La historia de Julio Capítulo 5
Lulito se va desarroyando y descubre más experiencias y sensaciones.
Capítulo 5
“Lulito, te olvidaste de recolocarla en el boxer esta noche” me dijo Tomás llamándome por la mañana muy temprano. “Está bien que me hagas lo que quieras cuando estoy dormido pero ten cuidado con esto”
“Toto es que…¡no fui yo!” le contesté de baja voz, mientras Pedro aún dormía, como era sábado.
Le conté todo lo que pasó y lo que ví esa noche, en la que trás de oler su mano con la qué me había tocado a mí, Pedro se fué a oler y chupar la polla de Tomás
“¡No lo puedo creer! Pero, ¿que estas seguro de esto que no es un sueño?”
“No, es verdad. Además se le olvidó ponerte a la vuelta tu roba trás de chupartela, y lo hizo por un buen rato, la tenías empalmada”
Él tenía cara de loco, pero no enojado, loco con risa. Así que le pregunté “Se lo vas a decir? Si lo haces sabrá que soy una espía” me puse mortificado.
“No, tranquilo, no se lo digo, igual así puede que lo haga otra vez. Te gustó mucho ver esto, verdad? ¡Mira cómo la tienes!”
Estaba re empalmado, así que Tomás me la sacó y me quito toda mi ropa, le dió un par de besitos, me hizo colocar acostado encima de él y empezó mover su mano en mi polla.
Yo estaba desnudo, él con calzoncillo, pero podía sentir la suya explotar en ellos detrás de mi nalgas, así que le dije “Quítatelo tú también”
Se desnudó igual que yo y sigo con su paja mientras su verga estaba justo arriba de mi culito fregando cada vez que nos movíamos.
Mientras lo hacía me daba de vez en cuando unos besitos en el cuello y mejilla. En ese momento podía oler otra vez ese olor, bueno lo llamo perfume, no de sudor ni de recién duchado, que me gustaba muchísimo y me ponía más cachondo aún. Además así pegado a mi cuerpo me daba todo su calor.
Pero yo mismo me sentía más caliente, ahy, me parecía de tener temperatura de fiebre, pero sin dolor, solo cosquillas.
De repente tuve un escalofrío, me puse calientisimo en la cara y en el cuerpo y sentí como si se me endureciera todo el cuerpo.
Sentí como si algo me estaba apretando mis huevos, pero no era él, eran ellas mismas apretándose, y de repente unas gotas me salieron de churro desde la punta todo en la mano de mi pajeador.
“Vayaaaa Lulito mío te corristeee!” dijo Tomás super feliz, por mi primera corrida y porque consiguió hacerlo él.
“Ya eres un chiquito como yo! Whuaa estoy feliz” dijo dándome unos besitos en la cara, hasta uno se acabó en mis labios, pero no paró y sigo con otros besos en mi cuello y cara.
“Que hacéis, porque tanto bacano?” dijo Pedro viéndonos ahí los dos desnudos
“Nada, me pidio de chuparme y me gustó mucho, lo siento por despertarte” dijo él de repente antes que yo hablara
“Woh ya te corriste y aún la tienes dura?” dijo Pedro mirando la polla aún bien erecta de Tomás que, claramente, no había corrido.
“Limpiamos esto antes de que se entere que él que se corrió eras tú” dijo cuando él salió del cuarto.
“Porque, no se lo quieres decir?”
“No sé, quizás quiero que sea un secreto de momento. O igual no quiero que te haga a ti lo que hizo a mi.”
“No quieres que yo tenga mamadas?” dije yo
“No de dormido, si la quieres de despierto, y si así te las hago yo, no él. No se la pidas a él. y ahora limpiamos” contestó él, lamiendo todo lo poco que tenía en mi polla y en su mano.
Creo que en esos momentos Tomás había mudado sus celos, que antes eran por mí y por lo que me hacían más que a él, ahora eran para mí, quería ser más importante que nuestro hermano en mis ojos.
“Y las pajas? Ahora me las puedo hacer yo mismo?” pregunté
“Si te dan la ganas y no estoy sí, pero si me lo permites me gustaría seguir hacerlo yo también, o te molesta?”
“En secreto?” dije guiñando
“En secreto!” respondió de misma forma, y me dió otro beso el la esquina de los labios.
Mientras tanto Pedro se volvía nosotros nos íbamos a vestir normalmente, Tomás ya desempalmado y yo limpio como si nada hubiese pasado.
Ya no me enteré que Pedro hiciera algo raro en las siguientes semanas, o igual si lo hizo fue mientras dormíamos los dos.
