La granja del pecado (versión completa)
En una granja apartada de todo, dos chicos tienen una de sus «reuniones privadas» en el granero..
I
Si viajas mas allá del camino que sale de Oakwood, llegaras hasta un cruce de caminos en donde uno de ellos atraviesa un extenso bosque. si vas por ese camino, luego de unas tres horas llegaras hasta una pequeña granja que se encuentra a un lado del camino adentro del bosque. Es en esta granja apartada de todo en dónde ocurría esta historia.
La noche había caído y como siempre la familia Meltz se acostaba a dormir, o bueno, casi toda la familia. Mientras tanto, en el granero ocurría algo de lo más peculiar.
-¡apaga la linterna, nos van a ver!-
-¿entonces como quieres que vea cuando…?-
-¡solo apagala y cállate!-
-¡bien! tu ganas- dijo y apagó su linterna de mano.
En el segundo piso del granero, en una esquina junto a la ventana se encontraban Daniel, el miembro más joven de la familia Meltz (de tan solo 12 años) y Erick Garo (de 17 años) trabajador de la granja e «intimo amigo» de Daniel. su reunión privada no se veía fuera de lo normal excepto por el hecho de que ambos estaban desnudos y su ropa estaba tendida en el suelo, no era muy difícil adivinar lo que estaba sucediendo (o iba a suceder).
Daniel y Erick iban a tener otra de sus secretas y apasionadas sesiones de sexo en el granero, dónde la luna sería la única testigo de su pecaminosa travesura.
Los rayos de luz de la luna penetraban por la ventana y ofrecía la iluminación necesaria para que ambos pudieran contemplar su desnudez sin que la luz artificial de la lámpara de mano los delatara.
-bueno, parece que tenías razón- le dijo Erick al ver que no necesitaban la linterna.
-yo siempre tengo razón- dijo Daniel orgulloso y le guiño un ojo -ahora espérame aquí mientras preparo la cama.
Daniel acomodaba unas cobijas sobre un viejo colchón dónde iban a acostarse, y mientras lo hacía, Erick solo lo miraba hipnotizado por el balanceo de sus caderas.
-¿ya te estás poniendo duro?- Daniel señaló con la mirada como se erguía el grueso y palpitante miembro de Erick.
-¿cómo no quieres que me ponga duro si vas meneando tu enorme trasero por todas partes? -le reclamo Erick- ¿acaso te has puesto a pensar en todos los hombres de Oakwood que sueñan con el?
Cierto era que los atributos y la apariencia del joven Daniel era de lo que más se hablaba en el pueblo. Para empezar, sus caderas se ensancharon por alguna extraña razón cuando le llegó la pubertad y esto combinado con su apariencia delicada y su piel pecosa le dio una apariencia bastante femenina (no mentiría si dijera que parecía más bien una quinceañera bastante desarrollada en vez de un prepuberto de 12 años).
Daniel solo se rió ante su comentario y se acercó a el seductoramente.
-ellos pueden soñar todo lo que quieran, después de todo, el único que lo puede tocar eres tú-
Daniel agarró las dos manos de su amante nocturno y las dirigió hacia sus nalgas, luego se mordió el labio al sentir como Erick las apretaba con deseo.
-¡Rayos! odio cuánto te pones seductor-
-eso no es cierto, tu me adoras- dijo Daniel con burla -y tu amigo de alli abajo me lo demuestra sin dudar.
Daniel sentía el miembro erecto de Erick presionado contra su vientre, haciendo que su excitación fuera en aumento. Ambos se miraron fijamente, en los ojos de Erick se reflejaba el deseo de volver a ser dueño de ese trasero tan grande y jugoso que había sido el objeto de su placer desde que llegó a la granja hace solo dos semanas. ni siquiera la diferencia de edad (o de estatura) era un impedimento para saciar sus más profundos deseos.
Daniel solo veía cómo el deseo se incrementaba en la mirada de su amante, y sin dejar de morderse el labio, esperaba paciente a su siguiente movimiento.
