La escuela de oficios. El dormitorio
Después de aquella noche que miré a Mario comerse ese par de vergas, todo en aquella escuela empezó a cambiar, o al menos esa fue mi percepción..
Cada noche trataba de quedarme despierto lo más que podía esperando que se volviera a repetir aquella escena. Pero así pasaron varios días y no sucedió. Mi forma de ver a Mario , cambió. No podía verlo sin recordarlo de rodillas, dándole tremenda mamada a esos dos chicos, que por cierto, aun tenía la duda sobre quienes eran.
Pero no solo cambió la forma en que vería a Mario, sino también a los demás. Empecé a notar que en aquel dormitorio ocurrían cosas de las que antes no me percataba, por ejemplo, chicos que desaparecían de la vista por mucho tiempo, algunos se agrupaban en alguna cama, susurrando, riendo disimuladamente, sigilosos de que nadie más se acercará. Era muy común el vocabulario en doble sentido, o juegos simulando cogerse, etc, al final todos chicos en la edad del despertar sexual, donde todo es morbo. Para esto yo era un chico muy reservado y la verdad veía con extrañeza todo ese comportamiento, aunque dentro de mi empezaba a generar otra emociones.
Cierta ocasión, en una de las literas del fondo del dormitorio, estaban un grupito de 6 chicos, que eran los más grandes del dormitorio, tendrían entre 14 o 15 años. Todos estaban rodeando aquella litera, unos de pie y otros sentados en la cama de abajo. Cuando entre al dormitorio, todos voltearon a verme y pude darme cuenta que escondieron algo bajo las sábanas. Me llamo la atención que varios de ellos tenían las manos justo sobre sus entrepiernas, cómo tratando de ocultar algo. Algunos se movieron a sus literas, mientras otro permanecía ahí. Cuando pase a un lado de ellos, les di la espalda para abrir mi locker donde guardaba mi ropa, pues estaban en la pared del fondo del dormitorio. De repente uno de ellos dijo – ya sáquenla no creo que diga nada- mientras otros se negaron . Ese era Pedro, con quien compartía la litera, de pronto me habló
-Guey,¿ quieres ver algo pero no dices nada?-
Yo no sabía que responder y balbuceando dije que si. Los demás pronto se dirigieron a Pedro reclamando . A lo que el contesto:
– no se preocupen, yo sé que no dirá nada-.
La verdad no sabía a qué se refería, me sorprendió su respuesta, pero Pedro era así, muy confiando y siempre directo al hablar. El pronto tomo un actitud protectora conmigo desde que llegué a la escuela y de alguna manera me daba confianza. Cuando los demás aceptaron lo que Pedro dijo, todo se volvieron a agrupar, cerrando nuevamente ese circulo de manera que tapaban la vista de lo que ocurría en la parte baja de la litera. Uno de ellos pronto metió su mano bajo las sábanas, sacando con ella una revista porno. Al momento todos soltaron algunas risitas. Empezaron a hojear la revista y empezaron a correr las imágenes de mujeres desnudas mostrando sus tetas, en poses muy provocativas, algunas con las piernas abiertas dejando ver sus vulvas. Al igual que todos, estaba absorto mirando la revista. Francamente no era la primera vez que veía una, pero nunca lo había hecho en grupo. Al pasar de cada hoja, la excitación aumentaba. Yo miraba de reojo a mi compañeros, y especialmente lo que hacía con sus manos sobre sus pantalones. Algunos sobaban de manera suave y enérgicas vergas , mientras otros ya se estaban pajeando por dentro de sus pantalones. Ver esto me hizo sentir una electricidad recorriendo mi cuerpo desde la cabeza hasta la punta de mi verga, la cuál empezaba a ponerse dura y a palpitar de excitación. Una vuelta de pagina y te vimos la imagen de una mujer en prendas muy pequeña, colgada del cuello de un hombre que la sostenía por la cadera, ambos se miraban intensamente . El hombre era muy apuesto, con un cuerpo exquisito, solo traía puesto un jeans. Parece que este era el inicio de una especie de historia porno en la revista. Página a página,los modelos empezaban a desnudarse. En un momento el hombre chupaba las tetas de la mujer, y en otro la mujer estaba bajando los pantalones del hombre. Una página más, y se asomaba una impresionante verga frente al rostro de la mujer, quien parecía está dispuesta a tomarla toda. A la siguiente página la mujer engullía de manera magistral esa enorme verga blanca mientras presionaba sus pechos . Para este momento, mis compañeros empezaban a fantasear con estar en el lugar del modelo, y sus movimientos sobre o dentro de sus pantalones eran mas intenso. Mientras yo dejaba de prestar atención a lo que hacían los modelos y estaba más atentos a las reacciones de mi compañeros. Esto era excitante. Cuando de pronto, alguien abrió la puerta del dormitorio. Eran otro chicos, más pequeños que nosotros, que se acercaba ,entre ellos iba Mario, quién nos miraba fijamente a todos con esos ojos grandes y oscuros. Todos comenzaron a escabullirse y pronto escondieron la revista, algunos huyeron hacia los baños tratando de tapar sus erecciones como las manos ,mientras otros corrían hacia sus camas . Yo . Algo espantado, me coloque de nuevo frente a mi locker haciendo como que sacaba lagunas cosas. Mientras tanto Mario seguía con la mirada a los que se escabullían hacia los baños. Cuando de pronto escuchamos la voz de nuestro prefecto que se encargaba de cuidarnos en los dormitorios y de vigilar que todo estuviera en orden. Era hora de ir a las clase de oficios y nadie debía permanecer en los dormitorios.
