La historia de Lucas
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por lucmtz.
Mi primera experiencia sexual.
Hola mi nombre es Lucas, comenzaré diciendo que soy casado con tres hijos y tengo 48 años, soy moreno, el segundo hijo de una familia de cinco hermanos siendo yo el único hombre.
Lo que contaré sucedió cuando tenía 15 años y lo he guardado solo para Mí hasta hoy porque al leer los relatos en esta página he visto que no soy al único que le ha sucedido lo que leerán a continuación.
Por esa época vivíamos con nuestros abuelos paternos en una ciudad grande de la provincia de México, en nuestra misma calle vivían mis tíos que tenían tres hijos siendo uno de ellos mi primo Ernesto quien era el menor de su familia.
A mis 15 era muy delgado y bien formado esto producto del ejercicio que hacíamos los niños de esa época, también era alto para mi edad pues hoy mido 1.90 metros yo era casi tan alto como Ernesto que a sus 17 años tenía más peso y estaba más desarrollado.
Como íbamos a la misma escuela era con Ernesto con quien convivía más de todos mis primos ya que en mi casa no tenía hermanos, a mi padre quien por motivos de trabajo viajaba constantemente lo veíamos una semana si y otra no.
Mi casa era lugar de niñas por lo tanto Yo siempre iba a casa de Ernesto a jugar, además de tener una buena colección de juguetes nunca me importó que fuera mayor que Yo y a Él tampoco parecía molestarle.
Un día fui como siempre a visitar a Ernesto entré a su casa y sus papás y sus hermanos no estaban, me dijo que por haber estado ayudando a mi Tía en labores de limpieza tenía que ducharse y que lo acompañara a la ducha de su cuarto así podríamos platicar, que estaba bien porque como éramos hombres y ambos teníamos lo mismo no tendríamos por qué ocultarnos nada.
En esa época no tenía mucha experiencia con ningún tipo de sexo pero si notaba que me gustaban y me excitaban las protagonistas femeninas como Gatúbela, La Mujer Maravilla, Etc. También me gustaba ver las modelos y actrices en televisión y las que adornaban las revistas que acostumbraba traer mi padre, estas últimas aparecían en poses sugestivas y con poca ropa. Poco me masturbaba y mi desarrollo sexual había sido más bien lento, aún me gustaban los dibujos animados y realmente tenía una idea muy vaga de lo que es tener algún tipo de relaciones sexuales, solo sabía que era algo que ocurría entre hombres y mujeres.
Me gustaba verle la ropa interior a las mujeres, estando con mis amigos por una apuesta en una ocasión le levanté la falda a una sirvienta y ella se lo comentó a mis padres, me llamaron la atención enfrente de ella pero reconozco que mi padre debió haber estado muy orgulloso de su hijo por esa travesura porque no recibí castigo alguno.
Mi primo Ernesto dejó la cortina de la ducha abierta por lo que podía observarlo desnudo mientras hacía el rito de la limpieza, vi su cuerpo más desarrollado que el mío y su verga no del todo excitada llena de pelos, por ser el único niño de mi casa yo nunca había visto a otro hombre desnudo y mucho menos bañándose, aunque me gustaba hacer ejercicio al aire libre nunca me gustaron los olores a sudor de los gimnasios y más bien me sentía incómodo en ellos.
Al salir de la ducha, Ernesto se secó y me dijo para mi tranquilidad que éramos iguales y que hasta usábamos la misma ropa interior, estando desnudo sacó un calzoncillo de su cajonera y me pidió que lo comparáramos para ver cuál era más grande, como era tan alto como Él pero siendo más delgado yo le dije que el suyo, sin embargo Él me dijo que para estar seguros tendría que ver el mío.
Sintiendo una excitación extraña en mi entrepierna y como estábamos solos en su casa decidí demostrarle que su calzoncillo era más grande, con un poco de vergüenza me bajé mis pantalones cortos y los puse a un lado y me quite mi calzoncillo.
Ernesto extendió su calzoncillo en la cama comprobando que ambos eran blancos y hasta de la misma marca y después al poner el mío arriba vimos que era ligeramente más pequeño que el suyo, lo que había supuesto porque Ernesto era mayor; para ese momento yo tenía mi verga ya excitada y no entendía que me pasaba ya qué esto me ocurría siempre al ver mujeres, sin embargo al igual que Yo también Ernesto tenía su verga parada.
Mi primo Ernesto me dijo: que bueno que tu verga esté parada así podemos ver quien la tiene más grande, con algo de envidia porque mi verga aún no se había desarrollado totalmente yo sabía que era la suya, pero accedí a participar en la comparación. No podía entender por qué me estaba pasando esto, nos pusimos de frente sin tocarnos y Ernesto dijo que eran muy parecidas, ambos teníamos la misma forma con glande y habíamos sido circuncidados, y para mi pesar comprobamos que la suya era más larga y ancha cubierta de pelos mientras que la mía menos desarrollada no mostraba tanto bello como yo hubiera querido.
Mi primo Ernesto siempre tomaba la iniciativa, aunque las cosas eran parejas era el quien siempre hacia algo nuevo para después imitarlo yo.
Mira lo que voy a hacer me dijo y acomodando su verga entre sus piernas la ocultó diciéndome mira: no tengo nada así son las mujeres de allí, lo miré por adelante y era como el decía pero por atrás su pene se veía entre sus nalgas, luego me dijo no duele nada ahora has tú lo mismo, y yo lo imité y el me miró por ambos lados, era una sensación extraña tener mi pene entre mis piernas, después lo haría solo cuando me bañaba.
Habían pasado ya tres horas y tenía que irme a mi casa, podrían llegar mis tíos; esa noche en mi cama estuve recordando todo lo que sucedió con Ernesto y continuaba excitado.
Otro día que fui con mi primo Ernesto de nuevo teníamos la casa solo para nosotros porque mis tíos por haber ido a un retiro llegarían hasta la noche y por otra parte sus hermanos mayores estaban en el futbol así que estuvimos jugando con sus juguetes y de repente empezamos a luchar por conseguir un carrito, estuvimos jugando-forcejeando un rato y notaba que Ernesto me hacía Tijeras con sus piernas y en ocasiones se apretaba contra Mi pero como éramos del mismo tamaño yo también podía ponerlo las menos veces en predicamentos sin embargo yo sabía que Él era más fuerte por su propio desarrollo, luchamos por el carro hasta que yo lo gané y luego me dijo que le gustaría ver si me habían crecido más pelos en mi entrepierna, que podríamos intercambiar nuestros calzoncillos porque eran prácticamente iguales, a mí me pareció inconcebible pero no lo quise contradecir en ese momento.
Anda vamos a bajarnos los pantalones.
Como antes ya lo habíamos hecho accedí sin mucha vacilación.
Ambos nos bajamos los pantalones y volvimos a comparar los calzoncillos, si el suyo era muy diferente le diría que no quería hacer el intercambio, al hacer la inspección de mi progreso ambos teníamos la verga bien parada y mi primo Ernesto me dijo que le gustaría que pusiera mi verga entre sus nalgas para saber que se siente, estando parados él se acomodó adelante de mí dándome la espalda, abrió sus nalgas y acomodé mi excitada verga en su rayita, mientras estuvimos juntos de esa forma me pareció muy placentero que una piel distinta a la mía tocara mi verga y cuando se quitó me dijo que se sentía bien, y que como éramos iguales yo también sentiría bien y debería probarlo.
Como estaba excitado accedí y Ernesto se acomodó detrás a mi espalda e imitando lo que antes hizo mí primo abrí un poco mis nalgas y El acomodó su verga excitada en ellas. Al estar acomodados tomó la iniciativa y me pasó lentamente los brazos por la cintura y con sus manos jugaba con los aun pocos pelos de mi verga que ahora estaba más parada, recuerdo que esa sensación me excitaba mucho y aunque a mí me gustaran las mujeres y estoy casado y disfruto el sexo con mi esposa y con otras mujeres este recuerdo no deja de venir a mi memoria y excitarme.
