LA DISTRIBUIDORA. (7) – FINAL…
Colorín, colorado… mejor no podría haber salido..
De seguido la llamé a mi madre para que le avisara a su amiga Rosa que le había conseguido trabajo en el depósito pero que tenía que presentarse temprano en la mañana. La llamó y agarró viaje prometiendo que estaría allí sin falta. Era una señora gordita de un poco más de un metro con sesenta de altura, sabía que estaba separada y tenía dos hijos de unos 12 y 14 años. Les conté a mis “viejos” más o menos como “venía la mano” con lo que había pasado y me felicitaron. Volví a mi habitación porque pensaba acostarme a dormir temprano y vi prendido el monitor de la computadora.
Me puse a mirar porque la cámara había seguido grabando y saltó una grabación con Juan entrando en el privado, abrió los cajones de un placard y una pequeña caja fuerte que tenía allí, de ambos lugares sacó una cantidad respetable de dinero que puso sobre el escritorio. No se veía cuanto era, pero se vio clarito cuando se lo guardó, parte en sus bolsillos y la mayor parte en el bolso que llevaba, de algo serviría ese video porque se estaba llevando todo el dinero que había y lo pasé también a mi celular.
En la mañana llegué al negocio y ya estaban, Alfredo y el hermano de nombre Guido, junto a los tres conductores, la señora de nombre Rosa y Ruth. La madre de los chicos me saludó con un beso en la mejilla y me dijo que ya había hablado con todos los demás, que yo quedaba a cargo y me pidió que la acompañara a la casa… “Los chicos quedaron durmiendo, pero yo no dormí nada, ahora me voy a lo del Abogado y después te llamo”, -expresó y de verdad que se le notaba la falta de sueño, aunque no fue óbice para que me partiera la boca con un beso fogoso-. Al quedar solo pensé en ir a despertar a los chicos, pero me abstuve de ello, tenía mucho trabajo en el negocio.
Unos cuarenta minutos después me llamó Ruth al celular y me dijo que ya habían hecho la denuncia y que podía llamar a un cerrajero, le pregunté por cómo había ido todo y me dijo que iba a ser complicado porque no había ninguna prueba, ante esto les mandé los videos…
- Preguntale al Abogado si esos videos pueden servir como prueba, de última decile que pusiste la cámara porque había muchos faltantes de dinero y querías averiguar si algún empleado se quedaba con lo que no era de él…
- Bueno, yo le aviso, pero, ¿de qué son los videos?…
- Son de tu marido cielo, la cámara la puse yo para saber si hacía algo con Julia, miren y después me contás si sirven, luego te explico bien” …
Yo me ocupé de llamar a un cerrajero amigo que se puso de inmediato a cambiar cerraduras y llaves y lo mandé a Alfredo a que sacara la cámara del privado, “al final no pude grabar nada, parece que mi máquina no lo pudo captar”, -le dije y me contestó-. “no importa, igual no va a joder más y con vos de Jefe esto va a mejorar mucho”. Rosa me agradeció el que hubiera pensado en su situación, le contesté que ahora dependía de ella que, por otro lado, le tomó la mano enseguida al tema de papelería y me pidió ordenar todo lo del privado haciendo archivos nuevos.
Estaría ocupada por un rato, ya los camiones se habían ido y le dije a Alfredo que me iba a despertar a los chicos y a prepararles el desayuno que no me jodiera nadie. Listo, ya tenía el camino libre para meter algunas manos en esos culitos infantiles. Primero fui a la habitación de Cris y ya estaba levantado, se le iluminaron los ojos cuando me miró y se apresuró a abrazarse a mi cintura, no tardó en soltar una de sus manos que se dirigió a mi bulto semi erecto, le dio un par de apretones y sonriendo procedió a bajar el cierre del jeans después de soltar el botón.
Metió la mano aferrando su pistón de carne y la sacó para llevársela de inmediato a la boca. Cada vez la chupaba mejor y ya se metía la mitad en la boca con facilidad, estuvimos un rato así, se la sacaba cuando me venían ganas de terminar y como si se desesperara, la tomaba de nuevo y la volvía a meter en la boca.
- ¿Te gusta chuparme la pija?, ¿no?, putito, mi putito.