Y por la noche, todo estábamos acostados, las luces del dormitorio se habían apagado. Yo observaba fijamente a Mario, admirando ese hermoso culito redondo y moreno que se asomaba ligeramente de entre sus sábanas. Él parecía dormir profundamente . Yo ya estaba cerrando mis ojos cuando de repente sentí que mi litera se sacudía una y otra vez. De pronto creí que se trataba de un terremoto y abriendo más mis ojos me di cuenta que la sacudida paraba y continuaba en lapsos. Decidido a ver que pasaba, me levanté de mi cama, y en cuanto me puse de pude ver que era Pedro quien la estaba moviendo mientras jalaba su verga bajo sus sabanas. En cuanto me vio ,paro y me casi susurrando me dijo -wey, acuéstate —a lo que respondi —que haces? –
—me estoy haciendo un chaqueta, no sabes que es eso?— .
Solo moví la cabeza afirmando que si. Pedro insistió de nuevo
—ya déjame jalarmela, no ves que quede bien caliente de hace rato. Y tú no quédaste caliente o que? Seguro ya te la jalaste—
Este momento para mí estaba poniéndome nervioso y caliente a la vez, pues aunque estaba cubierto con su sabana, sabía que Pedro tenía su verga entre sus manos , sujetándola mientras hablaba conmigo. Pedro era un chico muy desinhibido. De cuerpo regular, de estatura baja, una piel tigreña, un cuerpo un tanto marcado , sus facciones algo rudas, de momento su presencia imponía aún más con esa seguridad y altivez que lo caracterizaban. Ya le había visto algunas veces desnudo en los baños y puedo decir que quizás por ser uno de los más grandes del dormitorio, eran quién ostentaba de tener un miembro más grande que lo demás, aunque siempre lo vi flácido en la regaderas, algo que lo distinguía de otros era que estaba remataba por una mata oscura de vello, aunque el resto del cuerpo de Pedro fuera lampiño.
Y sin importarle que yo seguí ahí, Pedro siguió jalándose la verga frente a mi , recargando su espalda sobre la cabecera de la cama. Esto me empezó a excitar pero a la vez me dio vergüenza y tan pronto reaccione volví a acostarme en mi colchón. De repente Pedro paro de nuevo y se asomó por el borde de su colchón.
—Shshsh we— le respondí bajito —que paso?—
—Quieres ver la revista de hacerla rato?—
— te la quedaste tu?—
—Si, quieres verla mas?—
—si—
De un brinco Pedro salto hacia mi colchón, con la revista echa rollo en una mano, trayendo puesto solo el boxer con el que dormía. En cuanto toco mi cama, me empujó hacia un lado, pidiéndome no hacer mucho ruido. Tan pronto se acomodó , empezó a cubrirnos con mis sábanas , y quedado ambos a oscuras, saco una lamparita de bolsillo que traía junto con la revista. Y quedado en una especia de de campaña, empezamos a hojear la misma revista que estábamos viendo en la tarde. Pronto puse atención a las imágenes de la revista , pero también a la que me llamo más la atención: la enorme erección que Pedro ya traía bajo ese boxer y la cual , pude ver en cuanto encendió su lámpara.
Pronto Pedro empezó a susurrarme cosas morbosas sobre lo que veía, mientras sujetaba la revista con una mano y la otra la llevaba a su verga, la cuál empezaba a apretar a manera de seguir jalándosela. Esta situación para mi me estaba poniendo más nervioso, no sabía cómo reaccionar. Tenía en mi cama a un chico masturbándose justo a mi lado, y con el riesgo de que alguien más se diera cuenta, pero a Pedro parecía no importarle, ya que sin el mínimo pudor, saco su verga por la cremallera de aquel boxer. Yo no podía dar crédito a lo que veía. Aunque no sería de las vergas más grandes que vería, si era muy gruesa , y las venas que se le marcaban . Era de esa vergas que se yerguen hacia arriba en forma de gancho, su glande era más pálido que el resto de sus piel morena, con claridad podía ver cómo estaba empapada de precum. En cuanto Pedro sacó su verga , la empuño con sus mano y empezó a jalarla, descubriendo ese glande desde el cuál empezaba a escurrir más precum. Pronto noté que un aroma particular empezó a inundar nuestra escondite bajo mis sábanas. Pedro había puesto la revista entre los dos, pero yo francamente deje de mirarla, estaba hipnotizado viendo como Pedro se pajeaba de manera suave y firme, al grado que no me di cuenta que Pedro me miraba.