-pues prepárate niño, porque te voy a demostrar lo mucho que adoro este enorme culo tuyo- luego de decirlo, Erick sujeto al puberto de los muslos y lo levanto con fuerza quedando ambos mirándose a los ojos.
guiado por su excitación, Daniel no perdió la oportunidad de juntar sus labios con los de Erick, este le correspondió y ambos se unieron en un apasionado beso. mientras se besaban, Daniel sentía el miembro palpitante de Erick frotándose entre sus nalgas y eso solo intensificaba su excitación.
luego de un par de minutos, ambos se separaron y se miraron a los ojos mientras jadeaban por falta de aire. Erick lo dejo caer suavemente sobre el colchón y se sentó en el.
-¿estas listo?- pregunto Daniel acomodándose en el colchón.
-¿para cogerte el culo? Siempre lo estoy- respondió Erick.
-Si tú lo dices, muy bien, ¿Con que posición quieres comenzar?-
-ya sabes cuál es mi favorita- respondió Erick con picardía.
-jeje, si lo se-
Daniel se levantó un momento y se puso sobre el colchón a cuatro patas, luego se inclino levantando su enorme trasero pecoso para deleite de su amante nocturno.
-Dios, estoy viendo el cielo- exclamó Erick.
-genial, porque quiero que me hagas ver el cielo a mi tambien- Daniel comenzó a menear su trasero con impaciencia- vamos mi amor, quiero tu enorme cosa dentro de mi.
-jeje, tómatelo con calma niño- dijo Erick tomando su pene con su mano derecha y masturbándose suavemente- la noche apenas empieza, y quiero que dure.
II
Era una noche como cualquier otra y en toda la región cercana a Oakwood las cosas parecían tranquilas… O bueno, en todos lados menos el segundo piso del granero de los Meltz.
Allí, bajo la luz de la luna, que era su única testigo, Erick y Daniel continuaban con su «reunión privada», la cual estaba a punto de subir de intensidad.
Sobre un viejo colchón y unas cobijas, Daniel estaba a cuatro patas mientras meneaba de lado a lado su gran trasero pecoso para deleite de Erick.
Erick no podía resistirse ante lo que veía, todo el enorme culo del afeminado hijo preadolescente de la familia para la que trabajaba estaba por completo a su merced, y este mismo se lo estaba ofreciendo gustosamente.
Vamos Erick -le decía Daniel sin dejar de contonearse- te quiero dentro de mi ahora mismo.
Con una sonrisa traviesa, Erick sabía que no podía hacer esperar a su amado, así que puso sus manos en los hombros de Daniel y se acercó lentamente a su oído solo para susurrarle un par de palabras:
-Tus deseos son mis órdenes, niñito-
El placer que Daniel sintió al oírlo tan cerca de su oído no se comparaba con lo que pasó a continuación; con una sola embestida Erick introdujo por completo su virilidad adentro de el.
Daniel soltó un leve grito que de inmediato fue silenciado por la mano de su compañero.
-Shh, baja la voz- le dijo Erick al oído- no querrás despertar a los demás, ¿Que pensaría tu madre si te viera así?
-que soy una puta- murmuró Daniel luego de que Erick le quitará la mano de su boca- y que me encanta tu cosa.
Erick soltó una risa al escucharlo, y sosteniendo de las caderas al pequeño, comenzó a arremeter ferozmente contra su gran trasero. Los jadeos que Daniel soltaba no hacían más que elevar su excitación y la intensidad de sus arremetidas.
-de eso no hay duda, pequeño- dijo Erick mientras lo embestía con fuerza- con solo verte uno puede decir que naciste para esto.
Haciendo un gran esfuerzo, Daniel volteó hacia atrás para ver cómo su amigo lo cogía salvajemente. Sus
piernas temblaban por las constantes embestidas contra sus nalgas y su trasero se abría y cerraba ante la continúa entrada y salida del pene de Erick en el. Todas estas sensaciones combinadas lo hacían sentir como si estuviera sobre las nubes.
-Tienes razón, Erick- dijo con voz temblorosa, mientras las embestidas hacían eco en todo el establo -yo nací para hacer esto-
Y las horas pasaron y pasaron, mientras la luna seguía su curso por el firmamento siendo testigo de aquel acto pecaminoso. Daniel y Erick seguían fornicando apasionadamente, como animales en temporada de celo. Y mientras lo hacían alternaban entre varias posiciones cada una más excitante que la anterior (según ambos), incluso cambiaban de sitio mientras cogían (llegando hasta el punto de hacerlo frente a la ventana con vista a la casa, sin pensar en el riesgo de ser descubiertos).