De nuestra parte, yo seguía con mis saludos por la mañana a los dos, no me hacía pajas solo, siempre dejaba que me la hiciera Tomás, y de cambio yo a veces mamaba, a veces se la hacía yo una paja a él, pero siempre que se corría un poco en la barriga y un poco en mi cara.
Yo limpiaba todo con mi lengua, pero él siempre quería lamer o besar lo que quedaba en mi cara,
Cuando le pedía paja muchas veces me preguntaba si quería que me la chupara, pero aún no me daba la ganas, me gustaba más así porqué él estaba detrás de mi haciendolo.
Una mañana como de costumbre besé a la de Pedro y luego aquella de Tomás, en la que me quedaba más a largo chupando.
Cuando empecé a chupar oí “Buenos días hermanito” y Tomás se bajó y besó mi cara. Pues me preguntó “A Pedro solo le das un besito? No se la chupas a él?”
“Normalmente no, la que quiero chupar es la tuya, es más hermosa!” dije yo
“Gracias, me gusta saber esto” dijo él enrojeciendo, y sigo “Quieres darle unas chupadas a él también ahora? Parece dormido. Si quieres, me vengo yo también.”
Lo pensé un rato y luego me fui con él. Le sacó su ropa y ahí estaba su polla floja. Le sacó la cabeza, la olió y me la ofreció sin dejarla de la mano.
La puse en la boca y le dí algunas chupadas, pues me quité y lo miré riendo. Él también rió y la tomó en la boca igual que yo, chupando un rato.
Luego la tomé yo también, un poco más largo, y se puso un poco dura. Luego se la dejé a él que hizo lo mismo y en su boca se empalmó totalmente.
Así que empecé a mamarla un rato, pero cuando estuve en la punta, sin que me sacara yo la tomó él haciendo lo mismo. Mientras él lo hacía yo me quedé con la boca a lado y lamía por el largo. De esa manera me enteré que estaba lamiendo la misma baba de Tomás que colaba, pero no me molestaba, de contrario.
En un momento dejó de ir arriba abajo y se quedó a un lado de la cabeza. Yo me fui al otro lado con los labios casi pegados, movíamos nuestras lenguas alrededor lamiendo alrededor de la punta y nuestras mismas lenguas al tiempo.
Me encantaba ese juego, y creó que a él también. Después de un buen rato así, me dejó mamar a mi solo, y luego le dejé que lo hiciera él.
De repente mientras Tomás lo hacía, una mano me acarició la cabeza y yo me levanté y ví la sonrisa de Pedro, que peró se paró rápidamente cuando se enteró que no era yo el chupador.
“Coño pero qué haces? Tú?”
Primero Tomás se asustó y dejó de chupar, pero luego dijo “Que pasa, él puede y yo no?”
“Él es más pequeño y además me pidió permiso”
“Tú tampoco pediste permiso y eres mayor que yo, pero me la chupaste igualmente”
“Eso fue diferente, lo hice únicamente para enseñarle a él, no me gustó hacerlo”
“No me refiero a eso, sino a la noche en la que me la mamaste por largo tiempo”
“Yo no…yo que…no es…bueno dejala ya ahora” Pedro estaba super shockeado y se quedó sin palabras.
Se levantó y se fué del cuarto enojado.
Esa mañana desayunó rápido y se fue de casa para ver a sus amigos, por lo menos así dijo.
Cómo que era sábado nos relajamos jugando a la play, mientras Lali estaba en su cuarto para estudiar.
“Crees que se haya enfadado mucho antes?” dije yo tristemente parando el juego.
“Que no, no estaba enfadado, estaba en shock porque no pensaba que lo hubiéramos, bueno de la forma que lo dije que yo lo hubiera, pillado haciendo esto. No te preocupes cuando se le va la vergüenza le pasara todo”
“Vale. Pero ha estado super, antes los dos juntos, verdad?”
“Sí, sobre todo cuando la chupamos juntos así!” dijo Tomás poniendo su pulgar y mimando lo que hicimos antes de a un lado
“Sí me encantó. Dejame intentar otra vez” dije, le agarré su mano y empezé a chupar y lamer de otro lado, igual como si hubiera otra vez la polla de Pedro.
Pero, cómo el pulgar era seguramente más chiquito de ella, nuestras lenguas se tocaban en seguida. De repente, sin que ni siquiera nos enteramos, ya no había el pulgar de Tomás entre nuestras bocas, y simplemente estábamos lamiendo y chupando nuestras lenguas y labios.
