La historia de Ángel, solo era un muchacho 57/59
-Sí, sí dame más. -y yo intentaba abrirme más las piernas, y elevar el culo para que entrara más adentro, más al fondo..
Erico no cesaba de follarme el culo, a veces empujándome la espalda para que elevara el culo y otras tirándome del pelo para que subiera la cabeza, haciendo que mi cuerpo formara una ese.
-¡Ahhh! Sí, si Erico, es rico. -Erico solo se reía y atendía a veces el culo de su hermano dándole una palmada o metiéndole algún dedo con fuerza porque le escuchaba gemir, a veces después del sonido de la palmada.
Erico me estaba demostrando que era un fenómeno follándose a dos putos a la vez, y haciéndoles gozar como dos hembras entregadas y satisfechas a su macho.
-¿Es sabroso ehh pequeño?
-Sí, sí dame más. -y yo intentaba abrirme más las piernas, y elevar el culo para que entrara más adentro, más al fondo. Entonces sentí que sin tocarme tenía un orgasmo y que vaciaba la leche que no consiguió sacarme Ian.
-Me corro, ya me voy Erico, ¡Uff! Santo Cristo. -sacó la verga repentinamente y me quedé convulsionando sobre las rodillas, sintiendo el semen vaciarse de mis huevos aunque sin su polla dentro.
Mientras intentaba recobrar el aliento escuchaba lo que sucedía a mi lado y volvi la cabeza, Rubén tenía los ojos abiertos pero en blanco, de su boca abierta se escapaba un hilo de baba y todo su cuerpo se movía violentamente como si sufriera descargas eléctricas, y de pronto abrió la boca y dio un fuerte y estridente grito, los ojos le dan vueltas y parecía poseído. Seguía sujeto a mi mano y pensaba que me la destrozaba.
Pensé que él a su vez había tenido un orgasmo pero que yo nunca había visto de tal violencia, poco a poco se fue recuperando aunque su hermano seguía bombeando en su culo como si no hubiera pasado nada.
Cuando le vio más tranquilo le saco la verga y enseguida me la volvió a meter a mi.
Ahora la follada resultaba brutal, por lo rápida y lo profundas de las metidas, aunque a veces solamente se dedicaba a empujar sin sacar nada de la verga, esa forma de follar era más intensa, parecía un martillo pilón machacándome por dentro, y cuando acertaba golpeando en algún delicado lugar, parecía que me iba a reventar, pero de placer y gusto, y entonces yo gritaba, sí, gritaba como un loco pidiendo que me matara con su polla y me la sacara por la boca.
Hasta que otra vez sentí la corriente por mi cuerpo, y me encorvé más aún cerrando el ano, atrapando y sujetando aquel pilón para que se detuviera y me dejaba respirar.
-¡Ahhh! Me corro otra vez, me corro. -apretaba mucho el culo y quería levantarme, pero él colocó una mano aplastando mi cabeza contra la cama.
-Estate ahí, abre el culo coño, no puedo follarte. -era de una fuerza brutal y volvió a follarme con mucha rabia, hasta que fui recobrándome y dio por terminado el coito, pero solo salió de mi cuando había escupido toda la leche que me quedaba y mis temblores remitieron, ahora caí con todo el cuerpo sobre la cama y las piernas colgando fuera, rendido y agotado.
Solamente escuchaba ahora los jadeos de Erico, en su último y supremo esfuerzo por conseguir que su hermano volviera a correrse, también el estado de Ruben debía ser diferente porque ahora si que gemía y sollozaba agarrado a la ropa con fuerza y tirando de ella.
¡Ah! Ah! Ah! Ah! Ah! Repetía incesante cada vez que se escuchaba el golpe de los huevos de Erico con sus nalgas.
-Ya me viene, no pares ahora. ¡Ahhhhhh! Síííííííí. -elevé la vista y Erico estaba rojo y sudaba como si le cayera una ducha encima, se proyectaba con fuerza clavando la polla en el cuerpo de Rubén ahora ya descontrolado.