Ese día hasta ahí llegamos y me fui a dormir esa noche pensando en lo que hicimos mi primo Ernesto y Yo.
Nos volvimos inseparables y en ocasiones jugábamos luchas mismas que sin llegar a lastimarnos se hacían cada vez más intensas sobre su cama, en ellas Ernesto me aprisionaba con sus brazos o con sus piernas al hacerme tijeras pudiendo tocar todas las partes de mi cuerpo, otras veces Él se dejaba aprisionar y al final repetíamos nuestro juego especial de ponernos la verga del otro en nuestras nalgas, yo sabía que no estaba correcto pero la excitación de ese momento me ganaba y aceptaba hacerlo.
Al pasar más tiempo juntos empezábamos a hacer las cosas en forma diferente, al principio lo hacíamos ambos estando parados y solo nos bajábamos los pantalones y los calzones pero al poco después empezamos a hacerlo acostados en su cama ambos de lado y con menos ropa, en una ocasión estando Yo detrás Ernesto apretó sus piernas y oprimió mi verga descubriendo una sensación nueva, luego al tenerme Él por detrás como siempre me pidió hacer lo mismo, Yo estaba muy excitado porque sabía lo que Ernesto sentiría al apretar mis piernas pero al hacerlo el sorprendido fui Yo al sentir su miembro en mi rayita con mayor intensidad; después al estar a solas aun me resistía a creer que esto me excitara tanto cuando recordaba el sentir su dura verga caliente acomodada en mis nalgas y como en ocasiones cuando Él me apretaba un poco al acomodarse detrás de Mí la punta de su verga rozaba mi ano, esto me tenía muy confundido porque a Mí me gustaban las mujeres no los hombres.
Cuando empezaba nuestro juego especial era primero Yo quien ponía mi verga en sus nalgas y después Ernesto me lo hacía a Mí, al principio solo me pasaba los brazos por la cintura para jugar con los pelos de mi verga, pero después también jugaba con mi verga, cuando Él me tenía desde atrás yo sentía rozar su bello en mis nalgas me acariciaba no solo mis pelos y mi verga sino mi vientre y muy disimuladamente mis nalgas y mis caderas, al tiempo que se unía hacia Mí, podía sentir su pene en mi raya y el roce de su pecho con mi espalda; nadie había hecho esto antes conmigo, sentir su mano tibia tocando mi verga me excitaba a todo. Cuando yo lo tenía de atrás lo acariciaba un poco pero debo reconocer que yo era el que hacia menos de los dos porque más disfrutaba recibir esas caricias que además eran excitantes.
Al poco tiempo ocurrió un problema familiar y mi Papá se cambió de trabajo debiendo mudarnos a otra parte de la ciudad, ahora yo veía a mi primo Ernesto cuando visitaba a mis abuelos lo cual hacía del viernes al domingo, especialmente los fines de semana que mi papá no estaba en casa, llevando una pequeña maleta con ropa para dos días.
La ultima ocasión que nos vimos (al llegar no sabía que sería la última), fui como siempre a su casa y sus papás se habían ido con sus hermanos mayores y no regresarían hasta la noche, de nuevo estábamos solos y podríamos jugar a lo que quisiéramos.
Después de jugar con los juguetes, decidimos hacer nuestro juego especial, debo reconocer que yo también ya lo deseaba por la excitación que me producía, particularmente cuando El tenía su verga en mis nalgas, para ese tiempo ya nos quitábamos toda la ropa en su cuarto.
Ese día Ernesto agarró mi calzoncillo diciéndome que se quedaría con él, yo le dije que mi Mamá notaría el faltante y empezamos a luchar-forcejear por el calzoncillo estando sin ropa, sobre su cama me lancé por recuperar mi prenda y El siguió detrás de mí, esta vez hizo valer su peso quedando sobre mí que me encontraba boca arriba y excitado, podía sentir su verga clavarse como un objeto contra mi pierna derecha y mi verga ser aplastada con todo y huevos con su pierna izquierda, como no podría moverme por su peso le pedí que me soltara un poco, aproveché la situación para tratar de zafarme pero quedé boca abajo con mis nalgas arriba y El quedó sentado sobre mis piernas, sentí su verga excitada clavarse de diferente forma en mis nalgas. Se había subido sobre mí con la verga bien parada en mi raya y su pecho oprimiendo mi espalda, inútilmente continué forcejeando para liberarme pero sin saberlo estaba en una cárcel de la que no podía salir.
Lo que sigue lo recuerdo muy bien: Mi primo Ernesto me dijo: Ya te vas a ir pronto de aquí y quiero cogerte, tu culito me gusta mucho.
Yo: Por favor no lo hagas porque me puedes lastimar tengo miedo. El seguía usando su peso sobre Mí y oprimiendo con su dura verga en mis nalgas, cualquier intento de escapatoria o movimiento de mi parte lo calentaba más y Yo aún continuaba excitado con mi verga aplastada contra la cama.
Ernesto: Si te aflojas no te voy a lastimar pero te va a doler un poco al principio.
Yo: No por favor no hagas esto, esto está mal.
Ernesto continuaba encima de mí, con una mano sostenía mi cuello y con la otra me empezó a acariciar mi espalda y mis nalgas estrujándolas como nunca lo había hecho en nuestro juego, fue metiendo despacio un dedo en mi ano y me sentí realmente incómodo.
Yo: No me gusta lo que me haces, deja de hacer esto.
Ernesto: Crees que por ser hombre y tener una verga no te puede pasar nada.
Yo: Pero yo no sé qué es lo que estás haciendo.
Ernesto: Te voy a hacer lo que tu Papá le hace a tu Mamá en la cama, te lo haré como lo hacen los mayores ya verás cómo vas a aprender y hasta te va a gustar…. Voy a untar una crema que nos ayudará un poco pero quiero que te aflojes como cuando te van a poner una inyección, sabes que duele menos cuando coperas y te aflojas… No se te ocurra salir corriendo porque no te puedes ir estando desnudo y además te puedo volver a atrapar.
Como vi que mi situación era irremediable decidí que no podría hacer nada.
Empezó a untar la crema en su verga, en mi raya y luego en mi ano, volvía a meter el dedo esta vez metiendo más crema en mi ano, estuvo con el dedo en mi ano un rato y cuando hacía esto último noté que continuaba excitado aunque dolía un poco. Después volvió con todo su peso sobre mí trasero y me agarraba de la espalda, cuello, brazos sin retirarse completamente de mí como queriendo asegurarse de que no intentaría escapar.
Ernesto: No sabes cuando he deseado que llegara este momento, espera y verás.
Se incorporó y me pidió abrir mis piernas, si lo hacía con mis piernas cerradas me dijo que me lastimaría por lo que accedí a abrir mis piernas, después de las caricias que nunca me habían dado yo estaba bien excitado con mi verga contra la cama, aun no sabía lo que sentiría después.
Ernesto se levantó un poco y empezó a oprimir su verga contra mi ano como cuando se toca una puerta, recordé cuando me rozaba mi ano al acomodarse detrás de mí, después de un par de intentos, la entrada de mi ano fue cediendo terreno y dejo pasar un poco el glande, tenía miedo y sentí una incomodidad terrible ganas de hacer del baño pero no dolor; conforme oprimía Ernesto, lentamente el glande se fue haciendo paso sobre mi estrecho ano y sentí un dolor, por lo que gemí.
Ernesto se detuvo diciendo: Mira ya está entrando fácil aguanta un poco lo haré más despacio para no lastimarte.
Yo solo pujaba y gemía por las sensaciones que recibía y lo dejaba hacer, continuó metiendo su verga oprimiendo lentamente y empecé a sentir más dolor por lo que gemía y movía mis brazos a los lados y con mis manos apretaba la sábana.
Yo: Ernesto detente porque me duele, espera aun nooo nooo ohhh. Pensaba en como soportaba mi Mamá este dolor.