- Me encanta Sergio y también me encanta chupártela a la mañana.
- Te voy a proponer algo, vamos los dos a la habitación de Azul, ella quiere que me la coja y piensa que nunca te la metí, pero quiere ver como lo hago, no le digas que ya te cogí, esperá, esperá, antes de ir quiero chuparte el culito a vos.
- Chupá mi culito Sergio, me gusta mucho eso y te prometo que no hago ruidos, pero ella es mi hermana, no podemos…
- Sí que pueden y vos sos mi putito así que no te podés negar a nada de lo que te pida.
No le chupé el culito, pero se lo apreté con ambas manos haciéndolo gemir de placer. Al entrar en el cuarto de Azul recién se levantaba y salía del baño…
- ¿Qué hacen los dos acá? -no la dejé seguir hablando, la abracé fuerte, le comí la boca con un beso profundo y no tardó en gemir de placer ayudada por mi mano en su entrepierna-.
- Tu hermano quiere que se la meta por el culito, pero primero quiero cogerte a vos. Tenemos poco tiempo, chúpenme la verga entre los dos mientras te pongo crema en la conchita.
Ninguno de los dos tardó en desnudarse completamente y se lanzaron sobre el ariete que estaba durísimo, expectante y nervioso. Ya no hubo pruritos ni vergüenzas se reían los dos mientras cambiaban la verga de boca y jugaban a ver quién se la metía más adentro, ni siquiera me importaban algunos roces inoportunos de sus dientes. Azul gemía un poco descontrolada y la tuve que llamar al orden porque los dos dedos encremados incrustados en su vagina la estaban llevando a las nubes.
No quise esperar y, poniéndola de espaldas, le levanté las piernas para que los dos agujeritos quedaran a mi disposición y comencé a entrar despacio en la vaginita empapada, notando como las carnes infantiles se abrían al paso del glande. La nena abría grande los ojos llenos de lágrimas, pero estaba estática, quería verga y se dejaba coger. Yo hacía verdaderos esfuerzos para no derramarme, la presión de su interior estrecho era tremenda y pude meter un poco más de la mitad antes de escuchar su primer quejido de dolor.
No quise entrar más y comencé a mover sutilmente, a la par que ella empezó a animarse y a tratar de seguirme el ritmo, “Cris ponele el pitito en la boca a tu hermana para que lo chupe”, no tardó en ponerse delante de su cara y cuando la hermana se llevó su penecito a la boca, se dejó caer para adelante dejándome el culito a disposición de mi lengua y mis dedos. No esperé ni pregunté, lo lamí un par de veces dejando abundante saliva y le metí un par de dedos para hacer que se dilatara. Ya los gemidos fueron de los dos y Azul no se aguantó porque su orgasmo se hizo sentir con ganas anticipándolo con contracciones y temblores.
Tuve que parar porque quería metérsela por el culo a Cris, tal como se lo había dicho a la hermana y si seguía con ella, acabaría como un descocido, era demasiado delicioso estar cogiéndome a la pendejita que parecía gozar cada vez más y jugar a la vez con el culito apetitoso del hermanito. La metí y saqué despacio un par de veces más y, no me pude contener, entré hasta chocar con su interior y la pendeja volvió a temblar, a contraerse toda y a empaparme la verga con su acabada. Sin duda que acusó un poco de dolor y noté que me habían quedado unos buenos cuatro centímetros afuera al chocar internamente mi glande.
“Azul, vos ya tuviste tu placer, ahora voy a tratar de meterla en el culito de Cris mientras éste te besa la conchita y evitamos que grite” … Los dos dijeron a la vez, “bueno Sergio” y se acomodaron, Cris paró de inmediato su culito poniéndose en cuatro, apoyó la frente sobre la cama y Azul se puso delante de su cara para que el hermano la lamiera. Con el culo del nene a mi disposición, le puse crema y no tardé en entrar, despacio, pero sin trabas, ya estaba casi acostumbrado y antes de que la hermana presionara su nuca para que apoyara la boca en su vagina y no gritara, ya le había metido media verga.
