La historia de Julio Capitulo 3
Vamos con el tercer capítulo de este cuento.
Capítulo3
Seguimos con el cuento, sigo pidiendo disculpas si está mal escrito. Que aprovechen
Se pasó algo como una semana, y una noche estábamos mirando otro ánime, más divertido, pero en la pantalla de la pc, que está delante de la cama de Tomás así que nos fuimos los tres ahí.
Había un poco menos de calor así que Pedro y yo llevabamos camiseta y calzoncillos, mientras el hermano radiador solo calzoncillos. Pedro dejó que Tomás se pusiera como la vez pasada, y yo automáticamente me puse a su lado, pero inesperadamente Tomás dijo “No, ponte igual que yo, en mis piernas, así te quedas más cómodo”
Hice como dijo, y me puse con la cabeza en su pecho, de manera que los tres veíamos bien la pantalla.
Pedro tenía embrazado a Tomás haciéndole cosquillas en la espalda y oídos. Miré hacia atrás, vi esto y le sonreí. Cuando volví a mirar el anime algo raro pasó. Tomás empezó a hacer lo mismo igual a lo que estaba haciendo Pedro a él, acariciándome también el pecho y el pelo.
“Os la llevais mucho mucho mejor vosotros dos ahora, verdad?”
“Sí, muchisimo” le contesté yo, y Tomás me agarró estrecho a su pecho
«Sabiendo que lo que necesitabais era algo de muy muy malo entre vosotros, a lo mejor Lulito te iba a hacer antes esa cosa”
“Uhy?? Que, que cosa que hizo?” actuó Tomás como si no supiera
“Sé que cuando yo estaba a la playa te hizo algo, un daño o rompió algo no sé qué hizo, algo imperdonable de como lo contó él”
“Te lo contó todo??” preguntó Tomás mirando antes él y luego mi
“No, no me lo quiso decir, solo que era algo de muy malo que pero se lo habías perdonado”
“Así es, ya está todo arreglado”
“Tú tampoco me lo cuentas?” preguntó Pedro
Tomás me miró en los ojos y yo le dije que no con los ojos
“Ahora no hermano, quizás un día”
“Ahy! hermanos secretos! No puedo enserio imaginar que pueda ser, pero si os quedáis así llevándola bien, de momento me arreglo”
Nos quedamos así hasta el final del episodio, y luego volvimos a nuestras camas.
Desde ese momento Pedro no preguntó más que pasó esa vez.
Tomás se volvió mucho más cariñoso conmigo, aunque si estábamos solos me abrazaba y acariciaba, de la misma forma que hacían Lali y Pedro.
Muchas veces jugábamos a la play juntos y nuestras tardes se habían convertido en algo de verdadera amistad que nunca habíamos tenido antes.
Un día, cuando acabamos de jugar un partido, le dije “Sabes Toto, hace años que esperaba que nos volviéramos así, sin nada de malo entre nosotros. No me gusta pelear”
“Pues, creo que un poco Pedro tenía razón, lo que ha pasado esa noche nos ha cambiado los dos, verdad?”
“Sí, aunque sigo lamentando de lo que hice”
“Pero si no lo hubieras hecho puede que ahora no estaríamos jugando juntos y no te haría esto” dijo, y empezó a hacer pedos con la boca en todo mi pecho, dándome muchas cosquillas, pero de un trato se paró y dijo “hey hermanito que pasa aquí?”
Bajo de las cosquillas se me había puesta dura y él, que estaba por encima para hacer eso, se enteró de repente
“Ahy lo siento a veces se me pasa, y ahora es por lo que hacías”
“Pues nunca te la he visto parada, quiero ver!” dijo así y de pronto ya me había sacado él mismo mi polla, no tan grande como la suya claro, pero que estaba bien erecta
“Ohhh la tienes como la mía, no de grande aún, pero que se va por el alto! Y creo que se va crecer igual que la mía” se paró unos segundo y luego dijo “Nunca más me pediste de tomarla en la boca o algo así después de esa tarde. No te había gustado, es cierto?”
“Ahy no Toto, me había gustado pero no sé si a ti te gusta así que no quiero molestarte a pedírtelo así”
“Ah vale, pues me la sigues solo chupando de dormido sin pedirme, es así?” dijo en tono enojado
“No no nunca lo hice, nunca más!” contesté preocupado por su reacción.
“Anda lo dije de broma! Sé que no lo harías, aunque te digo la verdad, si ahora despertara que veo que me la tienes en tu boquita no me molestaría más”
“No te enfadarías si te despiertas y me vez que la tengo en la boca? pero no te daría molestia o asco?”
“Lo siento por las malas palabras que te dije, estaba enfadado y te aseguro que nunca me has dado o me darás asco, pero si lo haces si me gustaría verte porque quiero ver, y si me quedo dormido no veo!”