Ernesto: Al principio duele un poco pero después verás que se irá el dolor. Esto apenas lo pudo decir por lo excitado que estaba, ya su respiración estaba muy agitada.
Siguió metiendo su verga dentro de mí y mi ano cedía el espacio que su verga estaba reclamando hasta que sentí sus pelos y sus huevos rozando mis nalgas y se detuvo, haciendo esto el dolor también disminuyó un poco, el roce con mis nalgas me recordaba nuestro juego especial por lo que continuaba excitado, se acostó sobre mi espalda cuidando de no poner todo su peso porque ya sabía que me tenía donde y como quería. Con facilidad detuvo mis brazos con sus manos y sentí que estaba a su merced, continuó encima de mí por un rato sin moverse, yo tenía unas sensaciones completamente nuevas en todo mi cuerpo.
Empezó a moverse lentamente al tiempo que decía: Tu culito está muy apretadito y hay que perforarlo con mucho cuidado para no lastimarlo yo sé que esto te va a gustar como cuando me lo hicieron a mí, ten confianza y verás, no sacaba ni metía, solo empujaba hacia mí y ocasionalmente lo hacía con más ímpetu como queriendo masturbarse con mis nalgas pero esta vez por dentro de mi ano y me dijo: Empuja con tu culito hacia mí. No podía hacerlo por su peso, lo tenía encima pegado a Mí y apenas si podía respirar, al empujar hacia mi trataba de separarme de la cama porque sentía que mi verga se reventaría contra la cama, cuando atinaba a moverme solo un poco escuchaba que gemía diciendo: Si asiii, si asiii, si asiii.
Cuando mi primo Ernesto empujaba hacia mí lo hacía lentamente y pude sentir que el dolor se fue haciendo menos intenso y no me sentía tan incómodo, con cada embestida mi ano se acostumbraba más a su verga y al aumentar Ernesto un poco su intensidad en empujar hacia mí y yo empecé a seguir su ritmo con mis nalgas.
Ernesto: Ahora junta tus piernas, recordé como cuando apretaba mis piernas con su verga en mi raya, Siii apriétame la verga asiiiii con tu culito apretadito que se siente muy rico, se siente muy rico estar dentro de tu culito tienes unas nalgas muy ricas, aprieta mi verga, estas tan sabroso, ooohhh, aaahhh.
Mi primo Ernesto empezó a aplicar más presión contra mí y sentía que su verga tenía vida propia dentro de mí, yo continuaba siguiendo el ritmo de sus embestidas y después diciendo me voy a veniiiiiiiiir aflojó todo su cuerpo varias veces (que es lo que pasa cuando haces una paja) redujo el ritmo de sus embestidas para prolongar el placer que recibía, al tiempo que movía mis nalgas aprisionando su verga con mi ano comencé a sentir un líquido caliente moviéndose dentro de mí lo que debieron ser los chorros de su paja y así nos quedamos un rato.
Mientras Ernesto descansaba de su paja con su verga aun dentro de mí, me seguía acariciando por lo seguía excitado y manché la cama, la sensación de placer fue mucho mayor que con cualquier paja que me haya hecho.
Conforme pasaron los minutos la verga de Ernesto dejó de sentirse tan dura dentro de Mí y se salió retirando despacio su instrumento.
Ernesto: Mira Tú también te has venido, otro día vas a querer que te de más como lo acabamos de hacer pero por ahora esto está bien.
Como estábamos muy sudados tomamos una ducha para quitarnos los aromas. Me sentía muy extraño con miedo por lo que me había pasado, miedo de estar lastimado y no podía verlo a los ojos, Me vestí y me fui a casa de mis abuelos.
En la noche un dolor acompañado de ardor entre mis nalgas, mi raya y mi ano me recordaba lo que Me había sucedido. Mis abuelos me vieron un poco alterado y creyendo que tenía alguna gripa me dieron aspirina y me mandaron a la cama. Esta mezcla de dolor y ardor se quedó conmigo por más de un mes como un recordatorio de lo que me ocurrió, al poco tiempo entendí que para bien o para mal había perdido mi virginidad con mi primo Ernesto.
Después de ese día vi otro par de veces a Ernesto pero sin acudir a su casa, eventualmente dejé de frecuentarlo por lo que él hizo lo mismo y se retiró viéndonos en muy contadas ocasiones.
Decidí no contar eso que me ocurrió por miedo y vergüenza y porque quería pretender que nunca ocurrió y evitar que me volviera a pasar, empecé a entender que el tiempo cura todas las heridas.
El hecho de relatar aquí mi historia me sana más y ya en mi adultez reconozco que el recuerdo de lo que aquí les relato y en especial de mi primo Ernesto aún me excita pero algo me ayudó a superar esta situación.
Gracias por leerme. Cualquier comentario es bienvenido.
Lucas.
lucmtz@hotmail.com
La ayuda está en donde menos crees.
Hola mi nombre es Lucas, comenzaré diciendo que soy casado con tres hijos y tengo 48 años, soy moreno, el segundo hijo de una familia de cinco hermanos siendo yo el único hombre.
En mi relato anterior “Mi primera experiencia sexual’’ narré lo que su nombre indica lo cual ocurrió a mis 15 años siendo desvirgado por mi primo Ernesto.
Vivíamos en una ciudad grande de la provincia de México y por razones del trabajo de mi papá nos habíamos salido de casa de nuestros abuelos paternos, esta historia me ocurre a mis 16 años viviendo con mi padre de 46 años a quien por su trabajo viajaba constantemente y en ocasiones no lo veíamos hasta por tres semanas y con mi madre de 36 años que estaba dedicada a nosotros sus 5 hijos.
Yo aún llevaba el recuerdo de lo que me había pasado hacia un año y trataba de llevar mi vida lo más normal posible, estudio, juegos, Etc. No era muy feliz pero de alguna manera decidí que no continuaría triste.
Aunque mi cuerpo no me dolía, me frustraba excitarme y ver mi verga parada por ese recuerdo que yo había decidido callar.
Yo seguía admirando a las mujeres de mi vida, a mi madre que a sus 36 años estaba de muy buen ver, en una ocasión mi padre durante el desayuno jugando le dio una nalgada a mi mamá y esto disparó algo en mí. Comencé a tener fantasías donde yo le hacía a mi mamá lo que mi papá le hacía en la cama.
Por esa época ya había caído algo de pornografía en mis manos y habiéndola estudiado con excesivo cuidado tenía fantasías con mi madre y le observaba su cuerpo joven aun viendo primeramente su trasero y sus muslos sin omitir sus pechos que eran de buena talla y que en algún momento mamé, cuando estaba solo en casa disfrutaba el aroma de la ropa de mamá pero más me atraía el aroma de mi abuela de 61 años, un día mi abuela estaba en la ducha y había dejado uno de sus vestidos sobre la cama detecté un cierto olor en el que me parecía particularmente agradable y excitante. Mi abuela tenía una hermana que no se casó a quien decíamos miss Jenny que a sus 56 años tenía un cuerpo que llamaba mi atención era rubia, blanca de ojos azules y menuda, en un viaje que hice con ella por carro a su pueblo, teniendo yo 12 años recuerdo que me excitaba solo de ver sus piernas separadas al conducir, teniendo una falda que le llegaba a las rodillas.
Aunque amaba a mi padre quien era una persona en ocasiones muy difícil era un secreto a voces que cuando no estaba en casa todos vivíamos más tranquilos, lo que ocurre aquí sucedió durante uno de sus viajes más largos; era el tercer fin de semana que mi padre estaba ausente y mis hermanas habían ido a pasar la noche con unas primas, estábamos solos mi mamá y yo.
Era verano y la ciudad donde vivimos era muy cálida por lo que yo siempre dormía en mis calzoncillos por tener mi cuarto propio y mi madre me pidió que fuera a su habitación y me puse un short sobre mis calzoncillos y al llegar con ella me senté en su cama y empezamos a platicar, yo he platicado y aun platico con mi madre de todo, platicamos de las mujeres sobre cuales me gustaban más y me dijo que adivinaría mis gustos porque por ser mi madre ella me conocía al revés y al derecho, yo le aposté que eso no podría ser posible ya que mis gustos especialmente en mujeres eran muy personales y según yo los tenía muy escondidos por lo que no era posible que pudiera adivinarlos.