No pudo evitar una especie de gritito de dolor, pero, el muy putito, comenzó a moverse tratando él de meter más verga en su culo. Ya no me importó si gritaba o le dolía mucho, mis movimientos se hicieron más rápidos y pronto toqué sus nalgas con mi pelvis haciendo que se retorciera de un dolor que pronto dejó paso al placer. Se movía con ganas y moviendo la cara de la entrepierna de la hermana pedía más, “me dan las cosquillas Sergio, metela más fuerte” -pedía-.
Yo no aguantaba más y, luego de otro par de movimientos en que saqué y guardé toda mi verga en su culo gordito y querendón, les dije que la iba a sacar y que apenas la sacara juntaran sus caras para que se tomaran la leche los dos juntos. Parecieron ponerse de acuerdo porque, no bien la saqué del culito de Cris, dieron un salto y acercaron sus caras a la verga que se las escupió con ganas tres o cuatro veces, algunos chorritos entraron en las bocas y otros deberían ellos tratar de limpiárselos, cosa que no tardaron en hacer como si lo hubieran practicado desde siempre.
“A Cris le entró toda Sergio, ahora ponémela a mí en el culito”, -pidió Azul y tuve que explicarle que la madre vendría pronto y no teníamos tiempo-, eso sin contar que los hermanitos me habían “secado”. “Vayan a bañarse, lávense bien y jueguen un rato entre ustedes, pero ya saben lo del secreto, “A NADIE”, otro día que podamos repetimos y le “hago la colita” a Azul”, -lo aceptaron enseguida y esto le vino bien a mi castigado ariete-. …
Se fueron rápido al baño, los dos desnuditos y con la ropa en las manos comentando algo que no pude escuchar, se los notaba complacidos y más que “compinches” a los dos “recién cogidos”, yo estaba para que me rifaran. Hacía un par de meses atrás ni hubiera pensado en estas posibilidades y ahora tenía a la madre y a los dos hermanitos que cubrían todas mis expectativas y pensaba aprovechar todo.
Me lavé bien, luego me puse un par de gotas de pintura cerca de mi boca y me manché un par de dedos, esa era mi excusa por el tiempo tardado. Alfredo y el hermano estaban atendiendo a un par de clientes y Rosa ordenaba facturas y remitos para hacer un archivo a su gusto y eficiencia. Al rato de estar allí en el negocio, llamó Ruth diciendo que estaba en casa de la madre y me contó que el Abogado se había enloquecido con los videos expresando que no habría Juez que contemplara ninguna excusa de la otra parte y hasta se podría hacer una denuncia de robo, después indagó más…
- ¿Por qué tenías vos esos videos?
- Porque vos y tus chicos me interesan, no me gusta que les peguen o los maltraten como le vi hacerlo con Cris en otras oportunidades y estaba intrigado con lo que me dijiste sobre que, “andaba caliente con Julia”. Acepto que quizás me equivoqué, pero si había algo de cierto podía haber hecho que te dejara tranquila para poder estar cerca de ti.
- Sos un cielo, me encanta que pienses así, me siento protegida. ¿Tenés más videos?…
- No, puse la cámara ayer a la mañana y saltó todo eso, te los mandé porque me pareció que a vos te iban a hacer más falta, igual ya retiré la cámara y se la devolví a Alfredo que me la había prestado sin saber para qué era.
- No veo la hora de regresar a casa para comerte la boca a besos.
- Vení a la hora que quieras, igual te tengo que esperar porque tengo que darte las llaves nuevas.
- Decile al cerrajero que haga tres copias, una para mí, otra de repuesto y otra para vos, vas a ser el “hombre de la casa”.
Cortamos la comunicación y me volví a la casa para preguntarles a los chicos si querían comer pizzas con gaseosa, saltaron de alegría por la posibilidad y llamé a la pizzería para que mandaran todo. Comimos los tres juntos, me quedé atento a que me preguntaran o dijeran algo por las cogidas en conjunto, pero almorzaron sin hacer ningún tipo de mención a lo que había pasado en la habitación de Azul, era como si ellos mismos “separaran los tantos” determinando momentos para cada cosa.
En la tarde hubo un poco de trajín porque arribaron dos camiones con mercaderías y me tuve que acoplar a los demás para acomodar todo en los lugares correspondientes, los dos nenes me habían pedido permiso para irse a dormir una siesta alegando estar “cansados” y se los permití pero uno en cada cuarto, “si los dejo que se entusiasmen, mamá se va a dar cuenta de todo y no nos conviene”, -les dije- y lo entendieron claro, eso sí, el beso con lengua fue como una exigencia para que se retiraran más que tranquilos.