-No te la vas a jalar o que?—
Su pregunta me hizo reaccionar y bajando mi cabeza por sentirme descubierto y avergonzado, le dije que nme daba pena. A lo que Pedro respondió
– pena?! Pero si eres hombre , o no ¿ O que? No se te para?—
— Yo le respondí — si—
—Entonces? Has como yo. Sacatela y empieza a jalartela—
Recuerdo que para ese entonces ya tenía mi verga algo desarrollad para un chico de mi edad, sin embargo no era tan desinhibido como mi ahora compañero de paja. Con toda la pena y sintiéndome forzado, metí mi mano bajo la trusa que traía y tratando de cubrir mi verga con las dos manos, pues no quería que él la viera, empecé a jalarla.
Y ahí estábamos, Pedro pajeandose sin pudor alguno en mi cama, y yo tan excitado cómo él, pero por ver lo que hacia a lado mio. Por un momento dejo de susurrar obscenidades y se concentro más en mirar la revista mientras jalaba su verga ya con cierta vigorosidad, y de vez en cuando volteaba verme , mientras yo agachaba la mirada hacia la revista sintiéndome descubierto. La verdad nunca había visto una verga así, curveada hacia arriba, que estuviera lubricando de esa forma, aunque después recordé que quizás si ya había visto una parecida, la de ese chico que se puso a lado de mi cama ese día que descubrí a Mario haciendo tremenda mamada. ¿Sería Pedro? ¿Pero como? Bueno tendría que verlo de pie para poder salir de las dudas. En eso estaba pensando mientras lo observaba que no me di cuenta en qué momento Pedro y yo quedamos hombro a hombro, mientras la revista estaba sobre nuestras piernas. De pronto Pedro levantó una de sus piernas y la apoyó sobre las mías. Yo abrí un poco las mías dejando que la pierna de Pedro se metiera entre las mías. Quedamos cruzados , mientras la revista resbaló. Mire a Pedro recorriéndolo desde su verga hasta su rostro. El estaba tan extasiado, jalando cada vez más fuerte su verga. Ver su expresión de placer, sentir su calor tan cerca de mi cuerpo, y el hecho que cruzará sus piernas con las mías estaba siendo de lo más excitante cuando de pronto él soltó un gemido que profundo, y sentí como sobre mi brazo que estaba cerca de su cuerpo, cayó un líquido tibio que empezó a escurrir hacia mi mano. Pedro se estaba viniendo a grandes chorros que no solo salpicó su mano y su abdomen, también estaba salpicandome y dejando su leche también en mis sábanas. Él estaba en una explosión de placer que ni se había dado cuenta de eso. Aunque pido ser algo que me provocará asco de momento, la verdad fue algo que me hizo sentir u placer hasta ahora desconocido, al grado que sentí como mi verga empezó a explotar , y pronto la cubrí con las dos manos evitando que me pasará lo mismo que a mi compañero, mojándome solo yo y mi trusa que tenía aún puesta.
-Perdon, no pude aguantar más- es lo único que dijo Pedro, tomando la revista y apagando la lámpara, quedando ambos en oscuridad bajo mis sábanas. Yo no podía ni hablar. Respiraba muy agitado. Pronto Pedro salió de mis sábanas y subió por la escalerita de la litera a su colchón, mientras yo estaba reponiéndome de tal éxtasis.
Cuando me estaba acostando de nuevo pude sentir como de mi brazo escurría algo aún tibio hasta mi mano. Lo toque y sentí está viscosidad propia del semen. Lo acerque a mi nariz para olerlo un poco y tenia ese particular aroma , y casi instintivamente lo acerque a mi labios y probé un poco con mi lengua. Pude saborearlo y por primera vez estaba degustando ese exquisito sabor de la leche de un hombre. Esto me estaba excitando de nuevo, mi verga empezaba a palpitar. Cuando recosté cabeza sobre la almohada, sentí algo de húmedo sobre ella. Claro, Pedro se sentó sobre ella, humedeciendola son su sudor y con su lechita de seguro, porque pude ver cómo le brotaba a borbotones y se le escurría hasta perderse entre sus bolas. Recordar esto me hizo que mi verga se pusiera dura totalmente , y empecé a hundir mi rostro sobre mi almohada aspirando ese olor, y restregándome sobre esos líquidos , empezaba a disfrutar por primera vez un fetiche. Esa noche, acabe haciendo otra paja. De manera muy discreta para no levantar sospecha de mi compañero de litera de que me estaba pajeando mientras olía y saboreaba los resto de su semen en mi cuerpo y en mi cama.
Uffff q rico
gran realto como sigue