La Historia de Diego (CAPITULO 1)
Dos amigos descubren los placeres del sexo.
El comienzo de esta historia se remonta a los últimos años de la década de los 90, contaba 10 u 11 años, un chico de estatura normal (al que llamaremos Diego), algo delgado, de rasgos finos, algo femeninos, que provocaban las burlas de sus compañeros y las miradas curiosas (a veces más que eso) de uno que otro adulto.
Su relación con el sexo se reducía a toqueteos por parte de algún amigo mayor o bien las veces que se sentó en el regazo de algún tío o cercano, situaciones que no eran vistas con malicia, pero que tampoco pasaban desapercibidas, ya que despertaban en él algunas sensaciones difíciles de describir y clasificar, pero que le provocaban curiosidad, y por que no decirlo, algún gusto.
Previo a vacaciones de aquel año, ocurrió algo que le hizo cambiar su percepción para siempre. Como todos los años, el grupo scout del colegio organizó un campamento previo a las vacaciones de invierno, del cual participaban niños y niñas de entre 8 y 13 años, acompañados de un par de monitores. La distribución era de dos o tres niños por carpa, distribuidas en una gran explanada, lo que permitía cierta distancia entre una y otra, dejando un gran circulo central, donde por las noches deprendían fogatas y se contaban historias.
Diego tenía un amigo inseparable durante estos campamentos, Christofer, quien era un par de meses mayor, sin embargo, mucho más grande respecto a contextura física; como es de suponer estos amigos compartían la carpa de campaña. Por efectos naturales de la fecha, las noches eran bastante frías, para lo cual, la estrategia era dormir lo mas juntos posibles, así compartir el calor corporal. Fue así, como inicio todo:
– Christofer: pega tu espalda con la mía
– Diego: ¿Así?
– Christofer: si, así.
– Diego: hace mucho frío.
Mientras desde fuera se escuchaba la instrucción de apagar lámparas.
– Christofer: ¿y si unimos los colchones y abrimos los sacos y los usamos como frazadas?
– Diego: ¿así como una cama?
– Christofer: si
Ambos chicos se dispusieron a acomodar las cosas según lo recientemente acordado, no era la primera vez que lo hacían.
– Christofer: ahora si.
Mientras se acomodaba en la improvisada cama y posaba su brazo por sobre Diego, quien le estaba dando la espalda.
Poco a poco el chico se fue acercando a su amigo, con la excusa del frio, terminando abrazado tras él. Ambos hicieron el intento de dormir, pero algo se los impedía; la cercanía de los cuerpos les entrecortaba la respiración, lenta y disimuladamente Chirstofer buscaba acercar su pelvis al cuerpo de su amigo, quien inmóvil solo se limitaba en tratar de conciliar el sueño, algo difícil de conseguir bajo las circunstancias en que se encontraban.
La pelvis del chico hizo contacto con el cuerpo, el buzo de colegio, que ninguno de los dos se quitó para dormir impedía que exista contacto de piel en esa zona, pero un escalofrió recorrió el cuerpo de ambos niños, Diego sintió la dureza de Christofer rosando sus nalgas, quien lenta y disimuladamente buscaba la forma de apretujar su cuerpo contra el de su compañero. En un momento pozo la mano sobre la cadera de su amigo, con la intención de acercar más aun el cuerpo de su compañero, cosa que logró, y suavemente comenzó un meneo típico del acto sexual a lo que fue recibiendo respuesta positiva por parte de Diego, quien, también con cierto disimulo, colaboraba en la acción.
Christofer: ¿te gusta?
Diego respondió afirmativamente, solo moviendo la cabeza, acompañado de un tímido si, casi imperceptible, por lo que Chris continuó, cada vez con mas, ya era un punteo rítmico y con cierta intensidad, pero siempre silenciosos, sabían que podrían ser descubiertos si hacían ruido. El tiempo que duró la acción es indeterminable para ambos personajes, pero duró lo suficiente para que ambos niños logren placer, nuevo para ambos. Al cabo de un tiempo, ambos quedaron dándose la espalda, quizá pensando en lo que había pasado, hasta que los venció el sueño.
Al otro día, todo continuó de manera normal, como si nada hubiese ocurrido, solo Diego sintió cierta vergüenza de ver a su amigo a los ojos, pero la naturalidad que mostraba el otro chico, logró que se relajara; continuaron inseparables en cada una de las actividades del día, hasta que llegó el atardecer y fueron a su carpa a pasar la última noche de campamento.
Christofer: ¿unimos los colchones como ayer?
Diego: si
Ambos con el deseo de repetir lo de la noche anterior, acomodaron los colchones y sacos de dormir, la posición fue la misma, Diego dando la espalda a su amigo, quien esta vez no se tomó tanto tiempo ni se esforzó por disimular lo que quería, rápidamente se acomodo atrás de él y comenzó a frotar su naciente masculinidad contra las pompas de su amigo. Luego de un momento se detiene, y le dice:
Christofer: ¿te dejas sin ropa?
Diego: ¿qué?
Christofer: sin pantalones, anda será rico.
Diego: no, puede venir alguien
Christofer: no viene nadie, solo te bajas el pantalón.
Mientras ponía su mano en el elástico del buzo para ver la posibilidad de bajarlo, Diego no opuso resistencia, por lo que le desplazó la ropa hacia abajo incluyendo la ropa interior, dejando el poto de su amigo a disposición. Rápidamente el hizo lo mismo con la suya, para luego acercar su pequeño pene a la zanja de Diego.
Diego: no se lo digas a nadie
Christofer: no se lo diré a nadie.
Christofer se dedicó a satisfacer su instinto con su amigo, si bien no hubo penetración, por la nula experiencia de ambos en estos temas, Diego sintió la virilidad de Chris, al punto de sentir cierto grado de placer, le gustó la sensación, la tibieza del miembro de su amigo hurguetear entre sus nalgas, y sintió por primera vez el palpitar de un miembro masculino que llegaba al orgasmo, un orgasmo seco, pero que para ambos fue el inicio de algo mas que una amistad.
Espero sus comentarios y sugerencias para una segunda parte Tgm: @manuTDP
Muy bueno, sigue asi
sigue contando mas amigo 🙂 😉 🙂 😉