Ruth llegó como a las ocho de la noche porque su prima no había podido llegar antes para el relevo y nos encontró sentados en el living mirando una película de Disney con cada uno de ellos a mis costados, algo que, sin dudas, le agradó sobremanera, aunque no hizo ninguna acotación. Los saludó a los dos chicos con besos y abrazos y a mí me dio un beso en la mejilla, dándome a entender con la mirada que quería más. Les contó a los chicos como estaba la abuela y, en un aparte me dijo:
- Tengo ganas de que te quedes, pero me dijo el Abogado que ahora no sería conveniente que nadie me viera con algún hombre o que se generaran “chismes” y si te encuentra mañana acá alguno de los empleados, va a tener para hablar o imaginar lo que quiera.
- Suena a que no querés que me quede, de todos modos, no lo iba a hacer porque vas a tener que hablar con los chicos sobre el padre y el divorcio, pero desde ya te aclaro que esa actitud de poner de por medio lo que “sería conveniente o no”, difiere bastante de lo que me pediste el otro día y de lo que afirmaste que serías para conmigo. Eso de no ponerme “peros” o que yo hiciera lo que quería no era tan así.
- Noooo, Sergio, noooo, me entendiste mal, quiero y necesito que te quedes, vos sos “mi hombre”, no sabés cuanto me cuesta acceder a lo que me pidió el Abogado. No te enojes mi vida, sólo digo que tenemos que ser cuidadosos.
- En realidad, no me enojo y te lo entiendo, sucede que quiero a la Ruth que pide las cosas y no a la que trata de imponer. Pretendo tratarte de lo mejor y estar atento a lo que quieras como mujer o persona, pero acá el único que exige soy yo. Te dejo las llaves nuevas y dame un beso como la gente que ya me voy.
- Sí mi cielo sí, eso es lo que quiero de “mi macho y señor”.
Nos besamos con ganas con ella gimiendo y diciendo que estaba empapada y con ganas de sentirme adentro, después saludé a los chicos que estaban en el comedor y me fui para mi casa-. Me frené a tiempo de mi reacción porque me di cuenta enseguida que era muy de “pendejo” pero me ayudó a descubrir en Ruth una cierta característica de sumisa y entregada que me gustó, ya vería cómo funcionaba, aunque por ahora trataría de estar para lo que me necesitara, bastante frente abiertos de líos tenía ella encima.
Me conformé pensando que algunos “rapiditos” le sacaría hasta que se arreglara lo de su divorcio y, por otro lado, siempre estaban los culitos gorditos que cada vez me daban más satisfacciones, tal que, cuando me acostaba a dormir, se me volvieron a cruzar por la mente y me costó bastante conciliar el sueño.
La mañana fue muy parecida a todas en la Distribuidora, después de saludarlos los chicos y la madre se fueron para el colegio, Ruth volvería al mediodía porque luego de dejar a los chicos en el “cole” tenía que ir al Banco a abrir una nueva cuenta corriente para el negocio, para lo cual tuvo que llevarse unas planillas firmadas por mí y yo me olvidé un rato de ellos porque había mucho trabajo y los clientes no nos dieron descanso. Ya cerca de la hora de almorzar, avisé que me iba a pintar algo y me metí en la casa para no perder el ritmo, tal que si abandonaba ese trabajo de pintura seguiría allí todo desordenado.
En el interín me llamó Ruth por teléfono, se había ido directo a la casa de la madre porque su salud estaba cada vez más complicada y me pidió que, por favor, me ocupara de darle la merienda a los chicos… “No te enojes conmigo amor, no sólo te necesito con urgencia en la cama, tendrás que ser mi soporte y el de los chicos, yo volveré para la hora de la cena y hoy, sí o sí, quiero que me “revientes” del modo en que quieras”, -me dijo y utilizó para ello un tono de mujer dispuesta a todo por y con “su hombre”-. Así lo sentí y mi ariete comenzó a responder ante lo que imaginaba que podría hacerle cuando llegara, a esto se le unió lo que podría hacer con “los cachorritos” y poco faltó para sacarme las ganas solo.