Me dijo, no porque estas algo crecido no voy a saber eso de ti (el bello en mi entrepierna aún no se poblaba del todo aunque mi pene ya estaba más grande) así que apostemos algo si tu ganas te hago tu comida favorita si yo gano me harás un favor que yo diga. No tenía nada que perder yo siempre le hacia los favores a mi mamá.
Me mostró una revista de mi padre y me dijo que indicara las tres modelos que más me gustaran marcándolas con una X, si ella atinaba al menos a dos ganaba, me pareció que pronto disfrutaría de mi comida favorita y acepté la apuesta. Con solo ver la revista empezaba a sentir excitación en mi entrepierna cosa que mi mamá ha de haber notado en su momento.
Me dijo el nombre de una modelo y atinó, el segundo nombre consideré marcarlo porque realmente era difícil escoger solo tres modelos de la revista sin embargo mi madre atinó el tercer nombre lo cual decidió la apuesta.
Acepté mi derrota y esperaba que me encargara a ir por refrescos o cualquier otro mandado pero mi madre dijo: quiero que me muestres ahí abajo, yo lo he visto desde que naciste y cuando eras niño, desde hace mucho que no te lo he visto y quiero saber cómo lo tienes ahora.
Por supuesto me daba vergüenza cumplir la apuesta especialmente en ese momento porque mi verga estaba empezando a crecer y aunque yo quería enseñarle algo digno en tamaño a mi mamá no quisiera que fuera una erección ya que me parecía irrespetuoso.
Anda dijo ella, acércate y quítate el short para poder ver tu cosa. Esta frase disparó un sin número de recuerdos en mí, me quedaría en calzones con mamá, tenía una excitación y quería que me los quitara para ver mi paquete, aunque tenía fantasías con mi mamá y cuando pasa esto pueden pasar más cosas.
Como mi madre exigía el cumplimiento de la apuesta me levanté de la cama y parado a un lado de ella me quite mi short, ella empezó a examinar en mis calzones, acercó una mano y con su dedo índice hizo a un lado el calzón y vio mi paquete por un lado y dijo: mira esta cosa que tiene mi hijo, ya tengo un hijo grande con pelos allá abajo y una cosota que va a hacer disfrutar a muchas mujeres.
Mientras mi madre me examinaba yo estaba callado y solo la escuche decir con voz entre cortada: Si?
Yo: Que?
Mamá (con la misma voz): Siiii?
Yo (haciendo una pausa): A ti todo mamá tú sabes que soy tuyo.
Mamá: Quiero que esta noche te duermas en mi habitación.
Mamá apagó las luces de su habitación dejando todo a oscuras, no podía ver nada me acosté a un lado de ella en donde dormía papá, escuché que se quitó su bata y yo me acomodé con mis calzoncillos como lo hacía siempre para dormir.
Pasando un rato sentí que me abrazó lo cual ha de haber sido ridículo porque para esas fechas midiendo 1.83 metros yo ya era más alto que ella con 1.72 metros, ella me estuvo abrazando un rato pero luego se acomodó de su lado dándome la espalda, le pedí que si podía abrazarla como ella lo había hecho y me dijo que si pero que ella ya estaba acomodada, por lo que me aproximé acercándome por su espalda y dándole un abrazo procurando no rozar mi paquete demasiado con sus pompis porque estaba sintiendo que mi cosa ya empezaba a tener vida propia. Pude sentir su calor de otra forma oler su cabello y estuvimos así hasta que ambos nos dormimos.
Al día siguiente mi madre me hizo mi comida favorita y continuamos siendo madre e hijo, le pregunté si podría abrazarla y demostrarle mi amor y me dijo que siempre es bueno demostrar el amor a los que amamos, a veces con un abrazo o con una caricia o un beso y también con nuestros actos. Siempre he admirado a mamá y no tenía duda de que me sentía atraído por las mujeres pero mis anteriores recuerdos aún me mantenían atrapado.
Al poco tiempo mi abuelo falleció y nosotros regresamos a vivir con mi abuela, a los 17 años entre a la universidad que quedaba unos pasos de a casa de mi abuela. Mi papá seguía haciendo sus viajes.
La casa de mi abuela era frecuentada por su hermana, mi Tía quien no se había casado y por lo cual nosotros éramos su familia más cercana a quien todos llamábamos miss Jenny, como ya me sentía mayor y deseaba ganar algo de dinero me ofrecí para ayudarla a podar el césped de su jardín, ella tenía podadora y acordamos que temprano al día siguiente realizaría el trabajo que debería ser muy sencillo y el dinero me caería bien.
Miss Jenny vivía a 5 minutos en auto de nuestra casa, a sus 56 años tenía un cuerpo que seguía llamando mi atención era rubia, de piel blanca lechosa, de ojos azules (por cierto mi color favorito) y no era delgada pero tampoco había engordado porque sin familia se dedicaba a ella misma era menuda de pies y manos pequeñas midiendo 1.56 metros, lo que contrastaba con mis 1.87 metros que yo tenía para esas fechas; si, Miss Jenny era bonita y lo único que sabía de ella es que no se casó porque tuvo una decepción amorosa.
Al llegar a su casa me recibió con ropa de jardín siendo esta una blusa clara algo holgada que dejaba ver sus brazos delgados y en ocasiones su sostén también blanco y unos shorts no muy ceñidos que le llegaban arriba de las rodillas, esto me permitía ver sus piernas aun torneadas así como el contorno de su cuerpo, sus sandalias que parecían acariciar sus bien cuidados pies.
Me indicó: ahí está la podadora, vas a cortar esta área del jardín y te dejo una jarra de limonada por si te da sed, yo voy a estar en casa adentro; comencé mi labor notando que el calor del día empezaba a hacerse notar por lo que determiné acabar lo más pronto posible. Como la podadora era manual a la mitad de mi trabajo me empecé a sentir acalorado y con sed, por lo que dí buena cuenta de la limonada, yo llevaba puesta una camiseta, short, tenis y gorra de beisbol, al poco rato comencé a sudar y mi camiseta empezó a mostrar lo que hacía unos minutos era limonada, estaba tan concentrado en mi labor que no noté que ella observaba mi avance de cuando en cuando, de repente salió y me dijo ven a descansar un poco pero le pedí que me permitiera terminar mi labor.
Tiré el pasto cortado en la basura, me ocupé de limpiar un poco la podadora y ponerla en su lugar, estaba todo sudado incluyendo mi short, miss Jenny me dijo: no te puedes ir así entra a la casa para que te refresques y te cambies.
Yo: En donde quiere que me siente a descansar.
Miss Jenny: Estas demasiado sucio, ve a la habitación verde quítate la ropa en el baño y entra a la ducha, en el sujetador esta una toalla que puedes usar yo buscaré algo que ponerte.
Mientras me estaba duchando miss Jenny entró y me dijo: Te puedes poner esta bata que era de tu Tío (su hermano), voy a poner tu ropa en la lavadora porque aunque estuviste en el área de los rosales del jardín tu ropa no quedó oliendo a rosas.
Terminé de ducharme y salí con mi bata que aunque me cerraba por estar corta apenas llegaba a cubrir parte de mis muslos.
Miss Jenny: Mira se te ve bien la bata de tu Tío.
Yo: Miss Jenny, se está burlando de mí?
Miss Jenny (acercándose por mi espalda): Mira tú espalda llena la bata de tu Tío completamente (mientras con sus manos recorría mis hombros) como haz crecido estas bien grandote y altote (ella medía 1.56 metros) con una espalda tan ancha como la de tu Tío y las caderas muy ceñidas así es como debe ser el cuerpo de un hombre (al tiempo que tocaba mis caderas) .