Eran como amantes de una novela romántica, aún sabiendo los riesgos que corrían, no perdían la oportunidad de tener sus reuniones privadas y demostrarse lo mucho que se deseaban (y el riesgo de ser descubiertos, más que frenarlos, los excitaba aún más).
Eran como las dos y media de la mañana y la acción continuaba entre los dos, Erick estaba de pie, cargando a Daniel de los muslos y con la espalda presionada contra la pared lo seguía penetrando con le mismo ímpetu con el que empezaron.
-Ahh!! Mmm!! Ahh!!-
Aunque fueran opacados por el eco de las embestidas, para Erick los gemidos y jadeos de Daniel eran lo más glorioso que podían escuchar sus oídos.
-te gusta, eh?- Erick continúo embistiendolo, ambos se miraban a los ojos mientras lo hacían- te gusta como te lo hago, putita?
-Mmm!! Si si!!-
-si qué?- dijo Erick y aumentó la rapidez de sus embestidas.
-Ahh!! Ahh! Me gusta, me gusta como me coges Ahh!! Dame más duro- Daniel puso los ojos en blanco mientras recibía toda la fuerza de las embestidas. Su lengua colgaba y jadeaba sin parar.
Continuaron fornicando durante un rato más, hasta que llegó el momento de terminar con la sesión. Con una última embestida, Erick llegó al climax y soltó su espesa y caliente semilla en el interior de Daniel.
Ambos jadeaba de agotamiento. Daniel sentía como se llenaba por dentro con el semen de su amado, y como para finalizar una historia de amor, ambos se unieron en otro
ardiente beso, que duró un par de minutos.
Sosteniendolo de las nalgas, Erick cargó al chico y lo dejó caer de nuevo sobre el colchón para luego acostarse junto a el. Ambos se miraron mientras sonreían.
-Santo cielo Erick, eres todo un semental- dijo Daniel, el semen aún goteaba de su dilatado trasero.
-jeje, gracias por el cumplido niñito- le dijo Erick con una sonrisa traviesa.
-De nada, guapo- Daniel le guiño un ojo.
-y bueno, que quieres hacer ahora?- preguntó Erick.
-No lo se, ¿Quieres que nos quedemos a dormir aquí?-
-Me encantaría -respondío Erick- pero tus padres sospecharían si no nos ven bajar mañana a desayunar-
-tienes razón, hay que volver adentro- dijo Daniel mientras se levantaba -bien, iré por nuestra ropa-
Daniel se levantó y fue hacia un rincón en dónde estaban tirada su ropa y la de Erick. Cuando Daniel se agachó para recoger su ropa, no esperaba recibir una fuerte nalgada de parte de su compañero.
-Auch!! Oye!! – Daniel se giró hacia el fingiendo enfado.
-Es tu culpa por ser tan sexy- se defendió Erick.
-no es mi culpa -Daniel frunció el ceño- yo no elegí tener este gordo trasero.
-y aún así lo tienes. Y lo peor es que sabes cómo usarlo a tu favor-
-Cierra la boca!!- dijo Daniel y ambos se echaron a reír.
Luego de ponerse su ropa, ambos entraron en silencio a la casa y se fueron a sus respectivas habitaciones.
Al día siguiente, Maria ( la robusta y voluptuosa madre de Daniel) llamó a todos a desayunar. Ambos se encontraron al bajar las escaleras y se saludaron con una sonrisa. Bajaron al comedor y se sentaron uno junto al otro.
-Buenos días chicos- los saludo la matriarca -tuvieron una linda noche?-
Ambos se miraron por un segundo y voltearon de nuevo hacia la mujer.
-fue una buena noche- respondieron al unísono. Si tan solo ella supiera lo que pasó anoche en el granero.
_Y con esto da por concluido este relato.-
Tengo planeado hacer una serie completa sobre esto, pero la decisión final la toman ustedes.
Espero que les guste y comenten.
Hasta la próxima.
Sigue escribiendo esta muy caliente y bien redactada al punto de transportarte a la escena, Mis mejores deseos y que te valla bien
Me alegro que te haya gustado.
Por supuesto que seguiré escribiendo, pronto estará disponible el siguiente capítulo de esta apasionante historia
Que buen relato espero la segunda parte con ansias