Ya eran las tres y diez de la tarde, el movimiento de gente era nulo y la llamé a Rosa para decirle que les avisara a los chicos que se podía ir y ella también porque íbamos a cerrar, ninguno preguntó nada y cinco o diez minutos después el negocio estaba cerrado. Le echaba llave a la puerta cuando aparecieron los chicos.
Azul preguntó por qué había cerrado el negocio y le contesté que era porque no había clientes y la madre me había pedido que les hiciera la merienda. “Hacemos así, pedimos la merienda con facturas en el delívery y mientras esperamos ustedes se cambian y me hacen mimos, ¿les gusta la idea?” “Síííííí” fue la respuesta de los dos y corrieron a cambiarse el uniforme mientras yo llamaba a la confitería pidiendo tres meriendas. Después cerré un par de ventanas que daban a la calle, puse llave en todas las puertas y me senté en el living a esperarlos, Azul vino con un vestidito de color crema y Cris venía con un short amplio y remera.
Corrieron los dos hacia mí y no tardaron en besarme usando su lengua y dejando que mi lengua penetrara sus bocas. Era una delicia escucharlos gemir cuando apretaba sus labios con los míos y recorría el interior de su boca con mi lengua inquieta. Cada día besaban mejor y con esto mi verga estaba a reventar. Fue Azul quien se puso a bajar el cierre de mi pantalón para tener acceso a ella mientras el hermano me abrazaba y me seguía besando moviendo las nalgas que yo le tenía aprisionadas con una sola de mis manos.
“Sáquense la ropa y chúpenla un rato, yo todavía no puedo porque tengo que esperar al chico de la comida”, de inmediato se desprendieron de mí y se sacaron las ropas sin ningún tipo de tapujos ni vergüenzas, yo aproveché para sacar al ariete que costó lo suyo porque estaba un tanto comprimido por la posición y porque al verlos a los dos desnuditos se me puso como una roca.
Azul se había agachado y me la chupaba tratando de meter lo más que podía en su boca y Cris se había entusiasmado con mis huevos. La acomodé a Azul y le pasé la mano por toda la zanja mojando bien mis dedos con sus jugos que anegaban toda la zona para poder jugar con el agujerito de su culito. “¿Me la vas a meter por mi culito?”, -preguntó cuándo mi dedo medio trataba de meterse en el hueco fruncido-. “Si mi amor, vamos a ver si podemos, pero vos te tenés que sentar encima y tratarás de hacer que toda mi verga entre en tu culito”, -le contesté-…
Le pedí a Cris que trajera la crema del baño y que le fuera poniendo en la cola a la hermana, se paró para ir y tocaron el timbre, era el muchacho del delívery, se fueron los dos y yo me arreglé la ropa para ir a atenderlo, preparé luego la mesa y como los chicos no venían me fui para el dormitorio de Cris a ver qué pasaba con ellos. Al llegar allí me olvidé de la merienda, estaban haciendo un “69” sobre la cama con Cris del lado de arriba parando el culito gordito y se metían los dedos encremados en el ano. Ni cuenta se dieron cuando entré porque gemían de lo más compenetrados en el placer.
Me bajé los pantalones a las apuradas y acerqué el glande al culito del nene, Azul vio que me acercaba y abrió la boca esperando chuparla, la dejé que me llenara el glande y un poco más de saliva y comencé a empujar. Cris dio un gritito cuando entró la cabeza de mi verga y siguió quejándose a medida que entraba, pero enseguida comenzó a moverse para facilitar la penetración…
¡Hijo de mil…!, el pendejo se la “tragaba” toda sin mayores problemas y gozaba como loco al ser cogido por semejante tronco. “Cogeme más fuerte Sergio, ya no me duele nada”, -pedía ya completamente suelto-, de todos modos, no quería lastimarlo y sabía que si me lo cogía con las ganas que me despertaba le reventaría las tripas.