Yo: Si verdad? (Queriendo ser más bajo de estatura porque cuando se acercaba me apenaba su admiración por mi altura).
Miss Jenny: Bueno se te ve bien la bata de tu Tío aunque un poco corta de los brazos y de abajo, mientras sonreía un poco.
Miss Jenny: Ya estas fresco y ahora hueles muy bien, usaste suficiente jabón?
Yo: Más que suficiente (me gustaba sentirme limpio y el aroma del jabón pero no lo puedo describir).
Miss Jenny viéndome ahora de frente: Como crees que huelo yo.
Yo: Usted debe oler bien porque estuvo adentro casi todo el tiempo. Me empezaba a excitar un poco y como me gustaba mucho el aroma de mi abuela pensaba que sería el mismo.
Miss Jenny me miró de frente y extendiendo su brazo: Mira acércate y dime como huele.
Yo (viendo sus ojos azules): Huele a perfume es delicioso (nada que ver con mi abuela).
Miss Jenny ahora dándome la espalda: A ver dime como huele mi cabello.
Yo (esperando que oliera igual que su brazo me acerqué despacio llegando a su altura con una mezcla de curiosidad y una sensación extraña cuidando de rozar mi nariz con su rubia cabellera en forma delicada) : Huele a otro delicioso perfume.
No podía creerlo, yo oliendo el cabello rubio de miss Jenny demasiado cerca de ella y estaba disfrutando de su aroma, me empezaba a excitar con una mezcla de vergüenza y ganas de una paja cuando ella retrocediendo de espaldas hacia mi pegó su cuerpo con el mío lo que me hizo poner mis manos en sus hombros. No paraba de percibir su aroma, estaba embelesado.
Miss Jenny: Que es lo que tenemos aquí.
Yo: Lo siento miss Jenny pero no puedo evitarlo.
Miss Jenny, moviendo un poco su cadera rozando sus bellas nalgas con mi instrumento: Esto que ya lo han de haber disfrutado algunas jovencitas con suerte.
Y se apretó hacia mí, sus nalgas habían eliminado la poca cobertura que me daba la bata de mi Tío y ahora jugaban con mi instrumento oprimiéndolo y lo hacían mejor si yo doblaba un poco mis rodillas. Esto me recordaba lo que había pasado con mi madre por lo que esperaba que ahí acabara todo.
Contesté: Mas bien ninguna, pero si ha de ser con alguien me gustaría que fuera con alguien como usted.
Miss Jenny: Tenemos que poner un remedio y si no has estado con ninguna chica has de saber que esto es cosa de dos, este juego para mí nunca debe ser violento pero si apasionado, un hombre debe ser considerado y delicado con su compañera pero no pensar que nos podemos romper en cualquier momento.
Dicho lo anterior me pidió subir a la cama mientras ella se quitó la blusa, el short y sus sandalias quedando en sostén y bragas.
Miss Jenny: Yo te cuidaré y no haremos nada que no quieras hacer, deberás tener confianza en mí, te voy ya ir diciendo lo que necesitas hacer y empezó a acariciar mi cuerpo y a besarme.
Miss Jenny: Puedes acariciar con los labios, manos, brazos, piernas, pies al hacerlo con los labios no dejes saliva en la piel de tu compañera.
Miss Jenny me empezó a acariciar todo mi cuerpo primero con las manos y luego con los labios, me abrazó como atrapándome con sus piernas y brazos al tiempo que me besaba y acariciaba, estaba en una prisión de la cual nunca quería salir. Nunca nadie me ha besado así.
Mientras olía sus distintos aromas al mismo tiempo que sentía como la suavidad de su piel blanca como la crema empezaba a formar parte de mí, no podía creer que podía tocar las piernas que tanto me excitaron cuando era niño. Mientras Ella hacia lo que quería conmigo yo no podía dejar de suspirar.
Me pidió: Ahora tú has lo mismo.
Yo ya estaba a mil pero seguía sus indicaciones con avidez, empecé por darle un beso en la frente, cuando lo hice en su boca fue sin lengua porque nunca lo había hecho, luego como lo hizo ella recorrí su cuello a besos continuando hacia su hombro y brazo izquierdo, quería tardarme una eternidad en cada beso, ella tomo la iniciativa y de nuevo me besó en la boca rozando su lengua con la mía ese fue mi primer beso francés.
De lo excitado que estaba no podía decir palabra y como el cuarto estaba en silencio escuchaba sus suspiros lo que me excitaba más.
Se quitó su sostén mostrando sus tetas que eran de tamaño adecuado y muy mamables, me tomó con suavidad de la cabeza al tiempo que me decía “te gustan?” acercando mi cara y las acaricié y besé por un rato, ella correspondía a esto con más caricias y besos pero me empezaba a dejar hacer.
Vaya que le gustaba ser acariciada, llegué a su conchita que aún tenía sus bragas le di unos besos a sus bragas y luego a su conchita al percibir su aroma de mujer y perfume empecé a besarla con mas intensidad, el aroma que despedía me incitaba a continuar en ese lugar y me capturó, recorrí sus piernas que eran como de seda y sus pies que tenían un olor también invitante.
Hicimos una pausa ella para quitarse las bragas y luego me quitó la bata, verla hacer esto me puso como un loco y yo sabía que ya era de ella, vi su conchita en proporción a ella y su vello púbico abundante muy distinto a de la pornografía que había visto, quería que el recuerdo de su cuerpo desnudo se quedara grabado por siempre en mi memoria; se tendió boca abajo y vi su espalda acorde a su talla que aunque menuda podía sostener todo mi mundo, acaricié sus pies, fui subiendo sus piernas acariciando y besando sus pantorrillas, sus muslos hasta llegar a sus bellas nalgas con una forma fenomenal, las acaricié y besé por un buen rato metiendo mi cara por su rayita oliendo y sintiendo todo lo que podía, sus suspiros se habían convertido en gemidos cuando me dijo ven.
Cuando me acerqué completamente excitado con sus delicadas manos tomó un poco de crema y la fue poniendo en mi verga tomándose su tiempo para acariciarla un poco, era imposible para mi creer que esas manos estuvieran tocando mi área más sensible, después se recostó boca arriba y me fue guiando hacia su conchita, al primer contacto sentí una pequeña resistencia misma que se fue desvaneciendo conforme mi verga fue entrando y tomando el control de ese aposento húmedo y acogedor, permanecimos abrazamos alargando el momento y yo cuidando de no poner todo mi peso sobre todo su cuerpo.
Miss Jenny tomó la iniciativa empezando un movimiento rítmico apretando sus piernas y agarrando mis nalgas con sus manos me atraía hacia ella lo que me provocaba muchas sensaciones que se distribuían a todo mi cuerpo, al oír sus gemidos me excitaba más, en un rato no pude más y sentí que mis jugos salían hacia sus adentros.
Miss Jenny: Ohh que rico se siente esta lechita, no sabes cómo me estas poniendo, sentí unos espasmos diferentes que provenían de ella al mismo tiempo que aumentaba el tono de sus gemidos.
Cuando terminó permanecimos abrazados un buen rato platicando de cualquier cosa que se nos ocurriera.
No me importaba que fuera mi Tía, Yo me sentía realmente agradecido y afortunado de haber recibido sus favores y ahora la quería más y por lo tanto le hice el comentario diciéndome ella después: Mira cuando dos personas que distinguen lo bueno y lo malo hacen algo en consentimiento y no afectan a nadie más, lo que hicieron no puede estar mal.
Yo: Miss Jenny Nos volveremos a ver para repetirlo?
Miss Jenny: Por supuesto el césped del jardín crece muy pronto y además puedo tener otros trabajos para ti.
En nuestro siguiente encuentro llegué a cortar el césped pero me dijo que me olvidara de la podadora por lo que esta permaneció en su lugar las demás veces que fui, fue con ella con quien puse en práctica muchas de las cosas y fantasías que podemos ver en la pornografía que como dije antes leía con avidez todo lo que pudiera conseguir, tuve intimidad con miss Jenny 6 maravillosos años y lo que voy a describir a continuación no ocurrió en un solo día sino en encuentros que tuvimos a lo largo de este tiempo.