-Toma, toma mi leche putito, te voy a llenar el culo marica. -un sordo rugido surgió del fondo de su pecho y fue la señal de que este era el final, cayo sobre la espalda de Ruben y durante unos segundos siguió temblando con los movimientos del macho dejando hasta la última gota de su semilla en su hembra, y seguro que Rubén había terminado fecundado por el macho de su hermano.
Intenté subirme a la cama y solo se escuchaban jadeos y respiraciones angustiadas, lentamente nos íbamos recuperando, pasé la mano por la mojada espalda de Erico y noté las profundas inspiraciones de aire que hacía, volvió la cabeza y me sonreía, ¡Orgulloso, dichoso? Tenía motivos para sentirse así.
_¿Que os ha parecido? Es la primera vez que he follado a dos hombres a la vez y de esta manera, creía que no llegaba. -me acerqué para besarle la boca húmeda de sudor y que expelía el viento con fuerza.
-Has estado genial, yo he tenido dos orgasmos y creo que Rubén lo mismo, por poco nos matas, pero de placer. -mirándome en sus ojos sentía que me me faltaban las fuerzas y cerré los ojos.
Me debí quedar dormido, y cuando desperté, pude ver a Erico otra vez sodomizando a su hermano, esta vez con las piernas al los hombros y era una follada diferente, suave y acompasada, tranquila, su escultural cuerpo ondulaba metiéndose y saliendo de Rubén, sus nalgas se contraían marcando los hoyuelos de su culo, como una serpiente dispuesta al ataque, a veces bajaba la cabeza para besarle en la boca, Ruben descolgó las piernas y se abrazo a la cintura de Erico con ellas.
-¿Estas bien? -su voz sonaba melosa y dulce aunque recia.
-Suavecito amor, quiero que dure mucho. -la otra voz sonaba fina y atiplada, por supuesto era de Rubén mas afeminada que la mía, y en estos momentos debía de sentirse una mujer completa por como la trataba su macho y hermano.
Cerré de nuevo los ojos aunque no podía dejar de escucharles.
-¡Ay, ay, ay! Follas como nadie mi vida.
-¿Y lo de Ian de esta noche?
-No creo que te supere y menos con dos putitos para el solo a la vez.
-De todos eres el mejor Erico, mejor que Pablo y él es muy bueno, mejor que David, tu eres el mejor amorcito. Dame papi, hermanito mío, hazme tu putita mi vida.
-¡Ay que gusto tan rico, que verga más deliciosa! Folla a tu putita mi amor, cógeme con cariño -poco después Erico comenzó a embestirle con fuerza y al poco tiempo bufaban conteniéndose para no gritar los dos hermanos.
*************
Desperté y miré el móvil para saber la hora, las doce del mediodía, dios! en una hora más o menos Tomás llamaría a la puerta para llamarnos para la comida.
Miré la revuelta cama, y sentí el tremendo olor a sexo que había, los hermanos permanecían dormidos, Erico con un brazo sobre la panza de su hermano y una pierna sobre las de él cubriéndolo apenas, marcándole como de su propiedad. Los dos eran unos bellos ejemplares de lozanos jóvenes, una fuerte, viril y macho, el otro bello y delicado, mariquita hasta la médula, me gustaban los dos hermanos aunque con uno poco tenía que hacer salvo alguna mamada que las sabía hacer muy bien.
Me sorprendí divagando en mis sucios pensamientos y toqué el hombro de Erico, se movió y se giró para mirarme, una hermosa sonrisa afloraba a sus labios, húmedos y con una hilo de baba que le caía por el mentón, no resistí la tentación de acercarme y besarle los labios, él intento sujetarme pero vi su polla medio elevada y pensé que no era el momento ni la situación, salté de la cama sin darle opción a que me sujetara.
-Me voy al baño, podéis usar el de la habitación de Pablo o la que queráis. -antes de que me respondiera había cerrado la puerta tras de mi.