“Vale, gracias por todo” dije, y luego pregunté “Hay algo que pensé hace mucho, esa noche que no tenías servilletas, te limpiaste lamiendo tus propias manos, verdad? Lo haces muchas veces?”
“Jajaja no casi nunca lo hice, pero no me dió asco, sabes tiene un sabor algo dulce”
“Si lo se la había probado”
“Ahy verdad! Me la tomaste de la servilleta. Pero creo que la recién salida tiene otro sabor. Querrías probar?”
“Si no te molesta si” contesté
“Dale, una noche en la que Pedro no esté me hago una y te dejo probar”
“Y…como que me lo has dicho antes, puedo darle unos besos ahora?”
“No tienes ni que pedírmelo, vale? si lo quieres hazlo, te doy permiso”
Así que le puse una mano adentro y se la saqué de a lado como esa noche. Estaba floja, la descubrí y le dí besitos en la punta. No tenía el perfume de la ducha como la vez pasada, pero tampoco tenía mal olor o sabor. Sigue dandole besitos y cada uno que le daba la polla crecía un poco. Después de un minuto ya la tenía toda erecta, y nos pusimos a reír.
En las noches siguientes Pedro no salió y se quedó con nosotros. Una noche pero no estaba y, apenas se fue, Tomás me llamó a su cama, cuando llegué ahí ya la tenía empalmada, seguro que me esperaba para eso.
Solo se bajó el boxer sin quitarlo, y me dijo que me pusiera a su lado izquierdo, trás de darle unos besitos en la punta.
Puse mi oído encima de su corazón, y así podía oír todo el sonido de él y de su respiro, ambos muy acelerado. Su cuerpo estaba más caliente aún, su brazo izquierdo me tenía pegado a él. En esta posición olía muy bien un olor diferente, no de la corrida, aún no, y tampoco mal olor de sudor, era un olor diferente, que me gustaba y que me provocó una empalmada.
Después de unos minutos en el que no paraba de pajearse, con el brazo izquierdo me apretó muy fuerte, se puso todo duro en el cuerpo y disparó muchos chorros en su abdomen que llegaron hasta mi cara.
De repente me soltó y yo me levanté un poco. Ahí ahora sentía el mismo olor de sandía que olí esa noche que vino a mi cama, así que me bajé donde estaba la corrida, la olí de cerca y luego lamí un poquito de la piel de la barriga.
Pues, tenía una consistencia un poco rara, pero me gustaba el sabor, así que lo lamí otra vez, y otra, hasta que no quedó nada. Hasta le dí un besito en la punta, donde aún había una gotita.
“Gracias, está mucho mejor recién echada, es verdad” le dije subiéndome otra vez cerca de su cara.
“Me alegro que te haya gustado. Ahy pero mira, tienes unas gotas aquí en la mejilla, coño disparé muy fuerte verdad?” me dijo él, y rápido antes que colara me dió un beso en ese punto limpiando con su lengua.
Eso también me dió cosquillas y nos reímos los dos.
“Puedo quedarme un rato aún aqui?” le pedí, y él de respuesta me apretó con ambos los brazos.
Desde ese momento, como que siempre andaba con calzoncillos, muchas veces cuando estábamos solos se los bajaba sin decirle nada antes y le daba algunos besos, trás reponerla a su sitio.
Ahora que Tomás y yo ya no peleábamos, muchas veces más nos mirábamos algo los tres en nuestro cuarto, ese anime o algo más, y esas veces estábamos en una sola cama.
Ya empezó la escuela así que esto se pasaba solo hasta pronto por la noche o en los fines.
Algunas veces alguien se quedaba dormido y luego se mudaba para la noche. Una sola vez se pasó que fué Pedro el que se durmió antes de nosotros, y como que estaba en su propia cama lo dejamos ahí sin despertar. Pero antes que nos vayamos, trás haberse asegurado que durmiera, Tomás le sacó de a lado un poco la polla floja y me preguntó “Quieres darle un besito a la suya también?” y mientras hablaba, de tono muy bajo, ya le había descubierto la punta.
Le dije que no con la cabeza, entonces se bajó un poco, la olí de muy cerca y dijo “Estás seguro? Huele bien, acaba de ducharse”
“No, no quiero hacerle algo malo como te hice a ti, si lo hago será después de pedirle permiso” contesté muy decidido
“Vale, entonces vente a mi cama a despedirme por la noche, ¿quieres?”
Así que nos fuimos ahí los dos, se acostó y le dí besitos y pequeños golpes con la lengua hasta que se endureció. Luego me fui a su cara y le dí unos besos en la mejilla diciendo “Duermas bien Toto”
Él también me despidió con un beso a lado de los labios y me fui a mi cama.