“Ahy hermano” dijo él riendo “Creo que esto fue un beso, no una chupada”
“Creo que sí. Pero no me molesta ni me da asco a mi. A tí si? Disculpa”
“Vaya que disculpas y que asco. Me gustó!” respondió él
Cómo si nada, seguimos jugando nuestro partido esperando que nuestros padres volvieran con la comida.
Pedro volvió para comer y luego se fue otra vez. Por la noche se quedó en la sala para ver la tv y solo volvió a la cama para dormir.
No hablaba ni decía nada, y eso me daba mucha pena. Yo tampoco tenía ganas de dar besos o hacer cosas, hasta que el miércoles por la tarde nos quedamos solos los tres en casa, él vino al cuarto donde estábamos los dos, se sentó en su cama y dijo “Lo siento por cómo reaccioné esa mañana. Y también lo siento por lo que te hice a ti esa noche Tomás. La verdad es que los dos habíais probado la corrida y yo quería también, pero sin que lo supierais, aunque no me gusto mucho. Lo siento, disculpadme”
“Pero como eso, te tragaste mi corrida?” preguntó Tomás sorprendido
“A que sí, pero como no te enteraste de correr si me has pillado mamarte??” respondió Pedro, igual de shockeado.
“Es que yo ví y se lo dije, Y también me enteré que hiciste eso con tu mano despues de tocarme”
“Joder eso tambien” dijo y se puso la mano en la cara “Es que quería saber si estabas limpio pero como que aún no te corres me fui a la cama de Tomás”
“Pues no se lo hagas más a él, ni despierto ni dormido, vale?” dijo de repente Tomás
“Nunca más a ninguno de los dos. Prometido” contestó él
“A mi puedes hacerlo cuando quieras, pero no a él, entendido?
“No lo haré, pero vale, promesa” acabó Pedro “Ahora puedo llevar mis hermanos entre brazos un poco?”
“Sí pero quítate la camiseta, quiero escuchar tu corazón” le dije yo.
Ya no había mucho calor, así que Pedro y yo siempre llevábamos camiseta puesta. Tomás, de contrario, nunca la llevaba en el cuarto
“Sí señor. Pero quitala tú también, igual tenemos el radiador humano aqui para calentarnos”contestó Pedro, riendose igual que yo.
“Ahy mis hermanitos! Se están poniendo grandes. Pero no os cambiaría con nadie más!” dijo Pedro apretandonos los dos en su pecho, y yo me quedé así un buen rato, oído en el corazón de Pedro en sus brazos, con la nariz y la boca casi pegadas a las de Tomás, que seguía dándome pequeños besitos.
Algunas noches después nos quedamos solos. Lo de la paja y de los besitos siempre lo llevábamos secretos él, Tomás no quería que él supiera, por eso cuando él veía solo hacía yo algo a Tomás, no al revez.
Esa noche, después que Pedro se fue, Tomás se vino a mi cama, me dió unos besos en los labios primero y luego a la polla, que ya iba a empalmarse.
“Te puedo hacer una paja? Tienes las ganas?” me pidió
“No, no quiero paja ahorita” respondí
“Ah vale” contestó desilusionado “Creía que sí como que estás empalmado”
“Me gustaría si me la podrías chupar. Quieres hacerlo? Si no quiere da igual” contesté yo
“No sé si me sale bien cómo las haces tú, pero lo intento” dijo, y su desilusión de antes se fué de repente.
Me sacó el calzoncillo, la chupó en la punta un rato y luego, agarrándola con la mano como hacía yo con él, empezó una buena mamada, igual como hacía yo pero yendo más abajo con la boca.
Las pajas me gustaban ahora, pero eso fue diferente, sentía mucho calor en mi estomago apenas comenzó haciendo eso, y esta sensación no paró hasta que, solo algunos minutos después, como con las pajas sentí mucho más calor adentro y una presión en los huevos.
Me sentía sin fuerzas, creo que me corrí mucho más que las demás veces. Él se levantó hacia mí y me preguntó “Qué tal fue? Lo hice bien?”
“Me gustó mucho, más que las pajas, que sabor tengo, cómo la tuya?”
“Tiene un sabor más blando, más dulce creo”
“Dejame probar” dije yo, me acerqué a su boca y abrimos las dos, empecé a lamer sus labios y sus lenguas, y él hacía lo mismo. Nos quedamos así un buen rato, algunos minutos, ya que eso no era para saborear mi corrida sino era algo diferente que nos gustaba.
Seguirá pronto en siguientes capítulos
Muy buenos capitulos ojalá y no tardes mucho en escribir el siguiente
Ya van llegando otros, si os gustan sigo