Azul me miraba con ganas de ser ella la perforada y abandoné en culito del hermano cuando este nos dijo que le habían dado las cosquillas. Tal como se lo había dicho a la nena, me tiré en la cama y le pedí que se sentara arriba y se la comenzara a meter en el agujero más chiquito. Se montó apurada y lo mandé a Cris a que le pusiera más crema y guiara mi verga al culito de Azul, era lo que estaba esperando y moviendo mi verga con la mano acomodó el glande para que ella se sentara penetrándose. Me miraba con cara de felicidad y se sentó un tanto confiada, el glande penetró en su totalidad y gritó, pero no la dejé levantarse…
- ¡Ayyyy!, ¡Ayyyy!… Me duele Sergio, me duele mucho, dejame salir, no seas malo, ¡qué dolor!…
- Esperá, quedate quieta y dentro de un ratito te empezás a mover, -le dije tocándole el clítoris con los dedos de una mano y con la otra le apretaba uno de los pezoncitos-.
Pensé que me llevaría más tiempo y que los latidos de mi glande, unos que yo mismo producía y otros provocados por lo apretado de su anillo, más las caricias que en el tronco me hacía Cris para ponerle más crema me llevarían a terminar enseguida. Ya estaba decidido a meterla “de prepo” por lo menos hasta la mitad y comenzó a moverse con más soltura, era ella la que se movía y cada vez que lo hacía se penetraba un poco más. La cara era imperdible, se mordía los labios, ponía los ojos en blanco, gemía, se sonreía y me pidió que la besara fuerte, para eso se estiró hacía mí y yo incorporé un poco el tronco de mi cuerpo.
Le besé los labios chupándole la lengua con ganas y al dejar de besarme, se dejó caer dando enseguida un grito que fue una mezcla de dolor por el ingreso intempestivo y por la euforia al haberlo logrado. Parecía que se quería demostrar a si misma que podía y no se quedó quieta generando mi asombro, ya eran sus nalguitas las que chocaban con parte de mis muslos y amagaban con pellizcar mis huevos en cada caída.
Fue poco lo que tardó en acabar con otro grito que le nació desde muy adentro, pero… Cualquiera hubiese dicho que le acababan de dar cuerda, sus movimientos apenas si aminoraron, ya entraba y salía con ganas sin que se notara que su culito virgen se había “comido” todo mi tronco. “Ayyyy, no te muevas vos, dejame a mí, me duele, pero me encanta porque la panza me hace sentir unas cosquillas deliciosas, tocame el botoncito, eso también me gusta mucho y que Cris me toque las tetitas” … Esto me lo decía poniendo una cara que no parecía demostrar inocencia, la edad no contaba, ella gozaba y quería hacer gozar.
Cris no se hizo rogar y se hizo un ovillo para acercar su cara al pecho de su hermana y comenzó a besarle las tetitas, que, en realidad no eran todavía tales, pero los chupones endurecían como piedritas a los pezoncitos. Yo no daba más, le dije a ella que le llenaría el culito de leche y le pregunté a Cris si no quería chuparle el culito a la hermana para limpiarla. Esperaba que no me fallara porque aún me quedaba resto y en cuanto el pendejito se arrodilló detrás de la hermana para chuparle el hueco abierto, que se veían enorme retiré mi verga de allí, me puse detrás de él y levantándolo un poco de las caderas lo penetré de una, despacio, sin brusquedad, pero sin detenerme.
No pudo reprimir un grito de dolor, pero siguió con su cara metida en el culo de la hermana y enseguida comenzó a moverse y a empujar sus nalgas contra mi pelvis, ¡qué putito divino!, la tenía toda adentro y se desesperaba por recibir más, “metela bien hasta el fondo, dale más Sergio, me gusta mucho cuando me coges así”, -decía apenas apartando un poco la cara del hueco de la hermana que se cerraba lentamente-.
Comencé a entrar y salir con un poco de rudeza, aunque me contuve para no “pasarme de rosca” pero, mientras le apretaba las nalgas gorditas llegué hasta el fondo y me lo cogí con todas las ganas, pronto estuve nuevamente en el punto de no retorno y acabé en lo profundo de sus tripas. “Está muy caliente, me gusta tu leche caliente, movete que me dan las cosquillas”, -decía Cris olvidándose de atender a la hermana que también gemía-.