Cuando estuve acostado miré hacia los dos. Pedro seguía estando dormido, mientras podía ver y oír Tomás mover su mano para bajar lo que provoqué yo con mis besos.
Me sonreí pensando a la vez que me hizo probar la corrida y me quedé dormido. Después de unos tiempos, no sé cuanto pero creo en la mitad de la noche algo me despertó. La puerta se abría y entraba Pedro, puede que se había ido al baño. Lo ví dirigirse hacia mí y cerré los ojos fingiendo dormir, no se porqué pero lo hice.
Me hizo un par de caricias en la cabeza y la cara y luego se fué. Me enteré de que no sentí así mucho calor como la noche que hizo lo mismo Tomás.
Cuando estaba seguro que ya estaba lejos bastante abrí los ojos y lo ví acercarse a Tomás para hacer lo mismo.
Pero se giró hacia la mesita y encontró una servilleta. La agarró, la abrió y, en la oscuridad, me pareció que la oliera. Lo escuché reír de baja voz, le acarició otra vez la cara y, algo inesperado, con una mano le bajó un poco el boxer, se acercó con la cara y me pareció que oliera su polla o algo así también.
Luego volvió a la mesita, agarró la servilleta y la trajo al baño, de donde volvió enseguida para volver a dormir.
Cuando la mañana desperté ví Tomás buscar algo cerca de su cama, pues se acercó a mi. Pedro ya no estaba porque él ya había empezado la escuela nosotros aún no.
“Julio dime la verdad, ¿has tomado la servilleta de mi cama? No pasa nada está bien si lo has hecho, pero es que no la encuentro.”
“No Toto no he estado yo, la tiró Pedro.” Él se puso con cara gris, así que sigue “Pero hay algo que tengo que contar”
Y ahí le dije de todo lo raro que había visto. El creío que me lo hubiera soñado, porque sabía que no le habría dicho mentiras intencionalmente, pero si todo fue un sueño la servilleta seguía faltando. Así que era real.
“Ahora creo que puedo contarle lo que te hice. Estas de acuerdo?” le pregunté después de eso.
“Le vas a decir todo, de que te dejé comer la corrida y besarla?” me preguntó
“No lo sé aún, ya veré como se pone”
“Le pedirás de hacérselo a él también?”
“No lo sé, ya veré, a ver si te va a decir algo o que no”
Cuando volvió de la escuela no dijo nada, tampoco a él cuando estaban solos. Algunas noches más tardes nos quedamos los tres en casa solos, así que vimos una película en el sofá.
En esta peli hablaban de unos secretos entre hermanos, un hermano había matado a dos mujeres y otro hermano se cayó con la policía y le dió una mano para esconder las pruebas
“Bueno espero que los secretos entre vosotros dos no estén de esta forma!” dijo riendo
“No, es otra cosa. Quieres saber qué pasó?” le pregunté, con el corazón que latía de miedo.
Dijo que sí, si quería, así que empecé contándolo todo, acabando con cuando se enojó mucho.
“Ahy por eso se enfadó, claro. Ya sabes que no está bien hacer cosas sin permiso, verdad?”
“Sí lo sé, por eso no lo hice más sin pedir permiso”
“No lo haces sin pedir permiso, ¿así que lo haces con permiso?” preguntó Pedro.
Yo no respondí pronto, pero miré hacia Tomás que dijo, en mi ayuda “En ese momento me enfadé muchísimo y le dije cosas muy feas, pero luego me arrepentí y le dije que si quiere puede darme esos besitos o meter en la boca cuando le da la ganas, no me molesta”
“Entonces te la dejas hacer una mamada de él? Lo disfrutas” le preguntó severo
“Que es mamada?” pregunté yo
“Es cuando la tienes en la boca y chupas y lames hasta que salga la corrida” me explico “has hecho esto?”
“No, no así de tanto, solo lo hace hasta que se pone durita, pero luego hago yo paja. Igual le he dejado probar la corrida una vez, pero ya la tenía en el ombligo”
“Pero no lo disfrutes para darte placer si no quiere él, vale?” dijo otra vez en severidad
“No nunca me ha obligado, está muy bueno conmigo ahora”
“Mmm vale, pero antes de eso siempre lávate, porque cuando te pajas y no te lavas enseguida te huele fatal”
“¿Cómo sabes que huelo fatal si hago así?” dijo Tomás sospechoso, aunque ya sabía la respuesta
“Ahmm solo digo así, todos olemos mal si no lavamos bien después de correr. Además fue lo que pasó esa noche, no?”
“Tú habrías hecho lo mismo que yo si te hubiera pasado a ti?”
“No, no creo, yo no soy como eres tú”
“Ah entiendo. No se la dejarías besar si te lo hubiera pedido” contestó Tomás, mientras yo no decía ni una palabra.