Miss Jenny me dijo que en el sexo el aseo era una cosa de primerísima importancia por lo tanto en ocasiones debía de tomar una ducha si no cumplía los requerimientos porque ella siempre olía a cielo y en otras ocasiones nos metíamos a la bañera a platicar como yo no cabía del todo en la bañera normalmente y a mí me tocaba entrar primero y luego ella tomaba su lugar viéndome de frente o de espalda gustándome ambas formas porque tienen sus ventajas y desventajas. Me gustaba enjabonarla antes y después de nuestra relación, quería ser su sirviente personal, conforme pasaba el tiempo le ponía crema en todo cuerpo, su piel debería ser tratada como la piel de una reina ya que eso era para mí, por lo tanto mantenía rasurada mi cara cuando estaba con ella para ella sintiera agradable el roce de mi cara con su piel.
Me atrevería a decir que miss Jenny no había tenido mucha experiencia pero definitivamente sabía más que yo. Después de los escarceos iniciales me gustaba irme a su conchita para que se calentara y se viniera primero al menos una vez, yo sabía que el sexo fuerte en estos menesteres es el femenino. Cuando le mamaba su conchita sintiendo su calor y jugando con su clítoris me sentía extasiado y si tenía suerte de sentir un bello púbico lo tragaba para sentir una parte de ella dentro de mí, abría sus piernas y tomaba sus pies con mis manos acariciándolos, masajeándolos y me gustaba sentir como apretaba su conchita a mi boca ella se ponía dura dura y al principio suspirando y luego gimiendo, note que no era de mamar verga, solo la acariciaba por lo que desistí.
Yo estaba a su entera disposición y era de su exclusiva propiedad cuando ella lo quisiera yo iba, pero ella me cuidaba y siempre me pedía ir cuando sabía que podía ir, era una mujer que sabía lo que quería y le gustaba tener el control, por su carácter creo que le hubiera gustado ser hombre para hacer su santa voluntad, sin embargo el control lo perdía por momentos conmigo y eso me deleitaba, en una ocasión intentando hacer un 69 estando yo abajo miss Jenny acomodaba su cabeza en la zona de mi pene rozándolo con sus cabellos rubios y acariciaba con sus manos y brazos mis muslos y mis piernas, para mí esto era suficiente, yo buscaba con mi lengua su conchita y todo lo que pudiera encontrar en ella, ese día fue especial porque pude llegar hasta llegar a su ano, al cual tuve el privilegio de besar en más de una ocasión posteriormente, ese día vaya si perdió el control porque oprimía su conchita contra mi boca y mi cara con un frenesí que no había visto antes, yo solo sabía que se había venido por mí lo cual me hacía sentir muy feliz porque yo estaba para miss Jenny, poco a poco me estaba haciendo suyo y de nadie más.
Disfrutaba quitándole con sumo cuidado su ropa, “trata a la ropa como a su dueña”, me gustaba que se tendiera en la cama boca abajo con sus bragas puestas me excitaba ver su cuerpo semi desnudo y yo sabía que le daría besos de los pies a la cabeza primero con las bragas puestas, después con mucho cuidado las retiraba con algo de su ayuda y volvía a recorrer de nuevo todo su hermoso y delicado cuerpo con mis manos, con mi boca a besos y acariciando con mis labios, mis brazos y mis piernas. Por la diferencia de estaturas ponía mi cara en sus nalgas lo que me permitía besarlas de mil formas y al mismo tiempo acariciar sus piernas y particularmente sus pies sintiéndome totalmente subyugado a su voluntad y de su propiedad, rozaba y acariciaba su ano pero para mí era algo más, era tabú, en esa posición disfrutaba acomodarme encima de ella con mi pene en su rayita por lo que ella procedía a apretar sus nalgas dándome un enorme de placer, en una ocasión no pude contenerme y me vine, diciendo: los accidentes pasan pero viendo porque pasan podemos evitarlos.
Otro día estando en esa posición una ocasión me dijo: Ahora quiero que penetres mi conchita desde atrás estando yo boca abajo, por lo que paró un poquito sus nalgas y abriendo sus bellas piernas adoptamos esa posición, por ser más grande que ella en ese momento disfrutaba abrazando su torso, espalda, hombros y acariciando sus tetas, sus nalgas, podía oler cabello y besar su cuello y oídos, al entrelazar nuestras manos y vi el contraste de mi piel morena y su piel blanca como la leche lo cual me excitaba más, empecé embistiendo suave pero firme y retirando un poco, pude notar que ella también lo disfrutaba, miss Jenny determinaba el ritmo y yo loco la seguía a la intensidad que ella marcara, así la seguiría al fin del mundo yo era suyo pero empezaba a sentirla toda mía especialmente cuando levantando la parte baja de sus piernas comenzó a acariciar mis nalgas y mis muslos lo que aumentaba más nuestras sensaciones.
Tomarla por detrás se convirtió en una de nuestras posiciones favoritas, después de nuestros escarceos iniciales y cuando ella ya estaba bien caliente se ponía en cuatro patas (de perrito) y levantaba un poquito sus nalguitas y yo empezaba a hacer lo mío, conforme pasaba el tiempo ella se iba bajando hasta quedar atrapada entre mi cuerpo y la cama, yo siempre cuidaba de no poner todo mi peso en su espalda pero si en mis embestidas, ella terminaba recostada boca abajo en la cama estando yo arriba, así nos quedábamos un rato hasta que mi verga se calmara un poco y ella lo pidiera.
En nuestro último año estando en mi posición favorita con miss Jenny boca abajo me dijo que le gustaría que se la metiera por el ano, para ese entonces yo rozaba y acariciaba su ano sin intentar penetrarlo lo hacía con boca o lengua solo para oler el calor de su cuerpo el cual sentía que se había vuelto una parte de mí.
Yo: No estoy seguro que queramos hacerlo (lo dije basado en mis memorias).
Miss Jenny: Bueno yo soy la que decido que se me hace o no? No había necesidad de contestar esa pregunta, siempre teníamos crema lubricante a mano. Tomó la crema y la untó en mi pene como ella sabía hacerlo, dijo ahora quiero que pongas crema en mi rayita y abajo.
Empecé a hacer lo que me había ordenado y al poco rato me dijo con lentitud mete un dedo y así lo hice, estuve masajeando su ano un rato y ella empezó a suspirar y gemir, sentía que con su ano intentaba aprisionar mi dedo, fui solicitado a meter dos por lo cual utilicé mas crema, no quería lastimarla en forma alguna, besaba sus nalgas como algo sagrado y me podía pasar toda la vida haciéndolo hasta que me dijo estoy lista, yo continuaba muy excitado pero una gran cantidad de recuerdos vinieron a mí.
Ella se acomodó un poco abriendo las piernas y puse mi pene en su rayita asegurándome que el glande iniciara la opresión a su virgen ano, la entrada de su ano empezó a ceder dejando entrar un poco mi glande, que se fue haciendo paso sobre su estrecho ano, por lo que gimió un poco.
Miss Jenny pujaba y gemía por las sensaciones que recibía mientras yo sentía que una mano muy fuerte estaba oprimiendo mi pene y esa sensación me gustaba, fui metiendo más mi pene siempre oprimiendo lentamente como cuando Ernesto me lo hizo. Miss Jenny solo decía ohhh!!! Aaaahhhh!!!.
Seguí entrando en miss Jenny y su ano cedía el espacio que mi verga reclamaba, hasta que sentí mi vientre rozando las nalgas de miss Jenny y me detuve, yo continuaba excitado y el roce de mis pelos con las nalgas de miss Jenny mismas que yo adoraba acrecentaba mí excitación, me acomodé sobre su espalda cuidando de no poner todo mi peso y la a acaricié como en nuestra posición favorita. Yo la acariciaba y la besaba en la espalda, en el cuello en sus oídos, en su rico pelo rubio teniendo unas sensaciones en mi pene y en la piel que no había sentido.