La saqué prácticamente “muerta” y me dejé caer a un costado, los nenes me estaban secando, pero sus culos y sus ganas de ser cogidos eran más que tentadoras. Para colmo querían seguir y los abracé a los dos para comerles las bocas con un montón de besos, después les dije que se fueran a dar un baño rápido para poder tomar la merienda. Yo me lavé bien en el bidet del baño principal y mientras ellos se bañaban, puse la mesa y preparé todo para merendar. Regresaron cambiados y ambos con “caras de no haber roto un plato” … La que me habló fue Azul…
- Mi mamá nos dijo que se iba a separar de mi papá y él no va a vivir más con nosotros, nosotros le dijimos que es mejor porque no nos iba a seguir pegando ni tirarnos de las orejas y no iba a pelear siempre con ella.
- Eso es algo en lo que no puedo opinar, son cosas de grandes, yo lo único que quiero es que ustedes no estén mal.
- Nosotros la defendemos a mamá y con Cris pensamos que vos te tenés que casar con mamá y venir a vivir a esta casa y atender el negocio y cogernos a los dos.
- Claro, te entiendo, pero tienen que saber que también la tendría que coger a tu mamá y no sé si ella querrá, aparte no tiene que saber nada de lo nuestro porque nos separarían y no nos podríamos ver más. -Aquí el que habló fue Cristian-.
- Me parece que mamá te quiere y a nosotros no nos molestaría que la cojas a ella, pero… a nosotros también, aunque sea a escondidas y ninguno de los dos va a decir nada porque no queremos que nos separen de vos, te queremos mucho.
Le dije que teníamos que esperar a que la madre solucionara todos los problemas, tomamos la merienda charlando de todo lo que sentían y me juraron y re juraron que nunca dirían absolutamente nada de “lo nuestro” y cuando estuviéramos junto a la madre o a cualquier persona ellos se iban a comportar de lo mejor. La verdad, aunque pareciera algo “de enfermo”, me enamoré de los dos y me juré a mí mismo no fallarles nunca, de hecho, iba a aceptar lo que me había planteado Ruth, tratando de llegar a más con ella y no estancarme en ser sólo un simple amante.
Le llevó casi seis meses a Ruth solucionar los problemas con el divorcio del marido, éste hinchó tanto las pelotas con querer quedarse con lo que no le correspondía que al final el Abogado de Ruth hizo uso del video en que se lo veía extraer dinero de la caja fuerte y presentó la denuncia por robo en ocasión de abandono del hogar y el infeliz fue a parar con sus huesos a la cárcel, lo cual también aceleró la sentencia del divorcio vincular, hasta la pariente declaró en contra aduciendo que él la obligaba a actuar así amenazándola con despedirla. A él nunca más lo vi.
Hace ya tiempo de eso y mientras todo eso acontecía no me privé de usufructuar los “agujeritos de placer” de los dos más chiquitos y de la madre en cuestión, el nene y la nena vivían calientes y más de una vez alguno nos cubría cuando les hacía tronar el culito con algún “rapidito” o se tomaban la leche rápido usando su “biberón de carne” en el baño o en la habitación de ellos y más de una vez también los sorprendí espiando cuando cogíamos a “verga revoleada” con la madre que se volvió una obsesiva del sexo anal, algo que las “criaturas” aprovechaban luego para “jugar” entre ellos.
Me tenté más de una vez con hacerlos participar de las cogidas con la madre porque Ruth me aceptaba todo lo que le pedía, entre ello, compartir más de una vez el culo y enfrascarse en un trío MHM prendida a la vagina de su mejor amiga mientras su culo echaba humo por mis cogidas, pero decidí que me exponía a perder todo lo logrado tanto en lo sexual como en lo económico.
Además, aunque a mi madre, en principio no le agradó nada la idea de que tuviera a una mujer mucho más grande que yo, se la tuvo que “masticar” y a los veinte años ya tenía una familia conformada y un negocio que dejaba excelentes ganancias en sociedad con mi esposa. La vida sigue y como todavía no me secaron y viven con un amor tremendo a hacia mí, aprovecho a vivirla lo mejor que se puede pues tengo felicidad, dinero, buen pasar, culo, culitos y vaginas a mi entera disposición, tan simple como debería ser la vida, en la continua calesita del dar y recibir.
FIN.
Espero que haya gustado… Gracias por las lecturas.
Aunque me parece bastante exagerada en lo sexual, la historia es buena, me leí las 7 partes. Gracias.
Bien por ese Aleman👍