“No, no dije eso. Quiero decir que no me habría puesto así de mal con malas palabras y enojado como tú, soy mas pacifico ya sabes. Le habría explicado que no se hace de escondidas y contra la voluntad”
“Pero…pero me habrías dejado probar?” intenté decir
“No quiero que hagas cosas que no quieres hacer, así que te habría preguntado si me prometes que…” estaba diciendo Pedro, cuando Tomás le llegó atrás, le sacó para bajo el pantalón y calzoncillo y dijo “Anda, si vamos de ese paso nos ponemos viejos. Él quiere saber si se lo dejas probar con la tuya. Igual le puedes enseñar algo mejor que yo. ¿Le dejas hacerlo?”
“Ahy diós que hermanos tengo…vaya, como quieras, haz lo que quieres”
Finalmente la tomé en mano, la agarré y, mirando Tomás que me sonreía ancho, empecé dándole pequeños besos y moviendo la lengua.
Estaba floja, y no se puso erecta como se pasaba con Tomás, pero tenía un buen sabor. Después de un rato haciendo esto le dije gracias y pregunté si me podía enseñar como hacer mamadas como había dicho
“Bueno, yo nunca la hice, me la hizo unas veces una chica. Pero bueno lo que ya haces puede ser algo parecido, pero más decidido y más adelante.” dijo Pedro de respuesta, pero después de un rato sigo “Pero creo que eres un poco pequeño para esto, Lulito. No quiero que lo hagas por ahí a otros chicos de momento”
“Anda tío! si no se lo muestras tú igual lo va a preguntar a alguien más” dijo Tomás impaciente
“Vale, intentémoslo pero como dije no sé mucho sobre esto. Quieres probar a mí o a Tomás?”
“A Tomás, de momento”
“Ok, Tomás vete a lavar muy bien con jabón. Luego vente con nosotros en nuestro cuarto”
Nos sentamos en la cama de Pedro y pronto llegó Tomás de pié frente a nosotros. Le quité el boxer y empezé a darle besitos como de costumbre ya, con diferencia que en este momento estaba sentado entre las piernas abiertas de Pedro.
En medio minuto ya estaba empalmado, y Pedro dijo “Wow, la tienes hermosa! Bueno, antes todo la agarras con la mano y comienzas chupando y lamiendo la punta. Como ya haces, no?”
“Así?” dije, y me puse a hacerlo, un poco más largo de lo normal.
Exacto, mueves bien la lengua alrededor de la punta. Luego, pero no sé si puedes hacerlo con tu boca, está más pequeña, se queda en la boca mientras vas adelante y atrás”
“No entiendo, cómo que adelante y atrás?” pregunté
“Así” dijo y hacía movimientos con la cabeza pero como que aún no entendía dijo “Vaya, igual somos hermanos. Oye Tomás está re bien limpia si?”
“Sí claro la he lavado muy bien, porqué?”
“Se hace así, mira” y la puso él mismo en su boca, moviéndose adelante y atrás como una mamada.
“Dale, intenta tú mismo. Ahy espera, hay mi baba encima” y la limpió con una servilleta.
Tomás se quedó con boca abierta, primero por lo que había pasado, segundo por la sensación de bueno.
Según su enseñamiento empezé hacerlo y Tomás dijo que le gustaba mucho.
“No te corras en su boca pero, porque si lo haces muy fuerte arriesgas que te se vaya de lado equivocado en garganta” le dijo mirándome seguir mi trabajo con gusto y mirando la cara con placer de Tomás.
Escuchando a nuestro hermano, cuando fue a punto se sacó de mi boca y empezó pajeandose en frente a mi.
Antes eso, el yá sabía, Pedro me había quitado mi camiseta para que no se ensuciara.
“Ahí estoy!” dijo Tomás y explotó todo en adelante. Pasa que, como que la tiene que va para arriba, el churro no se acabó en mi cara o pecho, sinó en ello más arrriba, se acabó toda en la cara y cuello de Pedro que solo dijo “Joder, no era para mi!”
“Dame una servilleta por favor me va colando” dijo abriendo apenas la boca, sucia ella también
“No, no la tomes, espera” dije yo, y como hice con la barriga de Tomás me empecé lamiendo su cara, boca, cuello y hasta el pecho donde se había colado.
“Ha estado genial! Genia!” dijo Tomás sentándose en la cama
“Hablá por ti mismo cabrón! Me hiciste una ducha con tu corrida!”
Los dos nos reímos, y Tomás dijo “Vale cuando te toca a tí me pondré yo atrás y vemos si consigues venganza”
“Uh? a mi?” dijo sorprendido “Ya no fue bastante esto?”
“Uhh que si quiero probar la tuya también! Me dejas? Me dejas?”
“Joder…bueno otra vez quizas. Ahora voy a tomarme una ducha para quitarme esto!
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