, si querés que me haga cargo avisale a todos.
- Sí, deciles que vengan y yo te dejó dos cheques firmados de mi cuenta para que pagues esas cargas. No sé qué haría sin vos.
- Yo sí sé lo que haría contigo, pero mejor lo dejamos ahí, mañana va a estar movido y vos tenés que estar tranquila.
Cortamos la comunicación mandándonos besos y me pareció que me estaba metiendo en “camisa de once varas” pero, ya estaba “jugado”. Enseguida lo llamé a Alfredo y al poco rato me confirmó que iría con el hermano, de paso aproveché a preguntarle si tenía el número del celular de Julia. Me contestó que lo tenía y le pedí que me lo pasara. Estaba seguro que no aparecería por el negocio, le iba a mandar un WhatsApp con el video que había grabado, con esto sería suficiente para que se “borrara” sola sin tenerla que despedir.
Usé un chip de teléfono que no usaba y le mandé un mensaje que decía: “Si aparecés mañana por el trabajo te van a denunciar por quedarte con dinero de la recaudación y éste video saldrá en Internet”, le adjunté el video y volví a cambiar el chip del teléfono. Ya veríamos…
Continuará…
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