Yo no sacaba ni metía, solo empujaba hacia miss Jenny ocasionalmente aprisionando sus nalgas y ella empezó a empujar con su culito hacia mí. Esto era el paraíso, Sigue asiii, sigue asiii, dámelo todo y aumentamos la intensidad yo empujando hacia miss Jenny y ella marcando el ritmo con su ano aprisionando mi verga, desearía que nunca terminara este momento.
Solo decía ohhh miss Jenny también estaba suspirando y gimiendo de placer, miss Jenny me voy a veniiir, me voy a veniiir, ohh miss Jenny soy suyooooo.
Al terminar continuamos abrazados en esa posición buscando prolongar el momento, hasta que mi verga empezó a bajar su intensidad y pude retirarme, nos abrazamos y nos dormimos.
Estaba seguro que quien no se casó con miss Jenny había cometido el error de su vida. Me armé de valor y me atreví a preguntar porque no se había casado, miss Jenny me dijo con aquella seguridad que me gustaba de ella: Tuve muchos pretendientes y entre ellos había uno muy especial a quien yo quería mucho pero por cuestiones de la vida nuestro matrimonio no pudo darse, si de algo sirve lo que me paso te puedo decir que no dejes que un mal momento o una mala experiencia arruine el resto de tu vida; de lo que te dé la vida: acepta lo bueno pero con lo malo muchas veces tienes el control de decidir como te va a afectar. Te pareces mucho a tu abuelo (el papá de mi mamá) pero mi familia en ese tiempo no aceptaba mi relación con alguien que tuviera una piel diferente, apaga la luz y veras que la piel es piel no importa el color sino el calor que con ella se da, me gustaba abrazarla con mis largos brazos y sentirla cerca para protegerla y demostrarle mi cariño.
Miss Jenny: Hay líneas que se pueden cruzar si tienes el valor, cuando te vi creciendo con tu forma de ser, me gustaste tanto que por egoísmo decidí que estaría contigo porque preferí arrepentirme de algo que yo haya hecho que arrepentirme de algo que nunca hice, también hay líneas que no se pueden cruzar y una es la de la vida; yo ya estoy llegando al ocaso mientras que tú tienes toda tu vida por delante, pronto tendrás una novia y querrás dedicarle toda tu atención a ella y eso está bien porque es la ley de la vida, si te dedicas a hacer feliz a alguien tú también serás feliz, estoy segura que cuando alguna muchacha te pruebe si no es tonta no te va a poder dejar.
Yo: Pero yo solo quiero estar con usted, no podría vivir sin usted.
Miss Jenny: Esto que dices es muy hermoso, me halaga y yo también lo quisiera pero realmente es bueno para Mí pero no para Ti, con el tiempo te darás cuenta y Yo he aprendido a quererte y como siempre te cuido tendrás que confiar en Mí.
Cuando comprendí estas palabras empecé a sentir alivio con la carga que había venido sosteniendo desde los 15 años y con el tiempo estas palabras han hecho que miss Jenny tenga un lugar muy especial en mi corazón.
Aunque siempre veía a miss Jenny en nuestras reuniones familiares poco a poco nuestras reuniones de tipo sexual fueron disminuyendo y dieron paso a una convivencia cercana e íntima pero de tipo familiar, empecé a tratar algunas chicas y al igual que a mi mamá tenía que reportar a miss Jenny los sucesos.
Cuando me casé con Olga mí hoy esposa miss Jenny fue a nuestra boda dándonos su bendición, tengo una foto de nosotros novios con ella, me llamó la atención que al igual que mi madre nunca se comportó como una suegra pero eso es otra historia que no es parte de este relato.
Gracias por leerme. Cualquier comentario es bienvenido
Lucas
lucmtz@hotmail.com
Conociendo una tonta.
A mis 25 años ya estaba trabajando abriéndome paso en mi carrera con una vida desahogada, ya había conocido a algunas chicas pero ninguna había sido especial, cada dos Jueves el grupo de solteros de la oficina nos reuníamos en un bar en el centro de la ciudad, uno de esos jueves vi una chica que llamó mi atención, el siguiente jueves la vi de nuevo y ella se dio cuenta que la observaba, tenía que hablar con ella. Me presenté diciéndole que venía con compañeros de trabajo, me dijo que se Llamaba Magda y estaba con un grupo de amigos, le dije: me gustaría conocerte cómo te puedo localizar y me dio un teléfono para llamarla al día siguiente. Al llamarle platicamos un poco de lo que hacíamos cada uno y quedamos de vernos para desayunar el próximo sábado en un restaurante.
Cuando la vi continuamos nuestra plática tocando temas como nuestros gustos, aspiraciones, quedamos en que iríamos al cine y a cenar; me sentía cómodo con ella y esta ida al cine dio paso a más salidas juntos.
Magda era agradable a la vista a sus 28 años con una hermosa piel blanca ojos color miel pelo negro y un cuerpo bien formado que llamaba la atención, ella se sabía bonita y en más de una ocasión tomaba ventaja de esto; cada vez me gustaba más y deseaba salir todo el tiempo con ella, pero eso no sucedía por tener demasiadas cosas que hacer al ser ella el centro de atención de su grupo de amigos y porque su padrastro un político prominente requería que en ocasiones atendiera lo que llamaba cuestiones de su familia.
En una de nuestras salidas me dijo: Me gustas mucho tuve un sueño donde ambos estábamos muy abrazados acariciándonos sin ropa, esto dio pie a que en pocos días fuéramos a un hotel donde decidimos pasar una tarde juntos. Ese día quedamos de vernos en el centro, como siempre yo llegue primero con una camisa polo, jeans y tenis al poco rato la vi llegar vistiendo ropa deportiva blanca, una blusa ceñida que mostraba sus brazos y la forma de sus pechos y acentuaba su cintura con una falda de tablones no demasiado corta que cuando movía sus piernas al caminar te hacia querer verla porque descubría un poco sus muslos y unos zapatos tenis, al verla así parecía una deportista y me excitaba, nos saludamos y fuimos en mi auto a un hotel cercano, cuando llegamos a nuestro cuarto pude notar su timidez al estar conmigo a solas por primera vez en esta situación, continuamos platicando y nos empezamos a abrazar, al poco tiempo nuestros besos y caricias hicieron desaparecer la timidez como el sol al rocío matutino, conforme nos quitábamos la ropa pude ver su cuerpo joven, unas tetas de buen tamaño turgentes, sus nalgas paradas y unas piernas que mostraban que a menudo estaban ejercitándose en la cancha de tenis, es necesario repetir esto: con solo verla me excitaba, ya quería conocer ese cuerpo al más mínimo detalle, por lo que tan pronto me fue posible empecé a recorrerlo con mis labios; cuando me dijo necesito que me penetres lo hice por su conchita con mucha delicadeza al tiempo que sentía que ella aprisionaba mi verga al seguir el ritmo que ambos iniciamos, para mí no fue un mete saca sino un empuja retira que buscara acariciar su conchita prolongando las sensaciones, era indudable que ella conocía también de estos menesteres, al final me dijo: Hiciste que me viniera dos veces, he estado con otros hombres y esto me había pasado pocas veces. Conforme continuamos saliendo a mí no me importaba su pasado, más me importaba el presente que teníamos.
Como yo quería que fuéramos novios le pedí que deberíamos conocer nuestras familias por lo que dijo que su padrastro aceptó conocerme por lo que fuimos a su casa, que era un caserón enorme ubicado en una zona muy exclusiva, al llegar lo primero que vez son los guardias que queriendo pasar desapercibidos intimidan más con su presencia, llegamos a un despacho donde se encontraba su padrastro de nombre Alfonso de unos 55 años con 1.80 metros de altura y con algo de panza.
Me presente diciendo: soy Lucas Martínez Don Alfonso.
Mucho gusto Lucas, así que usted ha estado saliendo con mi Magda, a que se dedica usted.