Tomé una corta ducha dando vueltas a todo lo que había sucedido en la noche y estaba maravillado, me habían follado dos veces, dos chicos increíbles y guapos poseedores de hermosas herramientas, me había regalado tres orgasmos y la había pasado en grande, no me arrepentía de nada aunque Pablo se me aparecía en el pensamiento muchas veces.
Terminé de prepararme y me miré coqueto en el espejo. Yo también era guapo, los hombres me deseaban y querían tenerme, ¿para qué pensar en más?.
La habitación estaba vacía y abrí todas los ventanales para que se renovara el aire, se coló un airé cálido plagado de olores del jardín, de las flores que Ana quería siempre renovadas, me sentí feliz y dichoso.
Unos pantaloncitos cortos blancos y ajustados que no terminaba de taparme las nalgas ni el ombligo, una camisa rosa y suelta para que me tapara hasta el culete, sin interior, y las chancletas de goma, las brasileñas que seguramente me había comprado Ana. Volví a mirarme en el espejo, estaba divino y me lancé un beso, amaba la vida y me amaba a mi mismo.
Los chicos volvieron, juveniles y guapos como eran ellos, la ropa no estaba muy bien.
-Tú, Ruben puedes buscar algo mío que te sirva y tu Erico, deberías hacerlo en el vestuario de Pablo, seguro que tiene ropa aún allí, tenéis más o menos el mismo cuerpo.
-No importa, no te preocupes, saludamos a la tía y marchamos para cambiarnos en casa.
-Entonces vamos a buscarla y ver si hay algo para comer en la cocina, seguro que Berta tiene la despensa bien surtida
Del comedor, al lado de la cocina, salio Dulce de debajo de una silla, intentaba subirse por mi pierna y me arrodille para cogerlo en mis brazos.
-¿Como está mi dulce amigo? -me lamió la cara haciéndome cosquillas y nos reímos mientras recibía caricias de todos nosotros, hasta que Berta apareció.
-Tu ven conmigo, ya has desayunado y deja a los señores tranquilos. -se lo llevó pero estaba seguro que conseguiría escapar y volvería para seguir jugando.
Había comida como era de suponer, dos tostadas con mantequilla y mermelada de naranja amarga, café que olía muy bien, cola-cao con leche y una jarra de naranjada, la dulce Alicia nos servía sin levantar la vista de la mesa.
¿Qué pensaría la dulce muchachita de dorados cabellos y carita redonda y tierna, ante aquellos jóvenes que solo reían y comían voraces? Al principio las dos mujeres se habían sorprendido al ver a los sobrinos de la señora en la casa conmigo, señal de la reserva y prudencia del buen y fiel Tomás.
-Alicia, ¿la señora ha salido de su habitación?
-Está en la piscina o en el pabellón tomando el sol, ahora tengo que llevarle la limonada. -no era capaz de levantar la mirada, estaba cohibida ante aquellos dos chicos no habituales de la cocina.
-No te preocupes lo preparas y la llevamos nosotros después de lavarnos la boca. -antes de salir Dulce estaba reclamando algo de nuestro desayuno, partí un trocito de mi tostada y se lo di para que comiera de mi mano, me lamió los dedos hasta no dejar nada de la golosina que para él era la mermelada.
Nos lavamos los dientes, ellos en el baño donde estuvieran antes, y a la vuelta.
-Vamos a buscar unos bañadores, si está en la piscina no vamos a ir vestidos.
Todos mis bañadores le iban bien a Rubén, el problema era Erico, al fin se pudo meter unos elásticos que se estiraban hasta hacerse transparentes, y se le marcaba culo y el paquete de una forma sugerente.
-Waww, parece que voy buscando quien me meta mano. -Rubén y yo soltamos la carcajada.
-Estamos en familia, la tía se va a asustar por verte así tan machote.
Al pasar por los servicios de cocina recogimos la bandeja con zumo de limonada y los vasos que nos entregó Alicia, y la pobre no sabía donde mirar al ver a Erico, roja como la grana.
Seguirá…
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