Me gradué de ingeniero en la universidad y llevo 4 años en el área de informática en la compañía donde trabajo y hace unas semanas conocí a Magda y quisiéramos tener su permiso para salir juntos y conocernos mejor.
Joven usted tiene las puertas de mi casa abiertas, cuide mucho a mi Magda porque de todo lo que ve Ella es mi más preciada joya.
Continuamos con la plática social y en poco tiempo Don Alfonso nos dijo que sus obligaciones lo requerían por lo que me dijo se queda en su casa. Noté a Magda un poco pensativa pero no le di importancia.
Pasaron unos meses y veía que nuestra relación avanzaba en la dirección que yo deseaba y la familiaridad entre nosotros se hizo mayor, en una ocasión cuando queríamos hacer el amor, Magda me dijo: En lugar de irnos a un hotel vayamos a mi casa que es muy grande, podemos hacer el amor en mi habitación, no sabes cuánto deseo que lo hagamos ahí, fuimos a su habitación la cual era casi tan mas grande como mi departamento, con una cama enorme, muebles y espejos por todos lados, un gran vestidor y un baño privado con mas que lo necesario, nos desvestimos y empezamos a acariciarnos en la ducha, para esas fechas me permitía lavarla y enjabonarla como lo hacía con Miss Jenny, me sentía contento sirviéndole, dándole placer y tratándola como una la mujer que amas debe ser tratada, con delicadeza y como a una reina, me estaba sintiendo suyo la empezaba a besar en el vientre y pronto bajaba a su conchita, también me permitía besar sus nalgas y su rayita al tiempo que acariciaba sus piernas y sus pies como lo hacía con Miss Jenny ella ya me tenía confianza y me dejaba hacer entre suspiros y gemidos.
Estando en su habitación en una ocasión al terminar nuestra ducha dijo vamos a la cama quiero que me penetres en el ano, nos secamos y estando desnudos continuamos nuestro juego de caricias y besos, siempre me ha gustado disfrutar la piel de una mujer sin nada que se interponga entre nosotros, ni medias o joyas, cuando mucho un perfume lo que acrecienta el sentido del olfato porque los olores que vienen hacen excitante el momento. Continuando con mi trato de Reina comencé a poner crema en su piel lo cual la excitaba más a Magda le estaba ya gustando este rito y me dejaba hacer, nada como la piel suave agradable al tacto para hacer placenteras mis caricias, le pedí que se acomodara boca abajo y empecé a ponerle crema en sus nalgas y en su rayita estimulando su ano, ella correspondía con espasmos y gemidos, le metí un dedo acompañado por mas crema iniciando un ligero masaje y en poco tiempo me dijo:
– Estoy lista.
– Lo haré con mucho cuidado porque lo que menos quiero es lastimarte de alguna manera.
– Necesito que me penetres ya, no me hagas esperar ardo en deseos de comerme tu carne con mi culito. Unté crema en mi verga y la acerqué a su ano, mi punta tocó su ano haciéndola estremecerse, continué oprimiendo y tras una corta resistencia ya había avanzado más de la mitad, escuchaba sus suspiros y gemidos mezclados con placer y dolor
Continué metiendo mi verga despacio empujando, presionando poco a poco hasta que nuestros cuerpos se unieron, sentía como su estrecho culito apretaba mi verga con el mas mínimo movimiento yo estaba disfrutando de esa prisión celestial, esperé un momento y ella empezó a oprimir su culito hacia mí, lo que me producía unas sensaciones increíbles, mientras la abrazaba acariciando sus tetas y besando su pelo, cuello, oídos y espalda juntos nos movíamos a un ritmo lento dejándonos llevar por nuestras sensaciones, produciendo y escuchando gemidos y suspiros. Mis piernas rodeaban a Magda quien en ocasiones levantaba las suyas para acariciar con ellas mis nalgas, estuvimos un rato hasta que de pronto siento que unas manos empiezan a acariciar mis nalgas y al voltear vi a Don Alfonso diciendo:
– Con que así estas cuidando a mi Magda, que han estado haciendo y en mi casa, Magda déjanos solos.
– Magda bajo la vista diciendo lo siento, perdóname al tiempo que se retiraba.
– Puedo ver porque se está enamorando de ti, aparte de tener un buen cuerpo eres muy considerado con ella y esto la está conquistando pero haz de saber que no es para ti, ella es mi esposa y solo de una forma se podría ir de mi lado, Yo la dejo que juegue con otros porque ella tiene sus necesidades y yo las mías, en ocasiones me la cojo porque me gusta gozar su joven cuerpo pero también me gustan los hombres machitos como tú.
Pero don Alfonso, a mí me gustan las mujeres yo no soy gay.
He estado viendo cómo te coges a Magda y me has gustado, veo que sabes lo que es coger por el culo pero esta esta vez te tocará recibir, siempre he querido saber lo que es penetrar a alguien grandote y machote que le gustan las viejas, crees eso no te puede pasar porque estas grandote, en la cárcel hay tipos más grandes y rudos que tú y son sometidos como yo lo voy a hacer ahora, no te me iras vivo, aunque aquí no hay barrotes mi gente tiene orden de no dejarte salir sin mi aprobación así que estas en una cárcel y no tienes salida, de alguna manera tienes que pagar por cogerte a mi Magda todo este tiempo cabrón.
Viendo que no tenía salida no pude más que quedarme callado.
Don Alfonso se desnudó y vi que su verga que aunque flácida era más larga y gruesa que la mía, se tendió en la cama que hacía pocos minutos compartía con Magda diciendo acuéstate aquí a mi lado, y teniendo el papel de mujer empezó a acariciarme y se me acercó por detrás metiendo su verga entre mis nalgas, después de sentir que rozaba mi ano y mis huevos, sin penetrarme empezó a empujar su cuerpo hacia mí como fingiendo cogerme o queriéndose masturbar con mis nalgas, continuaba pegado a mi y podía oler su aroma, empezó a oprimir su cadera contra mis nalgas diciéndome acomódate ahora boca abajo, sentía su respiración en mi cuello aunque me acariciaba para excitarse no me besaba y continuaba oprimiendo su peso contra mi cuerpo, ahora tu oprime hacia mi quiero sentir tus nalgas apretando mi verga, quiero que me pares mi verga con tus nalgas, con estos movimientos su verga empezó a ponerse dura y en poco tiempo se vino en mis nalgas y me dejó mojado.
Retiró su verga que se estaba poniendo algo flácida y me dijo: Acuéstate ahora de lado, mira te estas calentándola tienes bien paradita, no que no te gustaba, me parece que si te está gustando y te va a gustar más de lo que crees, al principio te va a doler un poco pero si aguantas te voy a llevar al cielo y luego no vas a querer otra cosa. Yo me estaba acordando de lo que me había pasado con mi primo Ernesto.
Fue hacia una cómoda diciendo: Me vine ahorita rápido porque quiero durar más cuando tenga metida mi verga en tu culito al tiempo que tomaba una píldora con agua.
Como tú fuiste delicado con Magda yo también haré lo propio contigo porque no quiero lastimarte más de lo necesario para que te guste y quiero que juntos vayamos al cielo, dices que eres macho pero veras que al rato pensaras de otra forma.
Toma la crema y acaricia con ella en mi verga.
Por primera vez agarraría la verga de otro hombre, sentí en mis manos su pedazo de carne caliente y expectante y conforme aplicaba la crema sentía como se hacía dura de nuevo.
Ayyy que rico se siente pero sentiremos mejor cuando te coja por tu culito verás que te gustará ser mío y empezó a untar crema en mi rayita e introduciendo un dedo en mi ano untaba otro tanto de crema, se apoderaron de mi sensaciones de ligero placer mientras masajeaba mi ano diciendo este culito está tan apretadito como el de Magda y en un rato comenta parece que estamos listos; tomando su verga empezó a oprimir con ella la entrada de mi ano.
No te resistas, esto te va a gustar, sentí como su verga poco a poco se abría paso dentro de mi sin poderlo evitar, estando enojado c
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